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sábado, 4 de agosto de 2018

ESPAÑA, COMO PARQUE TEMÁTICO



Llámenme raro, pero todos los años, siempre en verano, tengo la sensación de que España, especialmente sus costas, se ha convertido en una especie de gran parque temático, en la que los turistas, con los británicos a la cabeza, vienen a explorar nuevos límites y a hacer lo que no hacen en su isla, o siendo incluso malos, a hacer lo que les sale del Brexit.

Si ya fue vergonzoso hace unas semanas la manera que tenían de celebrar los partidos de la selección inglesa durante el mundial de fútbol, los británicos en Benidorm, ahora, entre lo sabido del caso del indigente polaco que por cien euros se tatuó el nombre y la dirección de un novio británico que estaba celebrando con sus colegas la despedida de soltero, y ese joven británico de 25 años que intentando hacer sus necesidades desde la ventana de su hotel, en Magaluf, ha caído al vacío, ya deberíamos de tener el cupo del hartazgo cubierto.

Los que siguen a este vecino del mundo saben que más de una vez se ha hecho eco de este tema (http://patxipe.blogspot.com/2014/08/magaluf-la-sodoma-moderna.html), y de detalles tan variopintos como entrar en locales de nuestras costas, donde te invade la sensación de que sin darte cuenta te has salido de tu país, ya que no hay nadie que te atienda en tu idioma, y los que están te miran como que el extranjero eres tú.

Llevamos muchos días, especialmente por los usos políticos, fijándonos en que la gran invasión viene por las costas africanas con gente que intentando salvar su vida, bien salta las vallas de la frontera desde Marruecos, o llegan a nuestras costas en un goteo de migrantes a la deriva.

Sin embargo, hace mucho tiempo que estamos siendo invadidos, y si no, solo haría falta fijarse, por ejemplo, en Mallorca y, digamos, su colonia alemana.  Lo que ocurre es que no le llamamos invasión porque se supone que vienen con dinero. Y siempre se ha dicho que el dinero mueve montañas, e incluso este vecino diría que fronteras.

Por lo dicho, no se debe de entender que este vecino del mundo es anti-nada. Pero las cosas como son: Hay una fina línea que separa el terreno de vacaciones y el terreno conquistado. Y se pongan como se pongan muchos, hace mucho tiempo que España es terreno conquistado por los deseos del turista extranjero. 

¿A quién no le ha pasado nunca ir a algún sitio estando ejerciendo como turista en nuestro propio país, y tener la sensación de que somos platos de segunda? 

Pues eso. Cervantes, hace muchos años, nos describió como quijotes y... ahí seguimos, fieles a nuestra tradición.

*FOTO: DE LA RED

martes, 4 de abril de 2017

¿Y ESA FAMOSA FLEMA BRITÁNICA?


Estoy confuso y desnortado. Cuando llevas bastante tiempo en este mundo, y vas conociendo el cómo va esto, no hace falta que mires el calendario, porque, por ejemplo, si ves castañas, es como mínimo otoño, o invierno, y si hay árboles decorados por todas partes, estamos en Navidad.

Y uno, este vecino del mundo, está acostumbrado a que lo del peñón, Gib para los británicos, siempre ocurra cuando se está acercando el verano. Algo pasa entonces, que los súbditos de su reina, las autoridades del Peñón, y de rebote nuestros políticos,  se dicen unas cuantas sandeces, como para cumplir el expediente y … hasta el año que viene.

Lo de este año, la salida de pata de banco de las autoridades británicas con lo de Gibraltar, es todo menos demostrar su famosa flema británica. 

Acaban de dar comienzo a su famoso Brexit, y ya sacan sus pistolas dialécticas. Sinceramente, durante muchos años, y desde el punto de vista de este vecino del mundo, que no es técnico en la materia, sino simple observador, el Reino Unido ha sido el niño mimado de la clase, partiendo que la clase fuera la Unión Europea. Ese niño que siempre nos han dicho que es un tanto “especial”, no se sabe si por motivos de salud, porque siempre en su casa se le ha sobreprotegido o porque siempre tiene la ayuda del comodín del público. Pero, es así.

