Mostrando entradas con la etiqueta posverdad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta posverdad. Mostrar todas las entradas

jueves, 26 de septiembre de 2019

GEOGRAFÍA HISTÓRICA INVENTADA...



Todas las épocas tienen sus clichés, sus tics,  y uno de los más importantes de ahora sería eso del “relato”, o de contar no  cómo le va a cada uno en su feria particular, sino cómo desea que los demás crean que le va.

Se acaba de terminar una legislatura, desgraciadamente muerta al nacer,  y aparentemente al menos, todos los partidos han estado más preocupados en distribuir su relato de cómo fue todo, a realmente hablar con un hilo directo desde el corazón.

En realidad eso del relato viene  muy ligado a otro concepto, o tic, muy de la época también, el tuneo de las cosas, y que no tiene que ver nada con la tuna universitario, aunque hay un mucho de cantarte coplas e incluso de cantos de sirena, sino precisamente con darle cuerpo, en cierta manera, al relato de cómo deseas que sean las cosas, los objetos, que tienen la suerte de rodearte. Porque hay un mucho en el concepto de "relato" de hacerse un selfish, otro cliché, con el paisaje deseado de vender en torno a tu persona, y no con la realidad a convivir en tus veinticuatro horas diarias. 

Y aquí quizás llegamos ahora a una de las piedras angulares de nuestro día a día, la famosa, tristemente, posverdad, o disfrazar a la mentira con un camuflaje de sabor a verdad verdadera. Lo que vendría a ser intentar borrar tus huellas en el desierto de la realidad para que no se viera ni se sintiera la urdimbre, o la tomadura de pelo si solo fuera una humorada, y no disfrazar la verdad de lo que fue para seguir chupando de la teta de la que quieres seguir mamando. 


La posverdad es hija de su tiempo, y tiene un mucho de “photoshop” y de jugar con la estética de lo políticamente correcto. De hacer que huelan bien los armarios donde guardamos los cadáveres de las promesas incumplidas. La posverdad tiene un mucho de tristeza y de timo, de disfrazar las cicatrices que nos han traido hasta aquí para ponerle un precio, siempre más alto, a lo que va quedando de nosotros mismos. Y hay que seguir viviendo, que no es fácil.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED




lunes, 16 de abril de 2018

RETRATO EN NEGRO



En la época en la que ha surgido la “posverdad” a la verdad le han puesto los cuernos disfrazados de trenzas y peinados al revés.

Los niños ya no juegan al columpio intentando llegar a la luna, directamente  tripulan naves espaciales más allá de Orión y del blade runner de turno en su video juego pirateado.

En los días en los que continuamente al hablar en público se diferencian los sexos, a todos les espera la misma indiferencia.

Ahora que se ha inventado el master de línea blanca, no se puede pedir sueños inmaculados a almas torpedeadas mil veces con publicidad negra. La felicidad se dice que está sobrevalorada  para impedir que busquemos el Edén soñado. Ya no hay un solo muro, sino muchos y de diseño, por supuesto a pagar por el más pobre.

Sin un despertar que comience por reconocernos a nosotros mismos frente a nuestro espejo con un pensamiento libre y propio, no podremos distinguir a los "replicantes" disfrazados de Moisés en el viaje a su “nuestra-tierra-prometida”, y que está al otro lado de ese telón de nubes negras populistas que les rodea y que nunca han querido convertirse.

Respirar verdad cada vez es más difícil en un mundo en el que las niñas ya no desean ser princesas, sino a tener millones de seguidores en su Instagram, mientras en sus fotos siempre se perfilan con morritos amorosos ofrecidos a la nada. Y los niños, siempre más perdidos que ellas, quieren los televisores más grandes para verse un día triunfando en el equipo de fútbol que les llevaría al estrellato.  

Hay días en los que te despiertas buscando la luz, y otros, tristemente la mayoría, en los que ya te levantas con tus zapatos de bailar la música que los de siempre han decidido que se lleva, con los pasos de baile marcados de antemano.

Hay días que son noche y su banda sonora es la soledad. 

*FOTO: DE LA RED

sábado, 3 de febrero de 2018

REPASANDO LA SEMANA...

Estamos prácticamente poniendo fin a una semana muy movidita. En la que entre otras cosas hemos seguido aprendiendo nuevo español a fuerza de político que va o viene.

Si ya los del PP en su momento nos enseñaron que lo que hacía la juventud yéndose de España no era “emigración” sino movilidad exterior, con el tiempo hemos ido aprendiendo también, que ya no existe la mentira sino la posverdad.

Si estos últimos tiempos, y siguiendo con las clases del español en nuestros días, hemos aprendido que ya exiliarse no es huir a otro país porque en el tuyo te pueden hacer pupita, y como requisito indispensable, existía la antigua estampa de irse con una mano delante y la otra detrás. 

Ahora no, estos días hemos aprendido que estar en el exilio, al menos por lo que se desprende de las últimas andanzas de Puigdemont, es alquilarse un casoplón por unos 4.400 euros mensuales, de alrededor de 550 metros cuadrados, seis habitaciones, tres cuartos de baño, cocina, garaje con capacidad para cuatro vehículos, una amplia terraza y que da a un más que generoso jardín.

En un principio me ha parecido excesivo pero, bien pensado, qué queréis que os diga, si todos los catalanes en problemas y fuera de Cataluña tienen derecho a pernoctar allí, al final se va a hacer hasta pequeño. 

Porque se supone que Puigdemont está luchando por todos los catalanes, ¿verdad? Además, y por lo que se comenta, lleva al financiador consigo a todas partes. A lo mejor, si le sale bien todo al exiliado, hasta tiene un pequeño detalle, llámenme loco, con su promotor, porque al menos en mi mundo si ya hasta se cobra por el perejil, de lo de atar los perros con longaniza ni hablamos.

Y de un guion que se escribe, que lo escriben, cada día con más zigzags que una película de Hitchcock, hoy vamos a pasar, y con razón, a los guiones profesionales y a todo ese mundillo en la Gala de los Goya que tendrá lugar dentro de unas horas, y en el que los ganadores agradecen hasta a la comadrona que estaba de turno el día en que nacieron. Y es que en el fondo en España, digan lo que digan, somos un país de agradecidos.

Por lo que se dice, hoy se van a ver bastantes abanicos rojos, ya que la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) va a repartir durante la trigésimo segunda gala de los Premios Goya abanicos con el lema #MASMUJERES, como denuncia a  "una situación de desequilibrio" y para anunciar su "decidida determinación a repararla".


En nuestra casa desde luego a La Nuri, mi sufrida, nunca le ha hecho falta sacar un abanico rojo, y eso que le encantan. Con decir “cariño, tenemos que hablar” se convoca hasta al notario. Quizás es porque las vascas siempre han ido marcando con una mano la pauta a seguir y con la otra la zona de salida por si te tienes que ir…

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED