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lunes, 12 de febrero de 2018

CUANDO "OLVIDO" NO ES NOMBRE DE MUJER...



En el momento en el que tu cerebro da orden a tu brazo para que tire de la puerta, ya está firmada tu sentencia: te has quedado en la calle sin llaves y a partir de ese momento, y como se dice vulgarmente, te tienes que buscar la vida como puedas.

Me pasó ayer, y no sé vosotros, pero desde que tengo teléfono móvil, hace ya muchos años, mi capacidad a reproducir de memoria cualquier número de teléfono se ha reducido a inexistente. Con una curiosidad: el único número que retengo, como los líquidos en el cuerpo, es involuntario, y no sirve para nada, porque es el mío, y evidentemente no tengo por costumbre llamarme, salvo que en algún momento haya olvidado dónde he dejado el teléfono, y me llamo para que ese teléfono que se ha escondido, se auto-delate.

Y al final, tras quedarte en la calle, te tienes que conformar con el mal menor: Podía haber sido peor, porque llevo dinero conmigo, el teléfono móvil, y en el caso de ayer, eran las cuatro y media de la tarde, e iba bien pertrechado para combatir el frío. Aunque, como no podía salir todo perfecto, la persona que tenía copia de mis llaves estaba a …once kilómetros.

Como soy bastante previsor, ya había pensado más de una vez en esa situación, y lo ocurrido, cuándo y cómo ocurrió, eran en realidad, la mejor de las situaciones.

Ya alejado de la mezcla extraña de mala leche y conformidad que me invadió en el mismo momento de sentirme como un exiliado forzoso, me ha servido para comprender que en realidad (no sé si llamarlo accidente, incidente, o ambos) es la vida misma.

Estás convencido de lo que va a ser tu vida, en este caso durante unas dos horas, que era lo que había programado, y el destino te depara otra.

Al hilo de esa expresión tan española de que “lo que no te mata, te hace más fuerte”, desgraciadamente para más inri, y como miembro integrante de los anónimos de esta vida, o de ser un currito (aunque recién jubilado) de los de a pie, no podré utilizar esta anécdota para engordar mis memorias, porque nunca las tendré, por lo menos en versión libro.

Las personas a las que nunca se nos describe como “de buena familia”, aunque nuestros padres fueran unos santos, a falta de “memorias” tenemos un pasado, porque sobre eso siempre se puede extender un sospechoso signo de interrogación.

Y ya para terminar, me estoy dando cuenta de lo mucho que da un simple olvido, que, por cierto, en este caso “Olvido” no es un nombre de mujer, sino simplemente el comienzo de un viaje interior.

*FOTO: DE LA RED



sábado, 19 de octubre de 2013

LOS TERREMOTOS AVISAN

Vaya por delante de que este vecino no se alegra del mal ajeno, y de que hay que acordarse del viejo refrán “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…”, pero estos días se están llenando páginas y páginas con la crisis del caso “Fagor”.
En realidad ésto solo es la cabeza de un iceberg creado hace ya mucho tiempo. En los últimos años se han ido cerrando muchas empresas, o “aligerándolas” de empleados, y por aquello de que nos quedaba lejos, pocos han sido los que han siquiera “parpadeado” por el problema. Ahora, sin embargo, todo tiembla porque uno de los estandartes de este país, y orgullo del cooperativismo, se está resquebrajando. Los terremotos, sean económicos o no, van avisando con otros pequeños movimientos sísmicos, y aquí se ha estado mirando hacia otro lado, o mejor, sin mirar, hasta ahora.
Se han ido cerrando o diezmando empresas desde hace tres o cuatro años para aligerar gastos, y así poder bajar precios, con la aquiescencia (el que calla otorga) del gobierno vasco. Pero ahora se ha tocado una piedra importante de la “fachada” autonómica, y que en realidad, se quiera ver o no, está influenciado por todo lo anterior.
Ha resultado además realmente sangrante este caso, porque ha coincidido en un momento en que el ejecutivo vasco “estaba haciendo las Américas”, vendiendo nuestras bondades. Y se ha dado el enojoso caso de que “en casa del herrero…”, porque a la hora de “enseñar” Euskadi en el escaparate comercial, éste se resquebraja por uno, en teoría, de sus puntos más fuertes. Es como si hablando de fútbol vasco, y esto va a abrir heridas, pero va a clarificar el tema, entra el Athletic en concurso de acreedores, y suenan todas las alarmas, sin recordar que ya hace unos años pasó lo mismo con el club donostiarra, y el resto de Euskadi no se puso nervioso.
Son cosas que ocurren cuando hay empresas o negocios a los que se les otorga un pedigrí; porque empresas vascas hay muchísimas, y con problemas, tristemente, también, pero se debería siempre recordar que esta tierra siempre es un todo, y no cuando conviene a algunos, entiéndase, gobierno vasco.

*FOTO: DE LA RED