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lunes, 8 de enero de 2018

TRAS LA NAVIDAD, UN VIAJE INTERIOR




Entre una España cabreada por carreteras cortadas a las primeras de cambio por nieve y más nieve, y otra sorprendida porque el Grupo Zeta va a cerrar las revistas Tiempo e Interviú, comenzamos, ya en la práctica, el nuevo año sin el mayor atisbo, por fin, de las Navidades y la cursilería y sentimentalismo a granel que le rodea.

Este vecino del mundo antes de que nadie pregunte, es de aquellos de la segundo opción, Interviú, y eso que nunca ha comprado ninguna de las dos revistas. Tanto está revista como Tiempo, son uno de los mayores ejemplos de una España aprendiendo andar por los caminos democráticos, e inevitablemente algo nuestro desaparecerá con ellas que sólo el recuerdo lo podrá sostener... 

Aún estoy viendo a aquella Pepa Flores de la décimo sexta portada de Interviú, que recordaba más a la Lara del Doctor Zhivago de David Lean, que a la Marisol de los tiempos del Generalísimo, y que nos hizo a muchos prestar atención a aquella revista.

Quizás porque el vecino del mundo de aquella época se ve con más de todo, especialmente inocencia y ganas de colaborar, y menos kilos de grasa y mala leche acumulada.

Sin embargo, ayer por la radio, de madrugada, oí una noticia que me hizo sonreír mientras me resarcía, un poco, de esa inocencia perdida.

Se ha conseguido, en Estados Unidos, el primer medicamento que lleva una especie de microchip y cuando lo tomas te manda un mensaje al móvil diciendo que ya lo has tomado. Está dirigido especialmente a los que sufren de esquizofrenia, y el mensaje se envía a él y a tres personas más encargadas de su cuidado.

Dentro de unos años, cuanto más tarde mejor, ya estoy imaginando mi cuerpo, por ejemplo, convertido en una especie de parque temático de las enfermedades, y con una colección de mensajes recibidos desde mi yo más íntimo, con ese medicamento oriental en el que cada una de sus partículas lleva, remedando a sus mayores, una cámara de fotos mientras fotografía mi cuerpo. Más cercano a "Un viaje alucinante", aquella delirante, por lo atrevida, película de Richard Fleischer, de 1966, con Stephen Boyd y Raquel Welch, en la que unos científicos se embarcaban, y nunca mejor dicho, en un viaje por nuestro interior. Seguro, eso sí, que mucho más seguro y corto, que el que muchos españoles hicieron el pasado sábado, y que terminaron en el mejor de los casos, ayer domingo.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 26 de julio de 2017

NO ES RUSO TODO LO QUE RELUCE...



Este vecino del mundo siempre ha sido muy tímido, y no es una pose. Incluso viendo la televisión, cuando alguien da la nota, o lo que vulgarmente se dice, “mea fuera del tiesto”, pasa vergüenza ajena.

Ayer, y sin proponérselo, este vecino del mundo se lo pasó mal ante un niño, por una “gracieta” que este vecino quiso hacer, y que quizás, los niños al tardar en detectar la ironía, quedó en la más absoluta de las ruinas ruinosas...

Estos días veraniegos este vecino del mundo ha conocido en el vecindario a un niño que pasaría un casting para hacer “de el más arquetípico de los rusos, en una película de rusos”, y que además lo es. O al menos, eso creía este vecino del mundo.

Ayer al mediodía, tras ir a la playa, volvía a casa, cuando le vi al niño en cuestión, con su padre, que le hablaba constantemente, se supone, que en ruso, y el niño, unos ocho/nueve años, le contestaba todo el rato en un correctísimo castellano, diciéndole que le quería mucho y que era el mejor padre del mundo. 

Mientras su padre dejaba el coche en el garaje, al verme que iba a entrar en el portal se acercó para entrar a la vez, y al verme que le dejaba pasar, me miró y con una gran sonrisa me dijo: Muchas gracias.
Este vecino del mundo, y ahora viene el intento de “gracieta”, con cara de sorpresa le dijo: Ahora me entero que hablo ruso, porque te he entendido perfectamente.

