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lunes, 22 de agosto de 2016

NAUFRAGO DE INCOMPRENSIÓN



Lo de hoy ha sido toda una odisea. Y en realidad sólo se trataba de recibir un par de cajas de lentillas (a través de MRW, que en este caso como veréis, es relevante el decirlo), que aunque no era nada trascendente para la humanidad, y por esta vez al menos, no ha corrido  ningún peligro la seguridad de nuestra especie, sí era muy importante para este vecino del mundo.


El sábado me avisaron de la empresa encargada de proveerme de las lentillas que uso, que me las enviarían en 48 horas, y gentilmente me adjuntaban el número para seguir el pedido. 


Teniendo en cuenta el día que era, no sabía  si me llegarían el lunes, o el martes. Esta mañana, tras pasar más de media hora intentando llegar a algo en la página de MRW, todo el tiempo se saltaba de la casilla para comprobar la ruta del pedido, a publicidad pura y dura de la empresa, todo ésto a través de internet por el móvil, porque este vecino no está en su lugar habitual. He optado entonces, por ponerme en contacto con la óptica, que muy amablemente, y comprobando ellos con el número de seguimiento, me han confirmado que las recibiría hoy. Les he pedido el número de teléfono de MRW, y tras comprobarlo me han dado el número de la oficina encargada de la entrega: MRW – San Javier.


Tras llamar, que por cierto, me han cogido la llamada en seguida, a cada uno lo suyo,  al preguntar por el envío, la señora o señorita en cuestión, me ha dicho, con ese tono que da la costumbre y el hastío, que si era un envío normal lo podía recibir hasta las ocho de la tarde. Al contestarle que como no lo había mandado yo, no sabía el tipo de envío que era. Me ha dicho, sin ningún tipo de inflexión de voz, que en ese momento, no le funcionaba el ordenador, y que por favor llamara en diez minutos.


Este vecino tiene mucha experiencia en tratar con clientes por teléfono, y puedo asegurar "que no decía la verdad". Y si lo hacia, lo ha hecho muy, muy, mal. Cuando uno esta agobiado porque "el sistema" no funciona, se le nota al instante.


Al sentirme muy decepcionado y frustrado, en lugar de criar un caldo de cultivo para una úlcera, lo he comentado por Twitter:
"La señora atendiendo el teléfono en MRW San Javier, tiene menos ganas de trabajar que Dinio. ¿Está descontenta? No lo pague con el cliente".


Visto ya desde la distancia de las horas, más de diez, y usando el humor, que por suerte, este vecino del mundo considera que tiene como un obispo que se precie, es decir, en grandes "diócesis", la señora o señorita en cuestión,tenía tantas ganas de responderme como Pablo Iglesias de votar al PP, o viceversa, ninguna. 


En estos días inciertos es comprensible que el personal esté muy quemado, generalmente por trabajar muchas horas, y recibir a cambio, frecuentemente, malos modos y poco dinero. No sé si éste era el caso, pero lo parecía.


La verdad es que en muy poco tiempo, y sin haberme dirigido a ellos, al enterarse del tweet, MRW-Clientes se ha puesto en contacto conmigo. Y al decirles el número de seguimiento, me ha respondido, ¡Premio!, que hasta las ocho de la tarde lo podía recibir (un margen de más de ocho horas todavía). Si ya venía de rebote, y rebotado, de hablar con la oficina, ¿qué esperaban desde MRW-Clientes, que ni siquiera me hubieran dado esa información? Realmente es poco esperar desde su lado.


En todo ésto ha quedado más que claro que la tecnología les funciona, y también, la frialdad que da el teclado, pero el intentar ayudar de motu proprio, o por mera empatía, no es lo suyo.



Ellos no pueden “gastar” (como se diría en inglés, y que esta vez viene de “perlas”) dos minutos, en ayudar, pero yo en cambio, al estar sólo en casa, me tengo que  pasar todo el día “en prisión” como El Lute de su peor época, y penar, aunque no haya cometido ninguna falta.


Estaba convencido que para redondear el cachondeo y el desprecio, recibiría el paquete sobre las ocho, agotando el plazo. No ha sido así. En realidad, "Annie" (no sé como ella escribirá su nombre, pero ante la duda lo pongo como el "musical"),  y su simpatía han llegado a las cinco, y en moto. A su favor, que aún poniéndole mal el piso, ha sido, por fin, capaz de tener un poco de cabeza y ganas, y me ha llamado por teléfono, deshaciendo el entuerto, y recibiendo el paquete.


Por cierto, le he comentado que parecía que todo era para que la próxima vez se hiciera en otra modalidad de envío más costosa, y me ha respondido, ante mi incredulidad, que en todo tipo de envío se dice lo mismo: que se puede repartir hasta las ocho de la tarde.


