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jueves, 8 de diciembre de 2016

NO ME "VELVET" CON ESAS...



Hace tiempo que lo que voy a exponer hoy ya me venía a la mente, pero voy a aprovechar la decepción que muchos se llevaron ayer intentado ver el penúltimo capítulo de Velvet, y encontrárse con una repetición de imágenes que sonaba al timo del Tocomocho.


¿Por qué cada vez que hay un puente, muy frecuente en este país, las televisiones aprovechan para cambiar sus parrillas y meter todo tipo de material de archivo y variar su programación?


Una cosa es que en los programas matinales, esos que hablan desde la actualidad más estricta segundo a segundo, hasta del dolor amoroso de cualquier famosete, varíen a sus presentadores o colaboradores porque también tienen derecho a tomarse días de fiesta, sacando a sus segundos espadas, y otra, y no me refiero en el día festivo sino al día laboral en el puente,  que se quite el programa directamente o se dé un recocido, o un corta y pega, como ocurrió ayer con Velvet.


Pareciera que en una época en que quien más, quien menos, practica la auto-programación vía internet, y lo que no ve en el momento lo ve cuando le da la gana, tengamos que ser castigados además de estar atados a la continuidad más esclava y no poder disfrutar con algún corto viaje esos días, con que se nos varíe, a modo de dieta forzada, la programación habitual.


Lo de ayer ocurrido con Velvet, es el regodeo más absoluto con anuncios del siguiente capítulo durante la semana, y que en ningún momento se aclaraba, al menos a este vecino del mundo no le consta, lo que iba a ocurrir ayer. Por no traer a colación también, ese periodo vacacional veraniego, en el que, como ya dicho, además de no poder ir tú de vacaciones, desde los canales amigos te castigan con una programación de segunda o tercera división, con la escusa de que no todos están viendo la tele. Y leyendo entre líneas, se puede colegir eso de “y a los que están en este momento ligados a sus quehaceres diarios, que les den”.


A este vecino todo eso le huele, siempre le ha olido, al ahorro del chocolate del loro,  y a que hay ciudadanos televidentes de primera y segunda división; a los que les protegen la programación cuando se van de fiesta, y a los que “les ondulen con la permanen” como se decía en el célebre chotis “Pichi”, y que además de tener que quedarse en su trabajo, el que tenga, y continuar con su rutina habitual, les apalean congelando la programación. Si no es injusticia, al menos lo parece.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 5 de diciembre de 2016

UNA PREGUNTA INCOMODA O EL POR QUÉ DE UN HAMAQUERO EN EL DESIERTO

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En una semana orgásmica para los amantes de puentes festivos y que además tienen la suerte, no sólo de financiarlos, sino de poder practicarlos, hago una pregunta maliciosa:

¿No se dijo en su momento, hace unos cinco años y por el anterior gobierno (que son los mismos de ahora pero con el contrato renovado, por no decir aquello de los perros y los collares para que nadie se dé por ofendido) que lo de los puentes se iba a acabar para el año siguiente (de cuando se dijo)?


Si los empresarios no se quejan, lo que indicaría el principio del fin, quiere decir que parte de los empresarios, claro está en número más importante, salen ganando con el movimiento de la gente en días festivos. Por supuesto que con "elementos", aunque ellos también se consideren "empresarios"  que paguen dos euros por cama a las mujeres encargadas de hacer las habitaciones en los hoteles, antes denominadas como “camareras de pisos” o similar, y ahora bajo cualquier denominación, como auxiliar del auxiliar del auxiliar (con tal que sea lo más barato en cotizar), siempre viene bien en que haya trasiego de gente, en esta España casi nuestra.


Entre los “propósitos” o “peticiones” que se lleva el viento, recuerda también este vecino del mundo, cuando se empezó a limitar los días festivos, y en algunas comunidades, como en Madrid, hubo algún lumbreras que decidió quitar el “Día de Reyes”. Duró la decisión unos cinco segundos; porque en cuanto las autoridades eclesiásticas se cabrearon, se supone que en latín, por la mala nueva,  y las grandes superficies se dieron cuenta de lo que iban a perder, a ambos gremios les debió de entrar sudores, y al que se supone tuvo la idea, o se le atribuyó,  por aquello de “te ha tocado", es posible que el sufridor esté desde entonces de hamaquero en el Desierto del Sahara.


De todas maneras, una confidencia: 
Este vecino del mundo está seguro de que nunca se quitará este gran puente de Diciembre, porque no van a tocar el Día de la Constitución, por razones propias, ni el de La Purísima Concepción, por no cabrear a la Iglesia, o dicho de otra manera, por el  mismo motivo que en la declaración de la renta, te dan opción a "declararte" también a la Iglesia.
Dispararan a lo que dispararan para acortar el puente,  siempre se pegarían un tiro en la pierna.


