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viernes, 27 de septiembre de 2019

EN EL FONDO, AMOR



Veo, es un decir, el cómo va a quedar la futura estación del Ave en Donosti, en Atotxa concretamente, y es tan bonita, e integrada en el entorno, que no diría eso de que parece un San Luis, pero que quizás sobremos nosotros, los que la vamos a manchar tan sólo con nuestra presencia…¡Cosas mías!

Como cosas mías son también que uno viva en Roma todo el año y no conozca el Vaticano, o en versión donostiarra, que uno esté todo el año paseando por el Urumea y sólo conozca el Festival de Cine a través de las noticias, y del “glamour”, que no se vende en droguerías, pero que sí se sufre cada vez que haces compras en “nuestra-querida-Donosti”. Una pena, otra más, el no haber podido ver a Donald Sutherland, y el que una vez fue el Casanova de Fellini. Toda una frustración para cualquier cinéfilo.

Y es que de la leyenda solo nos cae el polvo, además al ojo, y no es ni de oro ni tan siquiera dorado.

Más de uno de nuestros lectores me ha preguntado el por qué me llevo tan mal con Donosti, y siempre digo lo mismo, no me llevo mal, sino que la quiero tanto que soy como el ama de casa que no se siente correspondido. Quizás sea lo que tienen los amores canallas, que te atraen, pero que te dejan siempre con esa sensación de frío, de incomprendido. Y, especialmente, juntar el concepto de "Donosti" con "canalla" es como unir a Cupido con las armas, por muy blancas que sean.

Este vecino del mundo no se encuentra hoy en "La bella Easo", sino en Bilbao, y quizás sea eso de que Bilbao está en todas partes y sienta una especie de morriña donostiarra, quizás por esa ascendencia gallega por parte materna, que aunque no se ve, se siente. Pero lo dicho, seguro que son cosas mías...

*FOTO: DE LA RED

sábado, 31 de marzo de 2018

EL SÍNDROME ABRARACURCIX Y EL ESPACIO


Llevo varios días sintiéndome como Abraracurcix, el jefe de la aldea gala de Asterix y Obelix.

Los seguidores de estos comics (que aunque no lo parezca ya pueden haber rebasado tranquilamente, es un decir, los sesenta, como este vecino del mundo), para ahora ya me habrán entendido. Y es que el único miedo del bonachón, pero justo y firme, jefe galo es que se le cayera el cielo sobre su cabeza.  

Desde que me enteré que hay una estación espacial china, Tiangong-1,  que en cualquier momento, por decirlo de una manera suave, tiene previsto visitarnos por sorpresa, uno no deja de tener la mosca tras la oreja. Por aquello de que “no me tocará la lotería, pero ésto…

Por cierto, muchas veces somos muy exigentes con los nuestros, y no tanto con lo que viene de fuera que bien pudiera parecer que es "palabra de ley". 

Hace unos dos días cuando empecé a conocer la noticia, el comentarista en la radio se hacía eco de las declaraciones chinas, en las que se decía que la nave podía caer el viernes, el sábado o el domingo. Muchas veces para hacerme una opinión me imagino sentado con los amigos en el bar de mi pueblo, opinando sobre lo que dicen en la tele, y automáticamente me salió: “Resumiendo: No tienen ni puta idea. Si eso llegan a decir nuestras autoridades, les ponemos a parir”. Y es así.

El problema no es sólo la estación que se nos va a arrojar encima en cualquier momento, sino la cantidad de basura espacial que nos rodea, que desde muchos foros se asegura que ya debe de ser enorme por mucho que pensemos en la grandeza del universo.

Lo mismo que desde hace bastante tiempo se nos está adoctrinando con los colores de los diferentes contenedores para la basura, digamos que, doméstica, habría que asegurarse no en acortar todo tipo de avances en la ciencia, pero sí en mandar sólo lo verdaderamente necesario al espacio. Porque, que este vecino recuerde, hace unos pocos meses, por ejemplo, entre las cosas que se mandaron al espacio  estaba un coche, que en realidad era más un coste publicitario por lo que se adjuntaba, que una verdadera necesidad. 

Y es que puestos a morir, si es necesario, que sea por la ciencia, y no porque te “visita” un anuncio por mucho que sea interestelar.

*FOTO E ILUSTRACIÓN: DE LA RED


lunes, 24 de octubre de 2016

CHOCOLATE DEL LORO A LA DONOSTIARRA



El tema de hoy, por una vez netamente donostiarra, aunque sin duda ocurrirá en muchos lugares, no lo hubiera querido tocar nunca, y cuando lo comprendáis entenderéis perfectamente la elección de la palabra "tocar" precisamente. Lo he ido postergando de un mes para otro, dando una especie de oportunidad  a la vida, por si cambiaba la situación, pero visto lo visto, habrá que tomar cartas en el asunto.


