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miércoles, 23 de mayo de 2018

UN MILAGRO EN DOS IDIOMAS



¡Hay algo que me he perdido!

Leo con profusión de detalles, y en varios periódicos digitales, que se descubre el gran misterio de Michael Jackson en su número de baile del "Smooth Criminal", ese en el que se inclinaba unos 45 grados. Y que al parecer muchos se pensaban, al final no dejamos de ser bastante inocentes, que lo hacía por lo buen bailarín que era. 

El truco, se dice ahora, que estaba en el tacón de sus zapatos que tenían un hueco en forma de “V” que se enganchaba con un tornillo que estaba anclado al suelo.

Y leo también que el logro fue de su grupo de colaboradores que a comienzos de los noventa consiguió el efecto.

Ni entro ni salgo, pero vuelvo a repetir: Hay algo que me he perdido, y voy a hacer un poco de historia, que no es lo  mismo que contar una batallita, porque este vecino del mundo aunque ya tiene una cierta edad, tiene sentido de la mesura y, especialmente, del ridículo.

A mediados de los sesenta, en la única televisión que había entonces, los jueves, creo recordar, por la tarde, se daba un programa dedicado a los niños que se llamaba “Antena Infantil” y que con el tiempo derivó en “Los Chiripitifláuticos”. Los personajes fundadores eran: Valentina, El Capitán Tan y Locomotoro.  Después vinieron otros como el Tío Aquiles, y Los hermanos Malasombra.

De los tres personajes originarios, Locomotoro era el más querido y admirado, quizás porque incluso a nuestros ojos de niño era el más infantil y un poco revoltoso. Y entre las cosas que hacía, se inclinaba exactamente igual que muchos años después lo hizo Mr. Michael Jackson.

Ahora lo que voy a comentar son elucubraciones de este vecino que está totalmente seguro que es así, aunque carece de pruebas.

El personaje de Locomotoro estaba encarnado por un actor (aunque dejó las tablas a comienzos de los setenta para dedicarse al negocio inmobiliario), Paquito Cano, que todavía vive, y que acaba de cumplir el mes pasado noventa años. Sus comienzos fueron la zarzuela y la revista. Y creo, ésta es mi opinión, que en algún momento de sus comienzos aprendió ese truco, que ya lo hizo, por ejemplo, y adjunto imágenes al final de este post, en una escena de la película "Esa pareja feliz" de Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, de 1951, que no deja de ser un número de revista de lo que él era experto. Por supuesto no hace falta decir que Paquito Cano en la escena adjunta es el novio bailarín.

No sé cómo va el asunto de las patentes, ni si el grupo de colaboradores de Jackson lo llegó a patentar. Es más, también estoy convencido de que el efecto tampoco era de Don Paquito Cano, sino de trucos que aprendían los comediantes de la época. 

Antes de terminar y para los todavía incrédulos, aunque en la escena de la película ya se vé al actor en plena inclinación, en las muchas veces que lo hizo como Locomotoro, el efecto era el mismo que hacía el cantante americano, pasaba de andar a inclinarse sin apenas margen de tiempo; eso sí,  con menos ínfulas y envoltorio mediático.

Siempre pasa lo mismo, cuando algo se traduce del inglés al castellano parece que queda en nada. Solo que esta vez, el "truco" en castellano, pasa a "milagro" en inglés. Y es que ya se sabe, los americanos siempre han sido como niños.


*FOTO Y ESCENA: DE LA RED

jueves, 1 de febrero de 2018

EL CATÁLOGO DESDE ZARZUELA


La única razón quizás para el post de hoy se debe a que  este vecino del mundo, a sus años, está siempre más cerca del piensa mal y acertarás que las cosas pasan por casualidad

Y estos días, primero con ese catálogo de imágenes diseñadas por, se supone, La Casa Real y después con la retransmisión en directo de la entrega del Toisón de Oro a Leonor, sucesora al puesto que por ahora ocupa su padre, a uno le huele como mínimo a promoción, propaganda monárquica, aprovechando que Felipe VI cumplía cincuenta años, y en realidad se palpan horas muy bajas con todo el procés al fondo.

Ese puede ser el motivo, pero si la mayoría de la gente ha sentido lo mismo que este vecino del mundo, quizás el resultado no ha sido el esperado por los que, se supone, lo han preparado y propiciado.

Personalmente a este vecino le ha quedado patente, por si ya no lo tenía claro, que como mínimo en esta España nuestra hay dos ligas diferentes, una para los potentes que cada vez lo son más, y los otros, que se intentan buscar la vida, esa vida que ya no se les garantiza con sólo un sueldo.

Las imágenes del día a día de la Familia Real, aunque estaban bien estudiadas para no parecer al menos pretenciosas, en realidad para los que la crisis les ha corneado bien duro, y esos empresarios que aprovechando la desbandada del miedo, les exprimen cada día con salario escaso y horario desmesurado, eran una especie de El otro Catálogo de Ikea para los más pudientes. Y daba la sensación también, en los reportajes, al menos a este vecino, de que “el resto” lo veíamos por una ventana pero de abajo a arriba, y además estando de puntillas, porque nunca vamos a llegar a su nivel.

Sinceramente, nunca me había pasado, pero ese catálogo made in Zarzuela, aunque quizás lleno de buenas intenciones, me dio la sensación de ser un bunker, a salvo de todas las movidas que el día a día más que ofrecernos, nos está escupiendo a la cara. Porque no es lo mismo querer decir, entre imágenes e imágenes, o entre líneas, que la Monarquía está a salvo, y todos podemos estar seguros en su cobijo, a que la Monarquía está al margen de todo. 

Y al final, quizás sólo una nítida imagen, el de una niña todavía, llamada Leonor que, y ya en un segundo plano más borroso, y rodeada de todo el oropel que se quiera, seguro que con el tiempo se va a ir encontrando sola muy sola, y siempre, tal vez, incomprendida cada vez por más gente, y con una responsabilidad que desde pequeña se le ha dado y que muchos siempre se la discutirán.

*FOTO: DE LA RED