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domingo, 17 de mayo de 2020

NO TE VAS A MOVER ("SERIE-GRAFIADA")



Quien más quien menos está realizando sus tareas de confinado, por muy VIP que se pueda considerar a sí mismo, de la mejor manera posible.

Mi "auto-tarea" ha sido el meterme entre pecho y espalda, y realmente no ha sido dificultoso, en menos de veinticuatro horas,  los seis capítulos de  la serie de “La unidad”, un thriller policiaco, de la gallega Vaca Films,  que aparecieron liberados en su conjunto ayer mismo. Creo que ya hablo, como consecuencia de la inmersión lingüística, en castellano con acento magrebí.

Desde el primer fotograma notas que si de algo han andado mal rodando esta serie, precisamente no habrá sido de dinero, y es muy posible que en ésto haya tenido algo que ver Movistar, la plataforma desde la que se presenta.

No nos vamos a andar con tapujos. Ya por definición toda historia con temática yihadista por de pronto se hace de difícil digestión. Pero quizás la dirección de Dani de la Torre ("El desconocido" y “La sombra de la ley”), como el guionista italiano Alberto Marini hayan sabido dotarle a cada capitulo de suficiente dosis de realismo y entretenimiento al mismo tiempo. Un consejo: no se te ocurra dejar a hacer algo vital en cada uno de los cincuenta minutos de cada capítulo, porque no te vas a mover.

Si alguien dudaba del elenco de actores españoles, Nathalie Poza, como jefa del grupo, y sufridora de su viacrucis particular, está de matrícula y cum laude, con un desconocido para este vecino del mundo hasta ahora al menos, Michel Noher, dándole a todo el batiburrillo de razas y acentos, su toque argentino. Marian Álvarez que desde su época de “Hospital Central” ya tiene al menos acumulado una Concha de plata por su papel en “La herida” y una reputación como gran actriz que sólo ha podido ir hacia arriba.

Junto con unos ajustados  y eficaces Raúl Fernández de Pablo, y Carlos Blanco, y un Fele Martínez gustándose a sí mismo y a sus fans, no queremos dejar de mencionar a Luis Zahera, más que notable siempre en lo que haga, y que aquí se permite el lujo, y porque se lo habrán concedido, naturalmente, de desgranar en su actuación un toque de humor gallego, como no pudiera ser de otra manera.

A destacar un ataque yihadista, del que no diremos en qué capítulo ocurre, y que ha sido solventado con un original y más que notable recurso y que al menos a este vecino dejó con la boca abierta y la sangre de orchata.

¿Algo reprochable? Quizás se echa de menos un poco más de los problemas familiares de los integrantes de "La unidad", aunque me imagino que eso será para gustos.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 23 de enero de 2020

LA VIDA ON LINE...


Hoy viendo una serie en el portátil he oído una frase, el guionista en su momento escribió unas palabras, de esas que hacen pensar, como en "El crack cero", lo último de Garci, y que diferencian además la vida real de una película. 
Uno no va “on line”, como se dice ahora, diciendo frases redondas, que parece que llevan incluso flash incorporado para que no pasen desapercibidas, como en el capítulo de "El embarcadero. Segunda temporada" que he visto hoy: “Ponerle nombre a un deseo es como domesticarlo”. Y no sé por qué pero me he imaginado una moto, de esas de gran cilindrada, con vitola.

Es curioso, porque no me gustan ni las motos ni los puros, de hecho ni fumo. Bien pensado quizás sea un poco fetichista, representando un deseo, un recuerdo, en algo material. Pero de eso a que mi mente, mi subconsciente, o todo ello, resuma mi visión del deseo como velocidad, humo y marcas comerciales, dista mucho, al menos, de la visión que tengo de mí mismo.

Ahora vienen a mi mente recuerdos de la primera vez que me vi en una película de aquellas, que ya, los millennials por ejemplo nunca habrán oído hablar, de las cámaras “Super 8”. 
No es solo que no me reconociera en aquella figura delgada y desgarbada de un joven de unos catorce años, sino posteriormente, y oyéndome en una “casete”, llegué a la conclusión de que si me cruzara en la calle conmigo mismo y además, para más inri, me hiciera una pregunta, no es que no me reconociera, sino que  además mi cara no me iba a sonar de nada. 
Muy probablemente, además, me cayera mal. Normalmente caigo mal en las primeras impresiones. Quizás tenga que ver algo con mi timidez, que además cada vez que la comento, la gente, a las primeras de cambio, no me cree. Con lo cual ha llegado un momento en que ni te fijas, ni te fías, de las primeras reacciones de los otros, lo cual, en el fondo, es bastante triste e injusto para todos.

Es lo que tienen las frases redondas de los guiones, que en cuanto las toqueteas un poco, donde antes tenías la redondez hecha perfección, en el peor de los casos ahora tienes un acordeón, y por supuesto, desafinado.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 28 de junio de 2019