Tras más de treinta años de tener una estación de autobuses PROVISIONAL, por fin desde primeros de año podemos “lucir” en Donosti, unas instalaciones, como es debido. ¿Como es debido? No diría yo tanto, y sin volver a la opinión que di la primera vez que vi las instalaciones, y que ya expuse en este blog (http://patxipe.blogspot.com.es/2016/02/estacion-espacial-donosti.html) de que la estación era pequeña, ya a corto plazo, por supuesto según la humilde opinión de este vecino del mundo.


El fin de dilatar, como dicho al principio, esta queja era por si las autoridades competentes se daban cuenta, pero al parecer o no tienen necesidades fisiológicas al ir a tomar un autobús, o directamente no necesitan ir a la estación de autobuses, o incluso, pudiera ser, tienen un servicio especial para traseros VIP.


El caso es que si por una de esas casualidades le da esa, digamos, llamada salvaje de la naturaleza, un apretón, y necesita “evacuar”, se encontrará con una desagradable, muy desagradable, sorpresa. El papel higiénico esta diseñado en ¿cómodas? tiras, porque no llega a hojas, de 11x17 cm. Haga la prueba y verá. O es una sílfide, y tiene el pulso de un cirujano, o lo que me temo: defecará doblemente, la segunda metafóricamente, sobre la empresa encargada del mantenimiento, en un ahorrarse, lo que viene a ser el famoso chocolate del loro.


Una de las veces, este vecino del mundo, se lo dijo directamente al que estaba limpiando los lavabos, pero me respondió que él utiliza lo que le dan. Y en el aire quedó un mudo “y que a vosotros os den también”.



Es una vergüenza que una ciudad que se vende al exterior para tener turismo de lujo, y cuyos habitantes tienen que soportar en carne propia durante todo el año esos precios, además nos tengamos que “manchar”, tristemente es literal, porque al parecer, es la única explicación que le puedo dar, y es que los traseros de lujo no visitan esa zona. 


No hará falta recordar, que en más de un momento me he acordado de esa célebre frase "El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin ... trasero" Al menos en Donosti nos ahorraríamos el problema en los cuartos de baño de la estación de autobuses...


Ni que decir tiene que algunas veces, muchas, el tema logístico, no va ligado a la lógica.


*FOTO: DE LA RED

P.S.: Tras mandar el post a varias instancias del ayuntamiento, y algún seguimiento esporádico en la mismísima estación de autobuses, por fin  el  28.11.16. este vecino comprueba felizmente que el modelo de papel higiénico, ya es continuo. Y aunque está marcado con puntos a la misma distancia que el anterior, el actual permite poder cortarlo en tiras más largas. Eso sí, la calidad del papel sigue siendo horrible en consistencia. 
Es lo que se suele denominar como: "victoria pírrica".



sábado, 6 de febrero de 2016

ESTACIÓN ESPACIAL "DONOSTI"



Este vecino del mundo está convencido de que el tiempo es el mejor contador de chistes. Eso sí, algunas veces tienes que ayudarle con tu mirada, para ver cuando menos el lado irónico.


Hoy, por ejemplo, Sábado de Carnaval, y frío invierno disfrazado de día espléndido, no ha podido ser mejor fecha para que comenzaran los autobuses en la nueva estación donostiarra, en Atotxa, muy, muy cerca de donde estuvo el anterior y siempre recordado campo de fútbol.



Y es que el parto de esta estación de autobuses ha sido más lento que el célebre parto de los montes. Ya he contado más de una vez, que la estación, por llamarla de alguna manera, que se ha cerrado ahora, en Amara, en realidad ha sido "provisional", y si "las obras de palacio van despacio" en Donosti más de una vez han podido parecer parapléjicas, siempre con lucha de egos tanto en primer como en segundo plano, y que ha dado como resultado más de treinta años de dimes y diretes.


Hoy sobre las doce del mediodía, este vecino del mundo, y durante un paseo aprovechando un día que al ser carnavalero se había de disfrazado de sabor caribeño, aunque fuera por pocas horas, ha ido a ver la nueva estación. 


Por un momento, al llegar, ha creído que se había confundido y estaba en el medio de un congreso de jubilados. Sin embargo a los pocos minutos ha comprobado que lo del congreso iba en serio, pero que  realidad había gente de todas las edades, y el congreso era de "Arquitectos".


