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lunes, 15 de diciembre de 2014

MI VIDA COMO ZOMBI

¡Estoy contento! Sí, estoy contento. Ayer me enteré a resultas de esas frases lapidarias que últimamente se pueden oír por los medios de comunicación, en la televisión en este caso, que soy mucho más joven.
No es que estuviera viendo la “tele”, sino que más bien estaba enfrente de ella con la mente en ni se sabe qué planeta, cuando oí en un programa, que "los cuarenta de ahora son los antiguos veinticinco". Automáticamente mi mente aterrizó de su viaje interestelar, y esa vocecita que nos habla a todas horas, con la misma personalidad que aquella que te dice “su tabaco, por favor”, hizo cálculos inmediatos y me dijo: “si hay que quitar quince años, ahora tienes cuarenta y tres”.
Todo un mundo por delante. Ahora sí que estoy perdido, porque este vecino del mundo ya había hecho cálculos, y dicho el consiguiente ¡virgencita, que me quede como estoy!, ya había elegido vivir por la sombra y que los toros de la vida torearan los jóvenes. Pero en un pispás me han cambiado el mapa vital, y ahora estoy más perdido que Kiko Rivera en una biblioteca.
De todas maneras, en un mundo, el actual, donde la publicidad tiene mucho peso, vivimos regidos por frases. Desde las tristemente recordadas “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” y la aparición de los famosos “brotes verdes”, todo son frases que nos dirigen a un lugar que en realidad no es el nuestro. Una especie de éxodo, ahora que se ha puesto otra vez de moda la historia de Moisés, a un lugar al que nos quieren llevar que me da que no es la tierra prometida, sino más bien la vuelta atrás a ser esclavos.
Ya le dijeron a mi madre cuando nací, que había tenido un niño malpensado, y con los años no he cambiado. Cuando te sueltan mensajes que parece que caen del cielo, hay que plantearse el por qué.
Como buen cinéfilo hace tiempo  aprendí que si un personaje, por ejemplo, empieza poco a poco a toser, ya se sabe que cuando menos va a tener un grave problema de salud que le va a complicar la existencia en la película, porque en una historia con un metraje determinado solo se incluyen las cosas verdaderamente importantes para la trama. Por eso, nada más enterarme de que tengo quince años menos, lo primero que pensé fue: Espero que ni Rajoy ni sus ministros se hayan enterado, porque entonces nos ponen la jubilación como regalo a los ochenta años
Si desde el punto de vista empresarial ya somos viejos para los cincuenta, nos pasaremos treinta años como unos zombis en vida, mendigando por un lugar en el que ubicarnos.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 5 de marzo de 2014

¿DÓNDE ESTÁN LAS LLAVES?

Creo que es la primera vez que voy a comenzar el “post” con una pregunta:
¿A alguien de vosotros no os ha pasado alguna vez que queréis cerrar vuestro "edificio interior”, porque el horario de oficina mental ya está más que cumplido, y sin embargo, alguno de vuestros operarios de esa sección está dispuesto, más que a meter horas extras, a hacer lo que se denomina aquí “gaupasa”, o pasar la noche sin dormir, que normalmente suele ser de juerga, pero que en el caso de este vecino del mundo es sentir un reconcome interior que no le deja tranquilo?
Es como si el edificio de este vecino tuviera unas placas solares que se van cargando día a día con todos los datos exteriores, y el resultado es que la instalación general tiene mucha más carga de la necesaria, una especie de tensión sexual no resuelta con el mundo que le rodea, pero sin "polvo" por medio.  Es que eso de sexual, en este caso no es algo exterior, de aquí te pillo aquí te mato, sino algo interior. En el caso que este vecino comenta, “el-aquí-te-pillo-aquí-te-mato” te lo hace la vida diaria, y ya te da miedo hasta abrir tu puerta, porque violadores hay muchos, y además no descansan.
Como para ahora, alguno de mis lectores/as ya se habrá, más que rasgado las vestiduras, arrancado directamente, podemos emplear otro tipo de vocabulario, más de ciencia-ficción, y podemos hablar en lugar de violadores, de vampiros que te chupan toda tu energía, y si te descuidas, ya eres un zombi, un muerto andante, pero políticamente correcto, eso sí,  que comulga cada semana, si eres practicante, o que cumples con todas las normas sociales, pero que por dentro estás vacío.
Estábamos acostumbrados a tener un mapa mental de lo que iba a ser nuestra vida, y en qué lugar estábamos situados en cada momento, y el nuevo sistema, o el de siempre que ahora está más fiero que nunca, y ha mostrado sus garras salvajes, nos ha arrebatado el plano del tesoro, y ahora más que perdidos, parecemos un equipo de invidentes intentando jugar a fútbol, y algún cabrón ha cambiado, sin avisar, el balón de cascabeles por un balón oficial de la primera división.
Y mientras, estoy buscando las llaves de mi oficina interior, para llegar a algún consenso con los empleados destajistas. Espero dar con ellos, y convencerles, porque ésto es un sinvivir. 

*FOTO: THE CROOKED HOUSE (SOPOT, POLONIA)