...TAN PELIGROSO COMO NACER FÓSFORO


Entre bochorno y excitación por malas vibraciones, llevo unas cuarenta y ocho horas con la sensación de que soy un fósforo ante tanto calor en el ambiente, y en cualquier momento voy a entrar en combustión.
Y es que se ha juntado todo. Una especie de cabreo general, en el que yo no pacto contigo porque soy más patriota que tú, y porque sigo las directrices que nuestro electorado nos ha dado. Como si mi electorado fuera mejor que el tuyo, o al menos más “electorado”.
Esas ganas, también, de reescribir nuestra historia, e incluso nuestra histeria, aunque todavía esté caliente de lo reciente que es. Y tú no tienes que salir en la tele, porque es la que pagamos todos. Pero…¿y si pertenece a un partido que está legalizado? Pues tampoco, no sea que algún futuro electorado se contamine del mal que puedan llevar sus palabras.
Siempre he visto a España, y los lectores de este blog lo saben más que de sobra, como un cortijo, y estaba convencido de que no había nada peor…. Pero lo hay, y es ver a España como una guardería, e incluso como, los más cursis se referirían a ella así, un jardín de infancia, en el que tal como están las cosas, muchos, por su comportamiento  parecen estar "condenados a la infancia” para siempre. Y ya se sabe, que nadie puede ser más cruel que un niño.
Lo dicho, llevo unas cuarenta y ocho horas con la sensación de que soy un fósforo, y ni Ciudadanos y su ambigüedad ante el todo y la nada, ni sus cordones sanitarios a la izquierda de Dios padre y señor nuestro nos van a liberar de un momento tan flamígero.
En estos días, y ya para terminar, parece ser que también se ha puesto de moda el recomendar ver la serie “Chernobyl”. Y si dices que ni la has visto ni la quieres ver, por aquello de evitarte sufrimientos innecesarios, parece que la tierra se rompe bajo tus pies y caes en el abismo más abismal. 

Intentando sostenerme en el alero de la duda, he contraatacado diciendo que en cambio he visto la serie de Movistar “Hierro”, por si convalida una serie por otra. Y además de intentar hacer patria, ya que es una serie española, con una Candela Peña en estado de gracia, es un thriller que se deja ver muy bien; evitando al mismo tiempo posibles fugas radioactivas que pudieran derivar de la otra... ¡Ni por esas!
*FOTO: DE LA RED

miércoles, 20 de marzo de 2019

ALLÍ ABAJO, Y AQUÍ ARRIBA, ME PLANTO



Ha comenzado la quinta temporada de “Allí abajo” uno de los grandes éxitos de “Atresmedia” y al parecer apuesta segura temporada tras temporada.

Este vecino del mundo, seguidor de la serie, ya se ha decidido a no ver ninguna serie en el momento de su emisión, porque con tanto anuncio tiene la sensación de que los personajes, en este caso vasco-andaluces, o viceversa, apenas pueden abrirse paso en una maraña de publicidad. Añadiendo además al desconcierto, especialmente esta temporada, que muchos de los personajes ya aparecen “metidos” en anuncios calzados a la idiosincrasia, y nunca mejor dicho, de la figura en cuestión.

Al final este mundo de programación y contraprogramación nos va a convertir a los espectadores en misántropos perdidos y onanistas “seriófilos”, encerrados en un "laboratorio de gustos personales", porque lo de ayer, y comentado en casa en una especie de comité de crisis, o estado de la nación televisiva, no llegaba ni a lo que los fans de “La naranja mecánica” conocen como “el viejo mete-saca”, porque  para cuando “tocabas” el alma de los personajes, ya te sacaban de él con otra ráfaga de anuncios a modo de inhibidor para “series lovers”.

Bien pensado, y mientras en la vida real nos fríen a impuestos, una vez entrado en el mundo de la caja tonta, la publicidad sería lo más parecido a pagar todo tipo de tasas. Y hoy por hoy este vecino del mundo ya ha llegado a la conclusión, y ha tardado, de que “hasta aquí hemos llegado” y a partir de ahora, entre los ordenadores, tablets y las “Smart tvs”, va a ir a tiro hecho, y va a convertir su dedo en un asesino de anuncios, y cada vez que aparezcan, una ráfaga de flashes va a ser lo único que va a quedar de ellos. Y eso tampoco va a ser bueno para las casas anunciantes, que son, a la postre, quienes en cierta manera pagan las series.

En mi pueblo, precisamente uno de los de “allí arriba” siempre se ha dicho que lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible, y que más anuncios que te saquen de las series los va a soportar la tía, o tío, del programador o programadora de la denominada parrilla televisiva. Por cierto, cualquier día de estos, este vecino se va borrando también de eso que se ha dado en llamar "lenguaje inclusivo" y que te hace andar calle arriba calle abajo de nuestro lenguaje buscando una salida lo más digna posible.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 24 de septiembre de 2018

TELE DE AUTOR



¡Que sí! Que he llegado a la conclusión de que nos quieren cuando menos entretenidos, sino cabreados del todo.

Lo mismo que a los pollos de granja les aplican, por decirlo de alguna manera, una especie de microclima, mediante luces constantes, para que no paren de comer y comer, al españolito medio le quieren tener en tensión constante para así, mirando al tendido, sea más fácil robarle la cartera  y hasta su honor.

No se puede decir otra cosa, respecto al panorama televisivo, que si no ves, por ejemplo, Telecinco, para no colaborar con esa mafia que tienen montada para ver la vida a la manera que confecciona su fábrica, programas blancos, o series españolas se pueden contar con los dedos de las dos manos en cada temporada. Pero, por ejemplo, este martes vuelve en RTVE esa serie de gran éxito que es “Estoy vivo”, y la tienen que poner, para indefectiblemente seguir cabreándonos, a la misma franja horaria que en Antena 3 ofrecen la interesante y recién nacida “Presunto culpable”.

