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martes, 5 de noviembre de 2013

LA QUINIELA DE LOS NIÑOS

Con los años, y este vecino no va a descubrir nada al  decirlo, la vida se hace más corta, aunque no creo que sea sólo por la experiencia, sino por el “diseño” que se hace, últimamente,  de los días para vender o intentar vender.
Quien más y quien menos, recordará las navidades de su infancia, y especialmente por la cancioncilla de la lotería de Navidad, cantada por los Niños de San Ildefonso, que se oía el día 22 de Diciembre, los más viejos dirán que en la radio, y los más jóvenes en la televisión.
Aquella visión se va modificando con los años, y ahora ya sabemos que incluso podemos comprar esa lotería en las vacaciones de verano, el que tenga vacaciones, y el que distinga el verano del resto de las estaciones, quizás porque ande escaso de esperanza, y todos los días, tristemente, le parecen iguales.
El sábado pasado ya estaban mis sobrinos, de tres y cinco años, eligiendo sus regalos para el próximo Día de Reyes, y algunos de los lectores del vecino descubrirán con estas líneas que solo quedan dos meses. Y es que los fabricantes de juguetes, desde hace años ya, han tenido “la feliz idea” de editar catálogos de sus productos no para las tiendas, que sería lo normal, sino para el cliente final, que a la postre siempre es el niño.
De todas maneras, en este diseño entre oferta y demanda, hay un desfase entre el consumidor final, el niño o niña, y el que paga, el panoli, en forma de padres, tíos, o allegados varios,  por lo que el abrir un catálogo de juguetes se convierte en una especie de ruleta rusa, que al final no se sabe quién pasará por caja, aunque seguro que alguien tendrá que hacerlo.
Ya los niños están avisados que no podrán recibir todos los regalos que pidan, por lo que el catálogo de juguetes se convierte en una especie de quiniela para niños. Y alguno de los niños, ya presenta cierto grado agudo de inteligencia, y parte de que cuanto más pida, más es probable que reciba por aquello de “quien no llora…”.
 A grosso modo cada uno de ellos pidió unos siete regalos, más que nada para asegurarse de ser vistos en las oficinas reales. Mi sobrina, Laura, tres años, ya me dijo que era importante captar la atención de los pajes reales, por lo que ella les iba a enviar una carta con todo tipo de dibujos, nada más que para caerles bien, y facilitar de esa manera, la llegada del pedido.
El niño, su hermano, Raúl, aunque tiene cinco años, vive más en su mundo, un mundo de dragones con alas, y donde él es el héroe, y por eso mismo, por ser presuntamente valiente, y noble, ya piensa que se merece de todo…
Para que luego no digan que el futuro es de las mujeres…E incluso, acordándome de La Nuri, mi sufrida, el presente también, por la cuenta que nos trae a los hombres. 

*FOTO: DE LA RED