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sábado, 12 de agosto de 2017

HABLANDO DESPACITO ...PERO SIN CENSURA


Esta semana, como hubiera calificado  aquel filósofo de la vida que fue Don Julio Iglesias Puga, ha sido “rara, rara”, con la izquierda, muy izquierda, jugando a controlar las llamadas canciones del verano como manera de evitar episodios machistas en su máxima expresión como es la violencia de género.

El problema de que otros intenten hacerte un traje a medida es que por muy bonito que sea, ni lo eliges tú, ni eres libre para escoger el paño, ni el color, o de decidir que, después de todo, no lo quieres, y que prefieres seguir “vistiendo” como te ha dado la gana siempre.

La censura aunque se vista de izquierdas, censura se queda. Se empieza con las canciones que suenan en el verano, "Despacito" en el punto de mira, se le coge el gustito a censurar, y al final, por ejemplo, intentamos tirar por el sumidero prácticamente la carrera completa de todo un creador de personajes marginales como puede ser el gran Joaquín Sabina.

Porque, luego, es otro suponer, y cuando le cojan el gusto al gatillo de censurar, o de guiarnos por el lado que ellos crean correcto, pueden disparar a cualquier lado, y prohibir, por ejemplo, los desnudos en la pintura. 

A medida que vas cumpliendo años, compruebas que la “historia” se repite.  Cambia la decoración, atrezzo, e incluso el color de los protagonistas, pero la intención es la de cuidar a los corderos y guiarlos, porque ellos solos pueden seguir al macho alfa y saltar por el acantilado del sexo, sin permiso ... o todo lo contrario.

Puestos a prohibir, sugiero por ejemplo hacerlo con canciones atemporales, o que oímos cada año muchísimas veces como “Quince años tiene mi amor”, del “Dúo Dinámico” que inocentemente, aunque los censores podrían utilizar el término “sibilino” para cargar más las tintas en lo que sería la descripción de la clara actuación de un “asaltacunas”, por muchos coros chillones que tenga alrededor.

Y, como prueba de que a pesar de la censura, en aquel momento franquista, que no era moco de pavo, siempre se han podido filtrar "burradas", está aquella antigua canción, pero siempre recordada de Juanito Valderrama, “El emigrante”, que comienza diciéndonos “Tengo que hacerme un rosario con tus dientes de marfil…” ¿Eso es incitación a malos tratos, o una simple metáfora más bien desafortunada vista con ojos de hoy?

La mayoría de las veces, y especialmente en fiestas, al oír una canción nos guiamos más por la melodía que por el mensaje. Además, como en todo lo relativo al arte,  lo importante no es la intención del autor, sino del que escruta el mensaje y su mirada.

Todos hemos oído miles de veces esa canción de José Luis Perales que dice:

…¿Y cómo es él?
¿En qué lugar se enamoró de ti?
¿De dónde es?
¿A qué dedica el tiempo libre?
Pregúntale,
¿Por qué ha robado un trozo de mi vida?
Es un ladrón, que me ha robado todo….

Y no, nunca se ha tratado de, diciéndolo suave, un marido celoso, o cuando menos en apuros, sino de un padre, y dicho por el mismísimo Perales, preocupado porque su hija tenía su primer novio.

La educación se debe de empezar en nuestra propia casa, y no dejando todo el trabajo a los profesores, y ellos, los padres, definiéndose como "amigos" de su hijo; desinhibiéndose de tomar decisiones importantes en su educación, pero eso sí, velando por las  bandas sonoras en las fiestas de los pueblos. ¡Un auténtico despropósito!

Un secreto para terminar: Este vecino del mundo desearía no oír nunca más "Despacito", pero no por su mensaje, sino por hartazgo. Porque mensajes lo hay en todo. Otra cosa es que ahora sean otros quienes los quieran mandar, o hacerse oír, pero "esos" tampoco son unos recién llegados...

*FOTO: DE LA RED



sábado, 23 de abril de 2016

LA DUDA DE UN SUEÑO




Hoy me he despertado raro, más raro de lo que viene siendo normal en una persona rara. Con esa sensación que tienes cuando dejas algo a medias, un “interruptus” en toda regla. Y poco a poco, muy poco a poco, he ido sacando de las tinieblas del olvido retazos de un sueño.


