Mostrando entradas con la etiqueta bilbainada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta bilbainada. Mostrar todas las entradas

miércoles, 5 de octubre de 2016

EL INGLÉS Y LA BILBAINADA DE LA PAELLA



Cuando apenas han pasado 48 horas desde que se sepan más noticias sobre la  puesta en marcha del Brexit para el próximo marzo por parte de la primera ministra británica Theresa May, pareciera que los británicos no quisieran que nos olvidáramos de ellos; no antes, al menos, que ellos lo hagan de nosotros, y del resto del continente.


Quizás, esa fuera la oscura intención del cocinero inglés Jamie Oliver al añadir chorizo a la paella, en una receta que acaba de publicar. Y ya se sabe que los puristas, de todo, están a la que salta, y les ha faltado segundos para tratar como anatema la comentada receta del cocinero de Essex.


La única solución que le doy a esa creativa de Mister Oliver es que simplemente ha mezclado conceptos, y con tanto “chorizo” que últimamente, incluso desde el extranjero se sabe que hay en España, ahora él se ha convencido de  que debe de haber hasta en la paella.


Ya solo falta para comenzar la guerra gastronómica británico-española, que Karlos Arguiñano, por ejemplo, se descuelgue haciendo una receta tan típica británica como el pastel de riñones, y diga sin parpadear que uno de los ingredientes de ese famoso plato es las angulas; y para terminar la faena, cuente un chiste sobre Gibraltar y su pertenencia a España.


Quizás tengan razón los que opinan que ya son demasiados meses sin nadie que se haga al mando de este barco llamado España. Nos pueden subir desde Europa todo tipo de impuestos, y recortar la sanidad y las ayudas sociales, pero, eso sí, y rotundamente, la paella no se toca. Y el gobierno, todavía en funciones, debiera hacer algo al respecto. Este vecino se imagina a un serio, y con cara de circunstancias, Don Mariano Rajoy, acercándose a una paella, y mientras se cerciora de que nadie le ve, dice: “Paella, se fuerte”.


Este vecino del mundo, recuerda que sería en 1980 cuando estando en Londres, una mujer inglesa a la que conocía, le pidió la receta de la tortilla de patatas, y como al dársela, cometió el craso error, según ella, de omitir un ingrediente tan importante como el tomate, el de ensalada, se negó a seguir apuntando la receta, porque estaba convencida de que no la sabía.


He admirado a los ingleses, y a los británicos en general, porque siempre tienen la suerte de tener inevitablemente razón, y sino, se la otorgan. Practicando "bilbainadas", por supuesto que los mejores son los bilbainos, por algo las crearon, pero detrás vienen los ingleses, aunque ellos sin quererlo, hablan en serio.


Cualquier día Mr. Oliver se nos descuelga con un “marmitako”, y dice sin titubear, como se dicen las mayores mentiras, que es típico de los pescadores de Cornualles, y que los vascos, y el demonio que ellos representan, solo la copiaron, eso sí, de la peor manera posible.


Ya para terminar por hoy, no me extrañaría que en un momento dado descubramos que la letra de aquella bilbainada tan famosa ya ha cambiado:


Un inglés vino a Bilbao,
por ver la ría y el mar,
y al descubrir la paella,
con chorizo la quiso aliñar.


*FOTO: DE LA RED



lunes, 1 de febrero de 2016

BRUCE SPRINGSTEEN, AMOR POR NUESTRO JEFE




En Donosti prácticamente acaba de empezar lo de la “Capitalidad europea de la cultura 2016”,  y ya nos estamos echando los trastos a la cabeza  para ver quién tiene la culpa de esa, por decirlo de alguna manera, confusa ceremonia de apertura. Ya se sabe que el éxito siempre tiene cien padres y la derrota es huérfana, como dijo Napoleón Bonaparte, y aquí todavía se está deshaciendo, el que tuviera el libro de familia de tal ceremonia, para que nada le apunte a él.


Teniendo en cuenta que “la cosa”, la capitalidad, va a durar un año, pronto le parece a este vecino del mundo lo de  repartir mamporros a diestro y siniestro. Y por otro lado, prácticamente está pasando desapercibido la buena nueva de que este próximo mayo (el contrato al parecer ya está hecho) a falta de cerrar el día exacto, habrá otra nueva actuación del “Boss”.


Quizás, se deberían plantear los organizadores,  que detalles de capitalidad cultural son también éstos. Que un americano tan donostiarra como Bruce Springsteen vuelva a tocar aquí, no es fruto de la casualidad. Nos quiere y le queremos. Con las veces que ha venido, unas a tocar, y otras porque actuaba en algún lugar más o menos cercano, y prefería estar alojado aquí, nos ha presentado a toda su familia, incluyendo su madre. Y nosotros todavía preguntándonos eso de si son galgos o podencos.


Remedando hasta cierto punto las palabras de otro norteamericano, John Fitzgerald Kennedy, no nos debemos de preguntar qué puede hacer Bruce Springsteen por nosotros;  sino debemos preguntarnos qué podemos hacer nosotros por Bruce.


Aunque se diga que no le gustan al boss cierto tipo de reconocimientos, darle el Tambor de Oro sería, más que merecido, justo. ¿Que no pueda venir él a recogerlo el día de San Sebastián qué problema supone  para una Donosti de aldea global? 


Se manda una delegación donde él esté en ese momento, y conexión vía satélite se le hace saber todo lo que le queremos. Y para callar a esos que critican todo y por todo, se les puede decir eso de que sería la mejor publicidad a nivel mundial para nuestra ciudad.


Y es que, en el fondo, no sabemos vender nuestras cosas. En eso, y ya lo he dicho en más de una ocasión en este blog, nuestros vecinos, los bilbaínos, nos dan cien vueltas.


Si para darle el tambor de oro, hay que vestir el discurso de bilbainada, pues se viste y punto. Algo así como: Bruce Springsteen se merece el tambor de oro por ser capaz de preparar una gira a nivel mundial, con tal de tener una excusa para visitar nuestra querida Donosti una vez más.


Seguro que entre bromas y veras, tanto nuestro querido Bruce como nosotros, sabremos, en nuestro foro interno, que es la pura e irrefutable verdad.


*FOTO: DE LA RED