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lunes, 31 de diciembre de 2018

ÚLTIMOS INSTANTES



Este vecino del mundo ha estado ponderando un buen rato sobre qué decir en el último post del año. Y como uno no tiene el poder de ser genial, o estar sembrado, en cada momento, ha  tomado la determinación de que lo mismo que piensa cenar esta noche en un atuendo que los pijos denominarían “casual”, y que en el pueblo que me vió nacer, Elgóibar, describiríamos como “de andar por casa”, que es como realmente me siento bien, en este post, el último de este año, solo quiero hablar de vosotros, ya que el resto del año ya aprovecho para hablar de lo que me mueve y me conmueve.

Hablando con el corazón en la mano, metafóricamente hablando, por supuesto, si no sería cuando menos engorroso e incluso complicado, os deseo que se cumplan todos vuestros planes, y que hagáis lo que verdaderamente os pidan vuestros respectivos cuerpos, dentro de un orden naturalmente, y sin volvernos locos. Respetando, por supuestísimo, a los demás y a sus respectivas maneras de ver la vida.

Ya hace tiempo que este vecino si tuviera que diseñar su “alma interior”, sería más bien de tendencia minimalista, y en colores de gama “blanca inocencia”.

Si nuestras vidas fueran historias escritas, el libro de este año se cerraría hoy, y el mañana, como en realidad ocurre, seguro que es otra historia, aunque el protagonista, tú, sea el mismo.

Un abrazo a cada uno de vosotros, y un muy feliz año nuevo.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

martes, 13 de febrero de 2018

MIRANDO HACIA ATRÁS SIN IRA



Quizás sea porque uno que ya está vacunado por la experiencia de la vida, y solo tiene miedo así mismo porque lo demás, salvo excepciones, ya se ve venir, tras levantarme y aterrizar leyendo las principales noticias de ese día, o en realidad del día anterior, y dando una vuelta por Twitter, para no decir en plural eso de “redes sociales”, me doy cuenta al verlo como “Hashtag”, tendencia o etiqueta del día, de que es “Martes y trece.

Por un momento, y no va con coña, he creído que era 31 de Diciembre de hace muchos años, y que está noche íbamos a tener el show de la pareja de cómicos que nos visitaban todos los años en esa misma fecha. Pero, claro, inmediatamente me he dado cuenta de que entonces no había internet, ni mucho menos Twitter.

De todas maneras, me pregunto si hace falta avisar para estar alerta hoy por ejemplo, cuando cada día nos levantamos como si fuera, no el comienzo que suele ser más tranquilito, sino el final de una película de acción en su punto más movidito.

En nuestros días, y convendréis conmigo, no hay jornada que en algún aspecto alguien nos robe la cartera. Ya comenzando, quizás, con esa llamada al telefonillo del portal, que cuando te pones, resulta que es el cartero para dejar algo a … tu vecino. Hay 114 familias en un portal con tres escaleras, y no hay día que no te toque a ti, que tienes tu casa en un cuarto, y que prácticamente, salvo tu familia, esperemos que sea para bien, y Montoro, nadie sabe que vives, o en el peor de los casos, que sobrevives allí.

Y alguien, mucha gente si es “tendencia”, parece preocuparse de lo que pueda pasar un Martes 13. 

Existen muchísimas posibilidades de que tal como estamos en un país donde la actualidad diaria es más sorprendente que una película mezcla de Buñuel, Berlanga y Almodóvar, y donde el que gobierna solo espera que pasen los días sin el menor de los problemas, es perfectamente posible que ese día sea mejor que los anteriores. Quizás, porque llamen a tu puerta y alguien te abrace, creyendo tal vez que está un piso más arriba o más abajo, pero te abraza, y además no te quiere ni robar la cartera ni pegarte una enfermedad venérea. ¡Has tenido suerte, y disfrútalo!

Tras estos momentos de posible euforia, me ha dado por verme, en un improbable flash-back, en los comienzos de los sesenta, todavía muy niño, y en la orilla de la playa. Sobre la arena está escrito en letras grandes y húmedas, "13 de Febrero". Al mirar al mar, alguien ha escrito de alguna manera en letras tan blancas como la espuma de las olas, “14 de Febrero, San Valentín”. Y sabiendo todo lo que mi “amatxo” me ha dicho siempre de que no me meta en el agua sin haber hecho la digestión, ante tanto contraste, tengo el presentimiento de que me pueda pasar algo al cambiar de días con significados tan diferentes. Y … corro hacia la seguridad de mi toalla.

Hay algunos días que ante tanto sinsentido, uno huye hacia unos recuerdos metamorfoseados de una niñez en la que sí fue feliz.

*FOTO: DE LA RED


viernes, 30 de diciembre de 2016

AQUELLA NOCHE QUE NO TE DEJARÁN OLVIDAR...


