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domingo, 11 de junio de 2017

¿QUIÉN NOS TIENE TANTO PAQUETE?


Quizás esta semana, y clarísimamente, diría este vecino del mundo, alguien se ha pasado de frenada, y ha optado por poner el punto de vista de la actualidad más actual, en el paquete de los hombres, o si abrimos las piernas más o menos cuando nos sentamos en el Metro (o en cualquier medio de transporte), como si el metro también fuera el patrón de la abertura y apertura masculina.

Y aunque la humorada, al menos para este vecino del mundo,  haya empezado por la izquierda madrileña, inmediatamente se deslizan unas fotos, ¡qué casualidad!, de la sección paquetera, del Podemos más varonil  (no confundir con "machista"), como intentando demostrar que el "arco del triunfo" comenzó en Puerta del Sol y acabe en Venezuela.

Siempre es mejor hablar del tamaño de los huevos, especialmente si el color de los pensamientos de sus propietarios es morado, que de los huevos que han tenido muchos para dejar a lo que consideraban su cortijo, y que el españolito medio siempre ha llamado "España", como un solar, con los frutos, presuntamente robados, "empaquetados" (que también viene de "paquete") rumbo a Suiza o Panamá.

Si de verdad, todo eso del paquete invadiendo terreno ajeno es tan importante, y que se puede arreglar con unas breves palabras tanto al invasor “paqueteril”, como a esas señoras que hacen lo mismo, pero  con su bols@, mientras ponen cara de cansadas y que la culpa es de su marido, qué será con lo ocurrido a ese PP culpado y reprendido en una sentencia judicial, por haber perdonado “olvidos” de declaraciones a Hacienda de dineros por parte de gente que siempre tiene dinero y que se mueve, además, por terrenos de presunta influencia.


Ahora que ya se acerca el verano con esas serpientes “des-informativas” que siempre invaden, de una u otra manera, los medios de comunicación, vamos a recibir, ya lo estamos haciendo, muletazos de opinión, porque a pesar de que mucha gente está en contra de las corridas de toros, practica la tauromaquia en el ruedo de la noticia, poniéndonos en posición, con muletazos informativos, de izquierdas, de derechas, para entrarnos a matar y dejarnos patas arriba.

Si en una película hay un personaje que fuma mucho, y tose constantemente, el guionista nos está adelantando que a ese personaje le quedan dos telediarios. Si en los medios de comunicación se ven primeros planos de paquetes desenfrenados, nuestro olfato nos debe de alertar de que alguien nos está robando la cartera.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 20 de octubre de 2016

AMOR SIN BARRERAS


Hace ya muchos años leí en algún sitio que se hizo un concurso para una imagen que evocara, metafóricamente,  el inmenso amor. Y ganó una factura de un abrigo de visón, con la firma de quien se supone era el marido, y que aceptaba el cargo.


Está claro que ahora tanto la imagen, como el mensaje que se lanza, serían, como mínimo, políticamente incorrectos, y entre otras cosas, daría también al traste con tantos años de lucha feminista. Además, si se intentara encontrar al jurado que dio ese veredicto nadie sabría nada, y un halo de amnesia hubiera poseído a la mayoría de los “sospechosos”.


¿Por qué he empezado con este comentario? Muy sencillo, me lo ha traído a colación lo ocurrido este lunes pasado en Londres, y que ha trascendido a la mayoría de nuestros periódicos hoy.


Una pareja iba en el metro hacia el centro, cuando en un momento dado, un energúmeno al ir a bajar del vagón, agredió al hombre, Jubair Ahmed, nacido en Bangladés, de 31 años, y se dio a la fuga. No se esperaba, seguramente, que la mujer del agredido, Kilian, española, de Sevilla concretamente, le siguiera sin pensárselo en ningún momento, mientras vocifera llamándole de todo en español.


Se ha sabido a posteriori que ella practica la capoeira, razón de su buena forma para seguir al impresentable.


Como las imágenes han sido tomadas en vídeo por otro pasajero, se ha sabido que la razón para captarlas, y descartar que fuera un montaje para internet, es porque el individuo en cuestión ya les había increpado al entrar en el vagón, dos minutos antes.



Más que hablar de esos tristes aires de xenofobia que están aflorando en muchos sitios, seamos sinceros, quiero fijarme en la parte positiva del asunto: ese amor que pasa de las entrañas a la acción, sin pasar por la cabeza, por la razón, y que hace que a esa sevillana no le importara poner en peligro su físico por el amor de su vida.


Ese racista a la carrera nunca podrá comprender lo que es ese tipo de amor, porque siempre antepondrá el color de una piel a lo que se lleva dentro, al sentimiento.


Pensando qué título dar a este post, he llegado a la conclusión de que le viene como anillo al dedo (y ahora no hablo de matrimonio, sino sólo de amor) el subtitulo en español que se le dio en 1961 a West Side Story, que también hablaba de un amor interracial, y que en realidad era una puesta al día de “Romeo y Julieta”.


