domingo, 5 de febrero de 2017

CORTARLE LOS PIES A DANI ROVIRA, NO ES LA SOLUCIÓN


Sería digno de comprobar si desde que han aparecido las redes sociales ha disminuido el número de visitantes a los psicólogos. 

Este vecino está convencido de que sí, de que muchos utilizan las redes, especialmente Twitter, porque Facebook, en teoría, es menos anónimo, para soltar todo el lastre que lleva dentro, y que se lo quiere endiñar al vecino, en especial si éste es famoso, que no nos equivoquemos, aunque tampoco serviría de excusa, no tiene por qué ser millonario.

Ayer, y este vecino se hizo eco de ello, en el anterior post (http://patxipe.blogspot.com.es/2017/02/el-boicot-como-truco-naif.html), ya se comentaba que la gala de los Goya al parecer se presentaba calentita, con un grupo que invitaba al boicot por, estaba en el aire, el bien de España.

Hoy voy a hablar de esa gala, pero no quiero llevar a engaño, no voy a comentar ni los premios, ni si estamos  de acuerdo o no, sino más bien del envoltorio, de lo que se veía  y te sugería.

Acabo de comprobarlo. Si buscas en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, el significado de “austero”,  viene una foto de la Gala de los Goya 2017.

Ante una gala tan austera he llegado a pensar hasta que la orquesta no tocaba, y era playback. De todas maneras, ha quedado claro que a Dani Rovira le han debido de pagar por palabra dicha. Por eso, el por qué de que le hayan dejado prodigarse tampoco.

Quizás el llenar el escenario durante toda la gala con  La Film Symphony Orchestrafuera para alejar posibles ansias de los guionistas de la misma, con llenar huecos con bailarines, siempre recordaremos esa especie de examen de claqué que en su primera edición, como presentador de los Goya, pasó el Señor Rovira.
A entender de este vecino del mundo, la gala estuvo no sé si un poco desangelada, pero sí que se demostró que se iba “solo” a entregar premios.

Se introducía,  agasajaba, a los presentes, durante unos dieciséis minutos a la gala, con un brillante-como-siempre Dani Rovira,  se daban agradecimientos de parte de los premiados por el premio recibido, que era lo que menos había durado, y… a otra cosa mariposa, es decir: Adiós y buenas noches.

Ayer se contaba con, y que se entienda, por favor, a este vecino del mundo, el inconveniente de que la Presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Ivonne Blake (toda una institución cinematográfica andante)no domina bien el castellano,  y su mensaje era lento. Estuvo bastante bien solventado con la idea de que la acompañara el Vicepresidente, Mariano Barroso, quien “soltó” la mayoría del discurso.

Y llegó el único premio que tenia ganador, ganadora en este caso, determinado desde antes de comenzar la Ceremonia: Goya de Honor, y la Señora Ana Belén demostró, desde el primer segundo, que había dos maneras de hacerlo: la corta y la larga. Y tras escoger la larga, optó además por demostrarnos, que era una buenísima actriz, ejerciendo más de una Gloria Swanson en "El crepúsculo de los dioses" (Sunset Boulevard),  sabiendo, y saliendo a demostrar, que era la reina de los tiempos y las pausas, hasta pidió un vaso/botella de agua. 

Sinceramente, este vecino del mundo se acordó, y lo echó de menos, del discurso, hace tan sólo dos años, de Antonio Banderas, que también requirió su tiempo, pero que para este vecino resultó mejor. Llegando a la conclusión, de que Doña Pilar Cuesta no se besó ella misma, porque no llegaba. Como hubiera dicho el Señor Bárcenas: una auténtica sobrada.

Y… poco más. Añadir, quizás, que si hacen un homenaje a los fallecidos, como todos los años, y me parece una idea excelente: ¿Por qué, durante la realización televisiva, le dan más importancia al músico que “ejecutaba” más las imágenes que la música, visto los resultados? No se veían ni las imágenes, ni la identificación de los fallecidos. Un despropósito.

Ya para terminar, y por elegir un modelo de dedicar un premio, y para los malpensados, o bien-pensados, no me quedaré precisamente con uno de los agradecimientos más cortos, pero sí con uno de los que sonó a más verdad, y, visto lo visto, totalmente improvisado: Goya a la mejor Actriz revelación, Anna Castillo, por su gran trabajo en “El olivo”.

El futuro del cine español es excelente. Eso sí, si no pensamos que todo el mundo está forrado, ni seguimos llamando, como ayer, al boicot. Y sobre las futuras galas, una realidad, las ceremonias duran un tiempo, y el que tenga prisa, pues... muy sencillo, que no vaya, ni vea, la ceremonia.


Otra sugerencia: este vecino del mundo le hubiera dado más cancha, ya que estaba contratado para ello,  a Dani Rovira, es un seguro para cualquier ceremonia, y la de ayer resultó un poco encorsetada. Y no fue la culpa del malagueño. Por cierto, el día que dejen de contratarlo para ello, aunque sea dentro de veinte años, los mismos de siempre, aunque ya mucho más viejos, le estarán esperando para recordarle que Manolete murió por su culpa.

*FOTO: DE LA RED

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