Nadie me ha regalado nada, ni MRW, ni cualquier otra empresa de transporte, todo se paga. Pero tengo mucha experiencia con  SEUR-Donosti,  y todas las veces requeridas, que no han sido pocas,  me  han"brindado" un poco de comprensión, lógica, y tiempo. Y en estos días que corren, sentir, no tener, sentir empatía por el cliente, es tanto como recibir un envío como urgente, o hacer un viaje en VIP, sin haberlo pagado.


Para que quede claro sino ha quedado ya, la próxima vez a la óptica, y a lo que sea, les pediré por favor que me lo envíen por SEUR.


¡Vamos! Está claro que  si el personaje de Tom Hanks en "Naufrago" hubiera pertenecido a otra empresa de trasporte diferente a la de la película,  lo de volar en Navidad, festivo, hubiera sido, probablemente, una quimera (porque si algo sentía él era empatía por sus clientes y fervor por su trabajo), y nos hubiéramos quedado sin aventura, y por supuesto, sin una gran película.

Por cierto, la aventura de hoy, un cúmulo de despropósitos y frialdad, mucha frialdad; con excepción de Annie, pero eso ya es otra película... 

*FOTO: DE LA RED



domingo, 3 de enero de 2016

LAS MONTAÑAS NO ES UN LUGAR (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)


Creo recordar que entre las críticas a  películas que de vez en cuando incluyo en el blog del vecino, nunca he utilizado la expresión cine alternativoSin embargo, esta vez lo tengo que hacer, y no de una forma peyorativa, para referirme a una película, “Requisitos para ser una persona normal”, muy pequeña en sus formas pero llena de aire fresco en ese planteamiento de juega jugando.


Leticia Dolera, esa joven actriz, no confundir con novata, porque tras de sí, se diría que ya tiene una trayectoria más que sólida, nos presenta su primer largometraje, y como si de Juan Palomo se tratara, ella se lo guisa y se lo come, escribiendo el guión original, dirigiendo y encarnando a María de las Montañas, una chica de 30 años, y a quien la vida, como a tantos hoy en día, no le ha sonreído. No tiene trabajo, y tiene que volver al piso familiar, de quienes estaba un tanto distanciada, y ni tiene pareja ni se le espera.


En la entrevista de trabajo, con la que prácticamente comienza la película, le preguntan qué tipo de persona es, y tras reflexionar, lejos ya de la propia entrevista, se da cuenta de que no cumple ninguno de los requisitos para ser considerada como una "persona normal", por lo que se pondrá, y éste será el argumento de la cinta, manos a la obra para convertirse en eso: una persona normal.

Quizás ahí, precisamente, este vecino del mundo le pueda ver el punto más frágil a una cinta cargada de buenas intenciones, pero ya en los tiempos en que estamos, y visto como está el patio nacional, y cómo se presentan, en televisión al menos, las nuevas generaciones, todo musculitos, guapos/as pero de cultura, flojos muy flojos, creo que ahora no mucha gente está precisamente preocupada por ser una persona normal, porque vende lo diferente, por no decir a-normal.


Hay momentos en la cinta que a este vecino le recuerdan al cine de Woody Allen, con personajes que de pronto hablan a la cámara, y personas que sólo pasaban por allí, pero que en un momento dado son requeridos en su opinión por alguno de los personajes protagonistas.


Parte muy importante del peso de la película recae en un casting muy bien ejecutado, especialmente con el coprotagonista, con un Manuel Burque, desconocido para este vecino, y que está sembrado, como bonachón, en todas sus intervenciones.

Desde que aparece en la película el Señor Burque, tienes la sensación de que es algo más que una persona, trasciende al espectador, y luego, al decirlo uno de los personajes, y no es “spoiler” en sí, te recordará a un gnomo pero en gigante, quizás una contradicción en sí misma, pero es así.

La otra fuente de cariño es el actor que hace de hermano de la protagonista, Jordi Llodrá, que ya tan solo el planteamiento de un personaje como éste requiere mucha valentía, y está muy bien resuelto. No profundizo más para no estropear parte de la trama.

A destacar también, no se debe ni puede olvidar, esa escena dentro del coche, en el garaje, de madre e hija, la madre interpretada por una injustamente olvidada Silvia Munt, en el que el duelo de miradas transmite unos "efectos especiales" de lo mejorcito del cine español.

Quizás, el presunto formato de película pequeña pueda confundir a más de uno, porque en realidad es una película, cuando menos, valiente, diferente, fresca, y fuente de sensaciones, como cariño, alegría, melancolía…Y en momentos como los que vivimos, te hace plantearte si el poseer mucho, verdaderamente te hace feliz. 

Ahora, voy a decir una maldad, entre otras cosas porque me apetece: El gobierno actual, el que todavía está, seguro que no ha visto esta película, está más que claro, ya que nunca han cuidado la cultura, porque de ser así, la hubieran recomendado, para ver la vida de otra manera, y no lo que realmente hay, o queda.

