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sábado, 7 de diciembre de 2019

CIFRAS SOBRE ASISTENTES Y EL DICHO POPULAR...



Lo de la “manifa” de ayer en Madrid contra el cambio climático, y que unas fuentes den cifras de unos quinientos mil los asistentes, frente a quince mil de la otra parte contratante, es, y con perdón, como se dice en mi pueblo, "más o menos junto al culo la tenemos". Te hace plantear, incluso, de que a lo mejor sólo fue un rumor y no hubo ninguna manifestación.

Pero la hubo. Una gran manifestación, aunque de miles de personas arriba o abajo. Prueba es que durante el manifiesto final, y antes de que la joven sueca, y estrella mediática de los movimientos contra el cambio climático, Greta Thunberg, diera su discurso, Javier Bardem, sacó su lengua a pasear, y con relación a sus actitudes frente al cambio climático, ya puestos, llamó estúpidos tanto a Donald Trump, como al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

Sinceramente, y desde el punto de vista de este vecino del mundo, el gran actor de origen canario con sus insultos se lo puso fácil a los ahora dolidos. Porque no hay mejor defensa que sentirse agredido injustamente, si es que agredir justamente fuera posible.

Y es que ya en días anteriores, el alcalde de Madrid, aprovechando el evento a nivel mundial que iba a tener lugar, hizo una más que libre interpretación y presentó a Madrid como una “green capital”, cuando en España sólo lo es Vitoria, e intentado ocultar a su vez, que lo primero que hicieron al llegar a la alcaldía fue intentar cargarse el sistema creado por Carmena y sus muchachos y muchachas, denominado “Madrid Central”.

Y es que no es lo mismo hacer películas, como es el caso de Javier Bardem, que contar películas como lo hace el actual alcalde madrileño.

Me acabo de enterar que el Señor Bardem ha pedido disculpas, al menos por Twitter, por calificar al primer edil madrileño como estúpido:
El insulto ilegítimiza cualquier discurso y conversación. Por eso pido disculpas por haberme dejado llevar por un impulso en absoluto constructivo que flaco favor hace al verdadero mensaje, único y realmente importante”.

Tampoco estaría mal ahora, que Don José Luis Martínez-Almeida desarmara un tanto su discurso-pataleta de ayer después de sentirse ofendido, sobre ese presunto fraude del actor con el fisco, ya que no hay ninguna sentencia al respecto. Pero mucho me temo que con eso va a pasar lo mismo que con Madrid Green Capital. Como diría Rosalía: Sin cobertura. Y sino, al tiempo.

*FOTO: DE LA RED



lunes, 17 de abril de 2017

DEFENDIENDO A UNA MUJER


Tenía un tío, Pablo, que cada vez que pasaba una procesión por el pueblo, me decía: Si la Iglesia saca eso de paseo, imagínate lo que tiene que tener guardado.

Con mi tío me pasó algo que con el tiempo me dio mucho qué pensar.

Al ir creciendo, me fui dando cuenta de que Pablo era la oveja negra de la familia, aunque realmente nunca descubres el por qué (pero nunca contaba para reuniones familiares, ni se hablaba de él; simplemente, estaba),  a no ser que sea por sus ideas netamente ácratas, y que claramente eran “la cruz”, y no voy con segundas, de “la cara” del resto de la familia, demócratas,  y de toda la vida, aunque no existiera la  democracia todavía, y muy españoles, que se traduce prácticamente en misa, fiestas de guardar, y lo nuestro es siempre mejor.

En España hay libertad para opinar lo que quieras, siempre y cuando opines lo mismo que la "mayoría”, y si no que se lo pregunten estos días a Elvira Lindo, lo que ha tenido que oír, y en especial, leer, en Twitter por su artículo de este fin de semana en “El País” (http://cultura.elpais.com/cultura/2017/04/13/actualidad/1492107162_872898.html?id_externo_rsoc=TW_CM).

No tengo la suerte de conocer a Doña Elvira, pero siempre me han atraído las personas a las que nunca les duele decir lo que piensan como tarjeta de presentación, porque entre otras cosas, te están mostrando, cosa que es muy noble, de qué pie cojean; y es como si te ofrecieran su yugular. Y este fin de semana han sido muchos los que se han cebado en ella, y no lo olvidemos, la gran mayoría desde el anonimato.

Este vecino del mundo piensa como Elvira Lindo, que la fe de cada uno es libre y muy respetable. Pero algo tan personal e íntimo no tiene por qué invadir las calles, e incluso el ámbito, no de los “contrarios”, sino, quizás, de los que no se definen, más que nada por aquello de el que calla otorga.

