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sábado, 19 de diciembre de 2020

DÍAS DE MUCHA INTUICIÓN...



 ¡Lo sabía! Mi intuición, las pocas veces que me visita (que para eso soy un hombre de lo más normal; con más fallos, eso dicen ellas de todos, que una escopeta de feria), era acertada.

He puesto más marcha, cercana a la paranoia, a las luces, y ahora sus ramas son otras. Me ha parecido, incluso, que me sonreía. Aunque, por supuesto, soy más que consciente, que cada cierto tiempo necesitará relax, los dos lo necesitaremos, incluso penumbra.

Le he elegido el mejor emplazamiento de la casa, a la entrada de la sala, y junto al pasillo, pequeño… Y es que el espacio, los metros cuadrados, en Donosti al menos, se venden en joyerias, que junto con las tiendas delicatessen, siempre están en el Olimpo de los precios.

Es el primer año que me acompaña. Nuestra relación, como la de muchos ahora, comenzó vía internet. Vi su foto por casualidad, como ocurre en muchas grandes decisiones, y supe que era él a quien había estado buscando de un modo casi platónico.

Unas Navidades diferentes, a la fuerza, como la horca, necesitan compañías diferentes.  Preferiblemente que no te recuerden en nada al pasado. Y no convertir la tristeza, la melancolía, la añoranza, en ingredientes que puedan estropear cualquier plato, incluso cualquier momento, al compararlos con ese “El Dorado” que se esconde en los recovecos de la memoria.

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

viernes, 29 de noviembre de 2013

SACANDO LA PATITA

Como hoy se estaba promocionando por todas partes el famoso Black Friday americano, un día en el que teoría se rompen los precios en muchos productos, y que siempre es posterior al día de acción de gracias, este vecino se ha pasado por la tienda francesa de las cuatro letras, especializada en libros, cámaras fotográficas y telefonía, y que tiene la por siempre gentileza de cobrarte la bolsa de plástico aunque te hayas gastado, por ejemplo, más de trescientos euros por una impresora.
Por la descripción hecha de esta gran superficie está claro que mi intención lejos estaba de comprar algo, sino solo de ver si se habían maquillado un poco los precios, y a este vecino le ha parecido que los gerifaltes no se habían herniado especialmente a la hora de bajarlos.
Pero la mañana, no por eso, ha dejado de ser clarificadora en algún aspecto. Me explico.
Este vecino se encontraba en la sección de teléfonos libres como el mar, cuando dos personas estaban hablando al lado suyo, y uno de ellos dice:
-Tengo que mirar un teléfono.-Y la otra persona le contesta – ¿Para ti o para tu mujer?
Puede parecer quizás una tontería, pero a este vecino la distinción del “amigo” entre un teléfono depende de para quién sea, le ha parecido bastante extraña, y como hace mucho tiempo se prometió así mismo que antes morirse que quedarse con una duda, aunque siempre con mucha educación, dirigiéndose al “amigo” le ha preguntado aun arriesgo de recibir una mala contestación:
-Perdone, joven, no entiendo mucho de teléfonos móviles. ¿Cuál es la diferencia entre un teléfono para un hombre o una mujer? -. El interpelado, que en ningún momento ha aparentado sentirse molesto, comenta: -Más que nada por los colores del chasis, y que yo no le compraría un teléfono muy potente.-
Como ha debido de ver la cara que este vecino le debía de estar poniendo, termina con esta joya: -Porque para hablar con sus amigas con uno normalito seguro que ya le vale.
Creo que sobran las palabras, y que las cosas nunca ocurren porque sí. Todos más o menos vamos avisando de nuestro comportamiento futuro al sacar la patita cuando menos lo esperamos.

-FOTO: DE LA RED