Saben, los jefes y las mentes pensantes de cada cadena, que la mayoría de los espectadores pueden bandear el problema viendo una serie en directo, y la otra, por ejemplo, mediante la página web de la cadena afectada. Parece que lo importante, sin embargo, es comprobar quién la tiene más larga (la lista de espectadores, claro). Aquí la imagen es nítida, esa del maño cabezón que al ver acercarse el tren a toda velocidad sentencia eso de: ¡Chufla, chufla, que como no te apartes tú!

Y al final, así nos van a tener, apartados de una cadena de cabecera, y preparándonos, como en la cocina de un buffet, que picas de aquí  y de allí, y al arrimar tu plato repleto de retales culinarios donde está el resto de tu familia o amigos, bautizas a tu "engendro" con el consabido “cocina de autor”. Y lo triste, es que no has mentido, sino que inventas cada día diversas maneras de sobrevivir, por lo menos, ante tanta mala leche.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 4 de julio de 2018

LA VERDAD... ¿NO IMPORTA?



Siempre he estado convencido de que tenemos el país que nos merecemos. Que es lo mismo que decir; así está el país, así estamos nosotros.

Y  en unos días en los que se está pasteleando con nuestra televisión estatal, sin que ninguno de nosotros ni siquiera parpadee, lo que hizo ayer Telecinco, para los que están siguiendo la serie “La verdad”, tener esperando a sus seguidores, durante más de una hora sin dar ninguna explicación, por razones “mundialistas”, para luego salirse por la tangente, repitiendo el capítulo anterior, es como diría mi amigo el filósofo de taberna: como ir a mear, y no echar ni gota.

Al final habrá que actuar como hace este vecino del mundo desde hace tiempo, ver lo que ofrecen las diferentes cadenas y programarse mediante las opciones que ofrece internet lo que te apetece ver en cada momento.

Porque, entre otras cosas, decidirse por seguir una serie o no, por muy buenas críticas de que venga precedida, me refiero a las series españolas, que en nada desmerecen a las de fuera, significa que quizás ahora te viene bien esa serie porque es los lunes. Pero a lo mejor luego, la ponen los martes. O incluso, el “iluminado” de la cadena, que cada televisión como mínimo tiene uno, le da por cerrar el grifo de la serie hasta dentro de unos meses (al parecer el iluminado de Telecinco, en el caso de esta serie, lo ha debido de dejar, porque él lo vale, para otoño) y tú, con ese cabreo que te haría jurar en arameo, te lo tienes que tragar con patatas.

Además, tal como están las cosas, ya no sabes si quieres que una serie triunfe porque los trece capítulos (nueve en esta serie), se pueden convertir en trece temporadas. Y, por ejemplo, la pareja protagonista que se llevaba también, por exigencias del guion, y nunca mejor dicho, tiene que discutir e incluso divorciarse, porque, de lo contrario no hay historia que aguante tantos capítulos, ni actores que aguanten el mismo contrato. Y si no recordar lo que pasó con aquella gran serie que fue “Hospital Central”-

Y si desde las televisiones nos tienen ese respeto, ninguno, programando y contraprogramando, qué respeto nos deben de tener  “todos los partidos”, desde el centro (porque en España se supone que no hay partidos de derechas, aunque alguno siempre ate, y bien atado, “lo que quieren los españoles” con lo que hacen ellos) hasta a la extrema izquierda, que en ese círculo vicioso que es nuestra España, debe de empalmar ya con ese centro que comentaba anteriormente.

Si queremos que espabile España, tenemos que espabilar cada uno de nosotros, y no dejar pasar ninguna. Ayer nos habéis fallado, no hay disculpas que valgan. Pero nuestros gerifaltes saben que tenemos tragaderas del tamaño de un agujero negro.

Siempre me acordaré lo que dijo aquel político español, no hace muchos años, tras el subidón de un mitin en pleno furor electoral: Si les llego a prometer que les pongo una playa, tragan también.

Si no queremos que nos prometan más playas fantasmas, el futuro comienza hoy mismo. Y recuerda: no creen que somos buenos, sino tontos.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 7 de febrero de 2018

LOCALIZANDO BORBONES Y ... MALINTENCIONADOS



Estoy furioso. Así, sin paños calientes e inaugurando un post que no tenía previsto.

La mayoría de las veces, y los que siguen a este vecino del mundo lo saben, procuro no entrar al trapo, y normalmente me doy una especie de tiempo de seguridad con el fin de que cuando escriba, dando mi respuesta, aunque me despache sin límites, guarde las formas y nadie resulte herido, aunque algunas veces sí zarandead@. Pero en este caso voy a hacer una excepción.y lo mismo que muchos han dado caña obviamente sin tiempo de reflexionar, voy a plantar cara por algo que creo merece justicia hacer.

Ayer mismo se ha estrenado en Antena 3Cuerpo de Élite”, una serie que ya para ir dando pistas proviene de una película, también con Antena 3 al fondo, que ya avisaba de qué iba, y que se supone que en su momento dio dinero más que suficiente como para animarse a hacer la serie.

Es un producto que ya desde los anuncios no pretende engañar a nadie, y solo hubiera faltado en la citada promoción una especie de nota de intenciones en la que se dijera que la única pretensión era hacer reír al personal con un mínimo de calidad.

Teniendo en cuenta que este vecino del mundo era reacio a seguir la serie porque pensaba que amparándose en una película que estuvo muy bien en su periplo comercial, al final con la serie era más que probable que fusilaran aquel recuerdo. Y el resultado, al menos, el primer capítulo es más que notable. Y se nota  que han puesto suficiente carne en el asador desde el punto de vista técnico y actoral, con una más que remarcable fotografía, decoración, puesta en escena y un casting mucho más que apropiado.Ya se puede decir que la expresión inaugurada ayer, "localizador de borbones", y que en opinión de este vecino es más que lograda, la va a devorar el pueblo y hacerla suya en un segundo.

