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martes, 9 de diciembre de 2014

¿Y SI EL DESTINO TE HABLA?

No sé si eso será muy normal, pero a medida que van pasando los años, este vecino del mundo, se va dejando influenciar más por los llamados “signos externos”. Y es que hoy, tras despertarme, he ido, como cada mañana, al balcón para ver cómo se presenta el día, y me he encontrado con un globo blanco medio desinflado en el suelo. Hay que tener en cuenta, que vivo en un cuarto piso. Y… no sé cómo planteármelo, y lo que es peor, si debo planteármelo.
¡Hombre! Así de primeras… Mi vida no es que esté a medio fuelle, sino que, y desde un punto de vista de “media sonrisa”, está con problemas respiratorios crónicos.
Si antes normalmente la  “cuesta” del mes se hacía dura los últimos días, ahora se hace dura desde el día 2, porque el primero me lo paso despistado.
Para una persona que desde muy joven se enfrentaba con películas de Ingmar Bergman, como si fuera un egiptólogo disfrutando como un niño con un nuevo jeroglífico y, ayudado con cualquier tipo de información que encontraba por el camino, desencriptar lo que el director sueco intentaba decirnos, aprendí que utilizaba mucho el juego de los colores para dar pistas…
Basándome en eso, el color blanco me puede dirigir hacia la inocencia, y quizás por ahí vaya bien, porque por mucho que la vida se empeña en ponerme en mi sitio, que nunca he sabido a ciencia cierta dónde está, yo siempre he intentado, quizás como la cabra que tira al monte, confiar en la bondad de la gente. Y a lo mejor es que he tenido mala suerte, y en mi caso dificultad para encontrar la bondad, o simplemente que no sepa reconocerla.
A lo mejor en el fondo me pasa como al Señor Rajoy, que ve la vida como nadie de la gente a su alrededor, y donde los demás solo ven tiestos, él ve brotes verdes.
Resumiendo, que estoy en “globo” desde que he abierto el balcón esta mañana, cosa que a muchas personas, esas que cada día son desahuciadas de sus casas por no poder pagar una deuda, no les volverá a pasar.
¡Ya está! He tomado una decisión: A partir de mañana no voy a abrir el balcón, para ver mi futuro. Y saldré a la calle no bien informado sino como mi estado de ánimo me guíe. Y si siento que en mi interior bulle un verano tropical, pues aunque esté nevando saldré a la calle con bermudas y chanclas. ¡No hay problema! Porque la mala gente siempre me mirará mal, pase lo que pase, y la buena gente, si la hay, pensará que en el fondo, al ir con ropa veraniega, soy un optimista.
Y si tengo que afrontar la vida, que la tengo, prefiero ser optimista, aunque alguien alguna vez dijera que el optimista es un pesimista mal informado.
Bien pensado..., solo me he encontrado un globo, y lo que ha dado para desvariar. Si llego a encontrarme un camello todavía estaría decidiéndome si  buscar a los Reyes Magos o por informarme de dónde se encuentra el cártel más cercano.
Al final lo del globo va a tener que ver con el estado de ánimo…