Ese AMOR SIN BARRERAS es el que este lunes pasado dio forma Kilian en el metro de Londres, ante su marido, que seguro será la envidia de más de uno, entre los que este vecino, por supuesto, se encuentra y se encontrará siempre. 


Sin olvidar, ya para terminar, a esa otra agresión al amor, que se está llevando por delante a muchos matrimonios, y que es "la crisis", en realidad otro tipo de "racismo", el del dinero. Siempre se ha dicho que "cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana". Y, desgraciadamente, debe de ser verdad.



*FOTO Y VIDEO: DE LA RED

miércoles, 19 de noviembre de 2014

TRAMPA A UN VOYEUR

Ya sé que desde hace tiempo seguro que me habéis catalogado como “bastante raro”. Es probable que me lo merezca, pero solo puedo decir eso de que “cada uno es como es”, gran verdad, que se utiliza sobre todo entre los concursantes de cualquier "reality" que se precie, y que además sirve como todo tipo de coartada. ¿Metes la pata en una boda, en un bautizo, en un funeral? Pues se dice eso de “No haberme invitado, que ya sabéis cómo soy.”
Dicho lo dicho os quiero preguntar si a vosotros os da cierto morbo, como a mí, abrir una puerta, o un cajón.
En sí, abrir algo no parece que tenga que despertar muchas expectativas, pero siempre tengo la esperanza de encontrarme con una sorpresa. Y es que siento que hay tantas cosas que se esconden de nosotros, que quizás el abrir una puerta en un determinado momento, pille al orden natural de la vida, si lo hay, un tanto desconcertado.
Siempre he considerado que abrir una puerta es una manera de levantar un teléfono sin que suene, y oír quizás una conversación que no es ni para ti, ni para nadie que vive contigo. Quizás, incluso, pueden dar datos que nos hacen pensar  que esa conversación tuvo lugar hace mucho tiempo. Porque, quién te ha mandado a ti levantar un auricular sin que suene, o abrir una puerta cuando ni te has planteado pasar al otro lado.
Es el sentido más "voyeur" de hacer algo. Una especie de ruleta rusa, de encontrar ni lo que te esperabas, ni lo que debías.
Y la cosa pudiera ir a peor, porque tras cruzar la puerta de una escena que no te corresponde, ni a ti, ni quizás a la época en la que te encontrabas, lo peor es que no puedes regresar a tu origen. Abres la puerta mil veces de mil entornos ahora diferentes y ningún corresponde con el que estabas. Un voyeur atrapado en su propia trampa.
Me he planteado en numerosas ocasiones el quitar todas las puertas de casa, pero sería algo así como que para que alguien que tiene problemas con el alcohol deje de beber, tengan que dejar de beber todos los vecinos de su pueblo. No sería justo.

*FOTO: DE LA RED


P.S.: ¡Por fin, ha ocurrido! Acabo de levantar la tapa del váter y da a una estación de metro. Hay mucho ruido. Se oye hablar en francés, y el desfilar de mucha gente a la vez, puede ser una tropa. Solo alcanzo a ver un calendario, de 1942. Si no os he escrito un post en dos días puedo estar en verdaderos problemas…

miércoles, 30 de julio de 2014

AHÍ ESTÁ EL DETALLE

Para aquel que vaya a leer el post de hoy pensando que vamos a hablar de la película de Cantinflas del mismo nombre, este vecino, y jugando con el título, va a tener el “detalle” de sacarle del malentendido inmediatamente, aunque muchos políticos, y especialmente en España, hagan uso, más de lo que ellos piensan, del verbo “cantinflear”, que se usa especialmente en Latinoamérica, por, y según el diccionario, hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.
En realidad vamos a hablar de que la vida está llena de pequeños detalles.
Por ejemplo, una puerta automática que no se abra en su momento, puede  crear un pequeño problema, pero si estamos en uno de esos días en que nos sentimos completamente deprimidos, con la sensación de que no valemos nada, e incluso ponemos en duda, si suponemos algo para la gente que nos rodea, y al intentar salir de una gran superficie no podemos hacerlo porque la puerta automática no se abre, y nadie durante más de diez segundos repara en el incidente, quizás la teoría de que no existes sea aún más consistente, y el problema ya trasciende en importancia casi hasta límites metafísicos. 
Porque los gestos son importantes. Nadie va a creer que le digan que están tremendamente enamorados de él o de ella, si la persona que se lo dice ni le mira a la cara, y además está leyendo el periódico.
Estamos en plena crisis, y eso de remar todos en conjunto ni se atisba ni se prevé.
En Euskadi, se supone que somos una Autonomía, y sin embargo cada diputación hace la guerra, o en este caso la tarjeta de transporte, por su cuenta, y luego, entre dimes y dirites, ya nos iremos arreglando, eso sí, cada uno con su tarjeta haciendo distinción de la provincia de la que viene. Cualquier día este vecino espera que cada ayuntamiento saque otra tarjeta para distinguir del pueblo en el que vive, o al menos, en el que pernocta. Y, mientras, se nos llena la boca hablando del mundo como “aldea global”, pero, en realidad, nos hemos quedado solo con lo de “aldea”.
Por otro lado, en Málaga, se inaugura el metro, y en las fotos huele a el PSOE, por todo lo alto, con Susana Díaz en autopromoción continua. Es más, el primer viaje solo es para “los entes” (suena a algo terrorífico, y en realidad lo es) y personal relacionado con el proyecto, por aquello de que el orgasmo de orgullo sea de pedigrí. Este vecino creía, sigue siendo igual de iluso, que el citado proyecto era para la ciudadanía, pero eso, en todo caso, será a partir del segundo viaje.
De todas maneras, como no hay mal que por bien no venga, el día que haya un accidente de metro, que ni Dios ni el destino lo quieran,  y como, con lo ocurrido en el tren que descarriló cerca de Santiago de Compostela, se le eche la culpa al maquinista, que sin duda, por lógica, la tendrá, pero parcialmente, y no aparezcan más responsabilidades, la foto de hoy, el gesto inmortatlizado hoy,  se puede usar para aclarar actuaciones.
Hablando de detalles equívocos, este vecino se pasa la vida mirando hacia arriba, muchos pensarán que está buscando la luz de salida al túnel de la crisis. Sin embargo, los que así piensen, se equivocan de pleno. Solo busca la bomba de este escusado, y nunca mejor dicho, gigante que es España, para tirar de la bomba, y que haya un poco de limpieza.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 9 de julio de 2014

