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martes, 15 de mayo de 2018

MATANDO MOSCAS...



Los más viejos del lugar  conocen esa expresión de que “cuando el diablo no sabe qué hacer mata moscas con el rabo” y este vecino mientras vagaba /divagaba por periódicos digitales esta mañana, ha llegado a la conclusión de que es, siempre se ha dicho además, obligación de los jóvenes ser de izquierdas, y que la vida ya te va poniendo en tu lugar, y a medida de que ya tienes algo que proteger, te vas volviendo de derechas, de los de toda la vida.

Y con el diablillo todavía dentro he seguido matando moscas, y he llegado a la conclusión de que en nuestros días, Jesús, el hijo del carpintero, ahora, en una boda, para quedar bien ya no multiplicaría ni los vinos ni los peces, sino que empezaría a regalar el milagro de moda, los masters de universidades varias  que se ciñen a tu cintura laboral para cuando vengan mal dadas. De tal manera que para cuando se termina el ágape, quien más, quien menos, ya tiene conocimientos de economía y derecho, al menos es lo que constara en el papel de marras que les sería entregado al final de la comilona.

Me imagino que los tres de Oriente para estas próximas Navidades ya estarán preparando también, a modo de Kit de supervivencia para viejos políticos, los tres mejores masters que les servirán para volver a su vida laboral junto con otra colección, esta vez, de tarjetas black para regalar desde un liguero negro a sus colaborador@s más cercan@s a una colección de viejos vinos incunables.

Por cierto, como regalos estrella para independentistas de nuevo cuño, he oído que Los tres de Oriente (suena a nombre de grupo rumbero oriental) ofrecerán todo tipo de viajes a Alemania, con audiencia concedida por El Gran Sabio, siempre en Hoteles de Super-Lujo, y garantizadas habitaciones en amarillo orgasmo.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 12 de febrero de 2018

CUANDO "OLVIDO" NO ES NOMBRE DE MUJER...



En el momento en el que tu cerebro da orden a tu brazo para que tire de la puerta, ya está firmada tu sentencia: te has quedado en la calle sin llaves y a partir de ese momento, y como se dice vulgarmente, te tienes que buscar la vida como puedas.

Me pasó ayer, y no sé vosotros, pero desde que tengo teléfono móvil, hace ya muchos años, mi capacidad a reproducir de memoria cualquier número de teléfono se ha reducido a inexistente. Con una curiosidad: el único número que retengo, como los líquidos en el cuerpo, es involuntario, y no sirve para nada, porque es el mío, y evidentemente no tengo por costumbre llamarme, salvo que en algún momento haya olvidado dónde he dejado el teléfono, y me llamo para que ese teléfono que se ha escondido, se auto-delate.

Y al final, tras quedarte en la calle, te tienes que conformar con el mal menor: Podía haber sido peor, porque llevo dinero conmigo, el teléfono móvil, y en el caso de ayer, eran las cuatro y media de la tarde, e iba bien pertrechado para combatir el frío. Aunque, como no podía salir todo perfecto, la persona que tenía copia de mis llaves estaba a …once kilómetros.

Como soy bastante previsor, ya había pensado más de una vez en esa situación, y lo ocurrido, cuándo y cómo ocurrió, eran en realidad, la mejor de las situaciones.

Ya alejado de la mezcla extraña de mala leche y conformidad que me invadió en el mismo momento de sentirme como un exiliado forzoso, me ha servido para comprender que en realidad (no sé si llamarlo accidente, incidente, o ambos) es la vida misma.

Estás convencido de lo que va a ser tu vida, en este caso durante unas dos horas, que era lo que había programado, y el destino te depara otra.

Al hilo de esa expresión tan española de que “lo que no te mata, te hace más fuerte”, desgraciadamente para más inri, y como miembro integrante de los anónimos de esta vida, o de ser un currito (aunque recién jubilado) de los de a pie, no podré utilizar esta anécdota para engordar mis memorias, porque nunca las tendré, por lo menos en versión libro.

Las personas a las que nunca se nos describe como “de buena familia”, aunque nuestros padres fueran unos santos, a falta de “memorias” tenemos un pasado, porque sobre eso siempre se puede extender un sospechoso signo de interrogación.

Y ya para terminar, me estoy dando cuenta de lo mucho que da un simple olvido, que, por cierto, en este caso “Olvido” no es un nombre de mujer, sino simplemente el comienzo de un viaje interior.

*FOTO: DE LA RED



lunes, 8 de enero de 2018

TRAS LA NAVIDAD, UN VIAJE INTERIOR




Entre una España cabreada por carreteras cortadas a las primeras de cambio por nieve y más nieve, y otra sorprendida porque el Grupo Zeta va a cerrar las revistas Tiempo e Interviú, comenzamos, ya en la práctica, el nuevo año sin el mayor atisbo, por fin, de las Navidades y la cursilería y sentimentalismo a granel que le rodea.

Este vecino del mundo antes de que nadie pregunte, es de aquellos de la segundo opción, Interviú, y eso que nunca ha comprado ninguna de las dos revistas. Tanto está revista como Tiempo, son uno de los mayores ejemplos de una España aprendiendo andar por los caminos democráticos, e inevitablemente algo nuestro desaparecerá con ellas que sólo el recuerdo lo podrá sostener... 

Aún estoy viendo a aquella Pepa Flores de la décimo sexta portada de Interviú, que recordaba más a la Lara del Doctor Zhivago de David Lean, que a la Marisol de los tiempos del Generalísimo, y que nos hizo a muchos prestar atención a aquella revista.

Quizás porque el vecino del mundo de aquella época se ve con más de todo, especialmente inocencia y ganas de colaborar, y menos kilos de grasa y mala leche acumulada.

Sin embargo, ayer por la radio, de madrugada, oí una noticia que me hizo sonreír mientras me resarcía, un poco, de esa inocencia perdida.