Y ahora resulta que en una serie que al menos en esta primera propuesta no deja títere con cabeza  tanto de izquierdas como de derechas, muchos progres o casi-progres se ponen exquisitos en las redes sociales, y prácticamente llaman ladrones y dilapidadores del dinero público, que esto último sería más que cuestionable, por una serie que ellos tildan de muy mala.

Este vecino está convencido que si esta serie proviniera, por ejemplo, del Reino Unido, o tuviera como canal de distribución alguna plataforma de esas de moda con pago por adelantado su punto de vista hubiera variado, pero eso claro nunca se podrá probar.

No es justo que en un país, España concretamente, donde tenemos más que indicios de que unos cuantos, poderosos, con influencias o ambos, cada vez más desgraciadamente, como mínimo se ríen de nosotros, y la realidad del día a día parece “guionizada” por unos malos profesionales de lo suyo, den palos a una serie que precisamente habla de eso. Y, sin embargo, premie en la realidad de las urnas, con reelecciones continuas, a mucho chorizo o gente que coquetea cada día con la ilegalidad.

Nos están dando en la cara y en los morros todos los días sin apenas un mínimo de contestación social, y nos rompemos las vestiduras por presunta falta de calidad de una serie que con un humor fácil, eso sí, pero con unos chistes aunque muchos de ellos también fáciles, nunca son chabacanos y siempre están bien colocados, sin “desiertos” o partes muy blandas de guion.

Para esos que son muy críticos solo con la serie, recordarles que no tienen por qué verla, y que además de esa manera se la pueden cargar en dos o tres episodios de baja audiencia. Pero el problema es que el original que da pie a la serie, la vida misma, nos la tenemos que comer con patatas, eso sí, si tienes para comer dignamente, y nadie parece pedir un mínimo de calidad, en este caso cuando menos humana. Y eso sí que es grave, y no sólo ocurre como la serie los martes, sino cada vez que miras a tu alrededor.

Sólo recordar, ya para terminar, que si a alguno de esos poderes fácticos no le ha hecho ni p… gracia la serie, porque les mete el dedo en el ojo, muchos se lo han puesto muy fácil para hacerla desaparecer, haciendo como siempre que la culpa recaiga sobre nosotros, y nunca sobre ellos.

¿Tenemos lo que nos merecemos? Hace mucho tiempo que lo tengo clarísimo, por supuesto que sí.

*FOTO: DE LA RED


martes, 13 de diciembre de 2016

¿SERIE, O CIRCO?



La vida moderna, digital, o como quieran ustedes denominarla, sus usos y costumbres, están haciendo aflorar a unos colectivos que parecen creerse estrellas ellos mismos: los políticos, los periodistas deportivos (los futbolistas, unos cuantos, hace tiempo que lo son) y los guionistas de series de televisión. Otra cosa es que estos últimos, en la mayoría de los casos, ni son muy conocidos, excepto a ojos de verdaderos frikis televisivos, ni ganen lo que debieran merecerse.


He comenzado así tan fuerte y determinado hoy, porque hay cosas que me cabrean, y en este caso solo voy a hablar en este post, con relación a las series de televisión...


Todo viene a raíz de dos noticias motivadas por la finalización de las dos series españolas que están ahora triunfando: Velvet, y Mar de Plástico.


La primera de ellas, haciendo un doble tirabuzón, en el último capítulo va a ofrecer escenas en directo, y la segunda, que ya ha rodado varios finales, y ofrece dos, para elegir en votación.


Cada vez que una serie triunfa, es como si los que la manejan, y con esto me refiero, no a los guionistas, sino a los “peces gordos” de las cadenas en cuestión, pareciera que tienen caviar en sus manos, y en seguida quieren subir sus precios. Estoy hablando de una manera metafórica, porque de la otra, de la real, seguro que ocurre también y subirán los precios de los anuncios. 


Pero con respecto al espectador, que es donde este vecino se encuentra ubicado, le suben el esfuerzo de verla. Más capítulos, más publicidad (más espera ante la pantalla). Mucha incertidumbre, porque ahora cada vez que empiezas a ver una serie, no sabes si va a ser una temporada corta, que quizás ni termine, porque aunque a ti te pueda gustar, si no triunfa claramente, como mínimo le cambiaran el horario y te perderás en las profundidades de la madrugada…


Y si triunfa, tampoco es bueno, porque puede que terminen de verla tus nietos, con lo cual en el testamento te tendrás que tomar las molestias de darles indicaciones de cómo va el esquema de las tramas y personajes. Eso, sin contar con que los guionistas, a tenor del supuesto triunfo de la serie que han parido, quieran lucirse más de lo necesario, y en plan selfie quieran sacar la patita de la autocomplacencia con un doble tirabuzón de argumento que solo se pueda asumir con una mezcla de varias drogas de diseño en nuestro cuerpo.


Hay series, como “Hospital Central”, que murieron longevas, pero que el éxito no les sentó bien, ya que a los protagonistas les pasaba de todo, incluso la amputación de un brazo al cirujano protagonista, y tras bastantes capítulos de sufrimiento (toda la temporada), su reimplante, y optimización de las habilidades del brazo en cuestión, el espectador era recompensado con que ese médico, sufridor donde los haya, podía volver a operar. Matrimonios bien avenidos que luego casi montan “La guerra de Los Rose”. Maneras de ser de unos personajes bien trazados, que con el tiempo parecían sufrir esquizofrenia y cambiar su carácter totalmente, quizás porque había cambiado el equipo de guionistas, o simplemente para que sirviera de coartada a un divorcio inesperado, porque alguno de los actores quería dejar la serie...


