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sábado, 16 de septiembre de 2017

¿DÓNDE SE FUE PEPITO GRILLO?


Cuando tienes en cuenta los minutos y los segundos en cada cosa que haces, la vida, quizás, se puede convertir en un thriller, y siempre he preferido las películas de amor, porque son las que mejores efectos especiales ofrecen a tu corazón. 

Esas películas en las que chico busca chica, y además la encuentra. Y no solo eso, sino que ella le hace caso. Y además, ella es guapa a rabiar, y lo mejor de todo, que no va desnucando a convecinos a su paso, porque el único que se ha dado cuenta de lo guapa que es, como se decía antes, es el “menda”,
Por cierto, el lenguaje es una de las características que más inducen a pensar en los años que vas cumpliendo.

Quizás, la vida actual, de comida y todo rápido, de aquí te pillo y aquí te mato, está diseñada para que no pensemos en el mañana, sino en el ahora mismo. Porque quizás mirando las “cosas” con perspectiva se pueden ir viendo la de hilvanes defectuosos que la vida tiene, y que no van a resistir una segunda puesta.

De hecho, este mismo post, este mismo artículo, está hecho con mucho tiempo, y sobre todo con mucho silencio, ese mismo silencio que impide que una voz en off ahora mismo nos esté hablando de esa Cataluña que se quiere ir de España, o de ese Gobierno Central que está haciendo todo lo posible para quedarse solo. 

Habrá un mañana, y otras noticias inundarán las páginas de esos periódicos que al final servirán para limpiar los traseros, es curioso, de los que peor nivel de vida tienen, y que incluso, quizás, no sepan leer.

La vida actual está diseñada para que nuestro Pepito Grillo, esa voz que todos los días al acostarnos nos dice lo bien o mal que nos hemos portado, esté distraído con los demás Pepitos Grillos en un chat que tienen que “alguien” ha diseñado en cualquier WhatsApp. Es lo que vendría a ser el nuevo “Flautista de Hamelin”, que se lleva nuestros yo infantil, donde se encontraría el germen de nuestra personalidad, y los cambia por uno-más-del-redil.


¡Es curioso! De pequeños, muchas veces, al menos a lo de mi “degeneración” nos castigaban a estar solos, cuando habíamos hecho una posible trastada. Ahora es conveniente, muy conveniente, una cura de soledad, siempre un nombre de mujer al fondo, para saber quiénes somos y a dónde queremos ir.  No confundir con a dónde nos quieren llevar, que siempre es, no falla, al huerto. Nada que ver con el sexo, aunque muy posiblemente, si nos dejamos joder, nos joderán.

*FOTO: DE LA RED