Se ha conseguido, en Estados Unidos, el primer medicamento que lleva una especie de microchip y cuando lo tomas te manda un mensaje al móvil diciendo que ya lo has tomado. Está dirigido especialmente a los que sufren de esquizofrenia, y el mensaje se envía a él y a tres personas más encargadas de su cuidado.

Dentro de unos años, cuanto más tarde mejor, ya estoy imaginando mi cuerpo, por ejemplo, convertido en una especie de parque temático de las enfermedades, y con una colección de mensajes recibidos desde mi yo más íntimo, con ese medicamento oriental en el que cada una de sus partículas lleva, remedando a sus mayores, una cámara de fotos mientras fotografía mi cuerpo. Más cercano a "Un viaje alucinante", aquella delirante, por lo atrevida, película de Richard Fleischer, de 1966, con Stephen Boyd y Raquel Welch, en la que unos científicos se embarcaban, y nunca mejor dicho, en un viaje por nuestro interior. Seguro, eso sí, que mucho más seguro y corto, que el que muchos españoles hicieron el pasado sábado, y que terminaron en el mejor de los casos, ayer domingo.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 15 de marzo de 2017

ASESINATOS CON MUCHA CASPA (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)


Hay momentos en que este vecino del mundo está seguro de que es mejor perderse, que echarse a perder, y  por eso acaba de regresar de un viaje a su memoria.

¿El motivo? Con la premisa anterior, está más que contestado. Porque en estos momentos le es más “estimulante” mirar al pasado, a este vecino del mundo (y perdónenme la salida de pata de banco, pero si no lo digo, reviento), que dar arcadas mirando a un deprimente presente.

¿El vehículo? La película de 1981 que creo que en España se tradujo por “Impacto” (este vecino del mundo estuvo en Londres en aquella época, y no ha podido confirmar ese título porque ha encontrado otras traducciones, que se pudieron dar en países sudamericanos). El título en inglés es “Blow out” (no confundir con la película de culto, “Blow up”, de Antonioni”) de Brian De Palma.

Entrar en esa película, incluso entonces, ya era un ejercicio de lidiar con lo “kitsch”. Aunque una de las traducciones de esa palabra, kitsch, es “cursi”, ahora gusta mucho más traducirla por “casposa”.

Decir antes de nada, que aunque Brian De Palma, trataba esa época como era, en el fondo le daba una vuelta de tuerca para que fuera más casposa que el momento que representaba, especialmente con los colores tanto de la emulsión del material que utilizaba, como con todo lo que asomaba por la pantalla, para, y esto es opinión totalmente particular de este vecino del mundo, adentrarse más en una especie de película de Serie B, pero con un gran presupuesto.

El protagonista, de Impacto, es un ingeniero de sonido (John Travolta) que trabaja en películas de terror baratas, como mínimo de serie “B” o inferior si existiera. Una noche grabando efectos sonoros para futuras películas, es testigo de cómo un coche ocupado por una pareja, cae desde un puente a un río. A pesar de sus esfuerzos, incluso poniendo en peligro su propia vida, sólo consigue salvar a la chica. Cuando se entera de que el fallecido era un candidato a la Presidencia de Estados Unidos, y comienza a recibir presiones para que “olvide” todo,  recuerda haber escuchado un disparo previo al accidente y empieza a sospechar que hay algo más…

Con un John Travolta intentando demostrar que era  mucho más que el macarra de “Fiebre del sábado noche” y de “Grease”, está también la musa y esposa de entonces del Señor De Palma, Nancy Allen, antes de que ésta tuviera como partenaire a RoboCop.

Ambos, tanto Travolta como Allen, son el mejor compendio de aquella época en el cine, personajes vulgares, pero llevados y tragados por unas circunstancias que no admitían héroes, sino supervivientes en el mejor de los casos. 

Una mención aparte merece, John Lithgow, el malo malísimo de la película, y ejemplo viviente de que hay actos que no pueden ser descritos en palabras, sino en hechos.

Muchos dicen de Brian de Palma que es digno sucesor de Hitchcock. Personalmente este vecino del mundo cree que al Señor de Palma todo eso siempre le ha traído al pairo. En realidad al director nacido en  Newark, Nueva Jersey, siempre le ha gustado mirarse en un espejo y plagiarse miles de veces, con esas escenas a cámara lenta, que la mayoría de las veces, están por encima del recurso dramático, y son algo más que un guiño, para recordar quién está detrás de la cámara. Películas, muchas de ellas, cada vez con más caspa y al mismo tiempo con un sentido de la añoranza, ya desde el momento de ser filmadas, rompedora.

En esta película, como en muchas de  De Palma su “compositor de cabecera” es Pino Donaggio, con una banda sonora que nunca quiere estar en un segundo término, y que tiene mucho de cine de barrio, con ecos de grandes lugares pero reproducidos en lugares que le vienen muy pequeños.

Para  las nuevas generaciones, este vecino del mundo recomendaría si quieren  conocer al verdadero De Palma, encerrarse en un cuarto y ver de un tirón tres de sus mejores películas de aquella época, y que son una auténtica enseñanza de lo que es su cine: Carrie, Vestida para matar, e Impacto. Se recomienda entrar en la sala, aunque sea la de su casa, habiendo hecho la digestión, para evitar daños mayores.

Antes de terminar, conviene recordar que el rodaje de “Impacto” costó mucho más de lo esperado, ya que tras rodar las escenas más caras, por la cantidad de extras que se necesitaron llenando varias calles durante, se supone, el desfile de un 4 de Julio, todo lo rodado y que se encontraba en un vehículo de producción, fue robado, y se tuvo que rodar otra vez.

Tras ver nuevamente la película, este vecino está convencido de que en la versión que queda, se estiró al máximo a los extras vueltos a contratar, para llenar unas escenas, que en el primer rodaje seguro que fueron mucho más floridas.