Por otra parte, debemos de aprender a distinguir que cuando se afirma, principalmente, que algo se va a hacer, no se hace, y al revés. La prueba más clara es que el Gobierno del Partido Popular ha sido el único que en sus propuestas electorales llevaba como bandera el “no subir más los impuestos”, de ninguna de las maneras, y bajar aquellos en los que fuera posible.


No le ha faltado tiempo al Señor Rajoy entre entreno matutino y entreno matutino,  primero a decir, a menos de una semana tras la victoria electoral, que no subiría “los impuestos importantes”, y a la postre, una vez abierta la puerta, donde dije digo digo diego.


Y es que bien pensado… ¿cuáles son los impuestos importantes? Porque aunque para muchos, por ejemplo, serán el alcohol y el tabaco, para este vecino lo es el de las bebidas azucaradas o gaseosas. Y es que de algo habrá que morirse, más que nada para no quedarnos solos y aburridos de recibir tanto sablazo.


Y ya para terminar, feliz puente para el que pueda. Eso significará entre otras cosas… que tiene trabajo. Lo cual en sí,  y si consigue con ese salario llegar a fin de mes,  ya es todo un lujo.


*FOTO: DE LA RED

lunes, 23 de noviembre de 2015

UN LUNES ASÍ


Un lunes así, es decir, oscuro, lluvioso y frío, es un día para dialogar contigo mismo, para reflexionar sobre lo hecho y lo deshecho. Lo que en el argot televisivo vestiríamos como “carta de ajuste”, una especie de culto  a la emisión de la señal  propia.

Un día así es para mirar por el todo, porque el día a día es más bien difuso-confuso. Una jornada, quizás, para copiar a nuestro propio gobierno (quién hubiera dicho que iba a decir ésto) que ve brotes verdes en el mismísimo desierto, que pinta sus previsiones como lo más cercano al Edén.

En momentos manifiestamente superables es mejor darse palmaditas en la espalda, que un par de tortas por estar donde estamos. Es mejor ser “tu fiel amigo” en lugar de ser tu parte negativa. Dar ánimos en lugar de revolcones, sino son sexuales. Enfocar al mañana en lugar de al ayer.
Ya que nos trajeron a este baile que es la vida, es mejor seguir bailando, aunque sea a nuestro propio son, sin pisar a nadie, eso sí, que fingirse sordo y cargarse la verbena. Es mejor mirar hacia adelante con esperanza, que  atrás con lágrimas en los ojos.

Una jornada como la presente es para mirar a los demás con complicidad y no con envidia, con interés en lugar de con desdén. Es mejor alimentar y engordar sueños, que pirañas de envidia en frágiles peceras hechas de resentimiento y resquemor.

Un día así es para vaciar tu vida interior de malos recuerdos, abrir la mente para liberarla de olores marchitos de ecos de grandeza, y renovar el catálogo de aspiraciones. Para pintar de rojos pasión la oscuridad de un día que juega a ser noche cerrada. Guardar una orquídea en el pliegue de tu vida mientras nos decimos “te quiero”.


Un lunes así es para gritar al paso de un tren la grandeza de un amor imposible antes que sentir unos jadeos comprados y una mirada tan fría como la nada. Para pasear por el puente de la vida resistiendo la lluvia de la incomprensión y el viento del qué dirán.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 9 de abril de 2015

EL PUENTE, COMO COMIENZO DE UN VIAJE



Nunca me había pasado. Hoy he tenido que dejar de soñar, en la cama, como Dios manda, porque en ese sueño debía dinero. No hace falta ser un lince para pensar, que puede ser, tan solo puede ser, uno de los síntomas de la crisis.

Como ya he dicho aquí alguna vez, “el vecino del mundo”, este blog, y el otro que tengo de pintura, nacieron a modo de daño colateral, o mejor dicho como manera de dar rienda suelta a mis inquietudes, y evitar así que éstas me devoraran, ya que víctima, junto a otras veintinueve personas, de un E.R.E. (como muchas veces, injusto) tuve que irme al paro, de hecho el finiquito lo firmé como “regalo de cumpleaños”, el día de mis 55 años. La vida es así de irónica, y sin sentimientos. Porque aquí los sentimientos los ponemos nosotros, si queremos, o si podemos.

