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jueves, 21 de noviembre de 2019

EL VERDADERO NOMBRE DE LOS REYES MAGOS...



Oigo en la radio, concretamente en “La ventana” de la Cadena Ser, que debe de haber una especie de polémica sobre si los hombres deben de orinar de pie o sentados, o en cuclillas apostillarán los más enterados.
Vaya por delante que cualquier tema por muy escabroso que sea vale en esta sociedad de los cinco minutos de gloria, y que todo sirve para mostrar las discrepancias y evidenciar que más inteligente, clarividente y divertido que el presente servidor no hay otro.

Así de primeras, digamos que el cliché de un hombre es más bien el de un ser siempre ocupado, quizás de ahí puede venir la idea de que lo suyo, su asunto urinario se puede ventilar en cinco segundos, en una especie de  como la mía no hay otra”. Aunque dicen, que hacerlo sentado siempre es más sano, y debe de ser por aquello de dejarle a uno a su libre albedrio, y que ocurran las cosas, incluidas las líquidas, cuando tienen que ocurrir.

Estaba pensando en la última frase “…que ocurran las cosas cuando tienen que ocurrir…” cuando mi mente me ha trasladado a finales de los setenta, con este vecino del mundo viviendo en un Londres, desde sus ojos de entonces, para estudiantes y currantes de medio pelo, en su modalidad de aquí te pillo aquí te mato, trabajando en restaurantes limpiando platos, por supuesto sin ningún tipo de contrato.

Y la foto que me ha venido a la mente era en realidad un poster de Athena, que entonces, finales de los setenta, batió records de venta y que hoy, por supuesto, como tantas y tantas cosas, sería políticamente incorrecto. Esa tenista retratada de espaldas, que en un descuido deja más que en evidencia sus lindas formas. Y ese más que guiño que en realidad son esas pelotas que ya descansan en el suelo, donde descansan todos los sueños rotos.

He recordado también, que en esos días corrió una especie de rumor, afirmando que esa rubia en realidad era otra rubia, en inglés “Blondie”, una Debbie Harry entonces en su máximo apogeo…

Hoy he podido confirmar, internet es lo bueno o malo que tiene, que aquel famoso poster de 1976, “Tennis Girl”, en realidad estuvo protagonizado por una tal Fiona Walker, de 18 años, y que era la novia entonces del fotógrafo que tuvo la idea y le saco la foto. Ella no cobró nada, y él vendió la instantánea a la tienda de pósters y almanaques Athena, ya mencionada, convirtiéndose en una de las fotos más vendidas.

Nunca había vuelto a recordar ese poster, pero hoy como formando parte de mi memoria ambientando aquella época, me ha venido a las primeras de cambio. 

¿Queda demostrado entonces, que siempre es más sano orinar sentado por aquello de que tienes más tiempo para darle al caletre, e incluso a que te ayuden las mismas musas…? O al menos a comprender, que siempre recuerdas la vida por detrás, como a la “tennis girl” de la que nunca debimos conocer nada más, para no desvelar ese misterio que siempre ayuda en las leyendas. Y que me ha resultado, a la postre, como saber el verdadero nombre de los Reyes Magos…

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 21 de enero de 2015

JOSEMARI Y SU EXPERIENCIA VITAL

Hace apenas un rato he sufrido en mis carnes la famosa expresión española “por si acaso”.
He quedado con un amigo a tomar un café para ponernos al día, pues nos vemos muy de vez en cuando. Y tras desempolvar viejos recuerdos, y poner de vuelta y media, solo a aquellos que realmente se lo merecen, la mayoría, volvía tranquilamente para casa cuando he notado la llamada de la selva, en su versión “ganas de orinar”. Y usando el GPS mental en su aplicación mapa de la zona de váteres municipales he recordado que había uno bien cerca.
La verdad es que en Donosti, la ciudad en la que normalmente tengo la suerte de residir, ese tipo de servicio municipal no tiene ninguna queja, más bien al contrario. Me explico.
Ahora ya se sabe que las técnicas modernas se utilizan para todo. Y lo mismo que muchas cabinas de W.C. tienen lavado automático, una vez que sales, lo mismo ocurre, o al menos debería ocurrir con la parte adjunta (resguardada por una especie de biombos fijos) que está habilitada para que los hombres hagan, digamos, sus "necesidades verticales".
Pero sucede, como en el caso de hoy, que hay sensores más rápidos que el gatillo de Billy El Niño, y cuando he llegado, ese sensor al reconocerme me ha debido de saludar a su manera, que se traduce con un buen chorro de agua. Lo que ocurre es que ese sensor debe de tener vida propia y, por lo que se ve ha debido de estar solo toda la mañana, muy solo, y se ha puesto contento de verme. Esa es la única explicación que le doy, ya que en el medio minuto, como mucho, que ha durado nuestro encuentro, me ha “saludado” con agua un total de tres veces. Con lo cual, si no hubiera entrado, y el “problema” me lo hubiera echado encima, me habría mojado menos, y con menos cara de sorpresa y cabreo.
Por lo que he podido comprobar tristemente en mis carnes, los fabricantes de baños públicos no deben de tener personal encargado de probar  “sus inventos”, porque el citado departamento se hubiera dado cuenta rápidamente, de que a ese sensor habría que "educarle" para que esperara, un minuto más o menos, a hacer aquello que se le requiere, y NO en el momento en el que el “cliente” está allí. Da la impresión de que el único fin es demostrar que “aquello” funciona, y por eso te lo repiten en persona, por el famoso “por si acaso”, tres veces.
Tras este incidente, y por este incidente, me he acordado de un gran amigo “Josemari”. Es arquitecto, y cuando empezó en su profesión, me acuerdo que le pregunté si no tenía miedo a que alguno de sus edificios se cayera. Y me dijo tranquilamente, que eso era prácticamente imposible, porque tras los cálculos, y como ya sabía que más de una vez en el proceso de construcción se podía “extraviar” algo de material, añadía bastante más de lo necesario, por si acaso. Y ese "por si acaso", tan banal, pero tan lleno de experiencia, ha vivido en mi durante toda la vida. Y en momentos como el de hoy, me acuerdo siempre de Josemari y de su experiencia vital.
Que no se me olvide, a partir de ahora, salir de casa siempre con un sobre de jabón en el bolsillo por si acaso, así en momentos como el de hoy me lavo por completo, y mira, eso que me ahorro…


*FOTO: DE LA RED.