A pesar de la caspa, muchas de las historias del Señor De Palma, e Impacto es una de ellas, tienen mucho cariño encerrado, especialmente para los perdedores, que aunque parezcan vencedores en esa historia, la vida nunca les tratará también como se merecen… Y eso, es algo que nos suena a la mayoría.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 12 de diciembre de 2016

PASARELA DONOSTIARRA, O UNA FOTO BUSCANDO EXPLICACIÓN...


Lo bueno que tiene vivir en una ciudad como San SebastiánDonosti para sus habitantes y enamorados, es ese poder intrínseco que tienen sus moradores y visitantes, de poder caminar entre fotografías de historia, salitre y cemento. De poder mezclarse con su horizonte.


Días con sus correspondientes noches en las que todos los gatos son pardos, pero como estamos en la ciudad que estamos, por supuesto que los gatos necesitan ser, tienen que ser, también de pedigrí. Calles, paisajes, en los que caminando, observando, quizás puedas encontrar la cara oculta de la foto perfecta. Ese ángulo que no habías contemplado, y que te sugiere durante unos segundos otra cosa. Puede ser el comienzo de algo efímero, como el abrir de una puerta a algo desconocido, una ciudad olvidada, o sin descubrir quizás, dentro de otra.


Sin embargo, hoy, revisando unas instantáneas tomadas de Donosti en Diciembre, una foto ha jugado a ser traviesa, y mientras siempre se ha dicho, al menos desde que se inventó la fotografía, de que una imagen vale más que mil palabras, una imagen determinada, la que mostramos al principio, ha jugado a necesitar palabras para explicar los mundos que puede abrir.


Ese viaje, quizás a los infiernos, que sugieren esas escaleras que se ocultan, no se pierden, en esa mar que parece ahora en calma. Esa cara B que se puede encontrar tras una cara A a enmarcar. El yin y el yang pero disfrazados de vida diaria. Lo que las luces de la pista central, del paisaje central, no pueden alumbrar. 



Y para remarcar que todo transcurre en una ciudad de foto, de ser observada siempre, ese final de barandilla en primer término, que nos recuerda y enfatiza que nosotros somos los mirones, estamos en una situación pasiva, de observador de escaparate de una pasarela, no de estrellas, sino bajo ellas. Pasarela de frágiles principios pero bien iluminados, y finales sobre arenas movedizas si la marea lo requiere, si el guión de una tragedia lo necesita para ser redondeada, por esos movimientos subterráneos que se disfrazan de calma chicha: la vida misma hecha foto.

*FOTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA

jueves, 22 de septiembre de 2016

UN LARGO VIAJE DE CONDENA




¿Qué mensaje se quiere dar cuando se dice “acabo de hacer un largo viaje”?


En mi caso, no he recorrido Estados Unidos de Norte a Sur mezclándome con los nativos, o hijos de guiris en su momento, pero me he echado a mis espaldas un viaje desde el Levante español hasta Donosti en autobús, y solo por la duración, doce horas en teoría, once y media en la práctica, sí merece la pena ese calificativo.


Algunas veces, hoy ha sido una de ellas, hasta se te pueden olvidar tus vacaciones por todo lo que te puede pasar, en teoría nada, en un viaje tan largo.


En primer lugar, se rogaría, como en todas las actuaciones de nuestra vida, respeto, por nuestra parte y por la de todos, al comenzar un viaje tan largo. Pero hay algunos, más de los que podría parecer, que en unos pocos minutos ya han convertido un pequeño recoveco, el suyo, y si pueden el tuyo, en su casa, mediante todo tipo de comportamientos, gestos, e incluso, desgraciadamente, olores.


Hoy me ha tocado, he padecido, a una pasajera, que iba delante mío, que tenía de todo.


¿Que no te gusta que la gente se descalce? No sé si ella ha entrado con zapatos, me imagino que sí, pero en todo momento ha compartido con los demás, como si de una O.N.G. de donantes de epidermis se tratara, sus callosidades, nada envidiables por cierto. Hasta extremos, que por momentos, parecía  el ensayo de alguna pieza de ballet moderno, levantando la pierna hasta casi la zona donde están las salidas del aire acondicionado, lo que viene siendo la balda donde se dejan bolsas y chaquetas para tenerlas a mano cuando hay una parada.


A eso hay que unir, su potente voz, y excelente dicción, en casi todo momento, y la gran cantidad de amigos y conocidos que tenía, tiene, la condenada. Aunque en este caso , el condenado me temo que ha sido este vecino del mundo. 


¡Qué capacidad para relatar todo lo que ha hecho en esos días que, al  parecer, ha estado en Torrevieja, a cada uno de sus amigos y conocidos!


Estaba claro que no mentía, porque ha repetido las mismas cantinelas una decena de veces, por lo que en cualquier momento, me he temido, que todos, a modo de coro de gran tragedia griega, la hubiéramos acompañado en la descripción a un nuevo amigo.


Este vecino del mundo ya había entrado en el autobús cargado de grandes dosis de paciencia ante el largo viaje, y el posible comportamiento, siempre previsible, de alguno de los pasajeros, pero ha estado a punto de tener que requerir más dosis de paciencia, porque casi no llegan para cubrir todo el viaje.


Luego, y siguiendo con la misma pasajera, ya podemos pasar a esa faceta intimista, de ella para conmigo, ya que gentilmente en un momento dado, cuando ha considerado pertinente que de estar en “su” casa, pasábamos a una intimidad compartida, se ha volcado sin el menor reparo ni miramiento hasta los centímetros anteriores, dos o tres, de mis partes más intimas. Pero ha sido tal su casi total reclinación, que aunque ella mantenía una conversación y se supone que mentalmente se encontraba muy lejos de allí, de repente su ángulo de visión, y el mío como consecuencia, presentaba lo que en idioma cinematográfico se describiría como un primerísimo primer plano de mi cara, en su caso, y de la suya, en el mío.


