Mostrando entradas con la etiqueta vecinos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta vecinos. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de mayo de 2020

EL TWITTER NUESTRO...



Normalmente me levanto por las mañanas, me preparo mis pastillas, mi zumo y me pongo delante del ordenador para ver cómo se nos presenta el día a través de varios diarios, y el Twitter nuestro que está más cerca del infierno que del cielo. Y después de todo esto, me despierto.

Hoy el viaje ha sido más que accidentado. Y la culpa ha sido de la foto que encabeza este artículo. Y no, no es la de Díaz Ayuso, en plan Virgen de Murillo, y a la sazón Presidenta de la Comu. de Madrid, como seguro que le gustaría decir a ella, entre medias verdades y confusión con la palabra “comu-lgar” al fondo. Y es que ella nunca da puntada sin hilo, o a lo mejor sí,  vaya usted a saber.

La foto que me ha impactado es la de ese individuo que se supone que viene, o va, en realidad da lo mismo, de una manifestación en Raleigh, Carolina del Norte

Son Fans de Trump que protestan contra el confinamiento. Qué mejor que un sándwich para desayunar, con un bazoka para bajar el hambre y el apetito de libertad de los demás.

A Trump también se le eligió en unas elecciones, se supone que democráticas, y no dignas de una mente como la de Stephen King.

En realidad, el futuro apocalíptico de finales de los setenta, con el comienzo de la saga “Mad Max”, hace tiempo que quedó en pañales. Y tristemente nuestro presente tiene bastante más de “Joker” pero en versión ultraviolenta si se puede.

No hay más peligroso que normalizar lo que siempre ha sido irracional. Porque si metes algo explosivo en tu vida, en tu bolsillo, y lo normalizas (la nueva normalidad, ¿os suena?), el día menos pensado te explotará. Y tus vecinos dirán aquello de “era una persona normal, tirando a simpático, y nunca dio ningún problema."

Mis pastillas, me faltan mis pastillas...

*FOTO: DE LA RED

domingo, 13 de septiembre de 2015

UN DOMINGO, DOS DUDAS...


Tengo una duda. No sé si ayer Don Cristiano Ronaldo metió cinco goles al Espanyol, o fueron cinco millones, debido a que algunos periodistas, de un blanco inmaculado y vena al cuello a punto de estallar, se han encargado de repetirlo a modo de un eco eterno.

Creo, sinceramente, que eso tampoco ayuda al personaje, aunque seguro que a la persona, con el tiempo, le aumentan los beneficios de su cuenta corriente. 

Viendo desde la ventana, en Donosti, ese gris tan de sirimiri y de nos quedamos en casa absorbiendo calorías a modo de todo tipo de golosinas, quizás lo de multiplicar por un millón la importancia de cinco goles se entienda como otra manera de intentar enderezar un día que solo tiene de interesante el que sea domingo, si es que eso debe de ser interesante.

Desde el punto de vista de este vecino del mundo, otro día tan interesante como leer la biografía de “Dinio, el follador” o “El Dioni, el último Robin Hood español”. Eso, si ambas biografías hubieran sido publicadas…

Para uno que es simpatizante de la Real Sociedad, no me atrevería a incluirme en la modalidad de hincha, y mucho menos de “forofo”, lo del equipo txuri-urdin y el Betis, ayer, es una muesca más de impotencia sentimental. Debería de tratarlos, y estoy convencido de ello, un sexólogo, porque se supone, es lo mínimo a pedir, que a todo buen futbolista le tiene que “poner”, y “como una moto” además, el jugar a fútbol, pero éstos, los de la Real, parecen aquellos antiguos presos que se les dibujaba atados a una bola de hierro, pesada, muy pesada. El caballo del malo, e incluso el de un fotógrafo, es más rápido y nervioso, que un txuri-urdin buscando la portería contraria.