El niño se para en su intento de entrar al portal, y me dice: Yo soy ucraniano pero llevo años en España, y mi hermano pequeño ha nacido en España.
Y me acordé del conflicto entre Rusia y Ucrania, y grité en la inmensidad de mi pensamiento un “Tierra, trágame” que deseé tatuarlo en mi lengua como castigo.

Podía haber sido peor, incluso decir en defensa propia que no tengo nada contra los rusos, ni mucho menos contra los ucranianos, y que además “Doctor Zhivago” es mi película preferida (que para más inri ni es rusa ni se rodó allí). Hubiera sonado mucho a que cuando para demostrar que no tienes nada contra los gays, inmediatamente dices que tienes amigos que lo son.

¿Lo peor de todo? Que quedó claro, con el comportamiento del niño, que no es la primera vez que le “recuerdan” que no es español, y eso le ofende, porque seguro que se ha pasado más años aquí que en su lugar de nacimiento. Este vecino del mundo está completamente de acuerdo en ese pensamiento popular de que “uno es de donde pace, y no de donde nace”, porque, entre otras cosas, normalmente en “pacer” viene implícito el “querer”.


Hay momentos en que uno desearía ser un ordenador portátil, y… poder resetearse.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 1 de mayo de 2016

SUEÑOS DE DIFÍCIL DIGESTIÓN



La verdad, hoy he tenido una noche agitada, me he despertado sudando. No, tristemente estaba solo. Pero he tenido un sueño, aunque no sé si calificarlo de erótico o masoquista. Me explicaré.


Hasta ahora este vecino del mundo siempre ha tenido claro por qué acera de la vida camina, y lo que es más importante, quiere caminar, y si fuera por la otra, pues tampoco habría ningún problema.


Por el camino elegido, miro más a las mujeres, aunque con la mía, La Nuri, tengo más que suficiente. Por eso, lo de esta noche más que ser extraño, creo que puede estar lindando en el delito, por mis ideas, por mis tendencias, y teniendo en cuenta quién protagonizaba mis sueños.


Por la duración de este sueño, y teniendo en cuenta que normalmente luego recuerdas solo ráfagas de él, lo de esta noche pasada vendría a ser, por el metraje,  como Ben-Hur y el Doctor Zhivago, juntas las pelis, y sin descanso. Y es que tener a todo un Paco Marhuenda (sí, lo reconozco) loquito por tus huesos ha sido muy fuerte.


¡Ojo! Yo asumo que el Señor Marhuenda real tendrá esposa, pareja o lo que fuere que tenga a bien, y además no quisiera que me empapelara con toda la razón por difamación, o cosa similar, pero en este caso no sé si mi subconsciente se había fumado unos cuantos porros y quizás algún “tripi”, pero el Señor Marhuenda de mis sueños, suena hasta romántico, se ha pasado la noche lanzándome requiebros a la vieja usanza.


Quizás motivado por la imagen que él da por televisión, en esas largas noches sabatinas en “La sexta”, ha sido intenso y cansino. Eso sí, para depositarme su amor, como él (solo el de los sueños se entiende) me ha dicho, primero se ha cerciorado hasta la extenuación que yo ni era, ni nunca iba ser, de Podemos. Que en el juego democrático entendía que hasta pudiera ser del Psoe, eso me decía en el sueño, aunque para él no sería la mejor opción.


Al despertarme, y en vista de la “visita” nocturna, he recordado que ayer lo último que vi por televisión fue el programa de la sexta en el que él interviene. Me he jurado no sé si por mi o por él, que en el futuro evitaré ver un programa informativo antes de ir a dormir, porque como algunas comidas, son de difícil digestión. Cuando menos, y a las pruebas me remito, no debe ser muy “higiénico” para la salud.


De todas maneras cualquier guionista que cogiera al vuelo la “idea” que se puede desprender de mi “inocente” sueño, podría equiparar la historia con la mismísima “Pesadilla en Elm Street”, con un Marhuenda, ya solo le faltaba eso, emboscado en los sueños, para darte la vara e inculcarte su manera de ver la vida…, buscando discípulos entre los sueños, sin que te puedas defender.


