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miércoles, 11 de diciembre de 2013

UNA CARTA IMPOSIBLE

A 11 de Diciembre del 2.013. Desde algún lugar del corazón.

Presiento que mi último aliento se acerca, y por eso quiero escribir unas líneas, para que aquel que un buen día se tope con ellas sepa que en algún momento existí.
Comencé muy humildemente, quizás emboscado en la costumbre, mezclado con el buen sabor de los recuerdos. Y he llegado a vivir momentos de esplendor. He estado en boca de los poetas, alumbrando el celuloide de muchas películas, pero especialmente, y de lo que más orgulloso estoy, es que siempre he tenido un rinconcito en el corazón del pueblo.
Charles Dickens me conoció muy bien, o al menos de ello hablaba en varias de sus novelas.
Por mis muchos años he aprendido que las modas se van  y las modas vuelven, y que la ilusión es muchas veces lo último que queda junto con la esperanza.
Mi caso es el mismo que el del amor, que muchas veces no se nota cuando estoy, pero sí cuando falto.
El hombre, y la mujer claro, me quieren con furor cuando son niños, lleno sus pupilas de alegría, y sus noches de esperanza, pero a medida que se van haciendo mayores, solo creen en aquello que es material, que pueda ser visto, y poseído especialmente. Y en mi caso reconozco, que para quererme hace falta mucha fe.
Referirse a mí trae ecos de niñez, de ilusión, de primera vez, del calor de la cocina vieja, de aquellos primos que solo ves en contadas ocasiones.
Nunca me planteé jubilarme, siempre pensé que no moriría nunca, o que si lo hacía, sería con las botas puestas, pero los tiempos han cambiado y parece que ya no hay sitio para mí.
Todo ha quedado confundido en las formas, en el decorado, en el oropel, y yo siempre me he movido en el mundo de los sentimientos mezclados con recuerdos. Y hoy, estamos en el reino de la velocidad en todo. Queremos los resultados del mañana hoy.
Momentos antes de que alguna que otra multinacional o ente político, como ayuntamiento o similar, vuelva a  usurpar mi nombre y los sentimientos que detrás de él se esconden, tras mil y un bombillas de colores, se despide con el cariño que se forja mediante los años que os ha acompañado
                        El espíritu de la Navidad

                                                       
*FOTO: DE LA RED