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lunes, 22 de agosto de 2016

NAUFRAGO DE INCOMPRENSIÓN



Lo de hoy ha sido toda una odisea. Y en realidad sólo se trataba de recibir un par de cajas de lentillas (a través de MRW, que en este caso como veréis, es relevante el decirlo), que aunque no era nada trascendente para la humanidad, y por esta vez al menos, no ha corrido  ningún peligro la seguridad de nuestra especie, sí era muy importante para este vecino del mundo.


El sábado me avisaron de la empresa encargada de proveerme de las lentillas que uso, que me las enviarían en 48 horas, y gentilmente me adjuntaban el número para seguir el pedido. 


Teniendo en cuenta el día que era, no sabía  si me llegarían el lunes, o el martes. Esta mañana, tras pasar más de media hora intentando llegar a algo en la página de MRW, todo el tiempo se saltaba de la casilla para comprobar la ruta del pedido, a publicidad pura y dura de la empresa, todo ésto a través de internet por el móvil, porque este vecino no está en su lugar habitual. He optado entonces, por ponerme en contacto con la óptica, que muy amablemente, y comprobando ellos con el número de seguimiento, me han confirmado que las recibiría hoy. Les he pedido el número de teléfono de MRW, y tras comprobarlo me han dado el número de la oficina encargada de la entrega: MRW – San Javier.


Tras llamar, que por cierto, me han cogido la llamada en seguida, a cada uno lo suyo,  al preguntar por el envío, la señora o señorita en cuestión, me ha dicho, con ese tono que da la costumbre y el hastío, que si era un envío normal lo podía recibir hasta las ocho de la tarde. Al contestarle que como no lo había mandado yo, no sabía el tipo de envío que era. Me ha dicho, sin ningún tipo de inflexión de voz, que en ese momento, no le funcionaba el ordenador, y que por favor llamara en diez minutos.


Este vecino tiene mucha experiencia en tratar con clientes por teléfono, y puedo asegurar "que no decía la verdad". Y si lo hacia, lo ha hecho muy, muy, mal. Cuando uno esta agobiado porque "el sistema" no funciona, se le nota al instante.


Al sentirme muy decepcionado y frustrado, en lugar de criar un caldo de cultivo para una úlcera, lo he comentado por Twitter:
"La señora atendiendo el teléfono en MRW San Javier, tiene menos ganas de trabajar que Dinio. ¿Está descontenta? No lo pague con el cliente".


Visto ya desde la distancia de las horas, más de diez, y usando el humor, que por suerte, este vecino del mundo considera que tiene como un obispo que se precie, es decir, en grandes "diócesis", la señora o señorita en cuestión,tenía tantas ganas de responderme como Pablo Iglesias de votar al PP, o viceversa, ninguna. 


En estos días inciertos es comprensible que el personal esté muy quemado, generalmente por trabajar muchas horas, y recibir a cambio, frecuentemente, malos modos y poco dinero. No sé si éste era el caso, pero lo parecía.


La verdad es que en muy poco tiempo, y sin haberme dirigido a ellos, al enterarse del tweet, MRW-Clientes se ha puesto en contacto conmigo. Y al decirles el número de seguimiento, me ha respondido, ¡Premio!, que hasta las ocho de la tarde lo podía recibir (un margen de más de ocho horas todavía). Si ya venía de rebote, y rebotado, de hablar con la oficina, ¿qué esperaban desde MRW-Clientes, que ni siquiera me hubieran dado esa información? Realmente es poco esperar desde su lado.


En todo ésto ha quedado más que claro que la tecnología les funciona, y también, la frialdad que da el teclado, pero el intentar ayudar de motu proprio, o por mera empatía, no es lo suyo.



Ellos no pueden “gastar” (como se diría en inglés, y que esta vez viene de “perlas”) dos minutos, en ayudar, pero yo en cambio, al estar sólo en casa, me tengo que  pasar todo el día “en prisión” como El Lute de su peor época, y penar, aunque no haya cometido ninguna falta.


Estaba convencido que para redondear el cachondeo y el desprecio, recibiría el paquete sobre las ocho, agotando el plazo. No ha sido así. En realidad, "Annie" (no sé como ella escribirá su nombre, pero ante la duda lo pongo como el "musical"),  y su simpatía han llegado a las cinco, y en moto. A su favor, que aún poniéndole mal el piso, ha sido, por fin, capaz de tener un poco de cabeza y ganas, y me ha llamado por teléfono, deshaciendo el entuerto, y recibiendo el paquete.