Si aquello hubiera sido una película de Alfred Hitchcock, hubiera sonado sin duda una banda sonora repleta de violines y azúcar, compuesta por Miklós Rózsa, pero en seguida, sin tiempo de intimar,  se ha dado cuenta de la situación, o de mi cara, y un muy bajito y rápido “lo siento” ha dado origen a un retroceso de su butaca, pero sólo de unos dos centímetros, lo suficiente para que ella no viera la epidermis que cubre mi cabeza. Ha quedado más que claro, que para ella "no ver a nadie más" significaba que ya no molestaba. Aunque lo que me temo es que durante unos pocos segundos, mi cara, simplemente, le había alejado de la compañía de su interlocutor.


A modo de resumen, y como hubiera dicho otro gran viajero, James Bond: Ha sido un viaje agitado, no mezclado. ¡Gracias a Dios! Y por muy poco...

*FOTO: DE LA RED

martes, 5 de julio de 2016

EL VIAJE DE MANU



Tan inapropiado como un funeral en una Valladolid de más de treinta grados, tan absurdo como la pérdida de un amigo en la flor de su vida, tan inútil como intentar atrapar el tiempo pasado.


Ayer despedí, despedimos, a un amigo, Manu, de esos de los de toda la vida, que aunque no lo ves durante mucho tiempo, sabes que está ahí para lo que sea necesario… Pero ya no está. Es una gran verdad eso de que los mejores siempre se van, como si este mundo fuera un purgatorio y haya que hacer méritos para irse a otra dimensión…


No conocía Valladolid, sigo sin conocerla, y ya solo me sugiere su pérdida y la cantidad de momentos que no estuvimos juntos. Porque la vida es injusticia, vestida de momentos aplazados para un mañana que no llegará, prima hermana de la utopía.  Porque la vida une, en este caso con su mujer y sus dos espléndidos y cabales hijos, pero también separa, con sus caminos y recovecos, con anestesia, eso sí, cargada de prometedores momentos futuros, aplazando el dolor al momento de la pérdida irreparable.


Uno está convencido, y eso le da fuerzas, de que no nos vamos de este mundo mientras haya alguien que nos recuerde y le sigamos importando. Y tú, Manu, seguirás siendo en nuestros corazones, una de esas personas de recto proceder y buen juicio, pura definición del verbo “importar”, y a las que se recuerda especialmente en los momentos en que buscas el Norte, ese mismo norte al que sin duda siempre has representado.


Puede llegar un momento, ha llegado un momento, en que prácticamente ya tenemos más amigos esperándonos en esa otra dimensión que en esta sala de espera representada por este tipo de vida. Como buen Chicarrón del Norte, y especialmente, amigo de tus amigos, te habrá faltado tiempo para juntarte con Luisfer y Francis que te precedieron, y compartir las novedades. Y, por supuesto, lo mejor, hacer unas risas; ahora ya, seguro, estando donde sin duda estaréis, con eco celestial.


Tan inapropiado como un funeral en Valladolid a más de treinta grados, tan absurdo como tener que irte del Edén al que perteneces, tan inútil como intentar espantar a la injusticia, es estar tristes por el comienzo de un viaje en el que en algún momento, sin duda, nos uniremos.



Manu, nunca te olvidaremos.


*FOTO: DE LA RED



miércoles, 17 de febrero de 2016

KEITH RICHARDS Y SU VIAJE A LA INVERSA



Algunas veces te puedes pasar horas haciendo gestos  para que las musas te vean, y apiadándose de ti acudan a alumbrarte. Otras, como por ejemplo hoy, una simple foto encontrada en twitter te puede llenar de sensaciones y pensamientos que, por cierto, no tienen por qué ser lógicos.


La foto habla por sí sola, Keith Richards, integrante, por supuesto, de los “Rolling Stones” en la mitad de su último concierto, por ahora, en Uruguay.


Ver a cualquiera de los integrantes de este grupo, pero especialmente al Señor Richards, y por supuesto al mismísimo Mick Jagger, es llegar a la conclusión, sin el menor esfuerzo, de que hace tiempo que rompieron  con dos tópicos.

El primero, que gente con esa edad solo sirva para apoyarse en una barrera de esas puestas por el ayuntamiento, y mirar con aparente fijeza, cualquier obra que se precie. Y el segundo tópico roto, aunque sea verdad verdadera, es que la droga mata. Eso, o que los "Rollings" como les llamábamos siempre, son inmortales.


Sinceramente, y apeándome de la ironía por un momento, a ciertas edades para no manchar su propia imagen, algunos artistas famosos deberían obligatoriamente de cambiarse de nombre. Y elegir en este caso otro apelativo para el grupo,  resulta bastante fácil: “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”.


Siempre me he planteado, en casos así, cuando eres pequeño e hijo de un famosísimo, cómo te refieres a tu padre y a su profesión cuando estás con tus compañeros en el cole. ¿Cómo le describes? ¿“Mi padre es muy moderno, toca en un grupo, y le pagan muchísimo dinero por dar gritos”?.


Y eso  hace plantearme otra pregunta: ¿Cuánto tiempo se es moderno, o  los Rollings, por ejemplo, ya son una franquicia de una franquicia de sí mismos?

Por cierto, ¿artistas como los Rollings, por ejemplo, qué poder moral pueden tener, con la imagen que siempre dan, para decir a sus hijos que ni fumen ni beban, y por supuesto que se porten bien con todo el mundo?



A medida que estudiaba la foto, me he ido dando cuenta el por qué ha atrapado mi atención. En primer lugar, por ese punto de violencia implícita en la manera de coger la guitarra de Mr. Richards, al menos en el momento reflejado en la foto. Y al estar tomada la imagen de abajo a arriba se realza la altura del modelo acrecentando su tamaño.


Con lo cual, y como se diría en más de una revista, hay un parecido razonable entre esta foto y el famoso mono del comienzo de "2001: Una odisea en el espacio", la película  de Stanley Kubrick, en una especie de viaje a la inversa.




