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miércoles, 1 de febrero de 2017

SER MALA PERSONA ES UNA OPCIÓN MÁS



Está claro  que uno no se empieza a sentir mayor, porque todo es cuestión de sentimientos y de raciocinio, la primera vez que a uno le llaman "señor", ni por preguntarle la hora, ni por si tiene fuego, sino al ir comprobando lo rápido que pasa el tiempo, el sentir el déjà vu de las mismas circunstancias, de los mismos problemas..

Y…ya estamos en Febrero. Todavía no he acabado de hacer la lista de los célebres propósitos de año nuevo, y en mi familia ya se están preguntando cuándo es Carnavales, y La Nuri, mi sufrida, seguro que ya estará encargando algún regalo para San Valentín. Lo cual, en sí, está muy bien, yo también estoy en ello, lo admito, por aquello de que la ilusión continúe en el aire, como un buen ambientador que se precie.

Sin embargo, este vecino del mundo no sabe si está perdiendo reflejos, pero el vals con el que estamos siempre bailando, le da la sensación de que cada vez coge más velocidad, y uno no sabe si se va a lesionar o se va a marear, pero algo, seguro, que va a pasar; incluso, en los tiempos en que nos encontramos, de imposición en imposición, hasta que se prohíba bailar. Eso sí, siempre por nuestro bien, pero seguro que, además, nos hacen pagar hasta a los músicos.

Y es que ya no te dejan ni practicar los viejos hábitos de las quejas. Quejarse por llover, por ejemplo. Siempre ha sido sano, al menos como conversación de ascensor. Pero ahora ya no es admisible, porque llover, significará, así lo desveló el Señor Rajoy, que bajará el precio de la electricidad.

Uno ya tiene la sensación, más de una vez, con todo lo que observa, y muchas veces por la no reacción de los demás, como constatación de que ya tragan todo, que estamos en una broma pesada y que hay cámaras ocultas para convertir hasta la inoperancia, o incluso la insensatez, en negocio para unos cuantos.

Una de las últimas decepciones, si se le puede decir así, porque a ciencia cierta nada se puede garantizar, el papelón de “El hormiguero” como una especie de jarabe para que no nos dolieran las amígdalas por todo lo que querían que tragáramos, en una especie de reinvención de la historia de Isabel Pantoja.

Demostraron, Pablo Motos y los suyos, que por un momento televisivo, quizás, "El momento televisivo", se supone que puntero donde los haya, eran capaces no solo de cambiar el formato, sino de intentar tomarnos, primero por amnésicos, y luego, o a la vez, por tontos.

Previamente, este vecino del mundo, ya se había negado a ver el programa pero hubo algún momento en el que tuvo que sucumbir, pues La Nuri, mi sufrida, es mucho, y había tomada secuestrada la televisión hasta que terminara el programa. Y este vecino pudo comprobar que no fueron capaces ni de preguntarle por sus célebres salidas de tono como aquel: “Dientes, dientes, que es lo que les jode”, o el no menos recordado: “Cómprate una vida”, humillante de la forma y maneras que se lo dijo a la periodista destajista a la que le tocó por destinos de la vida. Y pintaron esas frases, hay que joderse, como "frases curiosas que la gente ha copiado". Lo que hay que hacer, presuntamente, para promocionar una gira y un disco.

Al oír eso, sinceramente, a este vecino del mundo le entraron unas ganas enormes de que de la misma manera le contaran “la otra visión que pudieran tener ellos de Hitler”, y con ello, en ningún momento la estoy comparando con él, sino de lo descabellado de la situación.

Este vecino del mundo, desde la azotea de sus sesenta años, cada vez va teniendo como seguras más cosas. Y hoy ya tiene dos más.
Una, la primera, es que nunca es bueno insultar a la gente, pero sí se puede, es cuestión de opiniones, catalogarlas como buenas, o malas, más que nada como “consumo personal”. Y desde hace mucho tiempo, este vecino del mundo tiene catalogada a Isabel Pantoja, como una “mala persona”, y no con la diplomacia actual diciendo eso de "personas tóxicas".


La otra, la segunda, es que al menos durante un tiempo este vecino va a dejar de ver “El hormiguero”, y si tuviera La otra Zarzuela, como ente que velara por sus intereses, lo haría público como “Cese temporal de la convivencia matrimonial entre este vecino del mundo y El Hormiguero”. Nos vamos a dar un tiempo, y el tiempo, siempre sabio, hablará. 

Si antes, prácticamente he comenzado diciendo “Y… ya estamos en Febrero”, ahora es más exacto decir “Y… todavía estamos en Febrero”.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 28 de noviembre de 2015

NO, CLARA LAGO NO ES UNA GEISHA


No por ser muchedumbre, y opinar lo mismo, se tiene razón.

En las redes sociales hay de todo. Y en especial prevalece el anonimato, el tirar la piedra y ocultar la mano.

