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lunes, 10 de febrero de 2014

CONTANDO PELÍCULAS

Este fin de semana el vecino se ha hecho un lío y pensaba que el paseíllo que tenía que dar la Infanta Cristina era para recoger un Goya a la mejor interpretación femenina principal por “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, una comedia con una trama judicial en el que una ama de casa, eso sí con el curioso detalle de que es de sangra azul, intenta demostrar que vivía en un mundo multicolor confiando ciegamente en su marido.
Y posteriormente, el vecino se ha dado cuenta de que estaba confundido y que había dos películas, una la que ha contado la Infanta el sábado en su comparecencia ante el juez, y otra, la premiada en la gala de los Goya, con la mejor película, y el mejor director.
De todas las maneras, la gran beneficiada va a ser la esposa del socio del Señor Urdangarín,  porque si se cree la versión de la Infanta Cristina, se tiene que creer que la esposa del Señor Diego Torres tampoco supiera nada sobre los negocios de su marido, y como consecuencia, en el futuro, la esposa de todo acusado con todo tipo de cargo.
Nos pasamos la vida, y en instancias institucionales también, invirtiendo hasta dinero en publicidad, concienciando sobre la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. Sin embargo, en el posicionamiento de la actuación de la Infanta Cristina, se nos quiere hacer comulgar con ruedas de molino, y una mujer con educación universitaria y con años siendo autosuficiente, no sabe nada de los negocios de su marido, ni incluso, a qué cuenta pertenecía la tarjeta que sus manos reales usaban.
Entre el planteamiento anterior y el posicionamiento de “la mujer con la pata quebrada y atada a la cama”, típica de la época franquista, no hay mucha diferencia.
Nos pasamos, día sí y el otro también, con la cantinela de especificar, especialmente en los discursos políticos, entre “vecinos y vecinas, hombres y mujeres” y ahora resulta que el planteamiento de las autoridades en teoría competentes, es ver de lo más normal que la Infanta solo es un convidado de piedra.
Al final va a resultar que el verdadero Goya al mejor guion es el urdido para la defensa de la Infanta, y que a La gran familia española le cuenten películas fuera de la pantalla.

*FOTO: DE LA RED