Quizás, la respuesta la tenga la misma idiosincrasia de la ciudad. Una ciudad, que mientras los vecinos, porque en el fondo es “eso”,  tienen todo un Museo Guggenheim, aunque para los gustos de más de uno, la fachada esté en eternas obras, y en un “sin terminar”, aunque sea muy molón, aquí nos hemos quedado con una “Tabakalera”, Centro Internacional de Cultura Contemporánea ( ¡ahí queda eso!), para los vecinos del Botxo, abierta al público estos días, que este vecino tiene que conseguir alguno de sus impresos para comprobar, si siendo consecuentes con el espíritu original del edificio, advierten que “fumar es malo para la salud”. 

Se ha hablado mucho y durante años de esta super-obra, pero, o me lo he perdido personalmente, o echo en falta publicidad de lo que uno se va a encontrar dentro, que sirva de reclamo a las posibles visitas, y no para hacer “patria chica”, que es lo que realmente parece que está ocurriendo.

Hay días que son todavía más de calendario que de vivirlos cuando encuentras, en todo lo que te rodea, más arquitectura y planificación, que alma y ganas…

Tengo otra duda. No sé si pasear por la ciudad, Donosti, o perderme por ella, que no es lo mismo.

Como se suele decir, y ya por terminar, si mañana estoy, es que he venido…¡Madre mía!…, creo que tengo la tensión por las nubes con tanto olor a impotencia… Ya perdonarán…

*FOTO: DE LA RED

martes, 11 de agosto de 2015

TORREVIEJA, UNA CIUDAD PARA TODAS LAS ESTACIONES


Ya saben los que me siguen que este vecino del mundo cada vez que se cabrea y que va a apuntar una queja, no lo hace en caliente, sino que tiene una barrera de seguridad, dejar pasar unas cuantas horas para que la mala leche no nuble el raciocinio, y así ha sido hoy también. Han pasado más de doce horas del cabreo, y este vecino del mundo cree que ya es tiempo suficiente.

Vaya por delante, todos aquellos que me siguen ya saben que soy un enamorado de Donosti, ciudad en la que vivo gran parte del año, pero también hay otra ciudad que desde hace unos quince años se ha ido ganando mi corazoncito: TorreviejaAyer, en esta última, sobre las seis de la tarde, cayó un buen chaparrón durante una media hora aproximadamente. Pues bien, el resultado parecía, y salvando las distancias, naturalmente, la ciudad de Nueva Orleans tras el Katrina, si éste solo hubiera durado media hora. 

Estamos muy cerca de la Playa de los Locos por la zona de la Calle Estocolmo, y tras el chubasco intentamos ir, porque somos así de raros, porque queremos el oro y el moro, al Consum que está en la Calle Diego Ramirez, y prácticamente todas las calles estaban intentando deglutir el agua caída por un alcantarillado del estilo “Señorita Pepis”.

Conviene recordar la gran cantidad de personas, entre los que este vecino del mundo se encuentra, que pagamos los impuestos en esta ciudad también,  a pesar de estar gran parte del año ausentes, y aparentemente, por no ser injustos, siempre se ven cambios en las cuatro calles de siempre, el Torrevieja antiguo, por decirlo de alguna manera donde se encuentra el Ayuntamiento con su plaza e iglesia correspondiente.

La zona adyacente a la Playa de los Locos, salvo edificios nuevos que se han hecho, y que en contra de la armonía de la zona, han crecido más para arriba que a lo ancho, está prácticamente igual que hace quince años, con la salvedad de la citada playa, cuya zona de arena ha menguado, sin solución aparente, mientras ha aumentado la cantidad de basura a ser recogida cada noche. Ya sé que me van a decir que Torrevieja, la de la habanera preciosa, la de olor a salitre y que siempre mira allende los mares, crece enormemente en Julio y Agosto, pero eso es previsible, y para eso existen los célebres contratos eventuales.

Torrevieja debiera ser no como las bicicletas para el verano, sino una ciudad para todas las estaciones, pero estamos permitiendo, incluso en edificios nuevos,  tuberías que mueren al ras de la calle. Permitiendo instalaciones de aire acondicionado que vierten el agua creada como mínimo a botellas instaladas en la propia acera, eso si no va directamente a ella. Aceras, las célebres aceras rojizas,  con zonas de pendientes afiladas que siempre he pensado que, presuntamente, están hechas con miras a crear clientes para “Urgencias” con algún tipo de rotura.

