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martes, 13 de marzo de 2018

A PROPÓSITO DE GABRIEL...



Hay noticias como la de la muerte de Gabriel, aunque ya el paso del tiempo dejaba vaticinar ciertos ecos negros, que te dejan tan destrozado que no te apetece ni hablar del tema, porque lo obvio es eso, obvio. Y ciertos actos por la sinrazón, no merecieran ni ser comentados, pero alguien ha dicho que lo ocurrido no debiera de convertirse en política, pero, es que política es todo. Quizás de ahí venga esa expresión de lo “políticamente correcto”. Y todo, además, aderezado con las nuevas tecnologías que te dan la opción de asomarte a tu balcón particular (Twitter, Facebook, …) y soltar, cuando menos, tu opinión, que por ser la “tuya”, por supuesto que es la más atinada y original.

Han matado a un niño, y si hay algo intocable en este mundo para todos, por nuestra concepción de la vida, son los niños. Tras el hecho gravísimo, ahora hay, iba a decir que muchos, pero me gustaría creer que solo son unos cuantos, que ya han encontrado un pretexto, una razón, para arrimar el ascua a su sardina, y en este caso, en el del "pescaito" como así le llamaban sus padres a Gabriel, es incluso más hiriente.

Los racistas, los sexistas, aunque lo primero que dicen ambos siempre es que no lo son, y los defensores de todo tipo de causas, como la cadena perpetua, ya intentan rentabilizar un hecho tan luctuoso. Con lo cual, a lo dicho anteriormente de que todo es política, también se puede añadir que todo es economía, por lo de sacar rédito.

Por un lado el gobierno, poniéndose al frente de todo el sufrimiento, de la familia y del pueblo. Aunque ya la madre de Gabriel, lo dijo ayer, con gran sabiduría y sangre fría, que no se les utilizara para ningún movimiento de ningún tipo. Por otro lado, la oposición, aprovechando también ese discurso de no hacer leyes en caliente. Cuando los españoles somos un pueblo, o un millón de pueblos, que si algo hemos probado hasta la saciedad es que sólo nos movemos, por decirlo en argot estudiantil, la víspera del examen. O dicho de otra manera, cuando tenemos el agua al cuello.

Por lo demás, mención extrema merecen la Guardia Civil y todos los miembros de seguridad del Estado, ya que en este tipo de casos, y en la modesta opinión de este vecino del mundo, siempre tienen mucho más que perder. Porque mientras no se encuentre al asesino o asesina,  y el tiempo vaya pasando, parece que si no hay resultados positivos, no se hace nada.

En momentos así, en el día del funeral de Gabriel, deberíamos de tener más templanza, no confundir con desidia, y utilizar lo ocurrido como experiencia para dar opiniones siempre más argumentadas. Y eso sí, que ningún tipo de suceso salga a la larga rentable, ya estamos otra vez con la economía, al que lo ha hecho, porque en ese caso, siempre el que ha sufrido el dolor de una perdida, del tipo que sea, parece sentirse mucho más pequeño y alejado de la protección de la ley,

Gabriel, descansa en paz.

*DIBUJO: DE LA RED


lunes, 26 de febrero de 2018

UNA VIDA, UNA DESPEDIDA...



Este vecino del mundo siempre ha tenido claro el disfrazar ciertos aspectos de su vida por aquello de nadar y guardar la ropa. Pero hay momentos, como el presente, en el que si uno no se moja, no sería fiel consigo mismo, y no podría miraros a la cara, aunque fuera metafóricamente.

Desde hace nueve días que no os he rendido cuentas, que en cierta manera, es lo que significa escribiros un post. Y todo lo que ha ocurrido se puede resumir en una verdad verdadera: Ha fallecido mi madre. Y claro, aunque a uno ya la gente joven le habla de usted, quizás para que no se le ocurra intentar hacerse “amiguete” de ellos por demodé más que por respeto,  sigue siendo, aunque disfrazado con muchos años sobre su piel, el niño aquel que en los comienzos de los sesenta pedía mirando hacia las nubes de Elgóibar, más que al cielo de los cristianos, que no le faltara su madre, porque no sabría si podría sobrevivir.

Doña Amalia, nos ha dejado a mi hermana y a este servidor, a los noventa años. Y como alguien dijo alguna vez, ya sabemos que morir, al protagonista del suceso, nunca le viene bien, pero tenemos asumido que es ley de vida. Y el día a día, lustro a lustro, y década a década, puede actuar en el mejor de los casos como otro tipo de anestesia, que te puede aturullar y desear bajarte de este tiovivo, al que la mayoría de las veces llamamos vida. 

Aquellas mujeres, como Doña Amalia, que además fue una de la niñas de la guerra civil que fue enviada a Francia en uno de aquellos barcos, siempre han tenido un mucho de modernas, o de lo que ahora se conoce como “ir a su bola”. De querer que estuvieran con la pata quebrada y en casa, han pasado a tener que lidiar con todo tipo de cambio de costumbres, siempre mirando más hacia adelante para evitar posibles futuros accidentes familiares, que mirar hacia atrás, ya que el arrepentimiento nunca ha sido una opción.

