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lunes, 5 de mayo de 2014

MR. WELLCOME Y EL FELPUDO

No sé por qué pero hoy me he acordado de una persona que conocí hace ya muchos años.
Siempre se ha dicho que para obtener el carnet de padre no hay ningún tipo de examen y, en realidad, así nos va. Y es que el padre, y es de suponer la madre, o viceversa, del susodicho, le puso el nombre de Bienvenido, y un nombre te puede marcar de por vida, y en este caso era una pura contradicción con patas, porque solo era bienvenido cuando se decía su nombre. Ser no era, me imagino que seguirá siendo, un mal tipo, pero yo me lo imaginaba siempre, siempre, inclinado, como una torredepisa cualquiera, y es que le tocaba estar entre dos aguas, soportando fuerzas opuestas.
Era jefe de nosequé en un hotel, y le tocaba mediar entre otros jefes de másnosequé y nosotros, los que éramos solo felpudos, porque estábamos postrados en el puro suelo, y nos pisaba todo el mundo.
Mr. Wellcome, como le llamábamos todos, al ser un sitio en el que había mucho turista, y por darle un toque internacional al tema, era el hombre de la eterna sonrisa. Llegué a pensar que en lugar de sonrisa, en realidad era un tatuaje, pero no lo pude confirmar.
La posición que adoptaba con nosotros más que de jefe era de padre, de padre de hijos díscolos y que les tenía que llevar por el buen camino. Propusieras lo que propusieras, él ya lo había propuesto antes, pero el tiempo le había quitado la razón por lo que era mejor “dejar el tema quieto” y ninguna innovación era tenida en cuenta.
He comenzado diciendo que no sabía por qué me había acordado de Mr. Wellcome, pero en realidad sí lo sé, al comprobar como esta mañana dos empleados de Laboralkutxa, chico y chica, estaban trabajando-hablando, con nadie en la parte de los clientes en el mostrador, y yo era el primero de la fila.  Un señor, jubilado, que venía de haber estado hablando, en una estancia oculta al vulgar de los mortales, con otro empleado, es de esperar que regando “sus dineros” para que sigan floreciendo, viéndome guardando una cola, de la que yo era el único integrante,  en lugar de ponerse el siguiente, y con el aire de superioridad que da el tener un buen colchón de ahorros, me dice con una sonrisa a lo Rouco Varela, es decir, que la sientes como una patada en la entrepierna, -Usted estará con la señorita me imagino-, y ella le ha recalcado que en ese momento no podía atender a nadie. El chico forzado por tener a una persona a menos de un metro le ha atendido rápidamente, y al terminar solo ha dicho “listo”. Mientras el señor se iba, me he dirigido a él, y con un tono de aparente normalidad, le he dicho mientras se daba la vuelta:
-Ahora, comprendo todo. Por lo que ha dicho el joven, “listo”, usted se debe de llamar así, y además lo ejerce, porque se ha colado conscientemente, y ellos -mientras señalaba a los empleados, ambos con una sonrisa congelada, al estilo Mr. Wellcome – han sopesado las cuentas de ambos, y ahora ya sé que usted tiene más dinero que yo, y por lo tanto, razón en esta entidad.
El señor ha desaparecido con una agilidad que minutos antes no tenía. Los jóvenes, creo, continúan congelados.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 12 de febrero de 2014