Si no han visto esta película, pónganlo remedio, porque seguro, seguro, que durante los Goya, se hablará de ella, y mucho.

*FOTO: DE LA RED


domingo, 25 de octubre de 2015

ALGUIEN PARA RECORDAR (..A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)



Ayer me ocurrió uno de esos momentos adorables para un cinéfilo. 

Empiezas a ver una película sin la menor aspiración, ver por ver, en cualquier canal de televisión,  y a medida que te adentras en el argumento, vas disfrutando, y sin parpadear, llegas al final en el que te cambia toda la perspectiva.

Me explico. Ayer estaba viendo uno de esos canales de pago, concretamente AMD, porque ya estaba un poco saturado de coloquios-debates-show-teatralizados que otras cadenas ofrecían.

La película se titula “Recuerdame”, rodada en 2010, y para este vecino del mundo, al menos, pasó desapercibida en el momento de su estreno. Y la verdad es que, una vez vista, para bien o para mal, ya que de todo hay en la viña del Señor, hace honor a su nombre. 

En realidad, bajo la zanahoria de un comienzo con un asesinato dentro, y un salto de tiempo, lo que vamos a encontrar es una historia de amor, entre dos jóvenes rebeldes muy a su manera, porque la rebeldía de uno no coincide con la del otro.

Los protagonistas son Robert Pattinson, alejado de cuellos y mordiscos crepusculares,  y una adorable Emilie de Ravin, más conocida por varias series de televisión.

Con Robert Pattinson me ocurre como con Johnny Depp, que confirmo su calidad interpretativa, pero cada vez que le veo en algún estreno, me da la sensación de que se ha llevado la tarea a casa, y aparece con la misma pinta de guarrete, y en el caso del Señor Pattinson, con las mismas ojeras que en el cine hubiera atribuido a algún experto maquillador.

Bajo la historia de amor de dos seres sufridores y rebeldes, que al espectador muy maduro, sin duda, le traerán a la mente un James Dean, pero sin estar constantemente mirando al suelo, iremos viendo cómo en lugar de unirse en la incomprensión y en la derrota, van aprendiendo primero a sobrevivir, y luego a vivir con lo que les toca.

El director es un desconocido, para la gran mayoría, Allen Coulter, un director proveniente del mundo del teatro y de las series de televisión.

Rodeados de unos secundarios de lujo, Chris Cooper, (como el policía y padre sufridor de la protagonista), Lena Olin (sonriente y comprensiva madre del personaje de Robert Pattinson),  y un inesperado Pierce Brosnan, una especie de villano con traje al que es imposible redimir sin desvelar un final que te dará nuevas miras hacia un lado que hasta ese momento no habías tenido en cuenta. Y en cierta manera, sin embargo, te lo habían estado sugiriendo en varios comentarios en off del protagonista.

No se debería olvidar a una impagable Ruby Jerins, la pequeña hermana del protagonista, una niña prodigio llena de sufrimiento por el hecho de saber demasiado, en todos los sentidos, y no encontrar su papel en una familia desestructurada.

Lo importante es lo que no se dice, los silencios. Real como la vida misma, porque cuando coges una historia ya empezada,  no hay un guionista que te cuente la historia. La vas “leyendo” en pequeños detalles.

Con esta película, para una gran mayoría puede ocurrir como cuando haces una encuesta sobre la televisión que ves,  y sale ganador los documentales de la 2. Un gran sector dirá que es una película ñoña, pero tras el final de la misma, tu conciencia te hará que mires la vida desde otro punto de vista. 

*FOTO: DE LA RED

domingo, 12 de abril de 2015

¿LOS TIEMPOS DE YUL BRYNNER, O CUANDO MORTADELO Y FILEMÓN SON DE IZQUIERDAS?



Últimamente, y serán los años que ya acumulo, me preocupa mucho el hecho de la vida en sí. Siempre la he comparado, debido a mi afición al cine, como una película en la que cada uno de nosotros somos los protagonistas.

El problema es que cuando uno tiene más dinero, muchísimo, las escenas de riesgo no hace que las ruede un doble, sino que si sale algo mal, el que la paga siempre es otro. Y últimamente hemos tenido muchas pruebas de ello. Gente perseguida por la justicia, y que ya no tiene, en teoría, ningún dinero disponible, su mujer en algún momento se ha quejado ante el juez de que no tiene ni para comprar pollo, y que entre cárcel y cárcel, o mejor dicho, sospecha y sospecha, le pide al juez que le deje ir con su familia de vacaciones a la nieve, por cierto, a un chalecito de superlujo, of course, que es de su propiedad, aunque esté intervenido. Y mientras, muchos de nosotros no nos cortamos las venas porque no tenemos ni para un cuchillo.

