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lunes, 27 de abril de 2020

EL FIN ÚLTIMO DE LAS COSAS...



No sé vosotros, pero yo tengo la sensación de que con este coronavirus nos hayamos enterado del fin último de las cosas; algo así como la caída de Pablo de su caballo; de la muerte del protagonista antes de comenzar su historia; de quiénes son los Reyes Magos, y el ratoncito Pérez. Y que los valores, las creencias, da lo mismo colocarlas hoy, o mañana en el calendario, pero siempre que se coloquen, para luego pasar por caja y que te apliquen el correspondiente IVA.

También ha servido, por si teníamos dudas, para comprobar que tenemos un gobierno cobarde, porque todos somos unos cobardes, y nos seduce más criticar a tiro fijo que tomar la iniciativa y jugártela tú.

Los políticos que nos mandan, cada vez que tienen que tomar una decisión, les tiemblan hasta las canillas, y a nosotros nos sobra caradura. Y sino, sirva para comprobarlo, nuestro comportamiento de ayer, al salir con nuestros niños a dar un paseo. Porque los únicos que dicen la verdad son nuestros hijos con su comportamiento, porque aprenden lo que ven y escuchan en casa.

Nosotros, los adultos, nos cansamos de decir que nos encantan los documentales de la segunda cadena, y es muy probable que si les preguntaran a nuestros hijos, respondan preguntando qué es eso. Porque en su casa, en la nuestra, nunca han oído ni visto un mísero documental, ni tan siquiera, su concepto…

Tan solo tengo la esperanza de que el próximo marzo no nos vuelva a pasar lo mismo, otra pandemia. Más que nada, porque estoy convencido de que no habremos aprendido, y que para nosotros, desde hace tiempo ya, dos veces seguidas es una tradición.

Mientas terminaba este post me ha sonado el móvil (es verdad, y no un recurso) y durante unos diez segundos no me contestaba nadie. Creo que se me ha parado el corazón dos veces, y al final ... era Vodafone. Lo dicho, al final siempre hay que pasar por caja, y en este caso no me refiero a la de pino, que también.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 13 de diciembre de 2019

A PROPÓSITO DE UN CALENDARIO...



Muchas veces el precio de algo, mucho o poco, es totalmente subjetivo. Hoy lo he podido constatar.

Como este mes, e incluso el año, ya huele a difunto, y mis citas con los médicos o reuniones de alguna manera importantes, especialmente para mí, ya enlazan con el año que viene, he salido a comprar uno de esos calendarios, que bonitos no son, porque parecen meros croquis, pero que como no tengo secretaria o secretario, son los que más se acercan a mis necesidades.

Ya estaba pagando en la caja, un poco más de once euros, por el único calendario, al menos a la vista, que según mi criterio podía hacer de "secretario honoris causa", por la Universidad de mi casa, para los próximos doce meses, cuando la otra única clienta, que estaba detrás mio, ha dicho, se supone que a la que me estaba atendiendo: -¿Me cobras? A lo que la empleada con cara de sorpresa le ha contestado: -Espere un momento, por favor, mientras me señalaba.
En ese momento, me he dado la vuelta y la he saludado más que efusivamente, y con una gran sonrisa: -Muy buenos días. A lo que la clienta díscola o despistada, y ahora con cara de confusión, me ha contestado: -Al entrar ya he saludado.
Le he respondido: -Ahora le he saludado yo porque es obvio que no me había visto. De todas maneras, en la era del empoderamiento, nos empoderamos todas (aquí ha seguido un silencio bastante acusado), y todos, o se debería de romper la baraja.
En ese momento había dos moscas en la librería, sólo una de ellas volaba.

Como decía al principio, el precio muchas veces es relativo, porque hoy con la compra del calendario he cerrado alguna puerta de la que venía muchísima corriente, amén de conjugar, en mi caso, por primera vez el verbo empoderar. Me ha gustado.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 28 de diciembre de 2017

¿CALENDARIO O ANGULAS?


Ignoro si en cada Autonomía es igual, pero en el País Vasco existe la costumbre de que a partir del día de Santo Tomás, 21 de Diciembre, y a efectos de tradición, ya es el primer día oficial de La Navidad. Y eso significa de que a partir de entonces comienza “la caza” del nuevo calendario en entidades como Diputación, Ayuntamiento y especialmente en las denominadas antiguamente Cajas de Ahorro, que ahora están todas reconvertidas en Bancos.

Como el citado día de Santo Tomás este vecino no estaba en Donosti, ayer miércoles, día 26, comencé mi tradicional cacería.

En estos últimos años,  y emboscados en algo, en realidad, tan abstracto como una crisis, las antiguas Cajas de Ahorro, que es lo que este vecino del mundo más conoce, y probablemente todo tipo de negocio bancario, parece que han reconvertido a los candelarios en algo tan deseado y difícil de conseguir como unas angulas, repito angulas, no confundir con ese sucedáneo denominado “gula”.