Se han acostumbrado, los británicos, a que su viaje por Las Europas, por el Continente como dicen ellos, siempre ha sido de una calma chicha total, e incluso ayudándoles con las coordenadas si fuera necesario, y a las primeras, más que de cambio, del cambio, sacan su lado más macarra, el de Magaluf, y amenazan, a los que ellos siempre han visto más débiles, pero que en el fondo les han tenido envidia, a los españoles; no se sabe si por su clima, o por su fiesta (y no me refiero a los toros), sino que deben de creer que todas las noches nos transformamos en habitantes de una Sodoma y Gomorra hispana.

Amenazar, recordando lo ocurrido hace 35 años, con Argentina, y unas pequeñas islas, es demostrar con hechos que nada ha cambiado, que somos igual de “salvajes”, y que la vida sigue, en realidad, en blanco y negro. En ese blanco y negro de los documentales históricos en el que nos recuerdan lo que no debería de ocurrir otra vez.

El Reino Unido, el verano pasado, jugó con un fuego que pensaban tenían controlado, y las urnas, por dejadez de unos y persistencia de otros, les hizo quemarse, y ahora están totalmente desubicados. Y cada vez que les llaman a la puerta, a su puerta, no parten de que el vecino europeo les va a pedir perejil, sino que despejen la zona, y así les va, y eso solo es el comienzo. Porque la Unión Europea tiene que demostrar, por su lado, a todos sus socios, especialmente a los que tienen tentación de copiar a los británicos, de que dentro se está mejor.


Ya sólo falta que  alguien diga que ha visto al monstruo del lago Ness, para que sea verano en primavera.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 18 de enero de 2017

ADVIRTIENDO, EN SUS DIFERENTES FORMAS...

Tengo un amigo tan pesimista,  y con el convencimiento de que siempre van a por él, en una especie de conspiración permanente, que se ha diseñado, y mandado hacer, un felpudo de bienvenida a su casa que dice: “Sabemos a qué vienes”. Está convencido de que con la verdad se va a cualquier parte, y él por si acaso ya va advirtiendo…

Siguiendo la idea de mi amigo, estoy diseñando otra alfombrilla, ésta para mí,  con el siguiente mensaje: “Cuidado, pingüinos jugando”.

Nos han metido tanto miedo, durante días y días, con lo del frío polar que uno ya se cree posible candidato a remedar, pero esta vez en la realidad, a uno de los personajes de la película “El día de mañana”.
¡Ojo! Este vecino del mundo no duda de las predicciones, y de que es mejor advertir a los despistados, pero es que frío, frío, en algún momento tiene que venir, aunque esta vez, como el caldo de gallina, venga concentrado..

Más frío me ha dejado la posición de la primera ministra británica, Theresa May, que ha dicho, obviamente de otra manera, que como el balón es suyo , que se van de Europa aplicando el “Brexit duro”, e ignorando al cuarenta y tantos por ciento, que perdió la votación del año pasado, por aquello de que un mal día, David Cameron, lo tiene cualquiera.

Es lo que suele pasar cuando los socios son incómodos y se les permite desde el principio, además, unas prebendas que los demás no tienen, y que cada vez que se cabrean porque las cosas no van como ellos quieren, amenazan, como los niños malcriados, a dejar de respirar.

Me pregunto cómo harán, en adelante, los británicos que quieran disfrutar de nuestras costas, e incluso seguir viviendo en ellas, cuando, en dos años, más o menos, se supone que tenga efecto el abandono de la Unión Europea. Ya les veo, y no me extrañaría, paseando por nuestros malecones, o paseos marítimos, con dos o tres de su grupo llevando una especie de biombos que les separen de los demás.
Aunque quienes verdaderamente conocen su manera de proceder, cuando se trasladan a vivir a España, saben que crean verdaderas burbujas del Reino Unido, con pubs (que no falten) incluidos, en las urbanizaciones de nuestro país. 