De todas maneras lo que nunca nos podrán quitar, y eso les tiene que joder (no sé a quién, en general a ese gran hermano), el sentido del humor. Y es que esta España (iba a decir nuestra, pero al final resulta que no es de nadie, o si lo es, de los banqueros) es como para sentarse a mirarla, y no parar de reír, mejor con ella que de ella.

Ya para empezar, no es que la televisión del estado, la que se supone que es nuestra, porque la pagamos directamente, esté bajo sospecha, sino que en cuanto pueden le ponen rumbo al pasado. No para hablar del último libro de F. Ibáñez, y de sus héroes, Mortadelo y Filemón, porque esta vez trata del Señor Bárcenas, y eso no se puede tocar, sino con ese programa que se supone que es de entretenimiento (y que se puede decir separándolo entre sílabas, como entretén y miento), que hay los sábados por la noche, una especie de túnel del tiempo, en el que si lo ves, regresas a los ochenta, como muy moderno. Hay momentos en los que estoy seguro que si en ese instante me levanto del sofá y me miro al espejo, tengo una melena impresionante y he dejado de parecerme a un Yul Brynner pero de líneas más relajadas.

Y es que al gobierno, a nuestro todavía gobierno, le interesa mantenernos entretenidos, por aquello de que la música amansa a las fieras. Además, aunque el gobierno es de derechas, las imágenes que el Señor Moreno, Don José Luis, (director y productor) propone de los cuerpos femeninos, e incluso de los masculinos, que él para eso es muy demócrata, e incluso liberal, entran dentro de los cánones que la derecha tolera para sus súbditos. Porque en realidad eso es lo que somos, y no porque haya un rey, que lo hay, sino porque todos los del gobierno nos miran como lo haría un rey de la antigüedad, desde muy alto. O dicho de otra manera, nos ven como muy, muy pequeñitos.

Y mientras nosotros, hartándonos de reír, porque en realidad alguien dijo que los vivos, nosotros, somos los muertos de vacaciones. Y además, no dejamos de imitar a los peces, nos pasamos la vida comiendo o siendo comidos.  Y aquel que triunfa, y se lleva un buen botín, y no va con segundas, no se lo puede llevar al cementerio, porque sus herederos seguro que no se lo dejan, o lo incineran directamente, por si acaso. Y es que si hay otra vida, todavía no se sabe la moneda que utilizan para hacer la consiguiente equivalencia, ni el tipo de tarjetas.

Lo dicho, ¿qué se puede hacer con un gobierno que convierte a Mortadelo y Filemón en gente de izquierdas? Reírse directamente.


*FOTO: DE LA RED

sábado, 3 de enero de 2015

UNA VIDA DE PELÍCULA

Al final ya no sabes quién copió a quién, pero ésto del cambio de año, viene a ser como la serie de las películas de Rocky que vas cambiando de película, pero la historia se convierte en histeria, y pasas del Rocky 1 al 6 con una creciente sensación de déjà vu y menos dinero en el bolsillo.
Y en lo que va de año, y como diría mi madre “y lo que te rondaré morena”, las mismas caras y las mismas situaciones. En la tele por ejemplo, muchos programas se puede resumir como “alguien dilapida a alguien”, o bien los tertulianos a un político, o los colaboradores entre ellos, o a un conocido no muy famoso, porque si es muy, muy famoso, y tiene algo de poder, el peloteo va in crescendo. En la política: todos contra Podemos, y Podemos repartiendo casta a todos.
Me he pasado un buen rato,  y no lo encuentro, juro que no lo encuentro, buscando la cadena para tirar de la bomba de este retrete universal.
Por aquello de buscar la paz interior, para luego colaborar en lo poco que se pueda en “la paz de todos” (esto último me ha quedado un poco “vaticano”), me propuse como comienzo de año, lo único que me he propuesto, porque nunca he conseguido llevar una proposición adelante más de dos o tres semanas, iniciarme en el TAI CHI, pero en plan autodidacta, mediante algunos vÍdeos, y a horas muy tempranas, para evitar el espectáculo lamentable a los sufridores familiares. 
Y ahí estoy, una especie de Karate Kid pero en versión casados contra casados, intentando hacer el salto de la grulla en una pequeña barca, pero más mareado y perdido que el original, y sin barca.
No sé si eso será normal pero tengo agujetas hasta en las pestañas. ¡Es curioso! Me duelen músculos que no sabía ni que tenía. Pero, en fin, todo sea por la paz universal.
A mi alrededor, y tras los festejos de fin y comienzo de año, noto muy poca gente, o verdaderamente se pasaron entre comilonas y bebidas varias, o “la cosa” está verdaderamente mal y se mantienen en barbecho,  y tiesos, muy tiesos, hasta que se saquen las siguientes fotos con motivo de los Reyes Magos.
Personalmente, e inicialmente no iba a pedir nada, deseo un poco de la  “chispa de la vida” y no me refiero a la bebida americana, sino a ganas de vivir, porque desde un punto de vista de amante del cine, me está ocurriendo con la vida, lo mismo que me ocurrió cuando vi “Tesis”, la película de Amenabar, muy interesante, y con mucho suspense, pero llegó un momento en que me daba lo mismo quién fuera el asesino, solo quería que terminara ya.
La vida, como es natural, no deseo que se termine, pero sí me gustaría que se convirtiera en un musical para que todos bailáramos, con la rapidez de un Tommy Steele cualquiera, y cantáramos juntos, y no lo que es, una película bélica, en la que cada uno hace la guerra por su cuenta.
Por favor, que paren este tanque que me  bajo.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 23 de octubre de 2014