*FOTOS: DE LA RED



sábado, 6 de junio de 2015

IT´S A LONG WAY TO TIPPERARY, O EL AUTOBÚS MULTIUSOS



Está claro que este vecino del mundo nunca podrá ser uno de esos millonarios, que con su avión propio, hoy está en Katmandú, mañana en Rawalpindi, y pasado, como dice la antigua canción británica, en Tipperary (ya os he dado una excusa, por cierto, para actualizar habilidades geográficas, como se dice ahora, “rarunas”). Porque este vecino cada vez que tiene que hacer un viaje de cierta entidad, está más nervioso que la Pantoja, ahora que está de actualidad otra vez, antes de volver a la cárcel.

Aunque casi faltan dos días para el viaje de vuelta a Donosti, esta noche apenas he podido dormir, y mi mente ha hecho la maleta (bolsa grandísima más bien) unas cien veces más o menos, por lo que esta mañana me he levantado como si no hubiera dormido.

Siempre he pensado que tengo un cierto parecido, sexual no, evidentemente, con Mary Poppins, porque como hace ella, de mi maleta sale de todo. El problema es que en la película no se ve el secreto para guardarlo todo otra vez. Y ese es mi problema. Que en los momentos previos al regreso, tengo la sensación de que la maleta mengua, y de “supersupersuperkingsize” pasa a minimaleta de Nancy exploradora.

Y la persona que piense que el viaje lo voy a realizar en avión desde Alicante, que vaya acortando el presupuesto de sus suposiciones sobre este vecino del mundo. Autobús, puro y duro, unas doce horas de viaje, aunque no hay mal que por bien no venga. Si no te duermes, que por la noche es lo normal, te da tiempo a poner en orden toda tu vida, aunque fueras un Matusalén moderno, lo cual en sí mismo ya es un contrasentido. Incluso, para los muy creyentes, te da tiempo a hacer ejercicios espirituales y obtener cum laude en teología por la Universidad del Cielo.

Siempre he pensado que en este tipo de viajes, en autobús, debería de ir siempre un notario para poder cambiar voluntades en testamentos. Y no me refiero por miedo al viaje, sino que te da tanto tiempo a pensar sobre tu vida y la de los tuyos, y que en cierto momento del viaje, te puede dar por pensar que toda tu vida ha sido un engaño, y que no merece la pena premiar a los timadores. O incluso al revés, tras diez horas de viaje, te puedes dar cuenta de, que en realidad, a la persona que realmente echas en falta, es a la que menos habías tenido en cuenta en tu testamento.

Es más, y no es una exageración, incluso el mismo chófer debería de tener un poder, al estilo del capitán de barco, para que pasajeros que se conocen durante el viaje, puedan casarse. Sería además una manera de amortizar el viaje, ya que por el mismo precio, es el viaje de novios. Y filosóficamente, un viaje cualquiera, se convertiría en el viaje de tu vida.


¡Bueno! Me pongo a ordenar las cosas en la maleta, mientras descubro, como siempre con mala leche, que no he utilizado ni la mitad de las cosas que he traído. Y no aprendo…

*FOTO: DE LA RED

sábado, 11 de abril de 2015

AQUELLOS TIEMPOS DEL BELACHAO



Dicen que la vida es una carrera de fondo, o un continuo aprendizaje, pero este vecino del mundo está convencido que nacemos con una especie de andamio mental, y lo único que hacemos durante toda la vida es ponerle aderezos a ese andamio, pero la estructura, nunca cambiará.

En el cine, por ejemplo, hay todo tipo de argumentos, de ambientaciones; como el pasado, el presente, el futuro, pero normalmente la estructura que prevalece es, la famosa “chico busca chica”, aunque ahora pueda haber diversas variantes como “chico busca chico”, “chica busca chica”, “replicante busca humano”, o “replicante busca a replicante”. Ese sería el andamio, y ya, todo lo demás, aderezo.

Nos pasamos toda la vida buscando, nunca se sabe el qué, ahí está la búsqueda, El Dorado, El unicornio azul, la perfección, incluso unos ojos que una vez creíste ver, pero al final si nos da tiempo, solo si nos da tiempo, volvemos a nuestras raíces.

Siempre me acordaré de esa escena en la película “Tiburón”, la noche anterior al gran día de pesca, el trío protagonista, completamente borrachos, hacen balance de sus vidas a través de sus cicatrices. Y uno de ellos, aunque no dice nada, se mira la cicatriz del apendicitis, su única cicatriz, con aire de haber echado a perder su vida.

Siempre recordaremos, el que ha tenido la suerte de vivírlo, aquellos años de la más tierna infancia jugando en el campo a orillas del río. El juego, muy sencillo: quién lanza la orina más lejos. Los tiempos del “belachao”, aquella canción de orígenes tan guerrilleros, y que nosotros ignorábamos. Nos gustaba por su cadencia ascendente, y ese sabor a victoria absoluta.

¿El futuro? El mejor de los futuros visto desde la orilla del ahora: 
Con el amigo de aquellas competiciones en el río, mostrándonos el pastillero, para ver quién lo tiene más grande y con mayor número de pastillas. Y al fondo, eso sí en un discretísimo segundo plano, una cajita de música abierta y una pequeña bailarina rodeada de espejos, contoneándose al ritmo de una lenta canción tocada con campanillas, un belachao pasado por el tamiz de los años y el cariño, menos victorioso y con más alma. 


Lo dicho, hay cosas que nunca cambiarán, y además, para qué, si nos sentimos realizados de una manera tan simple. 

*FOTO: DE LA RED

jueves, 5 de marzo de 2015

EDUARDO ÚRCULO, PREGUNTAS SIN RESOLVER


Muchas veces escribir es como relacionarte con una mujer. Está el papel en blanco, y te acercas, un poco nervioso, porque sabes que todo, o nada, puede suceder. Miras al papel, e intentas relajarte. El papel en blanco, puede ser como un billete de tren, el comienzo de un viaje, quizás, a tus sentimientos, quizás, al pasado, o tal vez a un futuro que siempre será inventado, pero muchas veces hecho de mimbres que ya existen.