Este vecino del mundo no lo comenta desde el bien o el mal, sino desde el “es lo que hay”, como dicen los modernos.


Se suele decir que la naturaleza es sabia. Por eso la mayoría de los británicos son muy altos. ¿Que por qué? Muy sencillo, para que puedan mirarnos desde su superioridad…

*FOTO: DE LA RED
 TEXTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA

lunes, 29 de febrero de 2016

DE PROFESIÓN: DESILUSIONADO




No sé lo que opinarán otros bloggers, pero este vecino del mundo cada vez que se enfrenta a un papel en blanco,  tiene tanto miedo como un torero expectante ante la puerta de chiqueros esperando a que salga su próximo toro.


Claro está que este vecino no incluye a es@s que escriben cinco líneas cada cierto tiempo, y tres de ellas son para agradecer a la revista en la que están encantad@s de colaborar.


Y que conste, que no es envidia, porque a este vecino no le importaría que alguien le respaldara de cualquier manera, ya que está más triste que un pesimista al recibir una terrible noticia. 


Sin embargo, lo bueno que tiene internet es que tampoco te hace falta una gran inversión para dejarse oír todos los días, o simplemente el día que te apetece soltar aquello que llevas dentro. 


Y es que cualquiera que escriba con cierta asiduidad, es una especie de presa, como aquellas que inauguraba Franco, y cada cierto tiempo tiene que soltar su opinión, sentimientos,  que se le están acumulando quizás en exceso. Porque el problema no es, en el caso de las presas, que desborde, y en los que escriben, que suframos de incontinencia verbal, sino que con la presión ejercida  por el contenido, aquella, la presa, pueda estallar en mil y un pedazos, y en el caso del que escribe, le dé un “jamacuco”, y aunque se quede de cuerpo presenta, irónicamente ya solo sea pasado.


Últimamente  este vecino está embalsando, en su interior, mucho pesimismo y extrañeza, y en cualquier momento puede explotar con todos esos políticos de profesión, que se pasan, por decirlo de una manera fina, recriminando a los demás el no hacer nada, mientras ellos parecen emular a las vacas viendo al tren pasar. Aunque no se debería de generalizar, el político actual gasta más fuerzas  en poner a parir al contrario, que en parir una nueva política. Si ahora en el carnet de identidad se incluyera como antes, el oficio, más de uno, como este vecino del mundo, pondría “de profesión: desilusionado”.


Teniendo en cuenta que mañana comienza el debate de investidura, esta noche debería de ser una especie de Noche de los Políticos Magos de Oriente, que si nos hubiéramos portado bien, en las votaciones, nos traerían todo lo que les pedimos, y teniendo en cuenta que votamos hace ya más de dos meses, les hubiera  dado tiempo a traer las peticiones incluso andando desde Oriente. Pero hace ya mucho tiempo que sabemos que los Políticos Magos no existen, e incluso que si les dejas entrar por la noche a tu casa, puede hasta que te desalojen.


Por cierto, es muy curioso. La mayoría de los partidos  dicen que ya han aprendido los deseos del españolito de a pie y que le van a hacer caso en su deseo depositado en las urnas. Sin embargo, el ideario político sigue en el mismo punto que estaba hace más de dos meses, y los partidos siguen teniendo los mismos a su izquierda y a su derecha. Y en frente nosotros, que sin comerlo ni beberlo, nos sentimos como el blogger del comienzo, vestido de torero y preparado para recibir al miura de la política a puerta gayola. Y lo que es peor, estamos muertos de miedo, tanto por lo que puedan hacer, como porque no lo hagan, que es lo más probable…


Por cierto, hoy es el cumpleaños de Don Pedro Sánchez, nacido en bisiesto. Bueno sería, y no soy socialista, que pudiera celebrar su siguiente cumpleaños bisiesto, dentro de otros cuatro años, como Presidente del Gobierno, eso indicaría cierta estabilidad, aunque al menos para este vecino del mundo, por ahora al menos, está eligiendo malos compañeros de viaje, y encima disfrazados de lo que no son. 