UN MATRIMONIO NADA CONVENCIONAL (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

Normalmente cuando ves algo interesante en el cine, y para referirte a ello puedes comenzar diciendo “He tenido la suerte de ver…”, lo que ocurre es que en este caso, tras visionar “Perdida”, dirigida por David Fincher, la palabra “suerte” quizás no sea la más afortunada. ¡Ojo! Con eso este vecino no quiere decir que la película es mala, muy al contrario, lo que ocurre es que es una película inquietante que no te deja de atosigar aunque aparezca la palabra “fin”, sino que ha pasado casi un día, y todavía este vecino tiene la sensación de que el mal le acecha.
En el  día en que se cumple el quinto aniversario de boda, Nick Dunne (Ben Affleck) tiene que informar que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido sin aparentemente dejar rastro. Quizás, más debido a la presión mediática que policial, la película no servirá de orgullo para las academias de policía, la imagen de marido abnegado y a la vez preocupado comienza a desaparecer con su aparente extraña conducta y que sus vecinos, especialmente, comiencen a preguntarse si la persona que vive junto a ellos puede ser un asesino.
Una historia que habla sobre las apariencias, y la importancia de éstas a través de los medios de comunicación.
En esta película, más que en otras, la adjudicación de los papeles es clave, con una Rosamund Pike que da al papel lo que requiere, sensualidad e inquietud, con creces.
Aunque más de uno no va a estar de acuerdo en lo que voy a decir a continuación, la intervención de Ben Affleck en el film es un gran acierto por parte del director, ya que digamos que trae la controversia de serie, de casa, y eso es necesario para la película, y este vecino considera que el Señor Affleck ha sido muy listo y valiente al aceptar este papel que en teoría le podía quitar más que dar, y sale muy bien del envite.
No es una película de grandes alardes técnicos, no hace falta, porque tras un desarrollo aparente dulcemente tranquilo, lo que ocurre, pero sobre todo la atmósfera, te va atrapando hasta no poder moverte durante los más de ciento cuarenta minutos que dura la película.
David Fincher esta vez no juega con decorados y situaciones oscuras como lo pudo hacer en “Seven” o “El club de la lucha”, sino que bajo una dirección, digamos que sobria, especialmente teniendo en cuenta que él proviene del mundo de la publicidad y no intenta invadirnos con miles de imágenes por segundo, deja que sea la misma historia la que te atrape y te deje sin aliento.
El personaje de la rubia enigmática puede que tenga un ligero aroma a Hitchcock con respecto a lo que te puede sugerir una cara bonita.
Este vecino también quiere advertir que no se trata de una historia convencional, sino que es una vuelta de tuerca, en el que más de uno, con su final, puede que se sienta decepcionado, pero precisamente en él está el gran hallazgo de la película. Te sentirás incomodo incluso al salir del cine, con una sensación de desasosiego, porque estamos acostumbrados a que nos lo den todo hecho, y este vecino no puede decir más para no estropear la trama. Realmente durante todo el "post" he tenido que escoger las palabras para intentar no dar pistas sobre el desarrollo de la trama.
Solo un pequeño detalle, la película prácticamente comienza y termina con una misma escena, pero la manera de ver lo que ocurre en ella por parte del espectador ya ha cambiado para siempre, y lo que antes te inquietaba ahora ha cambiado de sentido.
Una gran película, aunque quizás te puedas arrepentir de haberla visto.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 17 de noviembre de 2013

QUE DESCANSE EN PAZ, SI LE DEJAN (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)


