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jueves, 14 de enero de 2016

¡LARGA VIDA A BOWIE!


Ahora, ser famoso significa que tienes que pensarte las cosas doblemente, porque luego al saberse, el público, fans, o hasta el que pasaba por allí, se pone delante de un ordenador y opina, o insulta directamente, que vaya usted saber.


Esta mañana, Twitter concretamente, ha sido un clamor al saberse que la presentadora Tania Llasera ha sido madre de un niño al que ha decidido llamar, se ignora si “sola o en compañía del otro” aunque se asume que así debe ser, como José Bowie. Y la gente, y gentuza, que de todo hay en la viña del  Señor, normalmente no se pone delante de un teclado para dar gracias por tan simpática o brillante idea, sino que, ya puestos, vamos a decirle todo lo que se nos ocurra. Y han sido frases tan simpáticas como “le pronostico al niño psicólogo hasta los cuarenta”, o el que se alegra de que no se muriera Chiquitete y consiguientemente, se supone, le pusiera tal nombre, o quien no quiere darle mucho a la mollera y directamente le llama “tonta” a la Señora Llasera, porque sí, porque le da la gana.


Digamos, antes de nada, que lo de Tania tiene más de un pase porque ella aunque es nacida en Bilbao, y los bilbaínos incluso nacen donde les da la gana, su madre es londinense, y ella misma tiene formación, por decirlo de alguna manera, multicultural, al estudiar en un colegio americano en Bilbao, y luego vivir unos años en Gran Bretaña.


Pero, y yo ahora me lo planteo en serio: ¿Qué es mejor llamar a un niño José Bowie, o directamente Borjamari o el ya famoso Kevin Costner de Jesús?


Digamos, que con el nombre elegido por Tania, si a su hijo un día le da por ser artista, ya no le hace falta ponerse un nombre sonoro, porque directamente su madre ya se encargó de ponerle uno, que no siendo feo, la gente se queda con él a las primeras de cambio.


Nadie se ha metido con Gwyneth Paltrow que en su día, y ya han pasado ocho años, quiso llamarle a su hija Apple, que quizás no suene mal, no lo hace, pero que significa “manzana”, y que por cierto, se supone que a los del imperio de “Apple” no les haría mucha gracia, pero ni la fruta es suya ni ese nombre tampoco.


Este vecino del mundo siempre ha sido partidario de que los nombres deben de ser cortos, porque de lo contrario,  y a las primeras de cambio, los familiares, amigos y enemigos lo van a acabar acortando, y tanto José como Bowie tienen dos silabas, y sale más rápido el decir su nombre verdadero, cualquiera de los dos, que armarle un diminutivo que siempre será más cursi, y más lento.


Una madre nunca va a querer nada malo para su hijo, y si Tania Llasera, y su marido,  así han querido llamarle…¡olé por ellos! Además si siempre hay que tener un Norte a quien parecerse, el Señor Bowie como carta de intenciones no está nada mal, y si no se conoce al personaje, mejor ahorrarse comentarios.


Lo peor que les puede pasar a los padres, si el hijo, José Bowie, sigue las tendencias del cantante, es que de vez en cuando, en el parque y estando con sus amiguitos, durante unos minutos no le encuentren, porque le ha dado por darse un cambio de imagen, y hasta que den con él y su nuevo “look”, los segundos les pueden parecer horas.


Hay nombres, y éste, Bowie, puede ser uno de ellos, no solo son una manera de llamar a alguien, sino un claro deseo de que el poseedor del mismo pueda ser de una manera determinada, una filosofía de vida, un homenaje para siempre, de alguien que seguro significó mucho para el que lo puso.


Toda mi admiración por haber tenido un buen par, de deseos, y dejar las cosas bien claritas desde el minuto cero.


¡Larga vida a Bowie!


*FOTO: DE LA RED