Es como si los últimos días del año, desde el punto de vista de “relaciones públicas” se nos amontonara el trabajo. ¡Es agotador! Porque la mayoría de las veces, a no ser que la otra persona sea muy íntima, y hayas quedado para la mismísima Nochevieja, para el resto de amigos y conocidos varios, cuando faltan tres o cuatro días, ya te vas despidiendo de ellos de manera cuidadosa, con abrazos y besos incluidos, por aquello de si no les vuelves a ver en lo que queda de año, eso sí, bajo la apariencia de que es para siempre jamás. Y se han dado casos, sobre todo si ella es guapa, tirando a rompedora, que uno tiende a intentar volver a verla, para despedirse efusivamente otra vez, y volver a abrazarla y, naturalmente, besarla, por si se hace verdad aquello de que “el roce hace el cariño”.

Este vecino del mundo está convencido de que en estas últimas madrugadas, las calles de nuestras ciudades están llenas de gente buscándose unos a otros, con el secreto deseo de orgías llenas de abrazos, besos y… lo que surja.

 Y eso, antes de terminar cualquier año, incluso éste, con lo mal, en general, que se ha comportado, porque el día después y sucesivos, sin fecha de caducidad, incluso hasta casi el fin del próximo, si optas por salir a la calle tras la opípara, se supone, cena y te tomas unos cuantos tragos hasta alcanzar el grado de trompa, borrachera, merluza, o cualquiera de los estados que indican que estás empapado en alcohol, tú no habrás visto a nadie, pero llegarás a la conclusión, al cabo del tiempo, de que no solo los allegados te vieron en un estado lamentable del que solo se salvaba tu amplísima sonrisa y tus ojos que parecían mirar a la lejanía. Pero, visto lo visto, tus ojos no debían de detectar nada, porque al parecer, y por la mucha gente que te vio esa noche, debiste de poner el cartel de “no hay billetes” en el teatro más grande de tu ciudad, aunque tu actuación, por lo que se desprende, debió de ser lamentable. Y te reafirmas, íntimamente, en lo mucho que a la gente le gusta el morbo, incluso a ti, pero que desgraciadamente esa vez, como si te hubieran sacado cuernos, has sido el último en enterarse…

Ya para terminar por hoy, por si no nos vemos, o no os puedo ver, hasta el año que viene…

¡Muchas felicidades, y Feliz Año Nuevo!
 
*FOTO: DE LA RED
*TEXTO EN FOTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA

 

lunes, 10 de agosto de 2015

MIENTRAS EL CUERPO AGUANTE...


¡Y parece que fue ayer!...Y ya han pasado cinco años, en los que hemos vertido muchas opiniones y deseos. Algunas veces, y desgraciadamente cada vez más, sugiriendo casi entrelíneas, por aquello de la ley que amordaza.

Afortunadamente este vecino del mundo tiene una comunidad de vecinos de los que no hay, que no se están quietos, y que muchas veces con sus andanzas podemos poner cara, e incluso cruz, a la actualidad, sin quedarnos, en una expresión que se utiliza mucho actualmente, a los pies de los caballos. Y es que ya se sabe que es más fácil, presuntamente, hacerse un viaje a Suiza para visitar entidades bancarias con dinero muy moreno, que expresar en la calle lo que se piensa.

Los comienzos tampoco fueron buenos. El vecino lanzó su voz durante unas vacaciones  que se metamorfosearon en un ERE que a su vez acabo en un despido, en realidad en un total de treinta, que terminó por dejar las puertas de este ático abierto para siempre, o mejor dicho, mientras el cuerpo aguante. Y el hueco que este vecino abrió, y que servía de sustituto a tumbarse en una camilla frente al psicólogo, evitando que lo malo se enquistara, ha servido de sanador de más de una úlcera incipiente.

Más de uno de mis lectores pensará que soy un exagerado, pero muchas veces mediante la exageración se ven los defectos, los problemas, o lo que sea, más claramente. Y además mediante la exageración y la ironía se quita también esa pátina de seriedad que algunas veces parece que tiene cualquier tema. Es como quitarle los pantalones a un señor muy serio, que va de negro constantemente, y descubrir que sus calzoncillos son rosas, lo que puede querer decir mucho de él. Y aquí cada uno que piense lo que quiera, que es lo que se intenta cultivar en este blog.

Ni vendemos ningún producto, en especial bajo la apariencia de que no vendemos nada y de que somos neutrales, ni intentamos adoctrinar en nada a nadie. Con decir lo que nos altera, nos choca, o hemos observado o pensado recientemente, nos es más que suficiente.

Cada vez que cumple años este blog me acuerdo de aquel compañero de trabajo que cuando se enteró que escribía un blog, inmediatamente me preguntó cuánto cobraba por ello, y al decirle que lo hacía, más que gratis, por amor al arte, su cara se asemejó a algo que pudiera haberlo firmado el mismísimo Picasso: abstracto total.

Suelen decir que sarna con gusto no pica, y este vecino del mundo  en cuestión de escribir en el blog se declara más vicioso que una película porno. No os rompáis las vestiduras, que sino no tenéis sitio en este blog. Como siempre, en este ático la verdad sin paños calientes, aunque lo intentemos enfriar con mucha ironía.

¡Feliz aniversario! La tarta es para todos, y el último, no que pase por caja, porque ya está pagado, pero sí que cierre la puerta, para que no entre el olvido.

*FOTO: DE LA RED