Por cierto, en esa es, especie de “guerra” de opiniones que se montó, descubrí, y es real, que tu opinión vale lo mismo que vale el número de “seguidores” que tienes. Me lo dijeron a la cara. Y, claro, como este vecino del mundo nunca ha estado empeñado en extender su opinión, sino en darla, no tiene, por ahora, más de trescientos “followers”.

¡Es curioso! Todo comienza con una cuestión de opiniones, con Elvira Lindo en su artículo semanal, donde muchos, lo son, ven como peligroso su manera de ver la vida, y todo acaba en una cuestión de quién la tiene más larga. “Triste, muy triste”.  

El título de este artículo no tiene que ser visto, porque conozco a muchos que siempre se van por el lado más polémico, como algo machista, "un hombre defendiendo a una mujer", sino por la empatía que uno siente, este vecino del mundo, con la opinión de otro ser humano, y que en este caso, es mujer.


Por cierto, la ilustración para el artículo era demasiado fácil, ya que lo primero que me pedía el cuerpo es esa imagen de un Javier Bardem jovencísimo, en el poster de promoción de “Huevos de oro”, tocándose los mismísimos. Pero aunque muchos, quizás, no se lo merezcan, no he querido ser tan zafio, sino algo más sutil, buscando, quizás, el amago de una sonrisa. ¡Espero haberlo conseguido! 

*FOTO: DE LA RED

martes, 13 de noviembre de 2012

...Y JAMES BOND CONOCE A BARDEM



En esta última entrega de James Bond, Skyfall, lo que guía al malo a diferencia de las anteriores películas, no es las ganas de gobernar el mundo, sino un deseo de venganza, lo cual hace al guión más de carne y hueso, sin que se resienta, cree este vecino, a los ojos de todo seguidor de la saga.


Aunque sigue habiendo dos bandos diferenciados, los malos y los buenos, éstos no son tan buenos, y el malo tiene razones para intentar vengarse.


El personaje de James Bond en esta nueva entrega es mucho más vulnerable, y con un punto de hastío hasta para ligar. Llegados a este punto, digamos que la lista de las llamadas mujeres Bond es mucho menor que en las anteriores aventuras, siendo muy importante el papel de Naomi Harris, que por lo que se presupone no será su última aparición en la serie, y actualiza el rol de la mujer en la actualidad.


Con una Judi Dench, en el papel de M esplendida, y una banda sonora de Thomas Newman más que eficaz, escucharemos una preciosa canción de Adele, aunque como ya viene siendo habitual en estas películas, suena a ya oída, y ésto siempre puede ser bueno o malo, pero es un valor seguro.


Soplan malos vientos para el MI6, y los hombres encargados de la seguridad del país, y sus métodos, ya son más que discutidos por los políticos del momento. Por si ésto fuera poco, el personaje de Javier Bardem, del que no contaremos sus orígenes pero son muy importantes en la trama de la película, los pone en jaque, haciendo temblar los cimientos de la seguridad británica.


Sam Mendes, director proveniente del teatro, con buena puesta en escena, está más que claro, viendo la película, que confiaba plenamente en el Señor Bardem, y a mi personal parecer le ha dado carta blanca para crear su personaje, y tiempo y escenas más que suficientes, en las que el malo Bardem, aquí en la piel de Silva, se luce con una ductilidad que para sí la hubiera querido el mismísimo Brandon. La maldad del citado personaje no se muestra, lo sugiere su puesta en escena desde el primer segundo.


En este punto conviene aconsejar el intentar ver la película en versión original, para poder calibrar en toda su altura, especialmente el papel del Señor Bardem hasta en su dicción.


Esta vez la trama nos lleva por menos paisajes exóticos, pero sigue habiendo varios viajes. Lo mismo que el mal puede estar en las entrañas del mismo sistema de seguridad, hay dos viajes muy interesantes, uno por las mismas entrañas de Londres, y el otro a las raíces del mismo Bond.


Con una fotografía mucho más oscura, esta entrega es menos fantástica y más cercana, menos tecnológica y con una cierta poesía en la soledad de los personajes y de los cimientos que les vieron crecer.


Antes de terminar, este vecino del mundo sugiere fijarse en la renovación, y juventud, de los personajes que siempre acompañan a Bond, con lo cual, y en cierta manera, nos están desvelando que hay Bond, James Bond, para rato. Y eso es bueno para asegurarnos la paz mundial y nuestro futuro entretenimiento.


*FOTO: DE LA RED