Los espectadores de vemos de sufrir o alegrarnos por las tramas, no por nada más, incluido el que haya un puente y se paren las emisiones, eso sino dejan a medias la serie hasta la siguiente temporada... Y ahora, parece que quieren hacer como en los partidos políticos, la responsabilidad a las bases. Y cada vez que hay un problema, el final de la serie en este caso, que decida el público. Eso no debería de ser así.


Se tiene que exigir una sensación de seguridad. De que esas vidas que son representadas por actores, tienen un destino definido desde el principio. Y no ir al albur de éxitos o gustos comerciales. Y si vas a dar varios finales, como ya ocurrió con “El príncipe”, en opinión muy personal de este vecino del mundo, ya se desvirtúa todo, porque se ven los engranajes y los trucos de la serie, que se supone que debe de ser la vida misma, y no convertirla, como en el caso de estas dos grandes series que nos ocupan, en un circo mediático.


Eso, sin contar con esa especie de norma no escrita, que parece existir ahora, en la que los guionistas o personas que deciden el desenlace de una serie, pareciera que no quieren que termine felizmente esa historia, quizás con la excusa de que la vida misma termina siempre en tragedia. 


Los finales tienen que ser clásicos, a opinión de este vecino del mundo, los buenos triunfan y los malos sufren. Los que hemos visto toda una serie nos lo merecemos. Lo otro es la vida, que siempre acaba mal, y para eso, no vemos la tele sino que nos asomamos por la ventana, e incluso quizás nos tiremos, protagonizando así nuestro propio "spin-off", aunque sea cortísimo...


En mi pueblo, en todos los pueblos, existe mucha sabiduría de taberna, y siempre se ha dicho que “lo que es, es” y no lo que unos cuantos de éste u otro lado de la pantalla, quieren que sea.

*FOTO: DE LA RED






jueves, 27 de octubre de 2016

"INVESTIDURA, LA SERIE"


Hoy viendo la sesión de investidura, por ahora el intento, de Mariano Rajoy, ha habido un momento en que los ojos de este vecino del mundo, siempre hábiles en detectar buenas películas, ha considerado esas imágenes como algo que pudiera ser usado, tal cual, sin tamices, ni segundas tomas, como capítulo piloto de una interesante serie de televisión, al estilo de Dallas o Falcon Crest.


La verdad es que las escenas vividas dan para mucho. Porque por lo visto y sentido, tiene un ingrediente básico de toda serie que se precie ahora: no hay buenos, porque cada uno, desde la primera toma nos están intentando vender, de mejor o peor manera, su mentira.


Hay una gran dama de la escena: Doña Ana Pastor Julián, que desde un primer momento ha dejado claras sus preferencias: su amo y señor, que es su partido, y principalmente el Señor Rajoy, por quien es capaz de moldear los usos y costumbres de la cámara a la manera en que hagan falta.


Antiguamente los políticos eran más de esgrima en sus palabras, de florituras dialécticas. Lo que en comida se caracterizaría por grandes platos de costosa elaboración, tanto en cuanto a materia prima como a condimentación.


Lo visto hoy en la cámara, en el capítulo piloto, no ha habido nada de florete, ni tan siquiera de sable. Lo más usado en la palabra ha sido el garrotazo y tentetieso. Lo que en comida equivaldría a lo que se expende en cualquier hamburguesería, especialmente con acento americano.


De todas maneras, lo curioso de hoy ha sido, una especie de nueva versión del dicho de "Los tres mosqueteros": Todos para uno, y uno para todos. Al salir Pablo Iglesias repartiendo a diestro y siniestro, los aludidos luego lo han tenido fácil de defenderse bajo el manto de Venezuela y Maduro, que dicho sea de paso, nadie ha podido comprobar de que sea verdad.


Para que sea una serie redonda solo nos va a hacer falta un guionista a lo Gore Vidal en "Ben-Hur" que nos cree, o nos haga creer, una relación amor odio entre dos de los personajes, mejor para el espectador, además, si los dos son del mismo sexo y de posturas encontradas, por aquello de crear aún más morbo.


Y es que en la política actual, al menos en nuestro hemiciclo, falta amor, y a cambio hay mucho sexo honoris causa, unos a otros se mandan a joder continuamente. Incluso, comenzando hoy con Doña Ana Pastor que ha negado la réplica a un Pablo Iglesias que las circunstancias le han otorgado el título de Señor de Hur, por el comportamiento de un desatado Rafael Hernando, que sus palabras y actos le han convertido en Messala en una tarde de cuadrigas trucadas y permitidas por la Presidencia de la Cámara.


Si yo fuera Netflix compraría inmediatamente toda la serie, porque promete no dejar a nadie impasible. Otra cosa ya será como quede el país, aunque estos meses, casi un año, de interinidad han demostrado, quizás, que nuestro gobierno en realidad se puede asemejar más a una máquina de expedir tabaco. Solo hay que acordarse de rellenar las cámaras….


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 20 de julio de 2016

¿EL SEÑOR DE LA GUERRA TOMA EL PODER?