Por cierto, le he comentado que parecía que todo era para que la próxima vez se hiciera en otra modalidad de envío más costosa, y me ha respondido, ante mi incredulidad, que en todo tipo de envío se dice lo mismo: que se puede repartir hasta las ocho de la tarde.


Nadie me ha regalado nada, ni MRW, ni cualquier otra empresa de transporte, todo se paga. Pero tengo mucha experiencia con  SEUR-Donosti,  y todas las veces requeridas, que no han sido pocas,  me  han"brindado" un poco de comprensión, lógica, y tiempo. Y en estos días que corren, sentir, no tener, sentir empatía por el cliente, es tanto como recibir un envío como urgente, o hacer un viaje en VIP, sin haberlo pagado.


Para que quede claro sino ha quedado ya, la próxima vez a la óptica, y a lo que sea, les pediré por favor que me lo envíen por SEUR.


¡Vamos! Está claro que  si el personaje de Tom Hanks en "Naufrago" hubiera pertenecido a otra empresa de trasporte diferente a la de la película,  lo de volar en Navidad, festivo, hubiera sido, probablemente, una quimera (porque si algo sentía él era empatía por sus clientes y fervor por su trabajo), y nos hubiéramos quedado sin aventura, y por supuesto, sin una gran película.

Por cierto, la aventura de hoy, un cúmulo de despropósitos y frialdad, mucha frialdad; con excepción de Annie, pero eso ya es otra película... 

*FOTO: DE LA RED



miércoles, 10 de septiembre de 2014

DETRÁS DE LA MAREA

Para este vecino que lleva varias semanas alejado de su querido Donosti, esas imágenes, de hoy mismo, de una bajamar extrema, o viva, que muestran una bahía “diferente”, con menos agua y más “on the rocks”, le dan unas ganas tremendas de pasear por esos terrenos que normalmente están vedados, para aquel que no tiene muy a mano montarse en una barca, o unos amigos con “posibles” en forma de barco. Es una óptica casi vedada para el común de los mortales, un edén convertido en espejismo.
Sin embargo, como todo depende del punto de vista de cada uno, lo triste es que más de una mente brillante al ver un espacio libre, prácticamente toda la bahía,  muy apetitoso, habrá pensado que es un buen sitio para montar otro, y si fuera posible, grande y definitivo "centro comercial". Unos grandes almacenes abiertos al mundo en el marco más incomparable de todos los marcos posibles, y siempre, siempre, a tu servicio.
Este vecino siempre ha creído en el libre albedrío, pero es triste el pensar que donde uno ve belleza azul y libre, otros solos conciben el negocio por el negocio. Eso sí, para calentar el ambiente se oirían cantos de sirena como que “es bueno para la ciudad”, una manera de promocionar “lo local mediante lo universal”.
Más de uno me tachará hoy de pesimista empedernido, y solo me considero terriblemente real, porque lo de realista, y txuri urdin hasta la médula, se da por supuesto, a pesar de la fantasía de mis pensamientos. Casi tan triste y fantástico como esa escena en que unos  niños pequeños, muy pequeños, intentan coger unos molinetes que giran al viento, jugando en unas instalaciones montadas para ellos, mientras sus padres trabajan en esa fábrica, y su única aspiración es que sus hijos tuvieran la misma suerte, que tuvieron ellos, de trabajar allí.
Y es que, si ves una zanahoria delante tuyo, o incluso un inocente molinete, puede ser una casualidad, pero también puede ser que alguien te considere un burro, o un niño, y te ponga delante el cebo para que camines, o incluso que opines, estando totalmente convencido de que lo que dices es totalmente original. Pero…¿realmente es así, o simplemente eres el eco transmisor de otras ideas?
Las mareas vivas van y vienen, dejando ver los restos originales que normalmente no están a la vista, pero que existen, y las vidas, como las opiniones van y vienen, dirigidas por fuerzas que normalmente están ocultas pero que nos manejan, sin que la mayoría de las veces seamos conscientes de aquello  que se esconde detrás de la marea.

*FOTO: DE LA RED