FOTOS BUMERÁN

Quizás, la felicidad solo sea ese plato de lentejas…
Eso pensaba hace un rato mientras preparaba la comida para hoy. Antes de que más de uno intente cortarse las venas ante el futuro que le pinto, no me refiero a las lentejas en sí, sino que como normalmente se dice, hay que vivir el momento, y si dentro de un rato tocará “atizarse” un plato, o dos, de lentejas de esas que quitan el hipo, esta noche tocará hacer la “épica”, porque “eso” es lo que hacen los equipos grandes,  y no solo la Real Sociedad debe ganarle al Barça, sino dejarle fuera de la Copa.
Y sino, tampoco pasa nada, porque basándome en aquella gran película: Siempre nos quedarán las lentejas…e incluso París, que por lo que dijo alguien solo vale una misa.
Lo importante, y eso te vas dando cuenta cuando ya no cumples primaveras, sino otoños, es vivir el momento. Como lo vivió ayer el Señor Ruiz-Gallardón al ganar la votación sobre su ley del aborto. Esa foto, y no sabe por qué, a este vecino le recuerda a la famosa “foto de las Azores” pero a la española, sin elementos extranjeros, a los que luego endilgarles toda  la culpa.  Aunque se echaba de menos a Rouco Varela, su larga sombra se notaba en el hemiciclo.
Ese tipo de fotos, son fotos-bumerán porque van y vienen, tardan mucho en volver, quizás años, pero al hacerlo hay que andar con mucho cuidado porque normalmente golpean en toda la boca. Y al final, todo se sigue resumiendo en ese plato de lentejas, o en su caso, en el de Ruiz-Gallardón y su coro, naturalmente, de caviar.
Este vecino siempre se ha preguntado si las señoras políticas del PP son de otro mundo, y no tienen los mismos problemas que el resto de las mujeres. A lo mejor, como están tan ocupadas, no tienen a sus propios hijos, porque delegan, y no son conscientes de la problemática de otras mujeres. Y este vecino se pregunta, si “no tener conciencia de” es lo mismo que “ser inconsciente”. Y ha llegado a la conclusión de que no. Porque una piedra, de esas que por ejemplo “viaja” con las lentejas, no tiene conciencia, pero lo de ser inconsciente le queda grande. Y muchos de nuestros políticos deben de tener el corazón y el alma como la piedra.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 27 de mayo de 2013

TENER UN NOVIO "VINTAGE"

Todos tenemos imágenes en nuestros recuerdos, de bien pequeños jugando con el baúl de los abuelos, y probándonos los hallazgos. Sin saberlo ya estábamos siendo modernos.
Desde hace bastante tiempo se ha puesto de moda el vestirse con rompa de los años cincuenta-sesenta, y anteriores. Y como a todo hay que clasificarlo se le ha llamado “vintage”. Además como “vestigios” del pasado hay lo que hay, cada vez es más difícil encontrar ropa de antes, y los precios van subiendo.
A esto se ha unido la crisis económica, y quieras o no, el vestirse como uno pueda, incluso con roturas, ayuda a la persona metida en problemas.
Desgraciadamente, lo más vintage sin embargo, son los sueldos. Se trabaja habiéndose pertrechado previamente de todo tipo de “masters”, y viajes por Europa, para reciclarse antes de quedarse obsoleto, y sin embargo los sueldos son normalitos para los años setenta, y “vintage” para nuestros días.
Aunque para vintage, vintage, las ideas de nuestro gobierno, y curas de cabecera, que en este caso parece que van de la mano, con ideas del cuaternario, y por si hubiera alguna duda al juzgarlo, el mismísimo Rouco Varela, recogiendo una idea de una novela, primero, y película después, pero como no podía ser de otra manera, ahora en plan superproducción, busca nada menos que a ocho exorcistas para su diócesis madrileña. O cree que están, lo que vulgarmente se denominaría, como “todos locos” en su diócesis, o prevé un aumento del vicio y corrupción con ayuda satánica en el futuro proyecto  Eurovegas.
Este movimiento, sin embargo, no se lleva también al lado amatorio, y nunca se tiene un novio “vintage”, sino que algún gracioso madrileño, lo llamaría “viejales” , y a ella como mínimo “aprovechada”. Es curioso, porque el hombre o mujer “vintage” siempre se presupone que tiene que tener dinero para “atraer” a la otra persona, con la diferencia de que él, al contrario de ella, no sería aprovechado, sino “gigoló”, que por cierto, al utilizar palabras en otros idiomas, se le da un significado especial. Es algo así como si lo malo no estuviera contemplado en nuestro idioma, o todo lo malo, si lo es, viene de fuera. Lo mismo funciona con las denominaciones de los nativos de un país, siempre será mejor para nosotros lo español. 
No se puede comparar, por ejemplo, una tortilla española, con todo lo que se le puede incluir, que una tortilla francesa, aunque como excepciones hay siempre, el gobierno que tenemos, netamente a la española, nos está dejando con un presente-futuro plenamente “vintage”, aunque quizás en la misma etimología de la palabra podemos encontrar la solución, si la hay, y es que “vintage” proviene del anglo-normando, y esta palabra a su vez del francés antiguo “vendage”, siendo una evolución de la palabra latina “vindemia”. Y como ya estamos hablando de vinos, habrá que recurrir a ellos para olvidar, y mediante su venta y consumo empezar a revitalizar la industria otra vez, que al final es el “quid” de la cuestión.

*FOTO: DE LA RED