Mostrando entradas con la etiqueta vidente. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta vidente. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de septiembre de 2017

¿DISFRAZANDO AL VICIO?


Muchas veces para ser “vidente” no hay que tener poderes extrasensoriales, o del tipo que sea, sino sólo fijarse en lo que nos rodea, en lo “evidente”. ¿De ahí el nombre?

Por ejemplo, y dentro de unos años, esperemos que no muchos, para que sean menos los afectados, tendremos problemas graves con los ludópatas, de esa vía, que hace algún tiempo, ya demasiado, el gobierno de turno aceptó al permitir las “casas de apuestas”.

Este problema se trató en este blog, ya va para dos años  (https://patxipe.blogspot.com.es/search/label/apostar), y ahora desgraciadamente el tiempo nos está dando la razón.

Estos días en los periódicos se empieza a entrever el problema empezando con el goteo de cifras.

Según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego del Ministerio de Hacienda y Función Pública, al rededor de 670.000 españoles apuestan como mínimo una vez al año, cerca de un 30% de los que lo hacen, unos 217.000 ciudadanos, tienen entre 18 y 25 años. Este grupo de personas, échense a temblar, es sólo superado por el de 26 a 35 años.

De acuerdo con los datos del Ministerio de Hacienda, solo en el segundo trimestre de 2017 se movieron en apuestas más de 1.400 millones de euros en España. Con lo cual la respuesta al por qué en su momento se dejó campar a sus anchas a las “casas de apuestas” es obvio: negocio para círculos cercanos, se presupone, al poder, e incluso para el Ministerio de Hacienda, que siempre lo rebaña todo. Aunque seguro, porque todo es opinable, y más cuando se trata de dinero, los políticos y abogados de los interesados, tendrán mil excusas, e incluso muchas más, para certificar  que el permiso para las casas de apuestas se tenía que haber dado incluso antes.

Para generaciones que han nacido con un teclado o con un móvil en las manos, en lugar de con un sonajero, las apuestas por internet son otra especie de juego disfrazado de una app de moda que mezcla deporte, sucesión de datos que da vértigo, y … apuestas. Y el vicio está disfrazado, por mucho que se diga en cada anuncio con la boca pequeña "prohibido a menores de 18 años", de noticias deportivas.

Uno de los puntos que menos le gustan a este vecino del mundo es el empleo de las voces y figuras de estrellas de la comunicación, radiofónica y televisiva, que entre jugada y jugada, dicen una y otra vez, con una naturalidad pasmosa, que ellos ya están apostando e intentan primero abrirte los ojos, para después violarte los bolsillos mientras te encaman con una cálida sonrisa en el lecho de las apuestas.

Cuando comiencen las primeras demanadas de personas, y familias afectadas, como ocurrió en Estados Unidos con los afectados por el tabaco, sería lógico que se les involucrara también a esos que con sus “consejos” pagados, naturalmente, intentan lanzarte al catre de la ludopatía.


Como escuchante radiofónico de primera categoría, este vecino se siente así y a mucha honra, es indignante el comprobar, día sí y día también, cómo cada vez se disfrazan más los límites de la publicidad especialmente en el ámbito “deportivo”. 

,
Hay que tener en cuenta, ya  para terminar,  que en cierta manera abrimos nuestras casas, mediante el oído, pero es literalmente así, a personas que creemos conocer, y que dicho con doble sentido, siempre hemos creído que estaban en nuestra misma onda, y  que con ellas, tanto nuestra cartera como nuestra salud, iban a estar a buen recaudo...
¿Mucho pensar?

FOTO: DE LA RED

jueves, 28 de enero de 2016

EL HOMBRE QUE SUSURRABA A LAS ABEJAS



Haciendo zapping esta noche en la televisión, me he encontrado con Rappel, dentro de la casa de Gran Hermano Vip, cuidando una abejita bebé, en muñeco naturalmente, y dándole el biberón mientras en susurros le decía lo mucho que le quería y lo que le iba a echar en falta cuando terminara la prueba.


Y qué queréis que os diga, entre unos políticos que tal como está el país esperando un nuevo gobierno, pierdan el tiempo conspirando para que otros estén en el gallinero en el Congreso de Diputados, y luego se pasen la culpabilidad unos a otros, pues prefiero quedarme con un vidente que cuando cree que no le observan las cámaras, se le va la pinza y habla con un muñeco como si éste sintiera y padeciera.


Por cierto, y hablando de políticos, se debería de estudiar ese síndrome, porque seguro que tiene que haber uno, con nombre y apellidos, que les entra a los expresidentes españoles, en este caso a Felipe González y a José María Aznar, criticando a los demás, políticos en ejercicio,  como si ellos estuvieran más allá del bien y del mal, cuando durante sus mandatos dieron una de cal y veinte de arena, y pasaron con más pena que gloria.


Lo que sí tiene que ser  totalmente sui géneris será el momento en que el Señor Rajoy, dentro de unos años, y también hablando ex cátedra, juzgue a sus sucesores, cuando si por algo se ha caracterizado su mandato ha sido por no hablar, ni dar explicaciones, y, especialmente, con muchos momentos de silencios y esperas.


Si para algo sirven los años es para poder  comparar mentalmente una determinada época con lo que ahora tenemos, y aquel Felipe González de la transición y de ropa de pana, hubiera estado más cerca de un Pablo Iglesias, el de Podemos de ahora, y no del fundador de su partido. Y sin embargo ahora, ve en él una suerte de hombre del saco. Quizás son las consecuencias de tener, se supone, todas sus aspiraciones colmadas, y como se diría en mi pueblo, su riñón presumiblemente forrado.


Quizás a todo expresidente al abandonar su cargo convendría también regalarles una abejita como la de Rappel, aunque en el caso de Felipe González se le subiera la tensión al recordar, inevitablemente aquellos momentos de otra abejita, la de Rumasa, y aquel grano, Ruiz-Mateos, que le salió a su gobierno,  y que alguna vez se disfrazó de un Superman pegón.


Eso de que  los ya ex-presidentes cuiden a un muñeco y le susurren, siempre será mejor que lo que se ha dado en llamar el sistema de las puertas giratorias y el cobrar por un trabajo que nadie sabe ni cuándo van ni lo que hacen, si es que hacen, y que, en realidad, siempre sonará más a pago por favores realizados.


Así, además, los verdaderos videntes se podrán dedicar a lo suyo,  y dejar de pasearse por realities y similares, desplazados por unos políticos etiquetados como venerables, de pelo plateado y mucho tiempo libre.


Cada mañana me despierto esperanzado, pero al poco tiempo siempre compruebo que seguimos viviendo en un auténtico esperpento. Quizás yo también necesite una abejita a quien susurrar.



*FOTO: DE LA RED