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jueves, 1 de febrero de 2018

EL CATÁLOGO DESDE ZARZUELA


La única razón quizás para el post de hoy se debe a que  este vecino del mundo, a sus años, está siempre más cerca del piensa mal y acertarás que las cosas pasan por casualidad

Y estos días, primero con ese catálogo de imágenes diseñadas por, se supone, La Casa Real y después con la retransmisión en directo de la entrega del Toisón de Oro a Leonor, sucesora al puesto que por ahora ocupa su padre, a uno le huele como mínimo a promoción, propaganda monárquica, aprovechando que Felipe VI cumplía cincuenta años, y en realidad se palpan horas muy bajas con todo el procés al fondo.

Ese puede ser el motivo, pero si la mayoría de la gente ha sentido lo mismo que este vecino del mundo, quizás el resultado no ha sido el esperado por los que, se supone, lo han preparado y propiciado.

Personalmente a este vecino le ha quedado patente, por si ya no lo tenía claro, que como mínimo en esta España nuestra hay dos ligas diferentes, una para los potentes que cada vez lo son más, y los otros, que se intentan buscar la vida, esa vida que ya no se les garantiza con sólo un sueldo.

Las imágenes del día a día de la Familia Real, aunque estaban bien estudiadas para no parecer al menos pretenciosas, en realidad para los que la crisis les ha corneado bien duro, y esos empresarios que aprovechando la desbandada del miedo, les exprimen cada día con salario escaso y horario desmesurado, eran una especie de El otro Catálogo de Ikea para los más pudientes. Y daba la sensación también, en los reportajes, al menos a este vecino, de que “el resto” lo veíamos por una ventana pero de abajo a arriba, y además estando de puntillas, porque nunca vamos a llegar a su nivel.

Sinceramente, nunca me había pasado, pero ese catálogo made in Zarzuela, aunque quizás lleno de buenas intenciones, me dio la sensación de ser un bunker, a salvo de todas las movidas que el día a día más que ofrecernos, nos está escupiendo a la cara. Porque no es lo mismo querer decir, entre imágenes e imágenes, o entre líneas, que la Monarquía está a salvo, y todos podemos estar seguros en su cobijo, a que la Monarquía está al margen de todo. 

Y al final, quizás sólo una nítida imagen, el de una niña todavía, llamada Leonor que, y ya en un segundo plano más borroso, y rodeada de todo el oropel que se quiera, seguro que con el tiempo se va a ir encontrando sola muy sola, y siempre, tal vez, incomprendida cada vez por más gente, y con una responsabilidad que desde pequeña se le ha dado y que muchos siempre se la discutirán.

*FOTO: DE LA RED