La semana pasada había apalabrado con un trabajador de Kutxabank  , que se ofreció gentilmente, en la sucursal de Avenida de Madrid, cruce con Avenida Isabel II, que me guardaría un calendario de pared y otro de escritorio. Tras hacer una breve cola, conseguí además hablar con ese mismo empleado, y que al hacerle mención del sobre, se acordaba y lo tenía preparado. Al abrirlo solo había un calendario de pared, que por cierto, le pedí otro más. No puso ningún problema. Solo que al recordarle el calendario de escritorio, me dijo que de eso se habían hecho cargo los de arriba, sentencia que acompañó con el dedo índice apuntando al cielo.

Me preguntó, lo cual me produjo ganas de reírme a carcajadas, que quién llevaba mi cuenta; por un momento tuve la sensación de que me había reencarnado en un Richard Gere guipuzcoano. La respuesta, muy fácil, y de esas que se denominan “de cajón”: Durante años nos habéis ido enseñando, con velados malos modos, a venir lo mínimo posible por la sucursal, e incluso de cara al público tenéis menos de la mitad de empleados. Particularmente yo, hago prácticamente todos mis movimientos por internet. Y por supuesto, ya nadie me conoce.

Me dijo el nombre de "mi tutora”, él, claro, le dio otro nombre al cargo, y me dijo que iba a tener que subir a la primera planta. Todo tenía un aire a examen sumarísimo. Y, este vecino, recién jubilado, hace ya tiempo que decidió  que de su vida, él hace y deshace, aunque se equivoque mil veces.

Al negarme, y por la cara de sorpresa que puso mi interlocutor, pareciera que debía de haber sido el único en darle esa contestación.

Los de los Bancos, y sucedáneos, deberían de hacérselo mirar, porque se han subido tanto en sus pretensiones, que si no están junto a Dios, como mínimo son lo más parecido posible al “Gran Hermano” que George Orwell relataba en “1984”.


Dentro de un tiempo, ya me ha ocurrido, seguro que una señorita me llamará en nombre de esa entidad, para hablar de qué hacemos con mi dinero que está en la libreta. Ese será el momento en el que yo le diré lo “caro” que han puesto los calendarios, y que para obtenerlos nadie se merece, y nunca mejor dicho, que le lean la cartilla.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 28 de diciembre de 2013

VAMOS A CONTAR MENTIRAS

Me acabo de despertar, y mientras me quitaba las legañas al ir a mirar el calendario, de esos que se van deshojando día por día, falta la página de hoy. ¡Malo! Alguien está interesado en que no recuerde que hoy es 28 de Diciembre, día de los Inocentes. En cualquier momento, me temo que intentarán pasar un buen rato a mi costa… Por cierto, si hubiera que ilustrar con una banda sonora el día de hoy, esa pudiera ser la canción tradicional “Vamos a contar mentiras”.
La verdad es que a estas alturas de la vida, ya no importa que uno más intente pasar un “momento agradable” a tu costa. Y es que ayer por ejemplo, mientras practicaba el noble deporte del zapping, me topé, mala suerte, con nuestro todavía presidente del gobierno, representando un monólogo. Por un momento pensé que estaba en el canal de la Paramount, aunque ya me di cuenta desde el principio que no se oían carcajadas, por lo que no debía de ser muy gracioso, o al menos no causaba risa, lo que decía. En realidad, estaba dando una rueda de prensa para resumir el año político desde su punto de vista.
Es curioso, pero es el primer monólogo que he presenciado en el que se cambian los papeles, y el que está arriba, en el escenario, se ríe de los que le pagan, que están abajo. Resumiendo: como la vida misma. Por cierto, ayer, viendo su intervención, quedó patente que cuando uno no quiere dar importancia a un tema, y “pringarse” con él, en realidad está haciendo más hincapié, y centrando los focos de la atención en él. Eso pasó con el tema del aborto, en el que el presi, dicho así, sin respeto, porque eso hay que ganárselo, hizo mil contorsiones lingüísticas para no decir esa palabra. Como en esos concursos, en los que tienes que definir un concepto pero sin mencionar varias palabras que están prohibidas.
Cambiando de tema, y ya para terminar, este vecino ha pensado muchas veces que se puede dar la casualidad de que compartiendo un mismo apellido puedan coincidir dos artistas, o incluso tres, que sean tan diferentes. Es el caso de los Hermanos Calatrava,  y del arquitecto del mismo apellido. Y al final, si alguno de ellos pudiera pasar algún tipo de vergüenza por lo que pudiera hacer el otro, muy en contra de lo que pudiera parecer en un principio, los hermanos cantante-humoristas, tendrán que hacer de tripas corazón ante los edificios con problemas del arquitecto que en su momento recibió el “Príncipe de Asturias”, y ahora más que premios está recibiendo demandas, como lo que está ocurriendo con uno de los edificios de la “Ciudad de las artes y las ciencias”.
A lo mejor, en su momento falló el concepto, y el famoso arquitecto, al ser un edificio que se debía de construir en Valencia, pensó que era una falla y no debía de durar mucho tiempo…
Algunas veces es la vida misma la que gasta las bromas, e incluso pueden ser más crueles que las urdidas por el más frío  y calculador de los cerebros…

*FOTO: DE LA RED