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miércoles, 9 de septiembre de 2015

LOS PRIMEROS DE LA CLASE




¡Esto es acojonante! Que sí, que lo es. Que hace unas semanas, la mayoría de los países comunitarios se hacían los suecos, aunque no fueran de Suecia, con el goteo humano, camino de convertirse en chorro, que entraba por el sur de Europa. Pero, ahora, que se comprueba que los que entran por el Sur, tienen querencias de irse a Alemania y Gran Bretaña, algunos países, los mencionados especialmente, “se conciencian” de lo que está ocurriendo.

La foto de un niño de tres años ahogado en una playa ha sido el detonante de que la gente haya despertado su conciencia, y al ver el percal, los políticos de turno en lugar de ponerse a la cola, pues hacen lo de siempre, se ponen en cabeza, y parece que la idea ha sido suya, y que lo sienten así de toda la vida.

No va a ser este vecino del mundo el que ponga una pega a las ganas de ayudar a los migrantes, inmigrantes o refugiados por las guerras. Pero, ¡ojo!, no se trata de acoger, y me entenderéis, una mascota, ni sacarse una foto y pasar las Navidades juntos, y ya está.

Tampoco va a ser este vecino, el que recuerde que ya hay, y mucha, escasez en España, y que el hambre ya está instalada entre nosotros, y en muchos casos se disfraza de “apretarse el cinturón”. Porque los políticos que ahora se han puesto, viniendo desde atrás, los primeros en la cola de la indignación, son los mismos que llevan mucho tiempo siendo cicateros incluso con los que les votan, y especialmente con los que votan a otros partidos en su mismo país.

Ahora el Señor Rajoy está muy afligido con los avalanchas de personas, porque eso es lo que son, personas por encima de las cifras, que entran en Europa por algunos de sus puntos, y dónde antes apenas había cupos para poder acoger a gentes, sólo unos dos mil,  por el problema acuciante del paro, declarado por ellos mismos,  ahora se ve que el paseo con la Merkel le ha contagiado las ganas de ayudar, y ya se sabe que en cuestiones de quedar bien, podemos ser los primeros y por goleada, ahora ya no les parecen muchos, ni quince mil.

Seamos serios, las cosas no han cambiado en veinticuatro horas, o este vecino se ha perdido algo. El problema que tienen algunos países, como los sirios, está desde hace tiempo, pero los políticos con recolectar sus votos,y comprobar que nadie más se sienta en su sillón, ya tenían suficiente,  y ahora, la foto de un niño, que podía ser nuestro, les ha sacado los colores, que el niño ya no tenía.


Siempre se ha dicho que una foto (que este vecino del mundo no ha querido mostrar por ser mucho más que una simple imagen) vale por mil palabras, y las mil de esa foto, han sido de reproches para todos nosotros, y para los que nos debían de guiar, que en lo importante siempre andan por detrás, aunque luego jueguen a ser los primeros de la clase, de una clase que nunca han tenido.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 12 de marzo de 2015

SOLEDAD EN LOS MARES DEL SUR



Soledad en los Mares del Sur”. En algún lugar he oído esa frase, o quizás la he soñado. Algunas veces vienen frases a la mente como restos de un eco que va muriendo, pistas de un pasado, o quizás de un futuro, que tienes que utilizar como piezas de un rompecabezas, y colocarlas en su debido lugar de tu mente.

“Soledad en los Mares del Sur”, tropical, pero soledad al fin y al cabo. Soledad teñida de azules de un mar perdido, aunque en este caso parece que el perdido soy yo, no sé si en los mares al sur de la nada o de un recuerdo que lucha por asomarse en la monotonía de la realidad. Soledad con sabor a sal, y poco a poco vas apareciendo en el lienzo de mi mente.

Soledad, eres tú. Hace tanto tiempo que ya no me acordaba. Fueron solamente siete días, una semana de un cruce de caminos que no nos juntaba, sino que nació separándonos. Soledad, era tu nombre, debe de seguir siendo tu nombre. Aquellos ojos de gata, con siete vidas diferentes, y ninguna para vivirla conmigo, siete pecados capitales en una capital de una provincia cualquiera. Y ni el lugar, ni el ambiente, ni siquiera el calor era tropical.

Poco a poco las imágenes se van enfocando. Una joven de mechas rubias y acaracoladas, un pelo frío para una piel tan morena como retadora. Dos miradas que no debieron de cruzarse, rompiendo el silencio de un paisaje prohibido. Un bar nuevo jugando a  antiguo, madera cara recreando el continente de unas vidas siempre ocupadas en el mañana. 


Creo recordar, otra pista del rompecabezas. Te pregunté por una dirección, y tú me dirigiste. Dirigiste mi vida durante siete días, y no volví a verte. Volví al bistró, diseño francés para una ciudad castellana, siete veces más, siempre el siete, y no estabas, nunca estabas. Y juré no volver a buscarte, no volver a recordarte, ni a ti, ni al bistró “Los Mares del Sur”, tan sugerente como equivocado. Un mensaje mecido por los mares del olvido para no llegar a ninguna parte, como su historia.


*FOTO: DE LA RED