Todos hemos sido invadidos por ese espíritu tan nuestro también, y que se resume con "después de visto todo el mundo es listo", y éramos fuentes de sugerencias para combatir las pegas que todo el mundo veía, y que más de uno quería juntar (cosa que a este vecino no le ha parecido justa), aunque fuera solo por la proximidad, tanto de lugares como de fechas, con la debacle de esa ceremonia de inauguración de la capitalidad europea , y esos seiscientos mil euros de factura que todos recordaremos, y que más de uno esgrimirá a la hora de votar en próximas elecciones, a modo de la célebre "venganza del chinito".


Tras ver las instalaciones, y con unos sentimientos tan ajenos a los que en un primer momento creía el vecino que le iban a invadir, se ha acordado de las palabras de un amigo íntimo que tras recuperar un piso, que en realidad era de sus padres, tras un divorcio complicado, y mucho tiempo de juicios, al volver al piso y en la soledad de la añorada casa se dijo: Tanto esfuerzo para ésto...


Y es que después de tantos años y cambios de ubicación, en realidad, no deja de ser "eso", una simple estación de autobuses, que por lo deseada y costosa, cuando menos en esfuerzos, debería de ser al menos una estación espacial, y que en mi humilde opinión, incluso para eso, se puede quedar "cortita" en poco tiempo. 


Quizás, también, puede ser cosas de la edad de este vecino del mundo, y que a uno le criaron, con la costumbre que existía entonces, finales de los cincuenta, comprándole ropa siempre varias tallas más grande, con la filosofía de "para cuando creciera", y aquí no se puede crecer.  Eso sí, como marco incomparable y objeto de fotos, y de futuras películas que se pudieran rodar en estos lares, que es a lo que estamos acostumbrados últimamente, "ciudad de foto", cuando menos es muy digna. El silencio, en este día carnavalero, disfrazado de oposición me está respondiendo: "Solo faltaba, con lo que ha tardado".


*FOTO: DE LA RED


sábado, 20 de junio de 2015

UN GRAMO DE LOCURA PARA MISTER MARSHALL





Hay momentos en el que el cerebro, el de este vecino del mundo al menos, parece que tiene ganas de jugar, y por un segundo te reta lanzándote una idea, una especie de trastada que puede ser muy divertida, pero cuando menos trasgresora sino rayando en la locura.

Para aquellos que más que años cumplan décadas, entre cinco y seis, podrán recordar una película “Un gramo de locura”, con un Danny Kaye al punto del paroxismo.

Esta mañana este vecino se ha sentido como un Danny Kaye con menos nariz pero con más grasa, y con unas ganas increíbles de realizar una trastada.

Imaginaros la escena. Acababa de llegar a Bilbao, concretamente estaba en la estación de autobuses. Al salir de uno de los cuartos de baño y al dirigirme a la puerta para salir de los aseos públicos, a mano derecha, y en uno de los urinarios de pared había dos jóvenes, de unos veinte años, con pantalones cortos. Mientras “estaban a lo suyo”, hablaban en un inglés con un inequívoco acento americano. O eso, o estaban intentando imitar al Pato Donald, perdón, a Donald Duck para ellos. Hablaban de…qué más da. 

Los americanos siempre deben de hablar de cosas trascendentales para la humanidad, al menos eso es de lo que se desprende de las mayorías de las películas.

Y en ese mismo momento, detrás de ellos, me han entrado unas inmensas ganas de cantarles la canción de “Bienvenidos Mr Marshall”, la de “Os recibimos, americanos, con alegría”, pero me faltaba una banderita en cada mano para estar en situación.
Ellos, más rubios que unas mazorcas de maíz americano, y este vecino cantando “Americanos, vienen a España gordos y sanos. Viva el tronío y viva un pueblo con poderío. Olé Virginia y Michigan. Y viva Texas que no está mal…”.
Hubiera sido un momento memorable, y sin duda ayudado a mejorar, todavía más si es que se puede, las relaciones entre los dos países.

Para aquellos  que puedan pensar que haría el ridículo, les puedo recordar algunas escenas protagonizadas, sin ir más lejos, por un Aznar con un castellano con acento de Texas. Y que, no lo olvidemos representaba a España, y este vecino justo se representa a él y no cobra ninguna dieta. Es más, si el vecino tuviera alguna, dieta, seguro que se la comería porque sería rica en calorías, y no en dinero.


Si los gramos de locura cotizaran como angulas, este vecino sin duda sería millonario. Ese grupo, “los millonarios”, que en plena crisis, y según las últimas encuestas, han crecido en España como las setas. Y eso siempre ocurre cuando el abono es bueno. Y la política del gobierno español, para eso, para aumentar el número de millonarios, ha resultado ser el mejor de los abonos. 

Y antes de despedirme por hoy, tened en cuenta por un momento qué es el abono. Pues eso…

*FOTO: DE LA RED