¿Una mujer, un viaje? Pueden estar relacionados. Mediante una hoja en blanco puedes recordar aquellos ojos, tal vez, de un azul intenso, unos ojos que te miraron aquel día, hubo muchos días, pero aquel fue especial. Unos ojos conocidos que buscaban en tu interior moviendo tu fibra sensible. Y desde aquel día no dejaste de ver por aquellos, y a través de aquellos ojos. Y lo has recordado en ese papel en blanco, en esa hoja que es tan importante que da nombre hasta a un síndrome, el de la hoja en blanco.

Una simple hoja te puede paralizar, y volverte, quizás durante días, impotente. O te puede llevar como si fuera una tabla de surf hasta lo más alto de la ola de tus pensamientos. Al puerto que está tras el olvido, un puerto de bruma permanente, rodeado de cantos de sirena, y quizás, allí en la lejanía se adivinan dos luces que parecen azuladas. Sus ojos, otra vez, esos ojos que hablan, por encima, y por debajo, del bien y del mal. Ojos que hablan, siempre con tus palabras, traduciendo silencios sugerentes.

Y recuerdo esos eternos viajeros, siempre de espaldas, de Eduardo Úrculo, con aire de comic, como se retratan las gestas, aunque las gestas sean una espera en un viaje de un día cualquiera. No conoces sus caras, por lo tanto incluso puedes ser tú mismo, retratado durante un descuido. Visto por otra persona, para la que pudiste ser importante mientras duraba lo que duraba ese cuadro.

Los personajes de Úrculo son siempre solitarios aunque estén en grupo. Con porte señorial aunque ignores su estatus social, y no veas ni sus caras ni sus ojos, especialmente sus hombres, sabes que aunque estén delante de un paisaje, en realidad están recordando algo. El arte de Úrculo es la sugerencia de la espalda, porque el personaje siempre afronta sus recuerdos. Te puedes llegar a plantear que quizás lo importante no es lo que ves, sino lo que el pintor solo te sugiere al dejarte ver lo que mira su personaje.


Y la hoja en realidad sigue en blanco, y yo me acuerdo ahora de Eduardo Úrculo al que nunca tuve la suerte de conocer, pero del que quedan sus obras y sus sentimientos dibujados en forma de preguntas sin resolver, como una hoja en blanco que ahora está llena de fugaces pensamientos paralizados en el poder de la palabra.

*CUADRO: "EL DESCUBRIMIENTO", DE EDUARDO ÚRCULO.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

¡MENUDO PALO!

Hay cosas que son como son y no se puede aumentar. Por ejemplo, si por desgracia alguien se muere, se ha muerto y ya está. Uno no se puede morir más muerto, ni aunque tenga ojos de gato e intente morirse seis veces más. 
Sin embargo, este fin de semana, con el medio puente que ha habido, y que Donosti se ha llenado de turistas ansiosos, al parecer,  de ver llover, pero a la donostiarra, este vecino del mundo ha descubierto que el narcisismo, por ejemplo, sí se puede incrementar. Se puede ser más narcisista que lo que es habitual.
Ya sabemos que de un tiempo a esta parte la fiebre del "selfie", o de la "autofoto" no ha dejado títere con cabeza, y la fiebre del yo me guiso la foto, y yo me la como, está haciendo mucho daño. 
Antes la típica pareja de enamorados que disfrutaban juntos de unos cuantos días de amor, de vez en cuando te pedía con cara arrobada que, por favor, les inmortalizaras con su cámara. Ahora, sin embargo, es muy difícil encontrar una pareja que te pida sacarles una foto. Parece como si ya en el "pack mental" que la gente se hace antes de comenzar un viaje, ahora se incluye los esfuerzos para conseguir una buena autofoto.
Sin embargo, este fin de semana de turistas entre despiadadas gotas de lluvia, he descubierto que ya hay verdaderos profesionales del selfie que vienen pertrechados con una especie de barra metálica que se sujeta manualmente por un lado, y por el otro se coloca la cámara fotográfica, para ganar distancia en los futuros selfies, y ya no sea solo una cabeza enorme, debido a la cercanía, lo que se vea de una foto, y haya que hacer un acto de fe para entender dónde se estaba cuando se sacó la misma.
Es probable que nos traslademos durante un puente sin nuestro cepillo de dientes o nuestras zapatillas para el salón o la habitación, pero ¡ojo! nunca sin el palo para el selfie. Luego nos reiremos cuando en programas del corazón, en televisión, se hace distinción entre los famosos, del reportaje fotográfico pactado y el denominado “robado” o sin permiso.
Este vecino del mundo puede entender un selfie compartido por una pareja, incluso le parece romántico ver como arriman sus cabezas para sonreír al mundo su amor compartido. Pero, incluso, en ese mismo ámbito, ese palo para selfies parece más un artilugio sexual que algo necesario para tomar una fotografía. Si se quiere una foto en condiciones, se pide la ayuda  a alguien que pasa por allí en ese momento, y además es una manera, como cuando haces o te hacen el amor, de conocer gente.
Ya no solo vamos a ver a cuatro amigos juntos, que cada uno está con su móvil, tablet, u ordenador, sin hacerse ni pajolero caso, sino que uno de ellos, con ese palo que se está haciendo famoso, sacará una imagen desde lejos, para que no haya dudas de lo cretinos y solitarios que podemos llegar a ser con tanta “modernidad”.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 7 de noviembre de 2014

