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lunes, 11 de mayo de 2020

CIERTO AROMA A ... CODORNIZ

Me acabo de dar cuenta, y no me ha quedado más remedio que cantarme ahora mismo el cumpleaños feliz. Hoy cumplo sesenta y cuatro años, y no me acordaba para nada.

¿Hay algún problema? Sí, que son las tres de la mañana cuando escribo ésto, y el vecino de abajo ya habrá dicho eso de: -Ya estamos otra vez, el del puto blog y sus rarezas

Por lo demás, no los aparento, al menos de estado de ánimo. De hecho, hay días en que no me sacaría de la guardería, castigado.

Ya sé que después de lo anterior, estaréis pensando: -Cómo está el colega. Como se dice en mi pueblo, al menos, se decía: Peor que las maracas de Antonio Machín, y a sus años. 

Aunque ya me temo que la juventud no tendrá ni idea ni de Antonio, su máquina, y mucho menos sus maracas.

Pues si este vecino del mundo está como unas maracas, para humor, el del destino. Porque si algo nos caracteriza a los españoles, aparte de ser más listos que el de al lado, y especialmente que el de enfrente, es la envidia. Y no se le ocurre otra cosa al destino que ponernos a los españoles … dos velocidades.

Ya estamos en Madrid, por ejemplo, con ataques de nervios varios, especialmente en la clase política, y en la empresarial. Que son, a la postre, los que quieren cortar el bacalao, porque entre otras cosas, seguro que dirán que el bacalao es suyo, y que la vajilla y el menaje de cocina también.

Es una pena que con lo bien que lo tenía preparado la Señora Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, incluido el reportaje de “El mundo”, se lo hayan chafado unos cuantos memes, y especialmente la cursilería de unas poses que sonrojarían al mismísimo Murillo.

Sinceramente, estoy convencido de que muchos de nuestros políticos nos minusvaloran, y como mínimo están convencidos, de que el pueblo, así en general, es tonto. Y no se dan cuenta de que el mero manual de supervivencia hace que o espabilemos, o nos quedamos en la cuneta, como en tiempos de la guerra civil.


Mucho me temo que la España de dos velocidades, mínimo, nos va a dar momentos gloriosos, aunque sean a la postre, de vergüenza ajena. Pero muchos que todavía recordamos “La Codorniz y su espíritu, lo vamos a pasar, y sin perdón, teta.

*FOTO: DE LA RED
 TRUCAJE: PATXIPE

miércoles, 15 de julio de 2015

APRENDIENDO DE LA VIDA



No somos máquinas, ni falta que hace, pero algunas veces una buena siesta equivale a “resetear” en un ordenador, descargar todos los “archivos” que has ido acumulando durante el día, todos los sentimientos que no se han asentado todavía en la piel.

Y es que, aunque ya hace años que dejé la vida estudiantil, de vez en cuando la misma vida te plantea una especie de exámenes, que en realidad no son de estudiar, pero sí de poner en práctica la experiencia acumulada durante la vida.

Me explico. Uno de estos días, para no dar más pistas, es el cumpleaños de La Nuri, mi sufrida, y no es que quiera “sorprenderla”, lo que no quiero es "defraudarla". Porque por lo menos deseo que comprenda, como se diría vulgarmente, que me lo he currado a la hora de pensar en “su” regalo.

Ella, La Nuri, es eminentemente pragmática, y ya desde el principio de nuestra relación me dejó bien clarito la importancia que tienen para ella los regalos. En realidad, un buen regalo, y así también opina este vecino del mundo,  es la consecuencia de conocer muy bien a la persona a la que va destinado. Y en su universo no vale eso de los regalos, por decirlo de alguna manera, “envenenados”, que en realidad se lo regalas pero para disfrutarlo tú.

Me contó el caso de aquel marido que como regalo le "endiñó" a su mujer (porque no hay manera mejor de explicarlo), compañera de trabajo de La Nuri, una tostadora, para el pan naturalmente. Especifico ésto porque la que se tostó por el consiguiente cabreo fue ella. Aunque, como el dicho popular recuerda, “a cada cerdo le llega su San Martín”, y al marido de la susodicha le llegó el día de recibir “su” regalo, y la compañera de La Nuri, en parte “asesorada” por mi sufrida, ya me entendéis, estuvo sembrada. Le regaló un paquete bien grande, porque en los regalos hay que ser espléndidos, de pan de molde.

Ni que decir tiene que su marido aprendió bien la lección, y este vecino del mundo  cada vez que quiere significarse con un regalo, lo tiene más que en cuenta.