Quiero mucho a Torrevieja, y en los “agostos” de quince años nos ha llovido tres veces quedando en evidencia unas carencias que no son de recibo. Y es en ellas donde se deberían sacar las fotos los políticos de turno. Está clarísimo que al menos los que han ocupado sillón en la Casa Consistorial no han debido de vivir en la zona que he mencionado anteriormente, porque se les hubiera caído la cara de vergüenza.

Y ya para terminar, y metidos en harina, nunca he comprendido que en una ciudad veraniega mil por cien, para asistir como espectador al “Concurso de Habaneras” se exija a los hombres ir con pantalones largos, las mujeres pueden ir con falda cuanto más corta mejor. Eso tampoco es igualdad de derechos, y sí un vestigio de antiguas prebendas. El respeto al concurso se lleva dentro. Una cosa es que se vaya en chanclas y hecho un “Adán”, pero se debería permitir acudir en unos pantalones cortos bien dignos, y si me apuran de “marca”, especialmente si luego, a la vuelta del evento, te puedes encontrar unos suelos deplorables tras un chubasco como el de ayer.


Hay que construir una ciudad no de foto, que también, sino que se pueda vivir cómodamente en ella, bien sea toda la vida o un solo día. Y reiterándome en lo ya dicho, recordar que Torrevieja debe ser una ciudad para todas las estaciones; sino, nos deberíamos preguntar qué se hace con todo el dinero que se recauda de esos vecinos temporales que pagan los mismos impuestos.

*FOTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA

lunes, 10 de agosto de 2015

MIENTRAS EL CUERPO AGUANTE...


¡Y parece que fue ayer!...Y ya han pasado cinco años, en los que hemos vertido muchas opiniones y deseos. Algunas veces, y desgraciadamente cada vez más, sugiriendo casi entrelíneas, por aquello de la ley que amordaza.

Afortunadamente este vecino del mundo tiene una comunidad de vecinos de los que no hay, que no se están quietos, y que muchas veces con sus andanzas podemos poner cara, e incluso cruz, a la actualidad, sin quedarnos, en una expresión que se utiliza mucho actualmente, a los pies de los caballos. Y es que ya se sabe que es más fácil, presuntamente, hacerse un viaje a Suiza para visitar entidades bancarias con dinero muy moreno, que expresar en la calle lo que se piensa.

Los comienzos tampoco fueron buenos. El vecino lanzó su voz durante unas vacaciones  que se metamorfosearon en un ERE que a su vez acabo en un despido, en realidad en un total de treinta, que terminó por dejar las puertas de este ático abierto para siempre, o mejor dicho, mientras el cuerpo aguante. Y el hueco que este vecino abrió, y que servía de sustituto a tumbarse en una camilla frente al psicólogo, evitando que lo malo se enquistara, ha servido de sanador de más de una úlcera incipiente.

Más de uno de mis lectores pensará que soy un exagerado, pero muchas veces mediante la exageración se ven los defectos, los problemas, o lo que sea, más claramente. Y además mediante la exageración y la ironía se quita también esa pátina de seriedad que algunas veces parece que tiene cualquier tema. Es como quitarle los pantalones a un señor muy serio, que va de negro constantemente, y descubrir que sus calzoncillos son rosas, lo que puede querer decir mucho de él. Y aquí cada uno que piense lo que quiera, que es lo que se intenta cultivar en este blog.

Ni vendemos ningún producto, en especial bajo la apariencia de que no vendemos nada y de que somos neutrales, ni intentamos adoctrinar en nada a nadie. Con decir lo que nos altera, nos choca, o hemos observado o pensado recientemente, nos es más que suficiente.

Cada vez que cumple años este blog me acuerdo de aquel compañero de trabajo que cuando se enteró que escribía un blog, inmediatamente me preguntó cuánto cobraba por ello, y al decirle que lo hacía, más que gratis, por amor al arte, su cara se asemejó a algo que pudiera haberlo firmado el mismísimo Picasso: abstracto total.

