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martes, 8 de diciembre de 2015

ALGUNA VEZ ESTUVE AQUÍ



Al fondo, una canción: “Labana”, de Alejandro Sanz. En primer término, un claro pensamiento con música:

 …Espera solo un poco más
quiero explicarle a los niños
que habana es la ciudad
donde los sueños aprenden a nadar…

Hay canciones que suenan a alcohol, a noches de exceso sentí-mental, y ésta, Labana, es una de ellas.

Ignoro si es así, pero tanto Alejandro,  como, por ejemplo, Joaquín, los Señores Sanz y Sabina, huelen en muchas de sus canciones a alcohol y nicotina. Y como huellas de sus noches, pecadoras o no, solitarias o no, nos dejan sus canciones.

En el fondo, y en la superficie, seguro que lo reconocen, son unos afortunados, porque además les da dinero para que la noria de sus vidas, y de las nuestras, sigan girando y retroalimentandose.

En cierta manera, la llegada de internet, y de los bloggers, con sus post, con sus “entradas”, diarias o no, ha llegado a democratizar el pensamiento y esa manera de vivir. 

Ese pensamiento tímido, o retador, quizás dos extremos de una misma vara, que de otra manera se hubiera echado a perder, porque nunca hubieran llegado a formar parte de un libro en una biblioteca, o de ninguna canción en nuestra banda sonora,  y ahora navegarán para siempre en esa mar, que es internet, para que de vez en cuando, alguien, los descubra. Una especie de pensamiento hibernado que siempre viajará, sin ser olvidado eternamente.

Bien pensado, hay hígados, e incluso ojeras,  que deberían ser declarados patrimonio de la humanidad, porque todo pensamiento, toda manera de vivir y de sentir tiene que tener sus damnificados, sus daños colaterales. Que sus propietarios sean o no de pedigrí, eso ya es otra cosa, pero detrás de un pensamiento singular, musicado o no, hay mucho de lucha interior, de ver la vida desde otro punto de vista, de apolíticamente incorrecto.

Al fondo ahora suena “Calle Melancolía”, de Joaquín Sabina, del Sabina:

…Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventana donde agarrarse. Soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme ya sabes dónde estoy...

En primer término, la soledad del que piensa, y algunas veces escribe, para dejar su huella en la cueva de la vida, como quien quiere decir: Alguna vez estuve aquí.

*FOTO: DE LA RED


jueves, 9 de abril de 2015

EL PUENTE, COMO COMIENZO DE UN VIAJE



Nunca me había pasado. Hoy he tenido que dejar de soñar, en la cama, como Dios manda, porque en ese sueño debía dinero. No hace falta ser un lince para pensar, que puede ser, tan solo puede ser, uno de los síntomas de la crisis.

Como ya he dicho aquí alguna vez, “el vecino del mundo”, este blog, y el otro que tengo de pintura, nacieron a modo de daño colateral, o mejor dicho como manera de dar rienda suelta a mis inquietudes, y evitar así que éstas me devoraran, ya que víctima, junto a otras veintinueve personas, de un E.R.E. (como muchas veces, injusto) tuve que irme al paro, de hecho el finiquito lo firmé como “regalo de cumpleaños”, el día de mis 55 años. La vida es así de irónica, y sin sentimientos. Porque aquí los sentimientos los ponemos nosotros, si queremos, o si podemos.

¡Bueno! Pues eso, que en las épocas de vacas gordas, algunas veces tenía pesadillas porque, había días, o mejor dicho, noches, en las que no me cuadraban las cuentas, o porque discrepaba con el jefe. ¡Siempre en el mundo de los sueños! Sin embargo, ahora, cuando el destino te hace que te refugies más en ellos, a modo de Edén, o refugio de paz en un mundo convulso (espero que no sea como prolegómeno al más allá final),  no puedes hacerlo, porque digamos que llevas tus miedos de “despierto” al mundo irreal.

Siempre me han atraído los puentes, de hecho acabo de pintar uno. A ciencia cierta nunca he sabido la razón de esa atracción. Viéndolo a posteriori quizás pueda ser una metáfora sobre separación de mundos, de modos de vida, y esa unión que debe de haber entre ambos. Porque un puente se puede entender como una unión, o una separación. Una especie de frontera o bisagra entre dos mundos.

Alguna vez ya he explicado aquí la unión que tienen para este vecino del mundo, tanto la escritura como la pintura. Los dos se encuentran en un mundo que empieza detrás de una hoja, o lienzo, en blanco, y depende de cómo vayas “quitando” ese blanco, lo que hay detrás de esa cortina va apareciendo, pero siempre dependiendo del arte que tenga el que intenta pasar ese telón blanco.


Hoy, por lo que se ve, he tenido problemas de aterrizaje entre el mundo real e irreal, o hiperrealista vaya usted a saber. Me ha fallado el puente, en este caso el de aterrizaje, pero siempre un puente. Ese que siempre me ha atraído, quizás porque sugiere muchas cosas, incluso puede tener mucho de sexo, por aquello de nexo de unión, y porque nos permite ir a otros lugares, nunca a la vista, y siempre más cerca del corazón.

*CUADRO: "PUENTE EN EL SEÑORÍO DE BERTIZ", obra al óleo de PATXIPE.