LAS VERDADES DEL BARQUERO ( O LA HISTORIA DE UN DESTEMPLE)

Aunque suene cuando menos “raro” decirlo en pleno Julio, me siento como “destemplado” y con mal cuerpo. Y como me conozco, es el momento propicio para decir “las verdades del barquero” o esas contestaciones que siendo el tú de todos los días no darías, pero que si hoy te preguntan la hora, no solo la dices, gentilmente, sino que por el mismo precio, ninguno, comentas la historia del reloj.
Ayer, por ejemplo, no vi el partido Brasil-Alemania, porque no me apetecía, no me dio la gana. Uno, por ser el equipo anfitrión, y parecerme que no tenían una selección que les hiciese merecer llegar hasta donde habían llegado, al margen de la ayuda arbitral, que alguna ha habido. El otro, porque hoy que estoy destemplado, no me importa reconocerlo,  me recuerda a Angela Merkel, y no lo puedo remediar, no me gusta, no la trago. Sé que a ella le va a traer al pairo, ¡vamos! ni sabe, ni sabrá que existo, pero no vi el partido. Lo mejor, el resultado. ¿Excesivo? No lo sé, no lo vi, pero también me parecía excesiva la trayectoria de un equipo que dependía de un jugador, Neymar, que ayer no estaba, y que en realidad, en su momento, le pasó como al protagonista del cuento “Pedro y el lobo” en su versión de fingir o sobreactuar en faltas, que al final, le hacen una falta fuerte, y el árbitro estima que es una más de sus historias…
Lo peor del partido, algo que no ocurrió, ni por lo dicho, tampoco ocurrirá hoy, en la otra semifinal, un minuto de silencio en memoria de Don Alfredo Di Stéfano. Este vecino no es simpatizante del Real Madrid, y se podía tranquilamente abstener de comentarlo, pero aprovechando que estoy destemplado, y que lo cortés no quita lo valiente, es una vergüenza el comportamiento de la FIFA alegando que como ningún estamento lo ha pedido, no hay minuto de silencio, para uno de los mejores jugadores de la historia. Y, es verdad, olvidaba que la FIFA solo se mueve, y muy rápido, cuando hay dinero de por medio, y en este caso "solo" hablamos de algo tan intangible como el honor, que no tiene precio, y quizás precisamente sea esa la explicación. Seguro que a Don Alfredo, esté donde esté,  tan inteligente como era, por ser buen jugador y argentino de nacimiento, además, y que no olvidemos tenía el tambor de oro de nuestra ciudad, Donosti, no le extrañaría, porque ya se lo habría olido antes de que ocurriera, o que, tristemente, no ocurriera, lo del minuto de silencio, digo.
Otro día, porque parece que ya se me está pasando lo del destemple, hablaremos más profundamente del tema, pero debería cambiarse el nombre de “Metro a lo que se está construyendo en Donosti. Más que nada porque no es serio, y no es estrictamente un metro, ni mejor, ni peor, sino otra cosa, y aquellos que tenemos amigos o familiares vizcaínos, o ambas cosas, lo estamos pasando mal con las tomaduras de pelo que nos hacen. Que si vamos a tener que reducir la velocidad para no salirnos del casco urbano, que si no es un metro, sino un centímetro. Lo dicho, lo de querer copiar al vecino, aunque sea en el subconsciente, no es nada sano. Eso sí, por ambas partes, que donde las dan las toman.

*FOTO: DE LA RED