Suelen decir que sarna con gusto no pica, y este vecino del mundo  en cuestión de escribir en el blog se declara más vicioso que una película porno. No os rompáis las vestiduras, que sino no tenéis sitio en este blog. Como siempre, en este ático la verdad sin paños calientes, aunque lo intentemos enfriar con mucha ironía.

¡Feliz aniversario! La tarta es para todos, y el último, no que pase por caja, porque ya está pagado, pero sí que cierre la puerta, para que no entre el olvido.

*FOTO: DE LA RED


sábado, 4 de octubre de 2014

MEDIDA O DESMEDIDA

Todo en su justo medida. Eso es lo que me decía mi madre cuando era pequeño. Y quizás esa idea se ha ido olvidando por el camino de la vida. Quizás en el día a día le hemos dado importancia a ciertas cosas que, bien pensado, no la tienen. 
Es muy probable que pensando que sabemos mucho, en realidad, nos hayan dado el famoso timo de la estampita, y nos hayamos quedado con la forma y no con el fondo.
Esos teléfonos móviles que sirven para todo (incluso para comprar billetes de avión por internet, aunque, tú, no viajas nunca) y que te han creado la necesidad de cambiarlo cada año. Esos televisores, que la técnica, mejor cada día, ha conseguido que mientras los viejos televisores de los años sesenta duraran más de diez años, éstos, como mucho, duren unos cinco, y además el que tienes seguro que no es “Smart tv” que no tienes ni puñetera idea qué es, pero seguro que no lo es.
Y mientras, tú, en realidad, te encuentras más aislado que nunca. Tus vecinos deben de ser unos zombis, porque huyes de ellos, bajo el epígrafe "no les eches una mano que te quitan el brazo". E incluso ya te llevas mal hasta contigo mismo.
No te miras ni al espejo, no vaya a ser que en el otro lado estés tú también, y la hemos armado. Y te metes en la cama contigo mismo cuando te consta que estás tan cansado que el meterte en el lecho no va a dar lugar a tonterías…, como pensar, por ejemplo.
Y quizás un buen día, si tienes suerte, te das cuenta que desde pequeños nos han dicho eso de que “el hombre (y la mujer naturalmente, que no va por ahí la “cosa”) es el único animal que tiene el don de pensar”, y precisamente tú, si tú, hace tiempo que no ejerces como tal, no como hombre reproductor,  no va por ahí la cosa tampoco, aunque de eso, no nos engañemos, también cuando nos dejan, sino como “homo sapiens”. Porque lo de “homo” lo anteponemos para todo, sobre todo cuando alguien dice eso tan original de “a que no hay huevos”. 
Pero el apellido, lo de “sapiens”, lo practicamos poco. Si ves un paisaje bonito, como mucho, te puedes retrotraer a las últimas vacaciones “pensando”, que es mucho decir, que también vistes muchos paisajes bonitos. Sin embargo, no eres capaz de que ante ese bonito paisaje, se pare el mundo, pares el mundo,  y sientas cómo el viento en el rostro masajea tus recuerdos, y ese paisaje sea el trampolín a miles de recuerdos, o menos, da lo mismo, recuerdos que van ligados a sentimientos.  Porque quizás, pensar es “eso”, sentir, y quizás no lo queramos hacer mucho, porque en el fondo, tenemos miedo a descubrir que no estamos muy de acuerdo con nuestro proceder.
Si un buen día "ponemos" una foto imposible de lo que "esperábamos de nosotros" y otra de lo que realmente "hemos llegado a ser", es muy probable que el famoso juego de "las siete diferencias" se quede corto, y eso no lo queremos reconocer.
Lo dicho, como decía mi madre, y asentaba mi padre, todo en su justa medida. Y el problema es que quizás, el patrón de medida hace tiempo que nos ha sido escamoteado, y cambiado por otro, y hay algo entre lo que esperábamos y lo que somos, que no coincide. Y, mientras, el reloj de la vida, de nuestra vida, sigue pasando.

*FOTO: DE LA RED