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sábado, 6 de octubre de 2018

LA CADUCIDAD DEL PARIPÉ



Dos de la tarde de hoy sábado en uno de los supermercados de EroskI. Todos, trabajadores y clientes con prisa porque en treinta minutos se cierra. Una de las cajeras pregunta en voz alta pero sin gritar: ¿Alguien ha visto una mariconera?


Este vecino del mundo, con ganas de guasa, pero siendo consecuente con las tendencias actuales, y con ansias, lo reconoce, de ganarse alguna batallita personal, vistiendo cara, eso si, de la más pura inocencia comenta: Ahora no será políticamente correcto decir “mariconera”, verdad?. Además, bien pensado…¿Cómo se dirá? Mariconera, mariconero, mariconera y mariconero…

Más de uno, y una, me han mirado y han abierto la boca en ademán de contestar, pero como si les fallara el aire, la han cerrado, y mirado hacia otro lado, como quien intuye que tiene que huir de una zona muy peligrosa, o cuando menos con cierto miedo a una cámara oculta.

Hace mucho tiempo que en España se confunde el sentido del humor con la falta de tacto. Y muy al contrario, en plena dictadura franquista una revista satírica llamada “La Codorniz”, toreaba (verbo también ahora difícil de declinar) todos los temas , sin que la censura le pudiera meter mano. Por cierto, revisando muchos de sus chistes, valdrían para nuestra situación actual. Quizás, sea verdad eso de que "no hay nada nuevo bajo el sol", aunque tal vez los nuevos o los novatos siempre somos nosotros.

Cuando pones una lupa sobre los cierres falsos, las costuras resaltan a la primera, y en nuestra sociedad actual el paripé de hoy deja paso indefectiblemente al paripé del mañana, y las fibras del velcro que las une y desune se van acumulando en la epidermis de nuestra moral, haciéndonos sin duda mucho más maleables y manejables, si es que eso ya le sigue importando a alguien...

*FOTO: DE LA RED

sábado, 25 de marzo de 2017

LA VIDA QUE NOS DEJAN VIVIR


Las veinticuatro horas que van desde este mediodía pasado, sábado, al mediodía del, todavía por venir, domingo, se convertirán, y no hace falta ser un adivino, en un continuo déjà vu, hablando sobre lo perjudicial que puede ser un cambio horario a la carta, si por "a  la carta" se entiende un cambio horario que se pierde en la noche de los tiempos, con inequívoco olor a "franquismo", y "desde hace mucho tiempo que se hace así, y no voy a ser yo quien se meta en un jardín y cambie algo, que a mi partido político, por cierto, ahora en el poder, le da lo mismo, porque lo que verdaderamente le da dinero son los impuestos, y no el supuesto malestar, en especial, psicológico, de unos cuantos, que seguro son los que siempre se oponen a todo".

Bien es verdad, que el futuro de la gente que son los que para el poder realmente cortan el bacalao, nunca tienen problemas por una hora o más o menos; más perderán o ganarán en esos jet lag a los que están más que acostumbrados por su ritmo de vida y de costumbres, sin duda. Ya que si hace falta, y para evitar su supuesto estrés, se van unos días antes a uno de esos paraísos, no fiscales esta vez, sino donde la civilización no parece haber llegado excepto a esos hoteles repletos de todo, y dejan pasar la vida, a sabiendas de que a la vuelta, a la rutina, seguro que son más ricos aún...

Por cierto, y en otro tono de cosas, parece que "La reina del Sur", no la de Pérez-Reverte, sino la del PSOE, ya ha aceptado lo que la historia, la suya y la de sus amigos, quiere que acepte.

La verdad es que ha sido un intento baldío de poner suspense, como gas en una gaseosa prehistórica, en una jugada que era tan clara en el fútbol político, desde el momento en que se colocaran el balón en la parte del campo que les era propicia, tras sacarle tarjeta roja y expulsión al supuesto capitán de entonces, Pedro Sánchez, por orden más que clara de la Reina del Sur y los que en su momento accedieron a que ella fuera reina.

La vida que nos dejan vivir es un eterno paripé y nos permiten, porque les trae al pairo, hablar de nimiedades como el cambio horario. Ya que saben que antes, y por supuesto, después, ellos, los que tienen todo controlado, serán igual de ricos, o más. Porque cosas como el himno, el honor y el orgullo, nunca cotizarán en bolsa.

*FOTO:  DE LA RED

jueves, 13 de octubre de 2016

EL GRAN PARIPÉ O EL SÍNDROME DE LA MUJER MALTRATADA



Para todos aquellos que siguen a este vecino del mundo por Twitter (@PATXIPE) también, acabo de escribir el tweet más corto de mis cinco años que llevo ya en esa red social: #FelizJueves, eso dicen.


Ayer contemplando ciertas imágenes, y eso que este vecino quiso “ver” más bien pocas (no por nada sino por una gran sensación de empacho de todo), de nuestros políticos en el desfile de las fuerzas armadas con motivo del 12 de Octubre, día patrio donde los haya, advertí cierta sensación de “colegas”, entre políticos que se debieran repeler como el agua y el aceite, que me hizo contemplar la posibilidad de que todo lo que vemos en el día a día es “EL GRAN PARIPÉ”. Vaya por delante de que no sugiero que nuestros políticos de diferentes partidos tengan que andar a la gresca. Es otra cosa. Quizás el estar todos, en ese momento, viendo la vida pasar, ayudara.


Y quizás por eso, al levantarme esta mañana, he tenido la sensación, quizás por el regusto de algún sueño que me haya invadido con nocturnidad y alevosía, nunca mejor dicho,  de que nos pasamos nuestras vidas en una gran lavadora, siendo centrifugados, mientras a nuestro alrededor nos amenizan “el viaje” con millones de imágenes que sólo sirven para distraernos. En el argot taurino sería que entre unos y otros hacen una tarea de aliño, y nos colocan donde quieren, en el tendido que quieren, hasta darnos una y otra vez todo tipo de estocadas.



Una sensación de hartazgo, y no creo ser el único en sentirlo, nos invade. Esa sensación, otra vez, de que nada es verdad ni mentira, sino un gran show por todos lados para robarnos la cartera y que además tengamos sensación de culpa. La misma sensación de culpa que debe de tener esa mujer maltratada una y otra vez por su marido, que además constantemente le recalca que la culpa es de ella y que lo hace por su bien.


Un malestar general, ya para terminar, que se pudiera agravar si uno no creyera en una vida posterior llena de recompensas, ya que por una vez que has tenido, la suerte o no, de obtener la vida, haya otros que quieran vivir su vida, y si te despistas, la tuya también.


*FOTO: DE LA RED