¡Bueno! Pues eso, que en las épocas de vacas gordas, algunas veces tenía pesadillas porque, había días, o mejor dicho, noches, en las que no me cuadraban las cuentas, o porque discrepaba con el jefe. ¡Siempre en el mundo de los sueños! Sin embargo, ahora, cuando el destino te hace que te refugies más en ellos, a modo de Edén, o refugio de paz en un mundo convulso (espero que no sea como prolegómeno al más allá final),  no puedes hacerlo, porque digamos que llevas tus miedos de “despierto” al mundo irreal.

Siempre me han atraído los puentes, de hecho acabo de pintar uno. A ciencia cierta nunca he sabido la razón de esa atracción. Viéndolo a posteriori quizás pueda ser una metáfora sobre separación de mundos, de modos de vida, y esa unión que debe de haber entre ambos. Porque un puente se puede entender como una unión, o una separación. Una especie de frontera o bisagra entre dos mundos.

Alguna vez ya he explicado aquí la unión que tienen para este vecino del mundo, tanto la escritura como la pintura. Los dos se encuentran en un mundo que empieza detrás de una hoja, o lienzo, en blanco, y depende de cómo vayas “quitando” ese blanco, lo que hay detrás de esa cortina va apareciendo, pero siempre dependiendo del arte que tenga el que intenta pasar ese telón blanco.


Hoy, por lo que se ve, he tenido problemas de aterrizaje entre el mundo real e irreal, o hiperrealista vaya usted a saber. Me ha fallado el puente, en este caso el de aterrizaje, pero siempre un puente. Ese que siempre me ha atraído, quizás porque sugiere muchas cosas, incluso puede tener mucho de sexo, por aquello de nexo de unión, y porque nos permite ir a otros lugares, nunca a la vista, y siempre más cerca del corazón.

*CUADRO: "PUENTE EN EL SEÑORÍO DE BERTIZ", obra al óleo de PATXIPE.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

¡MENUDO PALO!

Hay cosas que son como son y no se puede aumentar. Por ejemplo, si por desgracia alguien se muere, se ha muerto y ya está. Uno no se puede morir más muerto, ni aunque tenga ojos de gato e intente morirse seis veces más. 
Sin embargo, este fin de semana, con el medio puente que ha habido, y que Donosti se ha llenado de turistas ansiosos, al parecer,  de ver llover, pero a la donostiarra, este vecino del mundo ha descubierto que el narcisismo, por ejemplo, sí se puede incrementar. Se puede ser más narcisista que lo que es habitual.
Ya sabemos que de un tiempo a esta parte la fiebre del "selfie", o de la "autofoto" no ha dejado títere con cabeza, y la fiebre del yo me guiso la foto, y yo me la como, está haciendo mucho daño. 
Antes la típica pareja de enamorados que disfrutaban juntos de unos cuantos días de amor, de vez en cuando te pedía con cara arrobada que, por favor, les inmortalizaras con su cámara. Ahora, sin embargo, es muy difícil encontrar una pareja que te pida sacarles una foto. Parece como si ya en el "pack mental" que la gente se hace antes de comenzar un viaje, ahora se incluye los esfuerzos para conseguir una buena autofoto.
Sin embargo, este fin de semana de turistas entre despiadadas gotas de lluvia, he descubierto que ya hay verdaderos profesionales del selfie que vienen pertrechados con una especie de barra metálica que se sujeta manualmente por un lado, y por el otro se coloca la cámara fotográfica, para ganar distancia en los futuros selfies, y ya no sea solo una cabeza enorme, debido a la cercanía, lo que se vea de una foto, y haya que hacer un acto de fe para entender dónde se estaba cuando se sacó la misma.
Es probable que nos traslademos durante un puente sin nuestro cepillo de dientes o nuestras zapatillas para el salón o la habitación, pero ¡ojo! nunca sin el palo para el selfie. Luego nos reiremos cuando en programas del corazón, en televisión, se hace distinción entre los famosos, del reportaje fotográfico pactado y el denominado “robado” o sin permiso.
Este vecino del mundo puede entender un selfie compartido por una pareja, incluso le parece romántico ver como arriman sus cabezas para sonreír al mundo su amor compartido. Pero, incluso, en ese mismo ámbito, ese palo para selfies parece más un artilugio sexual que algo necesario para tomar una fotografía. Si se quiere una foto en condiciones, se pide la ayuda  a alguien que pasa por allí en ese momento, y además es una manera, como cuando haces o te hacen el amor, de conocer gente.
Ya no solo vamos a ver a cuatro amigos juntos, que cada uno está con su móvil, tablet, u ordenador, sin hacerse ni pajolero caso, sino que uno de ellos, con ese palo que se está haciendo famoso, sacará una imagen desde lejos, para que no haya dudas de lo cretinos y solitarios que podemos llegar a ser con tanta “modernidad”.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 14 de noviembre de 2013