La película "¿Quién mató a Bambi?" está llena de buenas intenciones, pero que quedan en eso, en intenciones, porque no hay que confundir una película de desmadres, con una película desmadrada.
Se parte de una situación de equívocos, con una idea que puede ser original y refrescante, y se acaba equivocando al personal, en el que al final parece que solo importa una excusa para repartir mamporros, o romper algo.
Con esta película se demuestra que la factura técnica de las películas españolas no tiene por qué envidiar a las americanas, sin embargo desde el punto de vista de este vecino, el guion no está bien apuntalado y es muy enclenque para el metraje de la cinta.
Una plantilla de actores y actrices de la nueva ola del cine español al servicio de un Santiago Amodeo, que por momentos hace algún guiño al cine de Black Edwards, en una transmutación de aquel recordado “guateque” a una fiesta, mezcla de alta sociedad y Sodoma y Gomorra emporrada y en porretas.
Uno se pregunta qué hace una Carmina Barrios, madre de Paco León, tan desaprovechada en su breve aparición, como desaprovechado está tan bien un Pedro Mari Sánchez en  el papel de jefe,  y que en realidad es la razón de todo el argumento.
Una historia de equívocos, que al final solo equivoca al espectador y donde los destrozos llegan a destrozar la propia película.
Este vecino entró a la sala, previo pago claro, con la sana intención de reírse, y tuvo que poner mucho de su parte para hacerlo.
A destacar las interpretaciones de Quim Gutierrez y Julián Villagrán, que han demostrado además de que son buenos actores, de ser inteligentes para sentir como propio un argumento, que ni el propio guionista y director pudo llevar a buen puerto, y que lo más original que tiene es el título.

*FOTO: DE LA RED


domingo, 20 de octubre de 2013

EL TIEMPO ES ORO (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)


La clave de esta película, “Una cuestión de tiempo”, estrenada este fin   de semana, está en unas muy recientes declaraciones de su guionista     y director, Richard Curtis, asegurando que ésta sin duda era la última película que iba a dirigir porque cada obra le llevaba unos tres años, tiempo que ahora quiere dedicar a su familia, y este vecino cree que con ella ha intentado realizar su obra definitiva, y una especie de auto-homenaje y compendio de todo su mundo. Y en realidad, en lugar de una película romántica al uso, lo único que ha conseguido es una mezcla de situaciones y personajes que recuerdan a otras películas escritas  por él.

El personaje protagonista femenino, “la chica de la película”, es americana, como lo eran las protagonistas de “Cuatro bodas y un funeral”, y “Notting Hill”, en las que el mismo Curtis fue guionista. Londres, como en esas dos películas, es un personaje más de la historia. 

Esta obra, como las otras dos mencionadas, en momentos se convierte en una especie de revista de viajes en la que se puede tomar nota de lo último en la vida londinense, incluso hay un “reportaje” camuflado de una exposición de fotos sobre la figura de Kate Moss, con exaltación explícita de esta importante figura para la cultura británica, por parte de ambos protagonistas.
La película funciona por partes, pero no como un todo. Hay momentos en que el ensamblaje peca de artificial.  Y este vecino no se refiere a la premisa de que el protagonista masculino, un entonado y sobrio Domhnall Gleeson, puede viajar en el tiempo, aunque con ciertas limitaciones, porque este personaje en manos del inefable Hugh Grant se hubiera convertido en “divertido”, mientras que aquí, pese a su “don”, es un sufridor. 

A la película le falta ritmo,  aunque se ha “regado” con una bonita y variada selección de conocidas y variadas canciones, y ésto se acentúa conforme transcurre la proyección, y al espectador le invaden las ganas de que llegue el final, para comprobar si hay más “chicha”.

La nota dulce la pone su protagonista femenina, una espléndida Rachel McAdams, encarnando a una dulce y frágil joven, mezcla de inocencia y resolución. Con ella la película alcanza sus mejores y delicados momentos.

Como no podía ser de otra manera, el mismo Richard Curtis nos presenta, viene siendo habitual en él, a unos secundarios que no dejan indiferente a nadie y que de alguno de ellos, del padre (un menos desmadrado que en otras ocasiones Bill Nighy) y del amigo escritor (un pirado y demasiado sincero Tom Hollander) concretamente, se podría contar alguna historia paralela.

Este vecino está convencido de que Mr. Curtis era plenamente consciente de que todo aquello chirriaba  y para asegurarse una total comprensión por parte del espectador, nos explica en boca de uno de sus personajes, la moraleja de toda la historia. Y si alguien, después de más de 120 minutos de imágenes, cree que eso es necesario, es evidente que algo falla, y es una pena, porque la vida es también una cuestión de tiempo, y esta vez lo hemos perdido.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 22 de agosto de 2013

FIEBRE VERANIEGA (Y III)

