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lunes, 6 de junio de 2016

...Y NUESTROS POLÍTICOS, MENOS



Tal como está el panorama, esta campaña electoral debería ser presentada al próximo Festival de Cine de Sitges, porque fantasía hay y mucha, y este año además, con bastantes dosis de miedo. No sé si se está buscando un nuevo gobierno, o mezclar ácido nítrico concentrado, ácido sulfúrico y glicerina, montando un belén la mar de explosivo. 


Y es que cualquier día en uno de esos mítines, los del Partido Popular, aunque los ciudadanos de Ciudadanos no le van a la zaga,  para hablar de los de Podemos van a ir vestidos como en aquellos días de lucha contra el ébola, o en una especie de recreación de la muerte de E.T. hecha naturalmente con menos dinero y gracia.


Me imagino que el común de los mortales en España, y este vecino del mundo también lo es, está hasta el gorro de que todos, todos los partidos, nos recuerden que los suyos dejan España más blanca, y con menos esfuerzo.


Antes, si nos cansaban los políticos de turno, con alejarnos de los programas informativos, ya estaba hecho. Pero ahora, con ese cambio de estrategia promovido especialmente por los nuevos partidos, todos invaden todo tipo de programas. Y si hay que bailar, o cantar, se hace, porque lo de mentir, como en los coches, ya viene de serie.


Cualquier día, al ir a un restaurante, de esos que antes ibas bastante a menudo, y ahora lo haces una vez en la vida, y si lo haces, con notario, para que levante acta, y fotógrafo, para que haya prueba gráfica y lo puedas contar a tus nietos, le vas a decir al camarero al pedir la sopa: -Y por favor, cerciórese que no hay ningún político dentro.


No le extrañaría nada a este vecino del mundo, que en la próxima entrega de “Mar de plástico”, aparezca algún candidato real, prometiendo mejores salarios y de paso desentrañar el misterio, porque cualquier misterio será más fácil de resolver, que conseguir que en España todo vaya bien, menos el choriceo.



Ya para terminar, este vecino del mundo avisa, se empieza dando cabida a los políticos en todo tipo de programas, y teniendo en cuenta las "películas" que nos cuentan,  pronto nos encontraremos que en una nueva revisión de “Psicosis”, la madre de Norman Bates, aún estando en penumbra, descubrimos que tiene barba y coleta. O los que se disfrazan de señoritas en la banda de “Con faldas y a lo loco” se parecen mucho, por ejemplo,  a Mariano Rajoy y Albert Rivera. Porque ni que decir tiene, que hace mucho tiempo que descubrimos que “Nadie es perfecto”, y nuestros políticos, menos.


*FOTO: DE LA RED

sábado, 24 de octubre de 2015

AMANCIO ORTEGA, SUEÑO O PESADILLA



No sé si será porque ayer leí que muy probablemente Amancio Ortega ya es el hombre más rico del mundo. Lo único que sé es que esta noche he soñado con él, y he pasado frío, mucho frío. 

Obviamente no nos conocíamos, pero desde que hemos coincidido en el mismo sueño, ha comenzado a  hablar conmigo, muy campechano, y como si me conociera de toda la vida.

Por decirlo de alguna manera, me ha dado una gran entrevista; de hecho, es lo único que me ha dado, una especie de master gratuito. Era de la opinión, y en eso y en que es gallego, coincidía, por cierto, con mi madre, que para tener hay que ahorrar. Y además en todo momento ha practicado con el ejemplo.

Su casa, al menos la que he visto en el sueño, y en la que se supone que vivía, era una mezcla entre la casa de “El  Orfanato" y la de “Psicosis”.

No sé si será que al estar junto a él, y por empatía, me he pasado toda la noche ahorrando; pero hasta he soñado en blanco y negro. Me ha extrañado, pero tras el sueño, he pensado, quizás, que sería por aquello del ahorro también, pero recuerdo el detalle de que la gran mansión no tenía luz eléctrica, sino que funcionaba con antorchas colocadas estratégicamente.

Le he comentado al Amancio Ortega del sueño, que su máxima, la de ahorrar, puede que sea verdad, pero que si como es mi caso, no tienes un euro, lo único que puedes es, ahorrarte la opinión, porque no te va a entender eso de que “dinero llama a dinero".

Se ha pasado todo mi sueño trabajando y explicándome eso de que si los economistas de su empresa prevén que para el año que viene su negocio tiene que ganar mil millones, y solo llegan a novecientos, en realidad han perdido cien.

Me he sentido tan agobiado que me he despertado sudando como si me hubiera caído dentro de una piscina, y además, olímpica, con el convencimiento de que si hubiera tenido cualquier ahorro, se lo hubiera dado, sin dudarlo, para evitarle el trauma de que no había conseguido esos malditos cien millones de nada.

Creer en sentido religioso, cada vez creo menos, pero hoy me he levantado dando gracias a Dios, y a los últimos gobiernos de este país, de que no tengo nada. Porque si el sueño era verdaderamente agobiante, la realidad seguro que supera a la ficción.


Bien pensado, si hubiera leído hoy la misma noticia  que ayer, la de que Amancio Ortega posiblemente es el hombre más rico del mundo, en lugar de envidiarle, le hubiera llamado directamente y le hubiera dado el pésame por ser tan rico. E incluso, si hubiera tenido un euro, lo hubiera puesto a su disposición, sin dudarlo. ¡Qué malo tiene que ser eso de poder perder tanto dinero!

*CUADRO: "CASA JUNTO  A LA VÍA DEL TREN", DE EDWARD HOPPER.