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lunes, 21 de marzo de 2016

RECUERDOS DE LA HABANA POR VISITAR



Y la vida te vuelve a sorprender. Es como decir esa célebre afirmación, que sabes a ciencia cierta que nunca será, la de “Este cura no es mi padre”, y que al final sea.


Uno siempre tiene quizás una especie de deseo inconfesable, y que sabe que es muy difícil de cumplir, pero nunca quiere renunciar a ello. Y uno de mis deseos inconfesables ha sido por siempre Cuba


Especialmente ese intentar perderme por La Habana Vieja, que no es lo mismo que echarme a perder. Y es que llegó un momento al menos en mi pueblo (porque uno es de pueblo, no sé si a mucha honra, o porque así le tocó en la lotería de la vida, o por ambas cosas) que decir que uno iba a Cuba de vacaciones, la mayoría de las veces iba acompañado de una sonrisa cómplice como de “ya me entiendes de qué estoy hablando”.


Sin embargo mi atracción por Cuba siempre ha sido muy extraña, como de ya haber estado allí en una vida anterior, una especie de déjà vu pero con todo imposible de volver a ver.


Como uno siempre intenta explicarse todo, la única explicación que este vecino del mundo se puede dar es que de muy pequeño se iba enterando por las “conversaciones de mayores para mayores”, de aquel famoso lío de Bahía de Cochinos, y de un tal Fidel Castro que no se llevaba nada bien con otro tal Kennedy, y que a este le mataron, poco después, a mi entender de entonces, muy joven y con unos niños muy pequeños.


Uno parece que va olvidando el pasado pero se acuerda de pequeños detalles. 

Los niños de mi generación, mediados-finales de los cincuenta, cuando nos montábamos en el clásico tiovivo, era para subir al Sputnik, por decirlo de alguna manera, la versión rusa de los cohetes americanos. Los mayores estaban enzarzados en aquella guerra fría (que nunca entendí por qué "fría", ya que en todo tipo de guerra, como decía mi madre, se calentaban la badana), los niños con los sputnik, y en los colegios con la leche americana (leche en polvo). Una especie de cal y arena,  una de americanos y otra del “telón de acero”.


Y en el fondo, está aquel recuerdo/información/noticias de los niño, especialmente, que tuvieron que abandonar su paraíso, su Cuba natal, la misma generación de luego famosos como Andy García, Gloria Estefan


El caso es que ahora resulta que la persona en teoría más difícil de que entrara en Cuba, va y la visita, el mismo Presidente americano, Mr. Obama, el representante actualizado de aquel Kennedy, John Fitzgerald, con el que tuvieron sus dimes y diretes, y que como en un cuento, les hechizó para castigarlos en un perpetuo "que te quedes como estás".


A las ahora famosas blogueras conocidas como it-girls, al parecer les invitan a muchas cosas, y como se decía antiguamente, son el perejil de todas las salsas, o quizás actualizando el dicho son el chupito de toda fiesta que se precie.


En cambio, a este vecino del mundo, el único que se ha fijado en él, y mucho, es la crisis. Y, puestos a invitarme, nunca me han invitado a nada, ni por supuesto a conocer La Habana. Así, recordando, a lo único que me han invitado alguna vez, e incluso de muy malas maneras,  es a que me calle. Desde luego que no lo han conseguido, por supuesto.


Quizás, y para matar ese gusanillo, de vez en cuando me pongo esa bella canción del Señor Alejandro Sanz, Labana, y repito como un eco detrás del maestro eso de “Labana es la ciudad donde los sueños aprenden a nadar”.



Esperemos que aunque el vecino se quede con sus ganas habaneras intactas, ellos, los cubanos, tengan mejor fortuna, aunque hayan tenido que esperar más de cincuenta años…


*FOTO Y VIDEO: DE LA RED

sábado, 23 de noviembre de 2013

COSAS DE MAYORES

Ayer se cumplieron cincuenta años del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, y este vecino también tiene una pequeña parcela de su memoria dedicada a aquel momento.
Es curioso, pero aunque tenía tan solo siete años, recuerdo un “flash” de aquel día de hace cincuenta años como si fuera hoy.
Veo a mi padre en la cocina, en camiseta después de trabajar, muy serio y preocupado, como no lo había visto nunca, y quizás eso hizo que mis sensores de peligro, archivaran aquellos momentos en mi parcela de “memoria para siempre”.
Aunque luego, la mayoría de los presidentes americanos han pasado a años luz, sin pena ni gloria, para la vida de este vecino, tan solo se acuerda también de Bill Clinton, y no precisamente por su incidente oral en el despacho oval, sino porque este vecino siempre recordará, porque le impactaron, unas imágenes de Clinton niño/adolescente, saludando al entonces Presidente Kennedy, en lo que se pudiera entender, al cabo de muchos años, como una manera de darle el relevo.
Aquellas personas que piensan que los niños “no se enteran de nada”, este vecino considera que están muy confundidos. Un niño a su manera va distinguiendo momentos, a veces por instinto, por ser escenas diferentes a lo que él está acostumbrado para su nivel de consciencia, pero reconoce sobre todo el peligro.
Palabras y momentos que este vecino asocia con su niñez son: Cuba y La bahía de Cochinos; Marilyn Monroe, y su muerte; Gary Cooper, Grace Kelly, y el sputnik.
En los recuerdos de este vecino muy niño, hay un tiovivo que no para de dar vueltas, con un cohete azul, en el  que se monta sintiéndose un héroe. Sin embargo, él y toda su familia no le llaman cohete sino “sputnik”, palabra con sabor ruso, que se ha quedado en un recodo de la historia, 
y que tan solo la recordamos aquellos que vamos coleccionando   décadas.
Y, ayer, fue un buen día para recordar un pasado en blanco y negro, en donde todo era muy grande, quizás porque eramos pequeños, y en el que el mundo de la realidad y de la ficción se mezclaban todavía sin límites muy marcados, pero que si de algo estaba seguro, es que un día conocería todo, y comprendería todo, incluso las cosas de mayores.

* VÍDEO: DE LA RED