Por cierto, he leído, buscando documentación tras el sueño, que el Señor Marhuenda tiene tanto trabajo que sólo duerme cuatro horas al día, aunque, y lo dice en la entrevista, muy concentrado. La verdad es que muchas veces en el programa de los sábados se puede apreciar más de una vez que está cansado y hastiado, más de las veces por sentirse un incomprendido. Visto lo visto, si compartiera un poco de su trabajo, hasta podrían bajar un poco las cifras del paro…


Quizás, y solo quizás, con tanto trabajo, a lo mejor el Señor Marhuenda no se entera de la mitad de lo que pasa, y por eso piensa como piensa. De todas maneras, con él se confirma, que tener siempre la razón (él está convencido) tampoco da la felicidad. Quizás, es probable, sufra por tanto confundido e indocumentado….


Me pregunto, ya para terminar, si lo ocurrido esta noche se puede considerar como una cita a ciegas, porque yo desde luego tenía los ojos bien cerrados...



*FOTO: DE LA RED

sábado, 11 de julio de 2015

MUERE OMAR SHARIF, ¡VIVA JURI ZHIVAGO!




Con lo mal que va todo y encima se nos muere Omar Sharif. Ya no nos quedan ni los recuerdos...

Así, sin anestesia. A última hora de ayer estaba conectado a las llamadas “redes sociales” por si encontraba ese unicornio azul que dice la canción, ese oasis entre tanta podredumbre, ese arco iris entre tanto gris, cuando alguien comentó la mala nueva: “Ha fallecido Omar Sharif”.

Quien siga a este “vecino del mundo” tiene más que asumido que su película favorita es “Doctor Zhivago” por lo que se imaginarán cómo se encuentra hoy.

Lo que no saben es que para este vecino el cielo debería ser, y no lo digo ahora, siempre lo he pensado, estar en el rodaje de aquella película. En una España de 1965 en blanco y negro, una superproducción en la que la piel de toro se tornaba una Rusia revolucionaria. Un rodaje eterno, como eterno es, eso dicen, el cielo, aunque el rodaje durara solamente, algo más de un año.

Muy pocos sabrán que Don Omar Sharif estuvo a punto de no pasar el casting por algo que se le escapaba a sus esfuerzos: su pelo. Yuri Zhivago no podía tener el pelo rizado como él. Pero gracias a la profesionalidad de un técnico español especialista en pelucas, Don Julián Ruiz, quien le afeitó un poco el pelo de la frente, y le colocó una discreta peluca de pelo castaño para ocultar su pelo rizado y ligeramente canoso, pudo conseguir ese papel.

Y quizás, el mayor enemigo de su carrera como actor, también ha sido él mismo, con esa aureola de bon vivant bien ganada en esas veladas de todo tipo de juegos de azar, y especialmente el bridge. Para el Señor Sharif alejado de las cámaras, siempre se ha dicho que un día bien vivido siempre comenzaba al despertarse al mediodía.

El Señor Sharif siempre ha sido, al menos para este vecino, el prototipo de actor que va más allá del texto, de lo que se dice. En Omar Sharif, y en especial en su papel de Yuri Zhivago, siempre ha sido muy importante, las miradas, los silencios, la sugerencia. También en este contexto, conviene recordar, en “Lawrence de Arabia”, esa famosa aparición en el desierto de un Omar Sharif totalmente vestido de negro, que empieza a acercarse desde un punto del horizonte, y el gran David Lean, director de ambas películas, evita hacer una elipsis, quitarnos tiempo, hasta que se le vea de cerca. El efecto creado, en lugar de una cierta morosidad en el movimiento de la misma trama es, sin embargo, lograr una gran expectación en ver quién es el que aparece. Desde ese mismo momento nunca olvidaremos a un Omar Sharif, por otra parte, inolvidable.

Hoy el mundo es un poco más triste, y da más ganas de cruzar esa frontera blanca que siempre ha sido el lienzo inmaculado de todo cine que se preciara de serlo.

Me reconforta pensar que por fin Yuri Zhivago ha encontrado a Lara para siempre, aquella Lara de sus poemas nocturnos, que vio desde el tranvía, pero a la que nunca pudo alcanzar.


