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miércoles, 10 de septiembre de 2014

DETRÁS DE LA MAREA

Para este vecino que lleva varias semanas alejado de su querido Donosti, esas imágenes, de hoy mismo, de una bajamar extrema, o viva, que muestran una bahía “diferente”, con menos agua y más “on the rocks”, le dan unas ganas tremendas de pasear por esos terrenos que normalmente están vedados, para aquel que no tiene muy a mano montarse en una barca, o unos amigos con “posibles” en forma de barco. Es una óptica casi vedada para el común de los mortales, un edén convertido en espejismo.
Sin embargo, como todo depende del punto de vista de cada uno, lo triste es que más de una mente brillante al ver un espacio libre, prácticamente toda la bahía,  muy apetitoso, habrá pensado que es un buen sitio para montar otro, y si fuera posible, grande y definitivo "centro comercial". Unos grandes almacenes abiertos al mundo en el marco más incomparable de todos los marcos posibles, y siempre, siempre, a tu servicio.
Este vecino siempre ha creído en el libre albedrío, pero es triste el pensar que donde uno ve belleza azul y libre, otros solos conciben el negocio por el negocio. Eso sí, para calentar el ambiente se oirían cantos de sirena como que “es bueno para la ciudad”, una manera de promocionar “lo local mediante lo universal”.
Más de uno me tachará hoy de pesimista empedernido, y solo me considero terriblemente real, porque lo de realista, y txuri urdin hasta la médula, se da por supuesto, a pesar de la fantasía de mis pensamientos. Casi tan triste y fantástico como esa escena en que unos  niños pequeños, muy pequeños, intentan coger unos molinetes que giran al viento, jugando en unas instalaciones montadas para ellos, mientras sus padres trabajan en esa fábrica, y su única aspiración es que sus hijos tuvieran la misma suerte, que tuvieron ellos, de trabajar allí.
Y es que, si ves una zanahoria delante tuyo, o incluso un inocente molinete, puede ser una casualidad, pero también puede ser que alguien te considere un burro, o un niño, y te ponga delante el cebo para que camines, o incluso que opines, estando totalmente convencido de que lo que dices es totalmente original. Pero…¿realmente es así, o simplemente eres el eco transmisor de otras ideas?
Las mareas vivas van y vienen, dejando ver los restos originales que normalmente no están a la vista, pero que existen, y las vidas, como las opiniones van y vienen, dirigidas por fuerzas que normalmente están ocultas pero que nos manejan, sin que la mayoría de las veces seamos conscientes de aquello  que se esconde detrás de la marea.

*FOTO: DE LA RED