Es extraño. Porque normalmente es cuando me despierto, en los primeros instantes, cuando recuerdo todo o casi todo de mis aventuras nocturnas en brazos de Morfeo, pero hoy no ha sido así.


Lo único que recordaba en un principio eran unos “ojos de mujer, como extrañados”, y como fruto de muchos esfuerzos, he ido alejando ese primerísimo primer plano para ver si veía a la persona a quien pertenecían, o el contexto en el que estaba.


Tras unos minutos me he dado cuenta que aquel par de ojos eran germanos, pertenecían a Ángela Merkel, y no estaban extrañados, sino valorando, sopesando a su interlocutor, que al parecer era este mismo vecino,  que se encontraba al final, muy al final, de una gran sala, con mesas en filas concéntricas. Frente a mí, y como interrogandome,  tenía un micrófono metálico negro, y al parecer había terminado de pedirle unas cuantas cosas a la Señora Merkel. 


Ella, primero me ha mirado con una mezcla de indignación y estupor; y tras unos segundos, haciendo gala de una gran profesionalidad disfrazada de frialdad, me ha contestado, sonriéndome, y con aire de madre negándole la paga a su hijo díscolo, gesto que no ha sido necesario traducir por los  auriculares, ha dicho “Ah, que no tenéis Jazztel”. Y dando por terminada la reunión, se ha marchado.


Mientras terminaba la larga fila india de hombres serios y trajeados, he observado  al pasar junto a un enorme espejo, que al otro lado del mismo, y frente a mí, mirándome con desdén, se encontraba Mariano, Don Mariano.



Es triste, pero ya no nos respetan ni en los sueños. ¿O en el fondo, somos nosotros mismos quienes no nos tomamos en serio?


*FOTO: DE LA RED

jueves, 6 de agosto de 2015

PENSAMIENTOS F.M.



Puede que este vecino del mundo sea raro, incluso muy raro, pero algunas veces me pongo a escribir para comprobar no sé si lo que estoy pensando, sin saberlo, pero sí lo que me inquieta. Ignoro si a eso se llama “musas”,  pero están ahí, en una especie de segundo nivel, escondidas de la realidad pero trabajando como hormiguitas. Solo hay que saber que están y por dónde, y buscarlas. Este vecino del mundo lo llama pensar en FM (fuera de la moral, o dicho de otra manera, a calzón quitado).

Ayer salieron unas nuevas encuestas en las que, según parece, el Partido Popular ha cogido nuevo brío, y sigue siendo la primera fuerza electoral. Hay que aprender de la historia, y si la literatura en primer lugar considerada como “fantástica”, de un tal Julio Verne, al final se convirtió en obra de todo un visionario, al tomar cuerpo sus ensoñaciones,  no va a ser este vecino del mundo quien diga que esas encuestas están equivocadas. Sin embargo, si sería de preocupar que cuanto menos  piensan en nosotros, a los del gobierno me refiero, más pensemos en ellos como padres tutores del futuro de nuestros hijos, e incluso nietos.

Y es que en realidad de eso se trata al poner el futuro de ellos, de los nuestros, en sus manos. La duda que tengo, inocente, siempre inocente, como os podéis imaginar es que, al menos según presuntos hechos, no saben distinguir la importancia de ciertas cosas. Mientras han dado presunta cobertura a celebraciones de cumpleaños a particulares, o particulares fiestas de cumpleaños a gente de su entorno, con nombres y apellidos, que es lo mismo, a la hora de dar cobertura a ciertos entornos sociales se deben de encargar organizaciones no gubernamentales, que no nos engañemos, cuya financiación sale del mismo sitio: de nuestros casi anoréxicos bolsillos.

Quizás al final no sea este vecino del mundo el único que piense en una especie de segunda dimensión, que solo sabremos que existe cuando realmente la busquemos en momentos importantes, como puede ser la búsqueda de un nuevo pastor de la manada para salvaguardarnos de los lobos, y que no se alíe con ellos.

Preocupante lo que hoy estoy pensando en esa segunda dimensión, pero más preocupante puede ser lo que pueden estar pensando en ese mismo nivel FM, o a calzón quitado, personas a las que en un tiempo cercano, podemos llegar a poner el futuro de nuestros hijos y nietos en sus manos…Y me temo que en ese momento, las musas ni nos van a ayudar, ni van a querer.



*FOTO: DE LA RED