Hoy en el cielo ya hay una estrella más, que brillará tanto como sus ojos en la pantalla. Descanse en paz Omar Sharif.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 28 de enero de 2015

EL CAMALEÓN NEOYORQUINO


Llevo veinticuatro horas deglutiendo una foto que me ha gustado e intrigado a partes iguales. Seguro que la habéis visto en muchos medios de comunicación, con motivo de la gran nevada de Nueva York. Es esa imagen en la que, para ser políticamente correctos,  un afroamericano está parado en la mitad de una calle mientras lleva un gran bolso de cuero en la mano izquierda.
Desde el primer momento  me ha llenado de intriga el por qué está parado en la mitad de una avenida por una vez que ese lugar solo está dominado por el hombre y no por las máquinas…
¿Se está haciendo una gran pregunta por la que, y limitaciones de hombre, no puede hacer dos cosas a la vez, y por eso se ha parado?
¿Ha encontrado previamente una de esas puertas del tiempo, y ha aparecido de pronto en una ciudad que no conoce y está tomando consciencia del clima y los problemas que eso le van a acarrear? En contra de esta teoría puede ir la misma vestimenta del individuo, que denota que, al menos en las prendas, ya estaba preparado para lo que le podía esperar.
¿Se está viendo mucho más pequeño de lo que en realidad indica su cuenta corriente, porque contra la naturaleza no hay prima de riesgo que se arriesgue a retar a un clima cabreado?
Quizás sea una mezcla de todo y de nada, pero sí parece que en primer plano se imponga la pequeñez del ser humano ante la potencia de una naturaleza desbocada. Y sobre todo una gran pregunta en el aire: ¿Quién me mandaría a mí estar aquí?
Por una vez, ese gran plató cinematográfico que es la ciudad neoyorquina,  parece que se ha preparado más para rodar una secuela del Doctor Zhivago, que una historia cualquiera de su día a día.  Y quizás, en realidad, eso es lo importante, que en cualquier momento nos podemos ver forzados a cambiar nuestro tan importante día a día , esas reuniones inaplazables, esos negocios vitales, porque a unos simples vientos gélidos les ha dado por visitar terrenos que normalmente no gozan de su interés.
Tampoco sería descabellado el pensar que cualquier día de estos nos enteremos que alguna productora esté interesada en rodar un spin off sobre este personaje, cuando menos tan enigmático, que en cualquier caso bien pudiera estar en cualquiera de los dos lados de la ley, de acuerdo con los intereses de una industria que hace de cualquier evento un espectáculo. Y no va a ser este vecino del mundo quien critique algo que luego puede ser el primero en verlo.


Hoy ha sido noticia, y mañana quizás simplemente un recurso cinematográfico para un arte, el séptimo, que es una especie de camaleón de la vida diaria.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 12 de abril de 2014

DE CUENTOS DULCES Y COCODRILOS HAMBRIENTOS

Hay personas que “cuidan” tanto su dinero que popularmente se suele decir que tienen cocodrilos en el bolsillo, aunque en estos tiempos de crisis hasta los cocodrilos se han ido intentando encontrar algo que comer. Y quien más o quien menos se busca la vida como puede, y además es mejor que no desvele su “truco” para sobrevivir moralmente a nadie, porque en este país hasta las paredes oyen, y seguro que de un día para otro aparecería un nuevo impuesto sobre lo que a ti te ayudaba a subir la moral.
Muchos de mis seguidores saben que me encanta el cine, y que mi película favorita es “Doctor Zhivago”, pero reconozco también que esa historia no es para recordarla todos los días porque, entre otras cosas, y espero que no se me acuse de “spoiler” (o destripador de finales), después de tantos años, ya todo el mundo sabe que no acaba bien, es decir, como la vida misma. Por eso, como terapia emocional, y cuando tengo que andar con mucho cuidado para no pisarme la moral, he de confesar que me atizo una sesión de “Notting Hill” en vena, y me quedo como nuevo.
Ya sé que me diréis que es un cuento, un cuento ambientado en la actualidad, pero un cuento. Eso sí, esta vez es la princesa quien planta un beso al ceniciento que se convierte en príncipe. Y puestos a que en esta sociedad nos cuenten cuentos y milongas para robarnos la cartera, siempre viene bien una historia con bonito final y llena de buenas intenciones, salpicada de humor inglés para que entre risa y risa, las lágrimas no resbalen por la cara sino que salpiquen directamente al que está al lado.
En mi caso además influye que tengo muy buenos recuerdos de Londres, y estoy convencido desde hace muchos años, de que en esa ciudad, y solo en ella, cualquier cosa es posible, como que alguien vaya en pijama por la calle y nadie lo mire, y si lo digo, es porque tengo pruebas.
Espero que tras esta confesión a nadie se le ocurra incrementar más el IVA a las películas dulces, ya que me imagino que los políticos no leen este tipo de blog, porque entre otras cosas cuando no ejercen su profesión deben de estar muy ocupados contando la fortuna que están amasando, o cómo “moldear” las leyes a su manera. Además, es bien sabido que el corazón y los sentimientos están bastante alejados de la cartera, y solo deseo, que algún día al meter su mano en su bolsillo, encuentren los cocodrilos que emigraron del mío por no poder sobrevivir en él.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 17 de agosto de 2013