"COMPADECENCIA", O LA SOMBRA DEL SEÑORITO

Acabo de ver la intervención de José Antonio Monago, Presidente de Extremadura,  para defenderse sobre la noticia conocida ayer de que en un año y medio realizó  32 viajes “privados” a Canarias a cargo del Senado.
En  primer lugar, conviene tener en cuenta que antes de comenzar la comparecencia, este vecino tampoco tenía mucho interés en toda la historia, no por desidia sino porque sabe de antemano lo que le es bueno para su salud y lo que no, debido a su hipertensión. Sin embargo nada más comenzar su intervención, la manera de hablar, el tono y la seguridad, al menos aparentemente del Señor Monagos, le han dado, a este vecino, más miedo que el hombre del frac visto por la mirilla de la entrada a casa.
"Cuando he hecho un viaje privado, lo he pagado yo. Y lo puedo acreditar documentalmente", ha asegurado en referencia a los 32 viajes en avión que realizó a Canarias en año y medio. Aunque según el propio Moragos, puede presentar extractos bancarios, no ha hecho públicas las pruebas que podrían exculparlo. Según el diario, "Público", que dio la noticia, los viajes fueron para visitar a su novia de entonces, y corrieron a cargo del Senado.
Monago, durante su comparecencia ha confirmado que presentará querellas para defenderse. "A cada golpe voy a ser más fuerte y más contundente en la respuesta", ha advertido. "No tengo nada que temer porque ya se ha hecho daño a lo que más quiero".
Este vecino sin querer adoptar el papel de abogado del diablo, pero teniendo en cuenta que desde que el Señor Monago fue elegido presidente ha cambiado de estatus social, de casado a divorciado,  se ha quedado con la duda de si hablaba de sí mismo, ya que si hubiera o hubiese una tercera persona, al menos en el momento de realizar los viajes, eso no es culpa del que se ha chivado, a no ser que se asuma que nunca pasa nada siempre que el otro o la otra no se entera.
Tras oír todo tipo de frases cada cual más contundente da la impresión de que el Señor Monago más que un representante  votado por el pueblo parece que se comporta como el "amo" o "el señorito", al más puro estilo de "Los santos inocentes",  en el que nadie se debe de mover, en especial mentalmente, sin su consentimiento. 
A éste vecino le ha parecido su "compadecencia" como matar moscas a cañonazos, o en pleno fragor de un juego de mus dar un órdago a todo.
De todas maneras, y al margen de lo de hoy, hay un concepto que se está manejando desde que estalló la crisis y con el que no estamos acertando y es la expresión“todo lo que está pasando últimamente”, y en realidad visto lo visto, en todas las épocas, según parece, se han cometido todo tipo de tropelías, lo que ocurre es que no llegaban a oídos de la sociedad. Y este vecino tiene la duda del por qué, AHORA, nos estamos enterando de todo los casos de corrupción que aparecen un día sí y el otro también. Y siempre llego a la conclusión de que es porque alguien quiere, y ese “alguien” bien pudiera estar ya en prisión, o muy pronto abocado a ella, y encontrándose tremendamente  sólo, o en trámites de estarlo, ha decidido que poco  a poco mucha gente vaya a acompañarle, o lo que vulgarmente se conoce como "tirar de la manta".
Las cosas nunca pasan porque sí, y en este caso es más que probable que es porque alguien lo quiere, esté en un lado u otro de la ley.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 6 de noviembre de 2013

LA VIDA 2.0

La manía que les entra a los informáticos en ir cambiando las cosas aunque éstas vayan bien, pasar del 1.0, al 2.0 o del 2004.0 al 2005.0.
Me explico. Este vecino con el fin de promocionar este blog, tiene la costumbre de entrar en varios periódicos digitales, y hablar sobre ciertos temas de actualidad, con tal de que le dejen al final poner la dirección de su blog, o como se conoce ahora, con dejar su “link”.
El problema es cuando de un día para otro, se ha cambiado la versión del programa que utiliza el citado periódico, y los supuestos pasos a dar no funcionan.
Por cuestiones que ahora no vienen a cuento detallar, este vecino conoce a unos cuantos informáticos, incluso tiene alguno muy cerca de él, y el primer detalle que caracteriza a los de su raza, porque el informático nace,  es que ellos no conocen el concepto “tiempo” como lo hacen el resto de los mortales. A un informático le encargas algo, y nunca sabes cuándo va a terminar. Además, eso de ponerse nervioso no va con ellos, porque el que puede sufrir un ataque de nervios eres tú.
El entrar en un nuevo proyecto, para ellos, es una especie de comienzo de viaje, en el que saben que el tren parte hoy pero que se ignora ni por dónde va a ir, aunque al principio creen saberlo, ni por supuesto cuándo va a terminar, porque entre otras cosas, ni les importa.
Este vecino nunca comprenderá el por qué antes de pasar de una versión a otra, del 1.0 al 2.0, no se hacen las pruebas suficientes. Porque ellos cobran por el programa, pero a ti te convierten en auténtica cobaya humana probándolo, cuando en realidad el programa debería estar probado y comprobado con antelación.
Es verdad, y este vecino lo comprende, que en el mundo informático no se puede tener en cuenta todo, pero de eso a que falle siempre ya el primer día, dista un abismo.
Para que se entienda claramente, sería como lo que ayer hizo Wert, lo de “Señor” es de justicia no ponérselo, con el tema de las becas “Erasmus”, que “me he levantado hoy de mala milk, y las quito porque me da la gana, porque las becas son mias”.
Al hacer ese cambio, no tuvo en cuenta otro tipo de repercusiones, incluso dentro de su propio partido. Y, en realidad, Wert tuvo suerte, porque al ser calvo, no se notó al salir del despacho de su jefe, que se le hubieran puesto los pelos para atrás, de los bufidos que tuvo que soportar a modo de bronca.
Lo malo del programa de Wert es que con el movimiento de ayer ya sabemos lo que quiere, él y su partido. Y su programa 2.0 del año que viene seguro que no falla.

