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lunes, 25 de diciembre de 2017

CUANDO, INOPINADAMENTE, NO ES UN FELIZ DÍA DE NAVIDAD...


Como si de una película se tratara diré que lo que voy a relatar ahora me acaba de pasar y por supuesto … ESTÁ BASADO EN HECHOS REALES.

Mañana de Navidad, 25 de Diciembre, atrás ha quedado una Nochebuena llena de comida y muchos recuerdos que hemos intentado sobrellevar de la mejor manera posible. Por delante, antes de la embestida de otra comida copiosa, unas dos horas de relax que intento endulzarlo con buena y tranquila música.

He puesto en el teléfono móvil, que tiene muy buen sonido, la grabación del CD “CINEMA”, de Andrea Bocelli, que como su propio nombre indica está dedicado a una docena de canciones que formaron, de alguna manera, parte de una película famosa, aunque en algún caso, solo se hizo famosa la canción.

Había oído un par de canciones, literal, y ya estaba viendo las puertas del gozo hecho Nirvana, faltaban pocos metros, y de pronto suena “Moon River”, de “Desayuno con diamantes” (“Breakfast at Tiffany´s”) cuando mi vuelo estratosférico acaba en desastre. ¿Motivo? En la retina de mi pensamiento, porque al menos el mío funciona como un ojo cuando recibe datos de ellos, aparece La María Teresa Campos de hace apenas 48 horas, en “Sálvame Deluxe”, disfrazada de Audrey Hepburn en la célebre escena de la película dirigida por Billy Wilder, y todo el momento glorioso se ha partido en mil cristales con forma de cuchillos.

Sólo la vi un momento este viernes pasado, en realidad era La Nuri mi sufrida quien estaba viendo el espectáculo de tres españolas (Maria Teresa y sus dos hijas), frikis, muy frikis, descubriendo Nueva York, en esa especie de reality insertado en “Sálvame Deluxe”, que les nutre, y se nutre de ellas. Y, en ese momento, me abstuve de dar mi opinión, pero se ve que fue tan negativa que mi subconsciente quedó en letargo y ha respondido esta mañana por la retaguardia, remedando a otra escena de película clásica, como la madre de Norman Bates, en Psicosis, asesinándome en esta ocasión, no dentro de una bañera, sino tras unas notas del clásico de Henry Mancini, con letra de Johnny Mercer, y que, al parecer, a partir de hoy, ha quedado vedado por mi sentido moral de la vida.

Quizás, el problema que tiene este vecino del mundo, es que nunca ha podido tener un gran tren de vida, y nunca podrá, ni quiere, comprender a unas personas que pueden hacer cualquier cosa para seguir en él. 

Es muy probable, que Las Campos, no sufran de eso, que quizás solo sufran los pobres, y que se llama “vergüenza ajena”, pero lo diré de la manera más fina que puedo… Cada vez entiendo mejor la manera que tuvo de vivir sus últimos años la ¿excentrica? Greta Garbo alejada de todos y …¿de todo? Porque te vas dando cuenta, en eso la vejez también es un grado, que nos vamos acordando de los demás por sus últimos momentos, aunque hayan sido grandes, o similares, en lo suyo.

El problema, uno de ellos, viene cuando los que te tienen que aconsejar que “te cortes la coleta”…viven sino de ti, sí de tu sombra.


De todas maneras viendo lo mal que me ha sentado,  y parodiando ahora, el título de una película española, la sombra de un recuerdo, voy a tener que poner, en algún lugar del “chasis de la tele” el dibujo de una calavera con dos tibias cruzadas, para recordar el contenido de mucho, desgraciadamente, de lo que aparece por eso que se llamaba antes “caja tonta” y que ahora tiene más bien forma de ventana, aunque mucho del nuevo paisaje tiene el mismo cariz…

La imagen de la otra Audrey Hepburn por siempre me perseguirá, y de eso alguien debiera de hacerse responsable... pero, ya se sabe, en este país ... el último que cierre la puerta.

*FOTO: DE LA RED

martes, 2 de diciembre de 2014

DESAYUNANDO EN LA LUNA

¿Quién de nosotros no se ha dejado llevar alguna vez por una locura? Y más si es fácil de realizar y barata.
Llevo unos días con una idea que me ronda la cabeza. Nunca he deseado ser mujer, es decir, no por nada en especial, sino que nunca me he planteado cambiar de sexo porque me encuentro bien como estoy, y como dijo aquel ministro, ”los experimentos mejor con gaseosa”. Pero sí estoy deseando hacer lo que hizo el personaje de Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes” (Breakfast at Tiffany's). 
Cualquier día de estos me voy a desayunar (como en Donosti no está ubicada la joyería Tiffany's, aunque no creo que sea porque aquí no hay tiendas caras, sino carísimas) ante el escaparate del Banco de Santander, en la Avenida de la Libertad, uno de los sitios, pocos, donde ahora se puede esconder la utopía, y me pongo a soñar ante mi reflejo en el cristal, mientras me como unos cuantos churros, de esos congelados del "super", y chocolate que previamente habré llevado en un termo.
De todas maneras, es curioso, mi utopía se encuentra en la Avenida de la “Libertad”, otra utopía o más bien leyenda urbana.
¡Y es que estamos en las mismas! Al igual que en el cine americano se gastan un “porrón” de millones para rodar una película, aquí nos tenemos que conformar, incluso con los sueños, a vivirlos como podemos y con presupuesto reducido.
El más quisquilloso de mis lectores ya estará despotricando mientras dice que en esa escena inventada y descafeinada, lo que más se va a echar en falta es Moon River, la célebre canción de Henry Mancini, y quizás eso sea lo más fácil de conseguir: la canción previamente grabada en mi teléfono móvil y unos pequeños cascos en las orejas.
Nunca he sido materialista, pero al final te das cuenta que hasta los sueños más íntimos necesitan un apoyo, aunque sea muy ligero, de eso que despectivamente llamamos “pasta, guita, parné”, todo lo que sea por no decir “dinero”, porque parece que el dinero mancha, incluso la boca.
Ya no buscamos el edén en los paraísos perdidos, sino en los paraísos fiscales.
Siempre se ha dicho eso de que “todos tenemos un precio”, pero con los días que nos ha tocado vivir, ahora quien más quien menos tiene su precio rebajado, y se conforma, pues eso, con los churros congelados, como nuestros sueños, que la realidad hace mucho tiempo que se encargó de enfriar.  Y los dejó, no como en la película en el "Río de la Luna", sino directamente en la luna de un banco. ¡Triste!

*FOTO: DE LA RED