Lo de esta semana, victimizar a una persona que aparentemente cae tan bien, como Clara Lago, por su aparición en “El hormiguero”, de Antena 3,  no me ha parecido nada bien.

Este vecino del mundo vio sus declaraciones y le parecieron de lo más coherentes. Ni por un momento me imaginé que “la cosa” iba a tomar estas dimensiones, ni que tuvieran que salir colegas a la palestra, cosa que me parece loable, para ayudarla moralmente.

Otra cosa es que muchos de los que luego le mandaron mensajes hirientes vía twitter, u otros, se dieran por aludidos ante una manera de actuar para sacarse una foto, la suya, la de ellos, que les parece tan “normal”.

Normalmente, nosotros somos nuestros mejores amigos, otra cosa es que siempre tengamos razón en nuestro comportamiento, pero “ahora me saco una foto con “ese” porque me apetece, porque yo le doy, de vez en cuando, dinero a él, y le entro si quiero como un elefante en una cacharrería”, no está bien, y nunca lo estará

Imaginaros que por casualidad os parecéis a alguien, y de un día a otro, al margen de lo que supondría de novedad para vosotros, se sacan contigo cien fotos. ¿Estarías hasta el gorro?

El oficio de la Señorita Lago es actuar y recrear el personaje para el que se le paga, no el de convertirse en geisha sumisa de nuestros deseos, aunque solo sean obtener de ella una foto, o dos, por si acaso.

Ella podía incluso ser hasta cruel, y solo pidió a instancias del presentador, Pablo Motos, que la gente antes de sacarse la foto, con ella o con el Sursum Corda, bien  conocido, por cierto, en todos lares, se lo pensase. Y eso, parece, que ha escocido. Claro está que parece que lo que molesta es lo de “pensar”, recapacitar.

He visto la manera de actuar de muchos “capturadores de momentos”, y la mayoría lo hacen sin el menor rubor, se ponen delante, muchos sin dirigirse al famoso, y se sacan una foto. Por cierto, olvídate del "gracias".

Da la impresión de que lo que hacen es parar, en una moviola gigantesca, la vida del conocido, y “ahora me brindas medio minuto, o lo que haga falta, de tu vida, porque yo me lo merezco, porque soy el rey de mi casa, porque alguna vez he pagado por ver alguno de tus trabajos”.

Este vecino del mundo es hijo de esa época en la que solo existían cámaras de fotos analógicas. Tardabas días en terminar un rollo, y otros tantos en tener las fotos en papel.

Nunca, nunca, he sacado fotos a actores que yo he admirado, ni a los otros tampoco, y que por cosas de la vida, al pasar tres años en Londres, he tenido posibilidad de cruzarme con gente como: David Hemmings, Terence Stamp, Bob Hoskins, Edward Fox, Sissy Spacek, Alan Bates, Ian Ogilvy…, y nunca, nunca, he querido inmortalizar el instante. Porque no quería robarles segundos, y a la vez quería disfrutar del momento, respirar el mismo aire y aprenderme detalles, de ellos, del momento. ¿Que la gente no te cree? Sí me creen, y de lo contrario peor para ellos.

Ha hecho mucho daño ese pensamiento/cultura de que “el cliente siempre tiene razón”. El cliente tiene razón…, cuando la tiene. Por esa regla de tres, “si tú pagas”, quiere decir que desde tu óptica la otra parte es una especie de “prostituta” que ni puede opinar, ni siente, ni padece.
Aparte de que en este caso, y en cierta manera, hay un componente de machismo: chica joven que no sabe, y no debe de opinar, ¿o no?

Pues qué queréis que os diga, uno tiene su corazoncito y durante ese programa, estuve más atento a las muestras de cariño, si las hubiere, entre Clara y Dani, para comprobar si su romance continúa. Y su romance continúa. Y me alegra por ello, y porque este año me brindaron la mejor gala de unos Goya que fueron más de sentimientos que otras veces. Él, Dani, estuvo como profesional, de 10 sobre 5, y ella con una humanidad y candidez que alumbró a todos. Pero todo eso ya lo comentó este vecino del mundo en su momento (http://patxipe.blogspot.com.es/2015/02/gala-de-los-goya-2015-lluvia-de.html)

¿Lo demás? Puro egoísmo nuestro y pintarlo de mil excusas.

Por cierto, Clara, no debías haberte disculpado, porque no has hecho nada más que dar una opinión, la tuya. Las salidas de pata de banco han venido con un aparente atolondramiento detrás de la cámara de un móvil por aquellos, que en realidad, sólo se miran así mismo. Eso lo han hecho otros, que además creen que la mejor defensa, la suya, es un ataque en toda regla.

Lo dicho, puro egoísmo, e incluso envidia, y pintarlo de mil excusas.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 7 de octubre de 2015

EL HORMIGUERO DE SORAYA, O EL "ZASCA" QUE NUNCA FUE.