*DIBUJO: DE LA RED

miércoles, 2 de octubre de 2013

...RECUERDOS ENTRE BRUMA Y NIEVE



Los mejores viajes se hacen con la mente, recordando algún viaje anterior, o mediante la lectura rememorando algún viaje relatado en algún libro.
Esta mañana nos hemos despertado nuevamente con las cifras del paro. Resumiendo, que en el país de los ciegos, y uno no tiene nada contra la O.N.C.E., el tuerto es el rey, y que pronto llegará el momento en el que cese la cifra de parados, porque sencillamente España haya sido un negocio que se cierre por defunción del único en activo.
Lo del viaje mental referido al comienzo de este “post” es el que mi mente me ha “fletado” mientras leía las cifras de nuevos parados este mes.
Este vecino dejó de ser estudiante (aunque si tienes alguna inquietud por algo nunca dejarás de estudiar, al menos, digamos, de un modo amateur) a finales de los setenta, y recordando el film “Vente a Alemania, Pepe”, se fue a ver cómo era la vida allí fuera, a Londres.
Recuerdo que llegué un 29 de Noviembre, de 1978. El gran error fue pensar que como lo había estudiado, hablaba inglés. Lo único que ocurría es que el resto de los habitantes de aquella isla no habían compartido mi mismo profesor, y no entendía nada. A ésto se unió algún que otro pequeño detalle sin importancia, como que para las tres de la tarde prácticamente ya se hacía de noche, y de que nevaba copiosamente. Me tuve que “poner las pilas”, o dicho de una manera cursi, haciendo de tripas corazón, me prohibí tajantemente quedarme recluido en casa, es un decir lo de “casa”, y pertrechado con un libro callejero, me fui a conocer a los londinenses nativos, en el caso de que todavía quedara alguno.
En aquella época no se podía llegar a la pérfida Albión para trabajar, porque hacía falta el célebre permiso de trabajo, y sólo podías entrar como estudiante. Pero como se suele decir hecha la ley, hecha la trampa, y al matricularte como estudiante de inglés, tres horas diarias de lunes a viernes, siempre encontrabas algún trabajo “bajo manga”, que quiere decir en malas condiciones y escasamente remunerado.
Como en España todavía existía la mentalidad de haber salido de una guerra y de haberse buscado cada uno las habichuelas como había podido, no se hacía tan duro o al menos no podías quejarte abiertamente, porque cada uno llevaba su propia historia que te la podía “endiñar” en cualquier momento en que te encontraras bajo de moral.
Este vecino, se libró del servicio militar, y por eso no puede contar sus “historias de la mili”, ni hablar, como sus abuelos, del hambre de la guerra, pero sí de la soledad que pasó en un Londres que acababa de ser abandonado por el movimiento “punk”, y en el que comenzaban a aparecer  individuos con ganas de bailar sobre patines.
Quizás, algo que diferenció mi viaje al que ahora hacen los jóvenes, es que este vecino sabía perfectamente que tenía una fecha de caducidad, porque allí era muy difícil, sin permiso de trabajo, encontrar un trabajo a perpetuidad. Sin embargo, los jóvenes que se van ahora, no saben ni si volverán, y eso es más triste todavía.
Algo que aprendí de aquella época es que el individuo se sobrepone de casi todo, y que desde la barrera, como diría un torero, todo es bonito, y que conocí agente maravillosa, de la que ahora ignoro qué fue de ellos, pero que en su momento era una amistad para toda la vida

*ACUARELA: DE KUBI

sábado, 31 de agosto de 2013

RODEO DRIVE A LA DONOSTIARRA

Ha llegado el día. Con el atardecer este vecino del mundo cogerá un autobús que le devolverá a Donosti, y al llegar, pensará en aquel hogar-dulce-hogar, o el más normal, como-en-casa-en-ningún-sitio. Aunque en realidad, como en casa en muchos sitios, siempre que haya salud y dinero, ya que, en el fondo, es una manera de conformarse con lo que te toca ahora.
Antes para este vecino, y ya lo tiene explicado más de una vez, decir Torrevieja, era recordar el famoso programa de televisión “Un, dos, tres”, y su mejor premio: el famoso apartamento cerca de la playa. Desde hace unos años, Torrevieja es la palabra clave que se materializa en las vacaciones y unos días sin preocupaciones, y en los que se vive de día y de noche. Y mientras para los foráneos ir a Donosti significaría ir a una de las ciudades más bonitas del mundo, para este vecino con su atalaya desde la que normalmente os habla, con su sede social allí radicada, supone la cotidianidad, aunque en realidad sea como pasear por Rodeo Drive para alguien que vive en Beverly Hills. Ya sé que es un tanto exagerado, pero por los precios que tenemos que soportar durante todo el año, algo de razón me asiste. Y es que la costumbre es lo que tiene, asomarse a la playa de la Concha y comprobar que la isla, esa famosa isla, sigue en su sitio, y que, por ahora al menos, no se la han quedado los vizcaínos.
En este mes largo, he echado de menos mis pinceles, y el problema de cómo abordar un nuevo lienzo en blanco. Toda actividad, al ser retomada se coge con nuevos y renovados bríos, y seguro que los azules serán más brillantes en los nuevos paisajes, y los verdes se ceñirán en las hojas de los árboles, para secarse, a modo de recordatorio, y sugerir paisajes que durarán más vidas que la propia.
Emprender un viaje, como el de hoy, siempre, y a pesar de su cotidianidad, me originan unos nervios que solo se calmarán al cerrar la puerta de casa tras llegar. Y es que todo viaje implica un adiós y un reencuentro, lo triste con la alegre. Por eso, quizás, a la llegada de la La Parca se le compara con el comienzo de un viaje, y en el que todas las religiones, a su manera, se empeñan en que compres los billetes en sus oficinas, para lo que me temo pudiera ser el mayor timo de la historia, pero que nadie ha podido desvelarlo.
Como se decía en aquella trilogía cinematográfica, que luego por el poder del dólar se convirtió en dos trilogías, y lo que queda por venir, que la fuerza nos acompañe a todos, y que cuando vuelva a abrir mi atalaya espero reencontrarme con todos vosotros, y posibles nuevos invitados, porque la vida es para vivirla, y naturalmente para contarla. Y aquí, de contar, y de dialogar, sabemos mucho. Un abrazo, y hasta ahora...

*FOTO: DE LA RED