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lunes, 16 de abril de 2018

RETRATO EN NEGRO



En la época en la que ha surgido la “posverdad” a la verdad le han puesto los cuernos disfrazados de trenzas y peinados al revés.

Los niños ya no juegan al columpio intentando llegar a la luna, directamente  tripulan naves espaciales más allá de Orión y del blade runner de turno en su video juego pirateado.

En los días en los que continuamente al hablar en público se diferencian los sexos, a todos les espera la misma indiferencia.

Ahora que se ha inventado el master de línea blanca, no se puede pedir sueños inmaculados a almas torpedeadas mil veces con publicidad negra. La felicidad se dice que está sobrevalorada  para impedir que busquemos el Edén soñado. Ya no hay un solo muro, sino muchos y de diseño, por supuesto a pagar por el más pobre.

Sin un despertar que comience por reconocernos a nosotros mismos frente a nuestro espejo con un pensamiento libre y propio, no podremos distinguir a los "replicantes" disfrazados de Moisés en el viaje a su “nuestra-tierra-prometida”, y que está al otro lado de ese telón de nubes negras populistas que les rodea y que nunca han querido convertirse.

Respirar verdad cada vez es más difícil en un mundo en el que las niñas ya no desean ser princesas, sino a tener millones de seguidores en su Instagram, mientras en sus fotos siempre se perfilan con morritos amorosos ofrecidos a la nada. Y los niños, siempre más perdidos que ellas, quieren los televisores más grandes para verse un día triunfando en el equipo de fútbol que les llevaría al estrellato.  

Hay días en los que te despiertas buscando la luz, y otros, tristemente la mayoría, en los que ya te levantas con tus zapatos de bailar la música que los de siempre han decidido que se lleva, con los pasos de baile marcados de antemano.

Hay días que son noche y su banda sonora es la soledad. 

*FOTO: DE LA RED

domingo, 26 de mayo de 2013

EL PENSAMIENTO HORIZONTAL


Me acabo de levantar después de unas cuantas horas de sueño reparador y la vida parece que se ve de otra manera.
El problema de la mayoría de los españoles va a ser que dormimos poco, muy intensamente, pero muy pocas horas. Sería necesario establecer un decretazo que obligara a todos los habitantes del Reino de España a dormir un mínimo de diez horas diarias, y estoy seguro de que muchos de los problemas, sino desaparecerían sí se aliviarían.
Toda esta gente que sale por la tele poniéndose verdes los unos a los otros, de chupa de dómine se decía antiguamente, lo que necesitan es más colchón. Si antes de pasar por cualquier programa de corazón, les impusieran por contrato dormir de diez a doce horas, saldrían, en vez de haciendo declaraciones rompedoras, contando chistes. Nos íbamos a tronchar con la Patiño contando un chiste a lo Chiquito de la Calzada.
Incluso en el mundo de la política todos tienen cara de falta de sueño. 
El Señor Rajoy para llevar sus ojeras necesita a dos o tres subsecretarios de no sé qué. Y todo ésto no viene de ahora. 
El mismo Tejero, en las imágenes del intento de golpe de estado, hace ya treinta y dos años, está claro de que no había visto una cama en días, con el agravante de que los colchones de antes no era ni de Mónaco, que por eso me imagino que Alberto va siempre tranquilo y descansado, ni el de aloe vera se había inventado todavía.
Y con respecto a la política exterior, más de lo mismo. La misma Merkel, en Semana Santa, se toma unos días de vacaciones con su marido, y aunque llevaba la misma ropa, sino no la hubiéramos reconocido, su expresión no era la misma. Si os fijáis bien en las imágenes de esos días, Doña Angela lleva cara mezcla de amnesia y de sorpresa. Sabe que se le olvida algo, y que ve la vida en ese momento de otra manera, una vida más luminosa. Sin embargo, la cara de su marido es diferente, cara de preocupación. Y es normal, porque está pensando que cuando se acuerde su mujer de todos sus problemas, ya la han vuelto a liar.
En todas las películas que se rodaban en la España de los sesenta, aquellas historias de vaqueros, que más tarde las denominaron spaguetti western, tenían todas un punto en común. Siempre había un personaje que era el más despreocupado, y era el mejicano de turno que estaba dormido por todos lados, y es que en el desierto de Almería hacía mucho calor. Mientras todos se mataban por un poco de oro, ese mejicano vivía feliz a la sombra y echándose al coleto un poco de tequila. Sin olvidar que los indios siempre fumaban la pipa de la paz recostados, y es que es la mejor posición para pensar y decidir.
Ahora vamos de un lado para otro como locos, y dejamos todo el día desatendido ese colchón que nos costó una buena pasta, y si seguimos las indicaciones de cambiarlo cada diez años, no habremos dormido en él, ni seis meses seguidos. Es el timo perfecto en una sociedad que no mira en el sentido que debería hacerlo. Hay que ver todo desde un punto de vista horizontal, porque desde el vertical, lo único que se siente es vértigo.

*FOTO: DE LA RED