Un optimista diría que ha comenzado el principio del fin. Un pesimista en cambio, encarnado por cualquiera de los curas que interpretó en su momento, el desaparecido pero nunca olvidado, Agustín González, diría: -Es la descojonación. 
Hablamos, naturalmente, de la elección de Donald Trump como candidato de los republicanos para las próximas elecciones, ese "americano de los americanos", John Wayne de nuestra época. Que Dios, si existe, nos coja confesados.


Por cierto, y hablando de Dios, no sé si cada país tendrá su Dios, y luego en una especie de Unión Celestial de Dioses, habrá un Dios de Dioses, pero es más que posible que en España nuestro Dios sea Santiago Segura, porque, si ya estaba en todas partes, requisito indispensable para todo Dios que se precie, desde hace unos días aparece en un nuevo anuncio del Eurojackpot. Cualquier día le vemos en un anuncio de crecepelo. Ya sabemos que es calvo; precisamente por eso.


Por otra parte, está claro el "Estilo Donald Trump"; en lugar de hablar de economía o de política, para ganar el pasaporte a La Casa Blanca, la gran mayoría republicana se llena la boca atacando a Hillary Clinton, para que vaya a la cárcel, se supone, por utilizar su correo personal para asuntos de estado. Y de esa manera, intentar olvidar o "maquillar", el tropiezo de ayer al poner en boca de la actual mujer del Señor Trump, Melania, en un discurso, antes de la investidura formal de su marido como candidato republicano a la presidencia, en la última convención, frases literales completas utilizadas en un discurso de hace años por parte de Michelle Obama


Se supone que  el artífice de este desaguisado no será, eso espera este vecino del mundo, pero lo recuerda,  el mismo cerebro que incluyó párrafos enteros de novelas de otros autores, en aquel libro de una célebre periodista y presentadora española de televisión, y que al parecer, ahora, nadie quiere recordar.


Esperemos que ese no sea el estilo del Señor Trump y su equipo si llegaran a La Casa Blanca, ya que, metafóricamente, hasta pudiera variar el color del edificio a un rojo intenso, por aquello de que los supuestos futuros moradores tengan que ruborizarse frecuentemente.


Este vecino del mundo no sabe lo que está pasando, pero estos últimos tiempos están sacando lo peor de todos nosotros, de ahí quizás también parte del éxito del Señor Trump. Se diría que no vende lo positivo, vende lo negativo, la xenofobia, el racismo, lo peor de nosotros. De hecho, y aunque sea pura ironía, hace dos o tres días ha comenzado una nueva serie de televisión, en el que el protagonista se llama Lucifer, y es una especie de representante del Demonio que está pasando una temporada en la Tierra. 


Los malpensados o "bienpensados", vaya usted a saber, dirían que no es más que pasar por un taller de chapa y pintura, a aquella serie de hace muchísimos años llamada en España "Embrujada". Solo que aquella era una bruja buena, y el protagonista de la serie de ahora, como lo bueno no vende, es malo malísimo, pero, eso sí, con un punto de sofisticación, que es lo que se lleva en estos días.


Quizás estamos ya todos imbuidos de un espíritu de "jugador de vide-juegos" en el que podemos jugar a ser malos, pero que si luego hay algún problema por nuestra conducta, paramos el juego, y nos olvidamos. El problema puede venir en el hecho de que con Donald Trump en una supuesta presidencia, el mando lo tendría él, y sería la vida real, manejando un arsenal, y nunca mejor dicho, de bombas, que si fueran utilizadas, pudiéramos acabar como los monos de "2001: Una Odísea del espacio".


¡Miedo me da! ¿A ti, no?

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 27 de abril de 2016

TWEETS PARA UNA EMBAJADA


Ante tanto comentario triunfalista sobre el estreno de la nueva serie “La embajada” y ser ganadora en el “share” de ese día, este vecino del mundo  se ha tomado un día (día y medio) para pensárselo y que se enfriaran sus sensaciones, complicadas, intentando ser más justo.


Como durante la emisión del capítulo, este vecino fue redactando tweets sobre sus opiniones a tiempo real, se va a basar en ellos. El orden en este post no tiene por qué coincidir con el orden real mandado por twitter. 


"Creo que la embajada real de Tailandia, si la hay, va  a estar sin candidatos para ir, durante mucho, mucho, tiempo."
Y a pesar de esa sentencia, y sin ahondar en razones por no “estropear” el argumento a futuros espectadores, la serie puede ser buena publicidad para que las nuevas generaciones estudien para diplomáticos. Según ésta, "es un continuo  no parar”, en todo.
El argumento, el thriller,  en todo caso ocurre en una embajada como pudiera transcurrir en un hotel, o en un bufete de abogados.


Serie  realizada para que los pobres estemos contentos de no tener mucho dinero y ser corruptos y cornudos.
Sería un lado optimista de verlo, porque el argumento recuerda bastante a nuestra actualidad en alguna autonomía de nuestra piel de toro y, claro está, a muchas otras series.


He cerrado un momento los ojos y me he perdido dos polvos  y tres corrupciones.
Este vecino se ha imaginado a los guionistas de la serie como si estuvieran rellenando una quiniela con el método de los dados, y según iban lanzándolos, ahora uno le era infiel a su esposa, como que  ella le adornaba la frente a él, mientras ya buscaba nuevos horizontes. Una especie de Sodoma y Gomorra pero ataviados con lo último en grandes marcas de moda. Y que conste que este vecino del mundo no es estrecho de miras, pero viéndoles a esos personajes en sus lides amatorias, no tienen tiempo material para trabajar.