Hoy vamos a cerrar esta ventana abierta hace ya tres semanas, con lo que nunca se dice, ni se contempla, en los “sesudos” estudios sobre el veraneante medio.
La mayoría de los turistas extranjeros que vienen a España, no es, ni por la belleza de sus pueblos, que la tienen, ni por la cordialidad de sus gentes, que también. La gente elige España, especialmente en la actualidad, porque otros países que podían ofrecer “artículos” parecidos, como son Túnez y Marruecos, son menos seguros y problemáticos, y los precios son más baratos que en los países de origen del visitante en cuestión. Lo mismo ocurría en su momento, y ahora otra vez, con el rodaje de películas extranjeras, como la que va a rodar sobre Moisés, en breves semanas, Ridley Scott en tierras de Almería. Los precios son más baratos, y la calidad de los técnicos muy buena, y lo demás son zarandajas y excusas para no decir la verdad.
La colonia británica que se pasea por nuestras costas, cerveza va y cerveza viene, es totalmente alérgica a cualquier tipo de ejercicio, a excepción del de levantamiento de vidrio sobre barra fija proveniente del día anterior, antes de la tempranísima y aterradora hora de las once de la mañana.
Está comprobado además, por aquello del todavía quijotismo hispano, que los peores sitios de un restaurante, junto a las corrientes del aire acondicionado, y posibles efluvios provenientes de los aseos, los camareros se los quieren “endiñar” al turista nativo, por el simple pensamiento de que si no vienes hoy, vendrás mañana, pues no tienes la “capacidad crematística” para trasladarte fronteras afuera.
Las disparatadas ganas que entran al turista medio, especialmente a la hora de la cena, de hacerlo fuera del recinto donde reside esos días, bien sea en apartamento alquilado o en hotel, aunque todavía haga mucho calor y la humedad reinante bata records un día sí, y el otro también. Es frecuente, al menos en Torrevieja, y pueblos aledaños, el guardar cola en las terrazas, incluso de más de un cuarto de hora, para cenar, y no estamos hablando de restaurantes de rancio abolengo, sino en cualquier chiringuito del tres al cuarto.
Y ya para terminar, recordar también la fiebre de comprar, comprar todo e irracionalmente, que nos entra estos días, y que incluso se traslada a la misma playa, en la que aparece el equivalente del top manta hispano, o retazos del mercadillo de toda la vida, vendiendo batas, biquinis, camisas, pantalones cortos..., todos de marcas extrañas, si las tienen.

*FOTO: DE LA RED

martes, 13 de noviembre de 2012

...Y JAMES BOND CONOCE A BARDEM



En esta última entrega de James Bond, Skyfall, lo que guía al malo a diferencia de las anteriores películas, no es las ganas de gobernar el mundo, sino un deseo de venganza, lo cual hace al guión más de carne y hueso, sin que se resienta, cree este vecino, a los ojos de todo seguidor de la saga.


Aunque sigue habiendo dos bandos diferenciados, los malos y los buenos, éstos no son tan buenos, y el malo tiene razones para intentar vengarse.


El personaje de James Bond en esta nueva entrega es mucho más vulnerable, y con un punto de hastío hasta para ligar. Llegados a este punto, digamos que la lista de las llamadas mujeres Bond es mucho menor que en las anteriores aventuras, siendo muy importante el papel de Naomi Harris, que por lo que se presupone no será su última aparición en la serie, y actualiza el rol de la mujer en la actualidad.


Con una Judi Dench, en el papel de M esplendida, y una banda sonora de Thomas Newman más que eficaz, escucharemos una preciosa canción de Adele, aunque como ya viene siendo habitual en estas películas, suena a ya oída, y ésto siempre puede ser bueno o malo, pero es un valor seguro.


Soplan malos vientos para el MI6, y los hombres encargados de la seguridad del país, y sus métodos, ya son más que discutidos por los políticos del momento. Por si ésto fuera poco, el personaje de Javier Bardem, del que no contaremos sus orígenes pero son muy importantes en la trama de la película, los pone en jaque, haciendo temblar los cimientos de la seguridad británica.


Sam Mendes, director proveniente del teatro, con buena puesta en escena, está más que claro, viendo la película, que confiaba plenamente en el Señor Bardem, y a mi personal parecer le ha dado carta blanca para crear su personaje, y tiempo y escenas más que suficientes, en las que el malo Bardem, aquí en la piel de Silva, se luce con una ductilidad que para sí la hubiera querido el mismísimo Brandon. La maldad del citado personaje no se muestra, lo sugiere su puesta en escena desde el primer segundo.


En este punto conviene aconsejar el intentar ver la película en versión original, para poder calibrar en toda su altura, especialmente el papel del Señor Bardem hasta en su dicción.


Esta vez la trama nos lleva por menos paisajes exóticos, pero sigue habiendo varios viajes. Lo mismo que el mal puede estar en las entrañas del mismo sistema de seguridad, hay dos viajes muy interesantes, uno por las mismas entrañas de Londres, y el otro a las raíces del mismo Bond.


Con una fotografía mucho más oscura, esta entrega es menos fantástica y más cercana, menos tecnológica y con una cierta poesía en la soledad de los personajes y de los cimientos que les vieron crecer.


Antes de terminar, este vecino del mundo sugiere fijarse en la renovación, y juventud, de los personajes que siempre acompañan a Bond, con lo cual, y en cierta manera, nos están desvelando que hay Bond, James Bond, para rato. Y eso es bueno para asegurarnos la paz mundial y nuestro futuro entretenimiento.