LOS NIETOS DE CARPANTA

La gente joven no conocerá a un personaje de los tebeos, ahora denominados comics, de los años cincuenta-sesenta, llamado Carpanta.
No era uno de esos héroes cargado de poderes. Carpanta era un pobre hombre, bueno, eso sí, que en cada historieta intentaba buscarse la vida, y lo mismo que en Asterix y Obelix la última viñeta siempre es dándose un buen festín de jabalí, Carpanta siempre acababa atracándose de pollo, que para la época era lo más parecido a estar en el paraíso.
Este vecino ha hecho esta introducción para referirse a un suceso recientemente vivido, y que le ha dejado mella.
Ayer sobre las ocho de la noche estaba dando un paseo por el centro de Donosti, cuando en una calle de esas que parece estar a trasmano de todo, descubrí a una pareja de jóvenes, chico y chica de no más de veinticinco años, con medio cuerpo metido dentro de un contenedor de basura, inspeccionando cada bolsa.
Lo de la necesidad estaba escrito en sus caras, pues no les importaba ser vistos, de hecho no creo ni que se dieran cuenta de que había alguien más. Solo tenían ojos para buscar.
Y este vecino, tras lo visto, se acordó de aquel héroe-sufridor de otra época, últimos vestigios de la guerra civil y heredero directo de la cartilla de racionamiento. Recordé también que Carpanta vivía debajo de un puente, y llegué a la conclusión de que ahora incluso sería peor, porque Carpanta y los de su generación, no habían conocido lo bueno de la vida, y entonces no hacían comparaciones de lo que fueron y de lo que eran ahora.
Sin embargo, en nuestros días, quien más quien menos ha conocido “las vacas gordas”, y ni se había planteado que el destino tiene curvas muy cerradas que deparan no solo cambios de paisaje, sino de estatus social.
Y para colmo de males, ahora la mayoría de los puentes, en un alarde de técnica, prácticamente no tienen ni base. Y se ha cambiado la seguridad de la piedra, por la frialdad del hierro o del acero, y ya no son ni habitables.
Creímos que Carpanta, afortunadamente, había desaparecido, y solo quedaba en el diccionario como sinónimo de “hambre canina”, pero visto, lo visto, cualquier día de éstos, sino le vemos a él, desgraciadamente conoceremos a sus nietos, con un teléfono móvil en una mano, y en la otra la tarjeta del paro.

*DIBUJO: DE LA RED

viernes, 1 de noviembre de 2013

EL PUENTE DE LAS ÁNIMAS

Ayer, 31 de Octubre, este vecino, y totalmente despistado, iba paseando después de que ya había anochecido, cuando unas cuatro figuras inclasificables, se le acercaron. En un primer momento pensé que iba a ser víctima de un robo,  pero al final resultaron ser niños de unos doce años que me decían “truco o trato”.  Yo me salí por la tangente, y aunque no les dije “vuestra madre”, realmente lo pensé.
Lo de Halloween de los últimos años me supera. Y es que no lo entiendo.
Este vecino puede entender la tradición de las ánimas en pena, que especialmente se da en la zona de Galicia, herencia celta parece ser,  y que de por sí ya da bastante, por decirlo de alguna manera, “congoje”, e incluso rompiendo una lanza para los “estados juntitos” del otro lado del océano, puedo entender “el día de acción de gracias” que se celebra el último jueves de noviembre, y que para ellos prácticamente es el comienzo de la Navidad, pero ir por la calle diciendo algo tan cursi como truco o trato…, no lo entiendo. Es como ir diciendo: -Estoy aburrido, y dame un par de collejas, para que me entretenga.
Por cierto, los que se merecen un par de collejas, son los diputados y la bochornosa escena que montaron ayer, al abandonar el hemiciclo,  cuando tras realizar la última votación de la tarde, y sin esperar al resultado de la misma, al “trato”, realizaron su “truco” y desaparecieron corriendo por los pasillos. 
Para niños atolondrados, ellos, y no los que rodearon al vecino.
Y luego, se pasan todo el año repitiendo hasta la sociedad que hay que concienciarse para trabajar más horas, y menos puentes, y cuando llega el momento de la verdad, y teniendo en cuenta que son de los pocos españoles que tienen un trabajo en condiciones,  a ellos les faltó piernas para salir corriendo.
Verdaderamente el espectáculo de Halloween ha calado hondo  y hasta los diputados se disfrazan de animas en pena en busca de ese túnel  que les guíe hacia la libertad, aunque sea por dos días. De todas maneras, de truco nada porque nos dimos cuenta, y esperemos que el trato que se celebra cada cuatro años dé al menos un poco de aire fresco a sus poltronas.

*DIBUJO: DE LA RED