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jueves, 22 de junio de 2017

ESA OTRA CENSURA...


A lo mejor estoy confundido, pero tal como se han puesto las cosas, ya no hace falta una censura pura y dura encarnada en algún departamento del estado, llena de hombres serios vestidos de gris,  como en tiempos de Franco, que una semana sí y otra también, escrutaba cada línea de, por ejemplo, “La Codorníz”, para secuestrarles la edición, y gratificarles con la multa de turno.

Ahora, entre que te pueden tachar de populista o machista, ya no puedes soltar nada por tu boquita. Y es que la cosa va por barrios. Lo que dice el contrario, si hablamos de política, siempre es “populista”. Sólo ellos, los de su partido, o de  su manera de ver la vida, han tenido la suerte que da el destino, de tener razón.

Hemos llegado a tal extremo, que en cualquier conversación de políticos, por ejemplo en la tele, el primero que dice al otro “populista”, parece que ya ha ganado.

Y en cuanto al feminismo, partiendo ya para evitar insultos posteriores, de que todos los hombres son feos, ya no existen, por ejemplo, mujeres regulares, porque si dices de alguna, que tiene, por ejemplo, ojeras, te dirán como mínimo que es por cuidar de tus hijos, porque tú, que también las tienes, te las has forjado por estar todo el día en el bar, o por no parar de ver películas “porno”. ¡Sin vergüenza!

Además, las contestaciones de las mujeres se considerarán siempre originales, provocadoras y feministas, mientras que las de los hombres, por el mero hecho de serlo, olerán desde lejos a “eau de machisme”.

Viendo, especialmente, algún canal de televisión, como por ejemplo, la Cadena Alegre, en programas dedicados a la gente guapa, ya se da por supuesto que las bellas participantes, todas, al ser jóvenes se les presupone de ideas modernas y combativas, pero a la primera de cambio te sueltan eso de que les “ponen” los hombres un poco, por no retratarse del todo, “canallas”, y a este vecino del mundo, llamenle mal pensado, lo primero que le viene a su mente-demente es esa rápida imagen de “Viridiana”, del gran Buñuel, en la que tras la noche nupcial, se ve el vestido de novia en el suelo, con las botas del protagonista (interpretado por el nunca olvidado, Fernando Rey) encima.

Hoy,,sé que me van a venir críticas por muchos lados, pero a uno ya los años le han ido despojando de todo (del trabajo, de la mayoría de los sueños, de gran parte de la ilusión), y recordando esa célebre frase de “quien calla otorga”, lo que ya no está dispuesto a perder es su opinión.
¡Por ahí no paso!


Además en momentos así, y ya para terminar, conviene recordar esa frase de “..ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. Por cierto, juro en este caso que “paja” no tenía ninguna connotación sexual. Y es que con eso de la autocensura, en muchos casos, y ya perdonaréis, conviene cogérsela con papel de fumar…

*FOTO: RED

viernes, 17 de abril de 2015

CONFUNDIDOS POR UN MAL RATO



Más de uno de vosotros, a los que les gusta aparecer por esta atalaya para ver las opiniones vertidas por este vecino del mundo, ha preguntado insistentemente sobre lo ocurrido con el Señor Rodrigo Rato (otrora mejor ministro de la democracia, y a un minuto de ser elegido futurible presidente), esa detención policial para comprobarle todo lo comprobable. Pero quizás, y dependiendo de la opinión, un acto un poco tardío, y bastante desorientado, pero con claro tufillo electoral. Ésto último el tiempo lo dirá... Y como este vecino se conoce, ha decidido tomarse unas cuantas horas de seguridad para que se le enfriara la boca, o cuando menos estuviera, solo, templada. Y ya con la tensión arterial  en los límites normales para él, pero que no hubieran desentonado con algún personaje de “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, pero tras evidente cambio de sexo, este vecino va a comentar algunas de las cosas que le rondan por la cabeza con respecto a esta persona y sobre todo personaje.

Hubo un tiempo en que  para decir “Rodrigo Rato” solo lo podías hacer de rodillas en un reclinatorio, por lo sagrado que era. Las mamás de derechas siempre hubieran querido tener un hijo modelo “rodrigo-rato”, lo mismo que tan solo unos años antes hubieran querido que ese hijo hubiera sido Mario Conde. Quizás algo tenga que ver que estamos acostumbrados, por el cine, a que los malos, o mejor dicho para no meternos en un jardín jurídico, o presuntos malos, sean feos, desalmados y mal vestidos.

Salvando las distancias físicas, que no tienen nada que ver, la figura de Rodrigo Rato ha este vecino siempre le ha recordado lo que significó, en cuanto a personajes, el gran actor, ya fallecido, Fernando Rey. Siempre bien vestido, impecable en sus maneras, y confundido y confundiendo entre caballero y tirano. Sin nunca saber, si las personas que están a su lado son colegas de profesión, o simplemente peones de su partida contra el mundo.

Lo que a este vecino le extraña es la poca referencia que se hace en estas últimas horas, en el caso del Señor Rato, a esa salida, claramente por la puerta de atrás, del cargo de Director gerente del Fondo Monetario, y que se saldó con su dimisión el 19 de junio de 2007 “debido a motivos personales”. Y es que decir eso, es como cuando  se dice de una persona que ha muerto  porque ha dejado de respirar. Nunca se sabe si es el resultado o la causa.


Todo son motivos personales, lo que ocurre es que nunca se sabe si por motivos personales de él, o de personas que trabajaban con él, que presuntamente pudieran ver que el trigo no era tan limpio como se presuponía.

Lo que está más que claro, nítido, es que el Señor Rodrigo Rato con su apellido, todo ello presuntamente, ya va avisando lo que va a ocurrir, y no hace falta hacérselas de futurólogo; Don Rodrigo va a estar en la cárcel "por un espacio de tiempo, especialmente corto", lo que viene siendo, precisamente, “un rato”, el resto preparaciones de juicios, sentencias y apelaciones.

Es un personaje incómodo, porque sabe dónde está esa alfombra debajo de la cual se guarda, sino toda, gran parte de la porquería creada y acumulada en estos últimos años, y es más, sabe quién es, si lo hay, el propietario de la alfombra…


Y mientras, Don Rodrigo, nos seguirá mirando con un aire mitad de perdonarnos la vida, y la otra mitad como que nos está observando desde Canarias, por aquello de la hora de diferencia. Que quizás, simplemente, es la distancia que hay entre su estatus y el nuestro, o al menos eso es lo que pueda considerar él.

                                                              Dedicado a Miguela

*FOTO: DE LA RED