Carlos Bardem está que se sale, y Raúl Arévalo haciendo amigos desde el primer fotograma.
Lo del Señor Bardem, Carlos, si transcurre el argumento como parece, puede ser curioso, porque su personaje es el primer malo malísimo que detectamos, y que visto lo visto en el primer capítulo, puede resultar al final “una hermanita de la caridad”, en comparación con lo que parece adivinarse hay encerrado entre las paredes de la embajada, ya que él, y es un detalle, va de frente.

En cuanto a Raúl Arévalo juega, al menos por ahora, a ser el gran tapado, malo y posiblemente cruel.


Por un momento, al final, me ha parecido que Úrsula Corberó hacía un remake del papel de Megan Montaner en "Sin identidad".
Y es curioso, porque además la Señorita Montaner también aparece por la embajada. Y es que los productores si en algo no han escatimado es en nombres, bellezas, y epidermis, de actores y actrices del momento.
Por cierto, y no es una crítica, sino constatar un hecho, el comportamiento del personaje de la Señorita Corberó recuerda muy mucho a su manera de comportarse en la mayoría de sus entrevistas, dando la sensación de que “pasaba por allí”, pero mucho se teme este vecino, que sea la calma que precede a la tormenta, y que ese personaje, aparentemente alocado, va a sufrir bastante.


Demasiado esquemático todo. Si estornudas te pierdes dos datos. Y dentro de poco necesitaremos un mapa, para situarnos”.
Sensación de que el tiempo que ha durado el capítulo no he parado de trabajar. He acabado agotado”.
“He tenido la sensación durante todo el capítulo que era el enunciado de un problema, y gordo”.
Estos tres últimos “tweets” han sido agrupados a la hora de redactar este post porque están íntimamente relacionados, y pertenecen al lado, según la opinión de este vecino del mundo, de la parte negativa.


Demasiado condensado todo para poder disfrutarlo. Hay una duda en este vecino: ¿Será toda la serie así, o esa sensación de demasiadas cosas, que llega al agobio, puede ser motivado “solo” por ser la presentación de personajes y drama?


Personalmente, y sin intentar condicionar a nadie, este vecino va a dar de margen otro capítulo a la serie, y si sigue teniendo las mismas sensaciones, se va de Tailandia en busca de nuevas aventuras en otra película, o serie.


Por cierto, y ya para terminar, este vecino brinda una idea, y gratis. Le hubiera parecido más interesante la misma propuesta pero al revés, es decir, una embajada tailandesa  en España, y los problemas que pudieran surgir entre los tailandeses y los nativos, pudiendo incluso adentrarse en el terreno de la comedia.

*FOTO: DE LA RED




jueves, 21 de abril de 2016

¿POR QUÉ SE VA ASÍ "EL PRÍNCIPE"?



Antes de nada, y evitando decir la palabra en inglés que ahora se utilice tanto, y rompiendo mil lanzas por nuestro castellano, quiero avisar a todos aquellos seguidores de “El príncipe” que no sepan cómo ha terminado la serie, que es mejor que se abstenga de leer el post de hoy, ya que aunque no voy a contarlo todo abiertamente, al quejarme de ciertas cosas, es probable que les “estropee” sus expectativas. Quedan avisados a partir de este momento.


No me dirijo directamente ni a los implicados en el mundillo del cine ni de la televisión, pero hablo a todos los que quieren las historias de ficción en general, especialmente visto desde el lado del espectador/telespectador, que es el lado al que este vecino del mundo siempre ha pertenecido, y últimamente sufrido.



Siempre se ha considerado al cine, televisión y series incluidas, como una escapada de la realidad aunque se vista de ella, una cierta ventana a la ensoñación, e incluso como somos los espectadores los clientes últimos, proclives a que nos hagan en cierta forma la pelota, endulzandonos un poco el paladar, con un final feliz o convencional.


Por tal como se están poniendo las series, aunque este vecino del mundo no es un gran conocedor ni consumidor de ellas, diríamos que a nivel internacional, sino que las series que ve son, casi en su totalidad, españolas, parece que se ha puesto de moda que el final de ellas, tengan un cierto regusto amargo, por aquello de que quizás la amargura nos dirija más hacia la realidad, y consecuentemente se pueda pensar que la serie tenga más calidad.


Ni que decir tiene que “El príncipe” es una serie, a entender de este vecino, de gran calidad, tanto a nivel de guiones, con buenas interpretaciones, en algunos casos soberbias,  y con lo último en tecnología. Y todo ello, además, se nota en el resultado final de la serie. Pero aquí este vecino quiere hablar de otra cosa…


Antes de comenzar el capítulo final de “El príncipe”, y se puede demostrar, lancé un tweet, previendo lo que podía ocurrir, y dejando clara mi opinión: Estoy harto de esa moda de finales agridulces. Tras más de dos años nos merecemos un final de cuento.


Y por lo testado personalmente en Twitter,  especialmente al final del capítulo y serie,  muchas personas eran de mi opinión.


Esta serie, y me ceñiré a ella, para intentar no generalizar, nos ha “costado” a los espectadores más de dos años de  espera, y miles de anuncios violando nuestras retinas. Sé que la productora no es la culpable, ni de los anuncios, aunque en cierta manera viva de ellos también, ni sobre todo de esa especie de “coitus interruptus” en plena segunda temporada, que la cadena nos causó, al postergar parte de esos capítulos, sin explicación alguna (y es que no la había), al año siguiente; quizás pensando que los telespectadores enganchados seguirían de esa manera pegados a sus pantallas, proyectaran lo que proyectaran.


