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miércoles, 5 de agosto de 2015

BUENAS NOCHES, ISABEL


Ha sido la comidilla del día: Isabel Pantoja la noche anterior a tener que entrar otra vez en prisión, tras su segundo permiso, se ha puesto enferma y ha tenido que ingresar en el hospital.

Así de primeras, y con toda la inocencia del mundo, este vecino hubiera pensado en un primer momento, que con todo lo que le ha pasado, estaba enferma de orgullo y de dientes, por tanto enseñarlos, y quizás haber cogido alguna faringitis. 

Sin embargo, según se rumorea, problemas de riñón y de descompensación del azúcar en sangre que padece la cantante, parece son más serios de lo que se creía y han provocado su ingreso en el Hospital Infanta Luisa, de Sevilla.

Lo más curioso del caso es que en las informaciones se recalca que está siendo vigilada por “su” nefrólogo, hasta ahí todo bien, y foniatra de confianza.

Una cosa es que, como cantante, y gran cantante, que lo es, se cuide la garganta con su foniatra, pero que ahora esté en vela el citado galeno, es algo bastante raro, al menos de cara a la galería. Igual de raro que, al parecer ayer a la noche al entrar al hospital fuera el mismísimo director, según las informaciones, quien recibiera a la paciente/cantante, porque no suele ser el caso con el común de los mortales, ni, dicho sea de paso, sea parte del trabajo de todo un director.

Con todo lo ocurrido con la tonadillera en sus vacaciones, este vecino del mundo ha recordado lo que le ocurrió en la empresa en la que trabajó durante muchos años, y que una vez en la que pasó tres semanas enfermo, con una neumonía muy importante, y que coincidían con sus vacaciones, al volver a su trabajo, su jefe más próximo le dijo algo que si se lo dirían a Isabel Pantoja, seguro que no le haría falta el foniatra nunca más, porque le dejaría sin habla: -Si te sientan mal las vacaciones, mejor que no las vuelvas a coger.
Y eso que en aquel entonces, la crisis ni se adivinaba en el horizonte. Pero sí se demuestra, que “acoso laboral” ha existido siempre, pero antes se llamaba: “acojonar”.


De todas las maneras, qué curiosa es la suerte, cada vez que Doña Isabel Pantoja se traslada, o la trasladan más bien, a algún recinto, tanto penal como hospitalario, aunque sus defensores no paran de enfatizar la normalidad de todas las situaciones, y que siempre la tratan como a una más, los que la reciben son los directores, aunque como en el caso de ayer, por lo que dicen, en el hospital sevillano ya fuera de noche, y en una hora no habitual. 

*FOTO: DE LA RED

lunes, 23 de septiembre de 2013

...Y PARIÓ EL SEÑOR MINISTRO

Durante algo más de una semana, lo que dura su festival de cine, Donosti se suele convertir en una especie de Meca del Cine, en el que se puede examinar, a modo de termómetro, lo que van a ser los estrenos de los próximos meses.
Sin embargo, a este vecino, no le salen las cuentas, porque con tanta gente en las salas, aunque en las sesiones de gala, la mitad de la gente sea invitada, el resto representa también un alto porcentaje, que en lo que queda del año debe de estar ahorrando en su casa sin salir, para la semana del festival, porque las sesiones en un día normal y corriente durante el año suelen estar bastante desangeladas.
Los que regentan las salas se han tenido que inventar el día del espectador, variando de cine en cine, para que los pocos que todavía ejercen el noble arte de espectador, puedan hacer doblete e incluso triplete durante la semana.
Este vecino cree que muchos de los que ven varias películas durante el festival, son los mismos que en las encuestas dicen que les apasionan los documentales de la 2, porque el resto del año no aparecen por ninguna parte.
En cierta manera, teniendo en cuenta el precio en que se ha puesto ver una película en una sala, se diría que el kilo de estrella de cine ha subido, y se ha puesto a la altura de las angulas, y, sin embargo, no es así, porque no hay que confundir lo que se paga en taquilla con lo que va a las arcas de los currelas del séptimo arte, y es la misma diferencia que existe entre el que tiene un campo y lo emplea para plantar tomates, cuidándolos día a día, con lo que nosotros pagamos por un kilo de tomates en general.
Y para colmo de males, o éramos pocos y parió la abuela, no se le ocurre otra cosa al ministro Wert que aparecer por el festival, con la excusa de entregar el premio de cinematografía al director de cine Señor J.A. Bayona, cuando se podría simbolizar en este ministro gran parte de los últimos males del cine español, especialmente con la subida del I.V.A., en que nos ha dejado a la mayoría de los españoles en la disyuntiva de, o dejar algo de herencia a nuestros hijos, o decidirse por ir al cine, con notario y fotógrafo, para que quede esa aventura registrada en los anales de nuestra historia familiar.
Que se haya acercado el Señor Wert por el festival de cine donostiarra es tan chocante, desafiante e irreverente, como la aparición de un cardenal en la inauguración de un sex-shop, aunque a la postre, y bien pensado, ambos pudieran ser consumidores finales de ambos negocios. 

*FOTO-MONTAJE: DE LA RED