Mi hermana y este vecino del mundo pueden tomar  ahora su vida como una pareja de huérfanos tardíos, o que tienen la suerte de que alguien muy importante para ellos, la más importante, vela por su seguridad desde la mejor de las torres.

Aunque ha fallecido en tierras alicantinas, este sábado pasado hemos celebrado su funeral en Elgóibar, y por mucho que creas que tienes todo controlado, la vida y su ausencia siempre se abren paso. Y el saludar a todos los familiares y amistades que pudieron acudir debido a la edad que alcanzó, más que convertirse en un resumen de su vida, se convirtió en un resumen de las nuestras, de mi hermana y un servidor. De hecho, en un momento dado me acordé de aquel programa televisivo de los sesenta llamado “Esta es su vida”, con un siempre recordado Federico Gallo como prototipo de presentador de la época, y que en poco más de una hora, hacía un resumen de la vida de un famoso, mediante unos invitados al que al comienzo mucha veces el protagonista apenas recordaba.

Tras terminar el funeral, y al ir saliendo de la Iglesia, un grupo de caras que ibas redescubriendo mezcladas con una borrachera de sentimientos nos hicieron desempolvar unos momentos que creías habías olvidado, pero que siguen allí como el primer día. Ha sido lo mejor de unos momentos que no hubieras querido vivir.

Muchas gracias a todos los que fueron, y a los que no pudieron ir, pero que aunque tan sólo por unos momentos se acordaron de nuestra madre.

Desde mañana habrá otras historias que provocarán otras entradas en el blog, hoy terminaremos diciendo:

Descanse en paz Doña Amalia Ruiz-Poveda Rodríguez.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 21 de agosto de 2017

JERRY LEWIS, EL ÚLTIMO DINOSAURIO



Los informativos anuncian el fallecimiento de Jerry Lewis, a los 91 años; un auténtico dinosaurio, dicho por supuesto con todo respeto de lo que viene a ser el showbusiness americano actual. En el fondo ha sido un todo-terreno, primero junto a Dean Martin, la pareja del "listo y el tonto" de toda la vida, de teatro en teatro, primero en tugurios de mala muerte, intentando sobrevivir, y en el culmen de su éxito, trabajando en Las Vegas, que es donde a la  postre vivió, y se supone muy bien, hasta el fin de sus días.

Este vecino del mundo no va a hacer el célebre "corta-y-pega" que hoy harán muchos para glosar su vida, y su muerte, sino que va a intentar expresar en palabras lo que le sugiere Jerry Lewis (nacido Joseph Levitch).



Para comenzar diremos que pertenece a una época en el que se españolizaba todo. A él nunca le llamamos "Yerri Louiss" como se intentaría pronunciar ahora, sino para demostrar que éramos unos modernos pronunciábamos todas y cada una de las letras, con aire muy digno y para que no se dijera que no dominábamos el inglés inglés, porque entre otras cosas nunca supimos que había un inglés británico, y otro americano.

En los días del gran éxito de"Yerry", finales de los cincuenta/comienzo de los sesenta, eran unos años en que ir al cine era toda una ceremonia que se hacía especialmente los domingos, y que los cines echaban la casa por la ventana dando a cada uno de los espectadores (que era parte del trabajo del acomodador,  figura que en la mayoría de los cines ya ha desaparecido) un programa de mano con la reproducción del cartel de la película.

Jerry Lewis representa al primer escalón del humorista, ese que se ha formado en la academia de la vida, y que hace reír guiándose de su "olfato" de supervivencia, poniendo caras, cantando, bailando y dejando ver que era, casi, un descerebrado. 

Algunos, muchos, dirán que es un humor fácil, este vecino les corregiría diciendo que es un humor primario, pero nunca fácil, cuando tienes que darle al magín para encontrar recursos. 

Muchos, así somos de ingratos, le dejamos atrás, atraídos, por un Woody Allen, que es esa visión del cómico que te hace pensar y como mucho hace que aflore en ti una sonrisa. Pero lo que nunca hemos olvidado del Señor Lewis es esas mujeres (en cada película una, para no exagerar y que fuera algo más bien real, y no que formaba parte de una superproducción americana) que siempre se acercaban a él, por lo que muchos niños de entonces, a medida que fuimos creciendo no perdíamos la esperanza, al conocer, por ejemplo, en otra pantalla, a la Meg Ryan de turno.

Jerry Lewis siempre nos sirvió para pensar que si él podía, nosotros también, y ahora se nos ha ido. Ya no nos queda ni esa red, esa última esperanza, y los niños de aquella época nos sentiremos ya muy solos, con esa sombra de pagafantas pendiendo de nuestros recuerdos, cuanto este término todavía no existía.

¡Descanse en paz!

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 23 de noviembre de 2016

RITA Y SOLEDAD



Hace apenas un cuarto de hora ha saltado la noticia: Ha fallecido Doña Rita Barberá, víctima de un infarto en el hotel en el que se hospedaba en Madrid.