Se supone, ya lo sabemos, que entrar en el mundo del hampa o del terrorismo, tiene sus costes que pagar a los que lo hacen, pero la ficción es la ficción, y en lo que respecta a “El príncipe” concretamente, ya bastante lo han pagado, con sus vidas incluso, tanto malos como buenos, incluyendo a “Fran”, el amigo del “prota”, y una soberbia interpretación de José Coronado.


No es de recibo, se vista como se vista, con razones de todo tipo, que ayer la pareja protagonista, unos convincentes Älex González e Hiba Abouk, no siguiera junta para guardarlos así en nuestro baúl de los recuerdos. Y en el fondo, esa decisión se ha tomado, en la opinión de este vecino del mundo, para que todo se revista de una pátina de más realismo, y de que no se pueda calificar a esa serie como “dulce”, cuando en realidad nunca lo será, por todo tipo de tramas y sucesos como han ocurrido. 


La mayoría de los espectadores no pedíamos ayer el Edén, sino que solo dos personas fueran felices, quizás para que el regusto de todo lo ocurrido nos hiciera olvidar “que en El Príncipe todo acaba en agua salada”, y no nos lo fue concedido.


Por cierto, y antes de terminar, es también imperdonable, por supuesto que desde el punto de vista del vecino, naturalmente, que en el último capítulo no se haga ninguna referencia, a excepción de una última escena ya en los títulos de crédito finales, a Faruq, ese otro “héroe/villano” en la trama, y que al no verle en el capítulo final, pareciera que “sale” por la puerta de atrás de la importancia.



Nuestros políticos claramente solo miran por su partido y por su ego, y a nuestros personajes favoritos, que juegan en nuestros sueños, no les dejan ser felices, porque “eso” parece que no viste de calidad a una serie. ¿Qué nos queda?


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 18 de noviembre de 2015

QUEJAS EN SERIE


Creo que los espectadores por el mero hecho de serlo deberíamos de merecernos un respeto. Si una serie comienza en un determinado día y hora, debería de continuar, sea lo que sea que indique el maldito share, hasta que termine esa temporada.

Y es que uno ya está hasta el gorro, por decir algo que sea políticamente correcto, de sentirse estafado. Por ejemplo, comienzas a ver la segunda temporada de “B and B”, y sin ningún tipo de explicación ya es la segunda vez que “se cae” de la dichosa parrilla de programación. Como tarde mucho en volver, usarán esa famosa táctica de que el capítulo venga precedido de un “ligero” resumen de media hora, todo ello adobado, claro está, de publicidad y más publicidad. Eso, sí a algún pensador de la casa, Telecinco en este caso, no le da por cambiarla de día y dejarla a un horario más asequible, por ejemplo, a alguien de Nueva Zelanda. Y ya esta segunda temporada comenzó con la queja de alguno de los actores, porque se había tardado un año en programar lo ya rodado.

Hoy también este vecino del mundo se ha enterado de que Televisión Española va a quitar de la programación “Carlos V, Rey Emperador”, ésta, eso dicen, volverá el año que viene, lo cual me recuerda a lo hecho en su momento con la segunda temporada de “El príncipe” que “dejaron” los últimos capítulos  para final de año, y todavía no se sabe nada de nada.

Da miedo comenzar a ver una serie, porque no es sólo que no tenga éxito, ya que si tiene, y mucho, te puedes enfrentar no a 13 capítulos, sino a 1313, por decir una cifra, y que la serie como le ocurrió por ejemplo a “Hospital Central” se eternice. Por cierto, y revisando en mis archivos, hace ya cinco años escribí un post sobre esta serie, y los despropósitos que habían “conseguido” en sus personajes por alargarla tanto tiempo (http://patxipe.blogspot.com.es/2011/03/hospital-letal.html).

Cada cadena, cada productora, busca el éxito de una serie, pero ni hay que avergonzarse de los fracasos, sino aprender de ellos, y, eso sí, terminar lo ya empezado, ni morir de éxito.

Ahora este vecino del mundo también tiene miedo con otras dos series (siempre estoy hablando de series españolas), las dos con éxito, “Mar de plástico” y “Vis a vis”. La primera, aún sin terminar la temporada, ya suena una segunda, aún sin confirmar. Personalmente, a este vecino del mundo, ya se le está haciendo un poco largo tantos asesinatos, y que huele a alargar demasiado para llenar, creo que son, trece capítulos.

Lo de “Vis a vis” me temo, por otra parte, que si la serie sigue teniendo éxito, es muy posible que la protagonista, una especie de “Lady Calamity” andante,  se jubile como presidiaria. Si hubieran terminado, como previsto en un principio, hubiera sido una verdadera sorpresa para todos, porque no nos habíamos dado cuenta de lo que realmente estaba pasando en esa prisión, no digo nada más para evitar los famosos “spoiling”. Ahora ya será más de lo mismo, y bajarán, lo quieran o no, el nivel de la serie porque el grado de sorpresa ya no es lo mismo.


Y al final, como en la vida misma, el que paga el plato es el currito de turno, si se trata de las andanzas del gobierno, y en cuanto a programación televisiva, el espectador, que la mayoría de las veces es ese currito sufridor, que ya no sabe qué hacer para que en su propia casa no le sigan tomando el pelo. 

Al final, descubrirá, con mucha pena, eso sí, que él compró el aparato, pero, LA TELEVISIÓN, así, con mayúsculas,  nunca será suya.

*FOTO: DE LA RED