domingo, 16 de abril de 2017

CUESTIÓN DE PRIORIDADES, O PROTEGIENDO AL UNICORNIO

 

Estaba hablando con un amigo, prácticamente el único que me queda; no, no porque yo sea mala persona (eso, espero), sino que entre divorcios (se reparten los amigos, y ellas han decidido antes) y muerte por la edad (ya se sabe, y si no se va sabiendo, que pasar de los cincuenta a los sesenta, y no es un chiste, es mortal), pues eso, de la cuadrilla (esa cuadrilla vasca que ahora, cosas del cine y de la tele, parecía que se iba  a comer el mundo junto con la chuleta de todos los jueves y, sin embargo,  es el mundo el que se nos ha ido tragando) solo quedamos Koldo y este vecino del mundo. Y Koldo me decía ayer mismo, en un ademán que no lo haría mejor ningún profesional del teatro clásico, que no hay nada más inesperado que la muerte.

Al de Elgóibar, a mi amigo, cada vez que se le va un poquito la mano con el Rioja, se pone un punto metafísico-sentimental, y hay que reconducirle al mundo de los vivos, y nunca mejor dicho. Y por eso le quise traer al lado de los supervivientes mediante el humor como capote, y le dije eso de que inesperado es que casi con sesenta años, te salgan tus primeras almorranas, o siendo feo y sin dinero, una jovencita, o un jovencito,  que a ciertas edades uno ya no está como para poner peros, se enamoren perdidamente de ti.

Al final, o al principio, uno ya no sabe, quizás no dejamos de ser más que burros disfrazados por aquello del qué dirán, y necesitemos de zanahorias, muchas zanahorias, para seguir viviendo. Pero eso sí, teniendo un poco de juicio para no morir tampoco de un atracón de zanahorias. Ya que a lo mejor a las zanahorias, al menos de las que hablamos en este momento, les pasa como a las armas, que las carga el diablo.

A Koldo, y ya para terminar, le cuido más que si fuera un unicornio  azul, mi unicornio azul. Ya se sabe, cuestión de prioridades.

*FOTO: DE LA RED

*Dedicado con mucho cariño a Jose.

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