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domingo, 8 de diciembre de 2013

A CADA NOVIO LE LLEGA SU SAN MARTÍN (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)


Este fin de semana ha llegado un soplo de aire fresco a las carteleras, y tiene acento cien por cien español.

Vamos a seguir las aventuras/desventuras de Ruth, una bióloga marina que ha sufrido una especie de encadenamiento de rupturas sentimentales. Con su vida tanto profesional como personal encaminadas al desastre total, y cuando parece que no puede haber nada peor, recibe las invitaciones a las bodas de tres de sus exnovios.

Quien quiera hacer comparaciones o encontrar fuentes de inspiración para “3 bodas de más”, siempre podrá recordar las películas escritas por Richard Curtis,  “Cuatro bodas y un funeral”, o  incluso “Notting Hill”.
En primer lugar, y lo que puede diferenciar a esta película de otras españolas que están ahora en cartelera, es que prima la historia por encima del gag, aunque éstos están muy cuidados, tanto como los temas musicales, para todos los gustos, que van salpicando el desarrollo de la trama.

Ante una película muy bien orquestada, tenemos al mando de la batuta a un Javier Ruiz Caldera en su tercera película. Y aquí sí que se puede decir eso de que “a la tercera va la vencida”. Con unos solistas inspiradísimos:  Inma Cuesta, tremendamente guapa, y actriz de pura raza. Martiño Rivas, en una actuación ajustada, y que para sí la quisiera un Hugh Grant, al que algunas veces recuerda, pero sin ticks   interpretativos y mucho más joven. Y Quim Gutierrez, en el papel de un presunto tímido doctor, pero al que la historia, como la vida misma, le da lo que se  merece.

Si esta película fuera un banquete, está toda ella regada por unas muy buenas interpretaciones de unos secundarios de lujo: Paco León, intentando rizar el rizo, encarna a uno de los exnovios, vasco surfero. Sin abandonar el humor nos hace olvidar a su querido Luisma, presentándonos a un jeta que quiere ser simpático pero que a la postre demuestra el egoísmo que invade a algunas relaciones. Berto Romero, otro de los exnovios, y que aunque juegue a ser adulto moderno, solo llegará a ser un eterno niño. Rossy de Palma, como madre de Ruth, y un lujo de papel de esos que no se pueden ver en el cine americano porque es netamente español. 

Y para terminar, a destacar uno de los descubrimientos de esta cinta, Bárbara Santa-Cruz, postrada en una silla de ruedas, y que el guion inteligentemente juega con lo “políticamente correcto que todos llevamos dentro” y que al final nos deshacemos de él, en uno de los mejores gags de toda la película.

Totalmente recomendable para dejar los problemas en el perchero, y disfrutar de dos horas de fina comedia española de altura.

*FOTO: DE LA RED