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

domingo, 30 de junio de 2013

COMPRENDIENDO A ÍCARO

Ayer era el día D y la hora H para el bautizo de vuelo en globo aerostático de este vecino del mundo.
El 29 de junio del 2013 se presentaba como vulgarmente se suele denominar un día de los cielos.
Sacándole día al día, a la hora convenida, siete y media de la mañana, estábamos todos preparados, junto al bar “La Venta” en Orduña. Resultamos ser cinco pasajeros, tres de ellos miembros de una misma familia, la de Ane (con una sola “n” , y es que la Igartiburu con su doble “n” ha causado mucho mal), un amigo de ellos, y este vecino del mundo. El piloto, como no podía ser de otra manera, resultó ser un gran amante de ese mundo poco conocido del vuelo aerostático.
Desde los preliminares, desenrollando el globo y preparación de todos los artilugios necesarios, nos fueron dando, tanto nuestro piloto como otro componente del mismo equipo, todo tipo de datos.
Este vecino se pudo enterar de que gracias, a esta crisis, los cinco componentes totalmente neófitos del tema, pudimos montar en el globo, ya que su empresa, "Globos Estratos", durante más de veinticinco años se había volcado exclusivamente al mundo publicitario, principalmente haciendo publicidad del mundo bancario, pero estando como esta el tema, desde hace unos cuatro años, habían tenido que variar un poco la filosofía de su empresa, y acercarla hacia los turistas, para poder seguir viviendo de su afición, que además no es nada barata, y que en definitiva es de lo que se trata.
Por encima de las tierras circundantes a Orduña, y con el mismo Gorbea al fondo, tuvimos el privilegio de observar, durante más de una hora, el paisaje como el ser humano raras veces tiene la oportunidad de verlo. A vista de pájaro, la mayoría de las veces no a mucha altura, con lo cual podíamos degustar todo tipo de sonidos, e incluso de aromas, que se ponían a nuestros pies.
Nuestro piloto, del que tristemente no recuerdo su nombre, pero al que siempre tendré en el recuerdo, aunque bastante joven, pertrechado de una gran experiencia y facilidad para la expresión, durante todo el recorrido nos fue dando todo tipo de datos y de información.
Tuvimos la suerte de volar en un globo prácticamente nuevo, era su cuarto vuelo, y que había costado al rededor de sesenta mil euros. Con lo cual se demuestra lo avezados que tienen que ser unos tipos, dicho con el mayor de los cariños, que a estas alturas de la mala película que nos está tocando vivir, siguen invirtiendo en un negocio que así a primera vista al menos, parece de minorías.
Será inolvidable el detalle del champan, fresco y en copa de cristal, como se tiene que beber el champan, servido por el mismo piloto, mientras sobrevolábamos una pared coronada con la figura de una virgen, y tristemente tres o cuatro antenas en el mismo lugar, que intentaban afear el paisaje.
Los pequeños pueblos regados de huertas y ganado vacuno que se alteraba a nuestro paso, parecían maquetas sino fuera por el olor a verdad que se impregnaba en nosotros.
Tras la recogida de todos los bártulos, nos reunimos en un bar del mismo Orduña y entre pinchos y bebidas, intercambiamos opiniones y sobre todo sensaciones que quedarán en nuestro recuerdo para siempre.
Como no podía ser de otra manera, el equipo organizador, cuidando el detalle al máximo, nos entregó en el último momento un diploma atestiguando nuestro bautizo en globo.
Este vecino en algún momento piensa repetir experiencia, pero esa vez me la quedaré solo para mi.
Un día inolvidable para un viaje inolvidable.

*FOTOS: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA




viernes, 28 de junio de 2013

UNA VEZ EN LA VIDA

Todos aquellos que siguen el blog de este vecino, recordarán que este 6 de Enero, y entre los regalos de los Reyes Magos recibí un regalo original, motivado por uno de mis deseos confesado más de una vez, y es el de un viaje en globo de una hora de duración.
Con el mal tiempo que caracteriza este año, todavía no había podido realizar mi sueño, pero hoy me han confirmado que realizaremos el viaje a primera hora de la mañana, por la zona de Orduña, en Vizcaya. La verdad es que La Nuri, mi sufrida, siempre me sorprende con sus regalos, pero este año se superó, y más teniendo en cuenta que los prolegómenos han durado, entre una cosa y otra, seis meses. Osea, que teniendo en cuenta la duración real del efecto del regalo, le ha tenido que salir “tirado” de precio.
Nos han informado que mañana se prevé un tiempo extraordinario para practicar el viaje en globo aerostático.
Cuando comenté en esta ventana mi deseo de montar en globo, hubo más de uno que me definió como valiente.
A lo mejor puede ser más inconsciencia, aunque en realidad es más buscar la poesía, los momentos bellos y diferentes que normalmente vas a sentir solamente una vez en la vida.
Para este vecino la idea de montar en globo se une a aquellas películas de la niñez de “La vuelta al mundo en 80 días”, y “Cinco semanas en globo”, ambas basadas en relatos de Julio Verne, en las que en realidad el viaje en globo era lo más suave que les podía pasar.
Aunque estoy preparando la cámara de fotos, y de video, lo que no voy a hacer de ninguna de las maneras, es sacrificar ese momento especial por grabar imágenes o sacar fotografías. Si me da tiempo después de cerrar la boca harto de admirar y de que se me tranquilice la tensión, intentaré tomar alguna imagen, pero no para que se me crea que lo he hecho, sino para el recuerdo.
Este acto no es cuestión ni de dar envidia, ni de sorprender, ni de nada de nada. Hay un momento en que sin saber muy bien por qué tu cuerpo te pide probar esa sensación y se lo cuentas a tu ser más querido...y mañana me dan esa oportunidad.
Ya os lo contaré...si puedo.