Sin embargo, seguro que si las cosas le salen mal, siempre podrá decir, el Señor Sánchez, aquello de que él en realidad empezó muy joven en eso de la Presidencia, ya que si le eligen Presidente, cosa poco probable, pero no imposible, en realidad solo tiene 11 años … bisiestos.


Por lo demás, y antes de terminar, este vecino del mundo ya ha decidido, y ante notario, que en su próxima reencarnación quiere nacer "británico". Ellos, los británicos, son otra cosa. Nosotros, viajando por Europa,  como emigrantes, e incluso en nuestro propio país,  siempre somos perennes sospechosos de todo. En cambio, ser británico, y especialmente fuera de su "United Kingdom", es ser mitad crítico, mitad quejica o tiquismiquis.


En el caso de que a un grupo de británicos  no le gusta, cosa más que probable, cualquier cosa del país que están visitando, en seguida te dirán unas frases seguramente ininteligibles para tí, porque ellos te hablarán siempre en su idioma, que para ellos es el correcto, el único, el verdadero, cuya traducción más o menos sería: -Nos vamos a quejar a las autoridades internacionales y nos van a dar la razón, porque de lo contrario, nos vamos de Europa, ya que en el continente solo estamos o de vacaciones, o molestando, y sin nosotros la vida de los demás seguro que no es posible.


Y nosotros, sin poder protestar al maestro armero, o al Presidente, porque todavía ni hay, ni se le espera.



Realmente, como blogger, o bloguero, o incluso como persona, que sigo intentando ser, tenía necesidad de escribir hoy. Ahora, me voy a tomar la pastilla de la tensión. ¿Vosotros también la necesitáis?...


*FOTO: DE LA RED

sábado, 20 de febrero de 2016

LAS CINCUENTA SOMBRAS DE CAMERON



Como era más que cantado, incluso más que el Festival de Eurovisión, los líderes de los 28 estados que componen la Unión Europea, han llegado al acuerdo de que el Reino Unido pueda utilizar una especie de freno de emergencia, o de segunda velocidad, en el caso de que ciudadanos comunitarios trabajando en el Reino Unido signifiquen, por decirlo de alguna manera, una carga excesiva para sus finanzas.


Según el acuerdo alcanzado hoy, se permitirá que los europeos que lleguen al Reino Unido a partir del momento en que se ponga en marcha el mecanismo - previsiblemente por Enero del 2017, según el mismísimo Señor Cameron - no puedan acogerse a beneficios sociales en los siguientes siete años a los que, en cambio, sí tendrán derecho los trabajadores británicos. Por lo que ante un mismo puesto de trabajo, los ciudadanos europeos, o del resto de Europa, o del continente, recibirán más o menos en función de su pasaporte. No solo eso, sino que el mecanismo afectaría también de manera retroactiva a quienes ya disfruten de esos beneficios a partir del 2020.


Vaya por delante, que por motivos personales quiero mucho a los británicos, especialmente a los ingleses, porque pasé tres años de mi vida en Londres, y eso no se puede, ni se quiere, olvidar. Pero también me da más visión para poder criticarlos.  


Y hoy, este vecino del mundo se siente cabreado, muy cabreado, porque al final los ingleses han conseguido lo que querían, como siempre. Aunque, en realidad, este final estaba más que cantado, porque el resto de los países ya iban a la reunión a calzón quitado, y si hacía falta se practicaban las cincuenta, e incluso las sesenta y nueve, sombras de Cameron.


Si pensamos en la famosa frase “a donde fueres haz lo que vieres”, un británico viene por ejemplo a España, y en realidad lo que hace es convertir la pequeña parte de España en la que está, en su país.
Lectores, por ejemplo, de la zona Sur y Este de España, en la que hay muchos núcleos de británicos viviendo, podrán corroborar que lo que han hecho es crear pequeñas comunidades británicas con sus pubs,  y viven a su manera, incluso con camareros que no tienen repajolera idea de español, y en lugares en los que claramente te hacen sentir que el “guiri” eres tú. Si los españoles de a pie vamos por allí tendremos la sensación de que nos hemos perdido algo, y sin comerlo ni beberlo nos hemos confundido de país, y ya no estamos en España. Todo ello, dicho sea de paso, con la consiguiente reacción del gobierno español de "no sabe, no contesta".