Además, y hablando en serio, estoy más que convencido, por la cuenta que me tiene en estos momentos de crisis, y de poseer un bolsillo lleno de telarañas, que un regalo no es una cuestión de “presupuesto”, sino de “estar dispuesto”. Y yo,  como diría la filósofa del pueblo (le habrán llamado de todo, pero ésto seguro que no), Belén Esteban,  por La Nuri, m-a-t-o.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 12 de mayo de 2014

HABLANDO DE POLÍTICA: EFECTO MOURIÑO

Ayer fue mi cumpleaños, y mirándome en el espejo mientras me limpiaba los dientes, conseguí no apartar esos ojos inquisitivos, y me hice comprender de que si no me cuido yo, quién me va a cuidar. Y aquí estoy, limpiando la lechuga para la ensalada del mediodía. Lechuga, y cebolleta, por aquello de lo que se come se cría, con unas lágrimas de aceite y vinagre , y un poco de sal a modo de caspa. Nada más, y nada menos, que hay seguro quien estará peor.
Alguna vez me ha pasado, que con el objetivo en mente de hacerme una ensalada de lechuga, he comenzado a improvisar más ingredientes, y al final se me ha olvidado la lechuga.
Uno, este vecino del mundo, va cumpliendo años y quiere seguir cumpliendo más. Por sobrevivir también, no vamos a mentir, pero sobre todo para joder al gobierno y que no baje, por aburrimiento o deceso, la cifra del paro, y que luego ellos digan que es por su buena gestión. Eso no me lo permitiría nunca, ni en el más allá.
Por cierto, ayer al mediodía pasaba por el Boulevard, en el centro de Donosti, y como había oído hablar de que un día de éstos comenzaba la vigésimo sexta edición de la Muestra de Teatro Joven, por un momento, pensé que había teatro en una carpa blanca instalada muy cerca del quiosco de música, no una carpa  cualquiera, que estamos hablando de Donosti y para Donosti, una carpa digamos que con pedigrí. Cuando estaba gozando con el humor irónico y socarrón del actor principal, aunque desde un primer momento me pareció un poco sobreactuado, me di cuenta de que me estaba confundiendo, y que en realidad era el lehendakari, Iñigo Urkullu. Siguiendo con el ambiente teatral, aclararé que, como todos los partidos estos días,  está intentando llevar su última obra a Europa, es decir, ganar uno de los pasaportes europeos que se “sortearán” el día 25.
Mientras, lo dicho, el vecino limpiando lechuga. Por este tipo de cosas, este vecino, y espero que vosotros también, se tiene que cuidar, porque tiene que dar mucha “lata” todavía, y que el dinero que gana un político, se lo tenga que currar, y bien.
Parece que me he levantado reivindicativo, ya perdonaréis, pero es que quizás, la culpa no es mía, y ocurre como con Mouriño, que acaban metiendo el dedo en el ojo, porque no quiero pensar que la política es eso: lechuga y teatro.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 11 de mayo de 2013

LA MONDA


Este vecino del mundo se debe estar haciendo muy mayor, porque hoy que es el día de mi cumpleaños, al despertarme, ni me acordaba, incluso he tenido que preguntar si estaba en el planeta Tierra, porque no me ubicaba muy bien.
Como dándome ánimos no me gana nadie, he pensado que al no acordarme de esta importante fecha, al menos para mí, me estará pasando más o menos lo que debía de pasar al Baron Thyssen cuando adquiría un nuevo cuadro para su colección, que por muy importante que era la compra, para él en realidad era uno más, y seguro que ya no sabía el número exacto de su colección.
Parece que fue ayer, cuando pasaba la vuelta ciclista a España por mi pueblo, Elgóibar, y el nacimiento ya era un preludio de lo que iba a ser mi vida. Si naces después de un sprint, pues eso, ya naces movido, y cansado. Los muy mayores sabrán que la citada vuelta terminaba siempre en Donosti, cuando solo se le decía San Sebastián, ya que la organizaba un periódico de aquí, o de allí depende de dónde se me lea.
Siempre que me tocaba estudiar algo, o era el último curso antes de un cambio o era el primero de otro. Los muy maduros, por no decir otra cosa, recordarán el famoso Preu, con película y todo (Los chicos del preu), a este vecino le tocó ser del primer año que se celebraba, es un decir, el Cou, una especie de conejillo de indias en todo.
No me dio tiempo a vivir la época de los hippies, sólo su olor a porro y flores desde lejos, y el eco del final de una de sus frases: “...y no la guerra”.
Nos tocó los últimos años de la dictadura, y nos hicimos mayores para votar al son de “Libertad, libertad, sin ira, libertad...”.
En los estudios, ¡la monda!, los chicos por un lado y las chicas por otro. Luego, claro, ibas a bailar y al arrimarte te faltaba la respiración, y del preparado “Estudias-o-trabajas” no pasabas.
Ahora se denomina “hacer la cobra” al gesto que hace la mujer para rehuir un acercamiento del rostro masculino. A nosotros no nos hacían la cobra, porque no existía este término, porque de lo contrario nos habríamos convertido en “faquir” de por vida.
Lo triste del caso es que, aunque visto lo visto te lo pasabas mal, ahora, de todo aquel mundo te entra la nostalgia, e incluso una sonrisa con lágrima incluida.
El miedo que me da es que con todo lo que está ocurriendo ahora, y si llego a los ochenta años, y sino desde otra dimensión, pensando en los momentos actuales, no diré eso de “la monda”, porque ahora aunque con calva incorporada, soy más moderno, y pensando en estos días, diré “me parto la caja” y esperemos que no sea la de pino para escaparme.


*DIBUJO: DE LA RED