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viernes, 10 de marzo de 2017

BAJO EL SIGNO DE LA MUJER DE LOT


Está tan mal "la cosa", la famosa cosa, que aunque no te guste mucho el fútbol, al margen del equipo de tus amores, tienes que alegrarte, por ejemplo, de la épica del Barça ante el PSGEl saber que todavía los sueños tienen un lugar, llamado "Utopía"; que siete minutos se pueden convertir en toda una vida; que unos individuos, que aparentemente lo tienen todo, olvidan su estatus y su cuenta corriente, y se vuelven locos simplemente, y no es poco, por conseguir, lo imposible.

Y es que quizás la vida sea eso: conseguir lo imposible, o al menos perseguirlo, intentarlo.


Pero llevamos un tiempo de “borreguismo” total, de seguir al macho Alfa. Quizás, porque entre selfie y selfie no nos da para pensar mucho más, y si, por ejemplo, delegamos para que a nuestros hijos los eduquen sólo los maestros, y seguimos el discurso de que nuestros hijos son nuestros amigos, por esa misma razón, de lo que ocurra en todo lo que nos rodea, que se ocupen y preocupen los demás.

Porque a nosotros, a la gran mayoría, nos resulta más cómodo el vivir nuestra vida, y practicar, y hacer practicar esa máxima del que quiera peces, que se moje ... el trasero.

Y no nos preocupan imágenes como las de hace dos días en el Congreso de los diputados, todo un Señor Presidente del Gobierno, un Mariano Rajoy aparentemente más tóxico que nunca, haciendo una variante de advertencia de "tirar de la manta", y como católico practicante que es él (y representante de un gobierno que sigue condecorando a La Virgen) substituyendo la manta y el querer ver de más en un tiempo pasa do (que por ser pasado, parece que hay que perdonar todo), por una imagen tan bíblica como la mujer de Lot haciendo caso omiso a la prohibición de "no mirar para atrás", y convirtiéndose en estatua de sal.

El Señor Rivera, como representante de "Ciudadanos" se quedaba estupefacto, y más cuando Rajoy le sugería además que como no se aclaraban los términos en el acuerdo que ambos habían firmado en su día, el problema de la corrupción, y especialmente la investigación de la Caja B del Partido Popular, se podían estudiar en el Senado, donde "los populares" son mayoría. El líder de Ciudadanos sólo acertó a hacer el ademán de "caradura".

Este vecino del mundo se sintió más que ofendido ante esa partida de ajedrez más que amañada, y no le quedó ninguna duda, de que la única manera de acabar con la sinvergonzonería en la política nacional , es que todos dejemos de hacernos selfies con la mejor de nuestras sonrisas en nuestra zona de confort, y les digamos que hasta aquí hemos llegado, y que los globos sonda que mandan de vez en cuando a modo de sugerencia tanteando al personal,  se los pueden meter también en el mismo sitio donde guardan esos principios de quita y pon.

Por cierto, y ya antes de terminar, habría que recordarle al Señor Rajoy, Don Mariano, en esa religiosidad que, como el Señor Aznar con el catalán, debe practicar en su intimidad, que si compara a los suyos, y de paso a la totalidad de los políticos españoles (por aquello de mal de muchos ..., epidemOia) con la familia de Lot, convendría recordarle que huían de Sodoma, con lo cual no es buen comienzo para, a modo de Ave Fénix, renacer de sus cenizas...

*FOTO: DE LA RED


jueves, 18 de agosto de 2016

EL SHOW DE RAJOY


La indefinición tan bien definida  del Señor Rajoy al cogerse una semana de puente para pensárselo, mientras jura y perjura la urgencia más urgente, y luego, en su retorno, y tras reunirse con los suyos, no decir nada, está dejando a Ciudadanos con sus vergüenzas al aire (incluso teniendo en cuenta que Albert Rivera hizo una campaña, ya hace bastantes años, tal como vino al mundo, sin incluso el pan para poder taparse). La situación de Ciudadanos es difícil de mantener.


Es más que curioso, Mariano Rajoy, hace lo que mejor sabe hacer, no decir nada, y sin embargo, el que se mete en problemas es Ciudadanos. Esta arte del toreo, la del engaño, solo con gestos, la practica bien el Maestro Mariano.


Este vecino cada día tiene más clara una teoría:
El Señor Rajoy aceptó esta vez “la invitación”, por parte de Felipe VI para así anular a los adversarios, no sea que Pedro Sánchez se hubiera animado otra vez, y hubiera conseguido más apoyos que en el primer intento.


Mientras el Señor Rajoy no se presente ante el Congreso de los Diputados, y pueda perder  esas votaciones a las que tanto miedo tiene, sabe que sus enemigos (nada de compañeros de Congreso, enemigos que le esperan desde hace mucho tiempo por su prepotencia en los tiempos de bonanza de su mayoría absoluta) como mucho estarán en la cola de espera, y él  mientras sube o baja de esa escalera de la indecisión bien maquinada por su parte, no comenzarán a contar los plazos para otros terceros comicios.


De todas maneras, parece que esta vez, al menos para los que quieran ver, la maquinación de Don Mariano Rajoy es más que evidente. Como que en su discurso, cada vez que se pone trascendente, y apela a España, es una casualidad que las necesidades y deseos de los españoles, según él, siempre coincidan con las apetencias de su partido.


En unas hipotéticas futuras terceras elecciones, está más que claro que Rajoy volverá a ganar, y este vecino del mundo, al menos, estará más cerca de creerse esa leyenda de monjas presuntamente consiguiendo votos a troche y moche (nada que ver con este blog) de ancianos y enfermos que en un momento dado escapan de la vigilancia de sus más allegados.


¡Es curioso! Si uno tuviera que decidir si Jesucristo era de izquierdas o de derechas, recordando todo lo que le dijeron de él a lo largo de su educación, este vecino del mundo no dudaría ni una décima de segundo en decir, sin la más mínima duda, de que era de izquierdas. Sin embargo, y con los años, sus discípulos en un momento dado, cuando tenían mucho que perder (no espiritualmente, sino en patrimonio) viraron estrepitosamente a la derecha. Con lo cual se deduce que de la teoría a la práctica, de las musas al teatro, algo cambió y mucho. Lo del cabreo de Jesucristo en el templo ya era una premonición.


Alguien le debería de asesorar a Don Mariano que la gente cuanto menos tiene que perder más mira a la izquierda, y en este país cada vez hay más pobres cabreados.


En lo de pobre, me imagino que no, pero en lo de cabreado y con la sensación de que una vez más le han tomado el pelo, también se apuntara esta vez el Señor Rivera. Hoy, seguramente, Rajoy le mostrará, seguro, otro cebo, y esperemos que Don Albert no muestre el besugo que lleva dentro, y esta vez no pique.



En un show de magia, la máxima disposición para que el truco salga bien, la pone el espectador, que en el fondo quiere creer. El día que todos nos cansemos del engaño, el show de Rajoy y su chistera disfrazada de indecisión habrán terminado.

*FOTO: DE LA RED