Últimamente en ambientes tanto culinarios como musicales es muy frecuente mencionar el mestizaje, al hablar de mezclas de conceptos en teoría lejanos. Unir, por ejemplo, el jazz con el flamenco, o la comida de alto nivel con las recetas, quizás, de la abuela.

Lo de ayer de la Vicepresidenta del gobierno, Doña Soraya Sáenz de Santamaría en El Hormiguero,  es como disfrazar a Mocito Feliz, espero que me perdone alguna vez, él naturalmente,  de mito erótico, o poner a un Cristo de nuestros días como representante de maderas, teniendo en cuenta cómo en su momento acabo “la cosa”.

Las mentes pensantes tanto de Antena 3 como las de El Hormiguero deberían tener en cuenta para la siguiente (que desgraciadamente la habrá, porque todavía quedan casi tres meses para unas elecciones, que visto lo visto se presentan como si fueran un circo de tres pistas con vistas interestelares) advertir al personal que no debiera ver ese programa sin haber hecho la digestión previamente, ni tener el testamento preparado, ya que las imágenes a ver van a ser realmente duras.

Y, en realidad, todo empezó hace unos meses con un Pablo Iglesias que ya, antes de presentarse a la política, previamente provenía de los medios de comunicación con los que había hecho grandes migas. El recién nombrado, entonces, “jefe socialista”, Pedro Sánchez, vio lo que se avecinaba e hizo ojitos a Jorge Javier Vázquez, durante unos comentarios de éste en su programa vespertino, no dudando en contactarle en el mismo momento. Y el resto, ya es historia. Y, como se suele decir, de aquellos polvos, y con perdón, vienen estos lodos.

Ya el baile de Miquel Iceta se ha quedado pequeño, y lo de Soraya es el equivalente a la niña del exorcista haciendo yoga. Algo difícil de definir y, por supuesto, de digerir.

Estos días hemos tenido que ver en los medios de comunicación cómo todo un Mariano Rajoy, que no es precisamente la alegría de la huerta, nos contaba el chiste, porque no se puede ver de otra manera, de que Pedro Sánchez se ha radicalizado.

En algunas esferas, y este vecino del mundo espera que se le entienda, uno no es lo que es, sino lo que representa, y con Doña Soraya Sáenz de Santamaría se puede ir a rezar una novena a la “Vírgenquesea” o pasar el día de la banderita en cualquier mesa de señoras que se precien, para obtener dinero para los niños ricos del mundo que están sufriendo la desgracia de que sus padres entren en prisión, por unos viajes de nada que han hecho a paraísos fiscales. Pero, precisamente a Doña Soraya, no le veo en una noche loca de discoteca, a no ser que sea celebrando una inopinada victoria electoral, por ejemplo, tras el 20 de Diciembre. Si eso ocurriera, se puede esperar hasta un streptease por parte de toda la cúpula del partido, aunque al día siguiente fueran en peregrinación a Santiago de Compostela descalzos y haciendo el camino de espaldas.

Uno no puede ser el máximo en todo. Y si ayer se le presentó en su entrada al programa como una de las mujeres más poderosas de Europa, que de antemano, ella ya entró en el plató como disculpándose, lo que no se puede pretender es ser graciosa, ni con sus gestos, ni con los actos, ni suyos ni por parte del partido al que representa. No se puede ser los reyes de los recortes, y venir ahora a hacernos “gracietas”. 

El momento álgido de la entrevista, y de la que estoy seguro que Pablo Motos, a posteriori, vio el tren de la oportunidad marcharse, fue cuando Soraya, como hablando sola, se quejó de que en su legislatura no han tenido dinero, y no han podido hacer muchas cosas. Dando a entender, que en la futura sí habrá, y que se podrán hacer mejoras.


El Señor Motos, ya en su camerino, y los guionistas que tampoco estuvieron rápidos de reflejos para decírselo mediante el pinganillo, han tenido que arrepentirse amargamente del “zasca” que se dejaron en el tintero. 

Ayer precisamente declaraba, otra vez, el Señor Rato en los juzgados. Y le podía haber recordado a Doña Soraya en esos momentos de queja, la cantidad de dinero que se ha tenido que ir por las alcantarillas de la corrupción. Si le da ese “zasca”, quizás el momento del baile final no hubiera existido. 

Tal vez, se pudieron reprimir por eso. Pero no se puede desperdiciar un momento como el que tuvo el Señor Motos, y que de haberlo usado, quizás hubiera cortado otros momentos circenses, de un circo “friki” elevado a la décima potencia, se entiende, que sin duda tiene que venir, antes del todavía lejano 20 de Diciembre.

Que no se me olvide hacer el testamento, y no comer nada a partir de las ocho de la noche. Por lo que pueda venir...

*FOTO: DE LA RED