*FOTO: DE LA RED 

viernes, 7 de septiembre de 2012

BRIAN DE PALMA A LA DONOSTIARRA



Uno de estos días en que uno está más solo que la una y que no te queda más remedio que hablar contigo mismo, me preguntaba, que partiendo de que mi vida fuera una película, quién me gustaría que la dirigiera.


Tras pensar un buen rato y teniendo presente que ya muchos días nuestra vida parece muy similar a las aventuras de un Berlanga desenfrenado, mis pensamientos y gustos se encaminaron en primer lugar hacia Hitchcock, amo del suspense, pero para regir mi vida quizás demasiado academicista y clásico, por lo que entonces apareció en mi mente Brian de Palma, con unas historias a lo Hitchcock pero pasadas por un tamiz vicioso y anfetamínico, con una saturación de colores rayando en el colocón.


Pasear por las salas de un Museo de San Telmo persiguiendo a una ninfómana desconocida, con la cara y cuerpo de Angie Dickinson, mientras un asesino se viste para matar, ya no se hace tan raro después del caso de la concejala de la provincia de Toledo, cuyas escenas íntimas han sido desveladas por internet por el malo de su película.


Tener, en la Avenida de Isabel II, una vecina que trabaja como doble de cuerpo, y que sale todas las noches al balcón, con la cara y cuerpo de una jovencísima Melanie Griffith, solo vestida con un tatuaje en sus nalgas, mientras presencia un asesinato en la casa de enfrente.


Cada vez que este vecino del mundo ve por televisión a Antonio Banderas, siempre se acuerda de la mariposa varada en las nalgas de la Melania americana, y si seguirá en ellas, o era solo fruto del maquillaje para aquella película.


Tener el trabajo de un John Travolta como técnico de sonido, en busca de una voz para finalizar una película, y encontrarse con una virginal Nancy Allen que le causará el mayor impacto de su vida, pero cambiando el desfile del 4 de Julio, por la tamborrada de la víspera de San Sebastián y una abarrotada parte vieja donde no sería fácil escapar de las garras de un asesino.


No importa el director que fuera, pero incluso un Polanski podría rodar otra película con un frenético Harrison Ford, en muchas de esas buhardillas con aire francés que vigilan al Urumea.


Aparte del nombrado hasta el aburrimiento “marco incomparable”, tenemos un gran plató en nuestras calles y montes del que todavía no somos conscientes, quizás porque seguimos esperando al amigo americano. Pero esa ya es otra película.


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lunes, 13 de septiembre de 2010

JOLIN CON ANGELINA

 

Ayer, sábado, fuimos al cine pues tenía una cita con Angelina Jolin, como yo la llamo por razones obvias. La pelicula en cuestión es Salt. 

Teniendo en cuenta que el cine, a parte de ser considerado como el séptimo arte, es también una transacción económica, desde ese punto de vista, ningún tipo de protesta. Esto lo comento, porque ahora el cine se te pone bastante caro. Quién más quién menos no va al cine solo. Si como yo, eres cabeza de familia, ...pagas por todos los pecados. Fui con mi mujer, y mi hijo mayor. Tres personas, entre la entrada, unas chuches, y una bebida para cada uno, pues el negocio ahora está diseñado de esa manera, se te pone como una entrada de teatro con la Angelina actuando en directo para ti sólo.

De hecho, yo ya noté que en algún momento me miraba con picardía.

Es una película que desde el primer momento te atrapa y no paras de esquivar balas hasta el final de la aventura. Desde el punto de vista argumental hay cosas que se ven venir, pero como a la que más se le ve venir, ir, subir, bajar, y dar es a la Angelina, pues Jolin, todos contentos que para eso hemos ido a visitarla.

Especial mención merece el derroche de decibelios de la cinta en cuestión. Al final de la película me pasé un buen rato buscando medio tímpano que me había saltado entre ráfaga y ráfaga.. No hubo manera. Lo consideré como un daño colateral.

Atrás quedó la época de que para darte un susto en una escena, el guionista introducía algo que no esperabas, quizás una mano que tocaba en el hombro al protagonista, y que luego era un amigo suyo que le venía a preguntar algo. Ahora, te lanzan una buena ración de decibelios, y mientras te recuperas la película, ya ha finalizado.

Analizando por un momento la belleza de la Jolin, quizás tiene un conjunto de “demasiados”: demasiados pómulos, demasiados ojos, aunque sólo tenga dos, demasiado delgada, que al final consiguen que ella esté demasiado.

A mi mujer no le importa que diga estas cosas; me comprende, porque a ella le pasa lo mismo con algunos actores, en especial con George Clooney, aunque yo como buen español siempre le digo:
-Uff, no se qué me da que a ese le gustan los hombres, aunque yo no tengo nada en contra de eso...

 
Siempre hay que morir matando.
 
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