ALGO MÁS QUE PAYASOS

No sé si os pasa a vosotros también, pero cuando veo un rostro de alguien y estoy convencido de que le conozco de algo, mi mente inmediatamente juega a situarlo en algún lugar, en alguna circunstancia. Y, además, lo que veo es un alejamiento de ese rostro para intentar recordarlo en un ambiente, en un momento. En el argot cinematográfico pasaríamos de un primerísimo primer plano a una panorámica, con lo cual ya tendríamos más datos para recordar a esa persona, y en el momento que la conocí, y cómo.
Con el verano, la sensación déjà-vu es total, especialmente cuando has pasado los doce últimos agostos en el mismo lugar: Torrevieja.
Se puede decir, y nunca mejor dicho, que no hay nada nuevo bajo el sol. Tampoco es eso lo que este vecino del mundo busca, sino estar tranquilo en un lugar ya conocido, y cada vez más conocido, por gente de todo el mundo.
Últimamente, con tanto ruso al rededor, tengo la sensación de que en cualquier momento me voy a topar con el Doctor Zhivago mismo, con el rostro de un Omar Sharif inmenso.
¡Es curioso!, porque mientras al pueblo llano hace tiempo que se le puso mirando a Cuenca, con perdón por Cuenca que no tiene la culpa de nada, el gobierno se ha puesto por motu proprio, mirando a Gibraltar. Lo del pueblo, desgraciadamente, se entiende, porque ha llegado un momento en que entre impuestos anteriores, nuevos impuestos, aumento del I.V.A., choriceo administrativo tanto en directo como en diferido, la única opción que nos queda es mirar, y mirar a Cuenca hace tiempo que tiene connotaciones sexuales no consentidas sino impuest-as.
Sin embargo, lo de mirar a Gibraltar es periódico y tardío, amén de que no deja de ser un intento de cortina de humo para cambiar de tema, y lo triste es que ni quieren hacer nada, ni van a cambiar nada, en un grano que hace mucho tiempo que nos salió a todos los españoles, y por enquistarse, cada vez es más grande, y ya pronto tendrá hasta un puerto deportivo.
Este vecino nunca ha entendido como los británicos, que no quieren abandonar su espíritu isleño, y que trasladarse al continente es ir a Europa, porque ellos son continente aparte, con moneda propia, sin embargo, luego, tienen tanto apego a la geografía del sur de España, e intentan “mover” a las instituciones europeas por una supuestas irregularidades del gobierno español, cuando ellos, los ingleses, y los británicos en general, se han pasado siempre por el forro de sus caprichos las leyes internacionales, moldeándolas a su antojo.
Con las actuaciones de Gran Bretaña también tenía sensación de déjà-vu, hasta que un día me acordé de que lo mismo había visto hace muchos años en el circo.
Una vez viendo la actuación de un trío de payasos, uno de ellos atizaba unos tortazos impresionantes al otro, mientras el payaso listo de rostro blanco estaba despistado, y además, el mismo payaso que atizaba, luego empezaba a llorar estruéndosamente, mientras se acariciaba el moflete en el que supuestamente había recibido el monumental tortazo. El supuesto agresor, mientras tanto, se miraba las manos con ojos desorbitados, y cara de no comprender nada. Lo mismo que está ocurriendo ahora, y seguirá ocurriendo en el siglo que viene, a no ser que Gibraltar ya ocupe toda la península ibérica.

*FOTO: DE LA RED