Este vecino del mundo quiere recordar antes de nada, que si siempre habla sin medias tintas sobre cualquier tema, eso sí, guardando las formas, hoy no va a ser menos, y además lo va a hacer prácticamente en el momento que se ha conocido el hecho, para no ser condicionado por otras opiniones, ni, por ello, desviarse del tema.


El fallecimiento de una persona nunca debería de condicionar la opinión que tuvieras de ella, ni para bien ni para mal, quizás sí las formas, pero a partir de ahora mismo comprobaremos que, especialmente en las redes sociales, muchos cargarán las tintas. Lo que la Señora Barberá ha sido, es eso, símbolo de, en una época, de todo lo bueno para unos, y en otra, de todo lo malo para la mayoría.


No es mi intención hacer recapitulación de su carrera política porque eso lo encontraréis, me imagino, en la mayoría de los artículos. Solo quiero plasmar mis primeros sentimientos y opiniones tras la noticia. Y lo primero que me ha venido a la mente es las últimas imágenes públicas que este vecino del mundo vio por televisión de ella, y que si vistas en el mismo momento que ocurrieron, ya eran elocuentes, esa soledad que entierra, ahora lo son más como epílogo.


La imagen es la de una Rita Barberá, prisionera de su soledad, como lo ha estado desde hace un tiempo, el día de la apertura solemne de las Cortes, buscando sino el cariño, sí al menos unos instantes de tregua con sus hasta hace muy poco compañeros, y al ver a José Manuel García-Margallo, le decía una de esas frases, que después de lo que ha pasado, sin duda quedarán para el recuerdo de muchos, por lo simples pero al mismo tiempo elocuentes: "Margui, que no me has saludado", y  el exministro de Asuntos Exteriores, se supone, porque eso sólo lo sabrá él,  no tuvo más remedio que besar a la senadora, eso sí con una amplia sonrisa, y se alejó rápidamente.


Sólo pediría, como lo haría por cualquiera, que los que fueron valientes en su momento, o insolentes, según opiniones, y ya hablaron todo lo que tenían que hablar, no se ceben porque ya no se puede defender. Y a esos justicieros a posteriori, que ya es evidente, porque ella ya no está, solo lo hacen para la galería, intentaran no cargar las tintas porque quizás con lo que digan solo ya se estén definiendo a ellos mismos.


Desde aquí le hemos dado mucha caña a Doña Rita, aquellos que sigan a este vecino con asiduidad lo recordarán, pero ya no es el momento.


Visto desde ahora, solo me viene la frase del poeta Gustavo Adolfo Becquer:


Dios mío, qué solos se quedan los muertos…


*FOTO: DE LA RED

martes, 5 de abril de 2016

CHUS, ESPÉRANOS EN EL CIELO



Comenzamos a estar muertos, y ésto no lo dice otro más que el propio vecino del mundo,  cuando tenemos más incentivos en la otra dimensión, si la hubiere, que en ésta. Y desde ayer estamos un poco más muertos.


El fallecimiento de Chus Lampreave, como todos la conocimos, nos deja un poco más solos, dependiendo de nuestras edades, sin esa otra tía, o abuela, que en algún momento todos hemos tenido la necesidad de sentir por y con ella.


Vaya por delante que este vecino no quiere hacer un estudio sobre su vida, obra o premios, sino apuntar a vuela pluma, los sentimientos que afloran, y muchos, al recordarla.


Su caso es curioso. Mucho más culta, las cosas como son, de lo que hubiéramos presumido al verla por primera vez, nunca pretendió ser actriz (estudió Bellas Artes), ni lo fue, y que se entienda ésto. Chus Lampreave, al menos desde nuestro punto de vista, siempre ha sido un personaje en sí misma, al que tanto los guionistas como los directores pensaban en ella para que apareciera en diferentes historias.


Siempre se ha dicho que sólo los niños y los borrachos dicen la verdad. Hubiera sido justo añadir, “…y Chus Lampreave”. Porque ella, y me niego a hablar en pasado, siempre suena a verdad. Por eso muchas de sus apariciones han sido auténticas bombas de relojería, por lo que pudiera decir por esa boquita, y sobre todo, cuándo. Dotando a sus frases, cualquiera que fueran, de un sentido totalmente surrealista.


Este vecino siempre recordará a esa portera de Don Pedro Almodóvar, que no podía decir mentiras porque era testigo de Jehová, y ellos no pueden decirlas. O esa mujer, de “Espérame en el cielo”, de Antonio Mercero, que iba al cine para buscar en el “No-do” a su marido, como doble de Franco, y que cada vez que aparecía el entonces “generalísimo”, ella le decía: “Yo, también”.


Doña Chus Lampreave, ha sido, y por siempre será, una de las “Ñ” de nuestro cine; eso que nos diferencia del cine americano, y lo hace inequívocamente español, con sabor a cocido, o a alubias, pero nunca con aroma al “Actors Studio”, ni le hacía falta.



Chus, espéranos en el cielo. Nunca podremos olvidarte, ni queremos. Descansa en paz, y por favor, no le hagas preguntas incomodas a Dios, que te conocemos.


*FOTO: DE LA RED