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lunes, 11 de noviembre de 2013

VISITE MI BLOG, Y QUE DIOS SE LO PAGUE

Lo que se ha dado en llamar “las nuevas tecnologías”, ha democratizado la comunicación. Todo aquel que se propone, puede abrirse un pequeño hueco en la red, y mostrar su discurso.
Ahora se pueden encontrar blogs de todo tipo, y con toda clase de colorido en cuanto a contenido se refiere. Y es solo el tiempo y los seguidores quien pondrá a cada uno en su lugar.
Dentro de los bloggers, habrá diferentes razones por las que cada uno ha tomado la decisión de hacerse oír, pero eso en realidad debería de formar parte del secreto profesional.
Hay personas que en este nicho han pensado en encontrar un trabajo, y hay otros, como este vecino, que precisamente por perder su trabajo, ha instalado su ventana, para oír y dejarse oír.
Requisito indispensable es la libertad y el decoro. Libertad para oír y ser oído. Y decoro para no hacer a los demás, lo que no quieres que te hagan a ti.
Y dentro de la libertad está el que la gente, los lectores, vengan y se vayan. Nadie les dijo que vinieran, pero un día aparecieron como las palomas en el alfeizar de esta ventana, y poco a poco se les va poniendo su “comida preferida” para que sigan volviendo, pero eso sí, siempre libres para elegir sus idas y venidas.
Ni se pasa lista, ni nos pasamos de listos preguntando el por qué de la ausencia.
De hecho, hay días en que este vecino no deja comida en la ventana, o contenido nuevo en el blog, y esos días, domingos generalmente, aparece más gente que lo que es habitual.
No sé sus nombres, porque el “sistema” no me lo dice, pero conozco su país de origen. Y ya en sí es un regalo el saber que al menos durante unos minutos has supuesto algo para alguien, que quizás está a miles de kilómetros, y que quizás en esos mismos minutos, ha visto la vida desde el mismo ángulo que tú.
Por eso, no parece de recibo, que haya bloggers que por razones de trabajo necesiten un número determinado de visitas, para hacer bulto, e imploren mediante las redes sociales que se visite su blog, diciendo claramente además, el motivo por el que lo hacen, que su jefe tiene que ver tanta cantidad de visitas para que le renueven su contrato. Y en ese mismo momento, estás convirtiendo a los posibles lectores en una ONG de mantenimiento de blogs, y a este vecino eso no le parece presentable, porque si no te renuevan el contrato, en cierta manera, estás haciendo culpable a tus lectores, o mejor dicho, a la falta de ellos.
Y, ante todo, un lector tiene que sentirse libre de decidir, sin ningún chantaje emocional, aunque muchas veces, precisamente, desde el blog “juguemos” con las emociones.

*FOTO: DE LA RED