¿Cómo se sentirán los griegos, por ejemplo, teniendo en cuenta como, hace menos de un año, se les trató a ellos?


En tiempos de nuestros abuelos se decía aquello de que "el que tiene padrino se bautiza y el que no …”. Y recuerdo también, que nunca terminaban el dicho, sino que medio daban a entender mediante gestos, todos ellos negativos, a los que este vecino del mundo los “traducía” como “…y el que no, se jode”. Sin embargo, hoy precisamente, preparando este texto, me he enterado del final verdadero del dicho, que siendo más políticamente correcto, incluso es, al entender de este vecino, más tajante. Y dice: “El que tiene padrino se bautiza y el que no, se queda hereje”.


Desde que me he enterado de ese final, sigo dando vueltas a la idea de si los herejes ahora son los británicos, o el resto de Europa. Lo que sí sé, es que sea lo que sea, ellos se han quedado la mejor parte. Porque, precisamente, ya lo dice otro dicho: ”El que parte y reparte, se lleva la mejor parte”, y las fotos de esas sesiones maratonianas, ya lo dicen: Los españoles solo nos hemos llevado unas cuantas pizzas, que las han comido, con nocturnidad y alevosía, para más inri, los que posiblemente “ya” no estarán en el gobierno dentro de cinco minutos.



Los británicos, y olé para ellos, siguen con su Imperio, aunque de vez en cuando (una vez al año), sus vástagos se desmadren en Magaluf y similares, porque precisamente, y lo han demostrado hoy una vez más, quieren y pueden. Los demás, nos comemos el resto de la pizza, mientras sentimos unas profundas y desgarradoras agujetas, no por practicar, sino porque nos practiquen, las cincuenta, o más, sombras de Mr. Cameron.



*FOTOS: DE LA RED

domingo, 12 de enero de 2014

OPINAR POR OPINAR

Si de algo se puede caracterizar el británico de a pie es de ser demócrata de los de toda la vida,  y de que en teoría está acostumbrado a dar su opinión desde hace muchos años, especialmente cuando tiene una “bitter” o una “lager” en su mano, marcando territorio en el pub de toda la vida, o encima de una caja en Speakers Corner, de Hyde Park, los domingos por la tarde.
Muchos de nosotros, en cambio, por cuestiones de edad, somos “demócratas sobrevenidos”, y aunque menos dados a mostrar nuestra opinión, cuando el “paisaje” nos es propicio también “largamos”, y en muchas ocasiones ponemos más ahínco que la Patiño y su vena del cuello, intentando rebatir a un contertulio.
Quizás por esa historia nuestra, y los años de dictadura que nos precedan, más que de coloquios pecamos de soliloquios, porque “nuestro yo”, qué le vamos a hacer, siempre tiene razón.
Últimamente andamos de capa caída, ya que uno de nuestros nichos de opinión más importante, que es el del jubilado, por aquello de la explosión y consiguiente desinfle de la burbuja inmobiliaria, ha perdido muchos lugares y metros cuadrados en dónde opinar.
Encontrar una valla de obra, homologádamente amarilla, donde el varón jubilado pueda apoyar su pie en claro homenaje a aquellos conquistadores de antaño, que ponían el suyo en tierra indígena, y hablar sobre el desarrollo de la obra, ya es más que una quimera. Y si añadimos los ajustes económicos del gobierno que devienen en desajustes de nuestros bolsillos, cada vez es más difícil dar nuestra opinión, entre copa y copa, o entre pintxo y txikito, porque opinar por opinar, por mucho espíritu democrático que se tenga no tiene ningún norte, o sentido.
Y es que, al final, ¿de qué sirve opinar si no tienes nada que llevarte a la boca?

*FOTO: DE LA RED