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domingo, 22 de marzo de 2020

TIEMPOS PEORES



Ya se nos está poniendo cara de trabajador a relevos, porque te despiertas sin saber si es de día o de noche, ni qué día de la semana es, porque ya estamos optando por la filosofía de “más de lo mismo”, especialmente si no trabajas porque ya eres “un jubilata”, aunque no hayas llegado a los todavía oficiales sesenta y cinco años.

Hoy me he sonrojado mentalmente, si es que eso es posible, al pillarme, yo mismo, in fraganti pensando en algo que no debo en estos días de espíritu cuasi cuartelario.

Como si estuviera teniendo pensamientos lascivos me he sorprendido soñando despierto en lo que haré cuando pueda, como si estuviera pensando en colarme en un paraíso prohibido. Cuando en realidad solo era ir al Corte Inglés y mirarme una cazadora para mejores días. "La cosa", la famosa cosa, se está poniendo muy mal cuando flaquean hasta los sueños, cuando te autocensuras una ensoñación por pornográficamente salida de tono.

Quizás, lo más triste de todo esto es que si caes en el intento, o caen los tuyos, en el combate de la vida, no te puedas despedir, no está legalmente, o lo que sea, contemplado. Siempre se ha dicho que la muerte iguala a ricos y pobres, pero me imagino que los primeros tendrán más posibilidades de seguir la pista de los que se van, eso seguro.

Las más de mil trescientas camas preparadas en el IFEMA de Madrid, dan una imagen más de guerra que de esperanza, aunque en realidad desde hace días ya es una batalla declarada al virus que nos ataca.

Es domingo, y podéis comprobar el nivel de mi estado de ánimo. Al final tiene razón nuestro Presidente, Pedro Sánchez, recordándonos machaconamente en su discurso de ayer por la noche, de que vienen incluso tiempos peores. Lo triste será que no vengan ni tiempos.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 31 de mayo de 2013

MÁS DE LO MISMO

Hoy es un día de más de lo mismo. Te levantas por la mañana. Miras, porque hay que hacerlo, por la ventana , ya que realmente no tienes más interés, y prevés que la única diferencia con los días anteriores es que parece que van a caer unos cuantos litros de lluvia más hoy.
Sigues pensando, por no dejarlo más que nada, y viene a tu mente quizás como nexo de unión con lo que estabas soñando, que no recuerdas, porque al levantarte, los sueños se han quedado en la cama, esa frase de que
Todos los caminos conducen a Roma. Pero...realmente ¿hace falta ir?.
Quiero decir, vas a la calle y encuentras a alguien que te habla de algo, que parece que merece la pena, y luego otro que te dice lo mismo, y entonces decides ir, pero cuando estás llegando, se cae un tiesto y cae encima tuyo.
Si no hubieras intentado ir, no se te hubiera caído el tiesto, o se hubiera caído a otro, pero no te hubiera originado a ti, ese dolor de cabeza que ahora te hace sentirte realmente incomodo.
Busco las pastillas esas para el dolor de cabeza. En el cajón de las pastillas hay de todo, tiritas, termómetro para cuando tiritas porque tienes mucho frío pero en realidad tienes mucha fiebre...Hay de todo en el cajón de marras, menos las pastillas para el dolor de los cojones, bueno en realidad es para el dolor de cabeza, pero ya me está poniendo negro.
Recuerdo que las aspirinas las dejé en el bolsillo interior de esa cazadora de cuero marrón que tengo en el armario empotrado de mi habitación. Abro la puerta del armario, la que tiene el espejo de cuerpo entero por dentro, y me encuentro a Maslua leyendo el periódico alumbrado por una linterna. ¡Menudo susto me ha dado! No me acordaba de que estaba ahí. Es que no molesta, el pobre. Creo que ya no me hacen falta la pastilladeloscojones porque con el susto me he despejado. Maslua tiene cuarenta y cinco años, y es de algún país africano, me dijo el nombre de su país, pero ya no recuerdo. Desde hace dos, vive en mi armario, No, no paga nada por el confort de un armario calentito. Es un top-manta con mala suerte, porque como no vende nada, ya sus productos no son de esta temporada, de hecho vende las pelis y los discos de hace dos, de cuando le conocí, y al no ganar nada, no puede renovar el material.
Le quise dejar una habitación, pero él no quería molestar, y se avino a vivir en el citado armario. Entra y sale. Nos vemos poco, pero no se aburre porque como tiene un espejo, habla con Maslua una y otra vez.
Parece que son las ocho de la mañana y suena el despertador.

Hoy es un día de más de lo mismo. Te levantas por la mañana. Miras, porque hay que hacerlo, por la ventana , ya que realmente no tienes más interés...

*FOTO: DE LA RED