sábado, 8 de agosto de 2015

PASEANDO CON AFGANO, O EL IDIOMA UNIVERSAL EXISTE



Lo que cunde un simple paseo con el perro a primera hora de la mañana.
Reconozco que hoy el que ha sacado a pasear ha sido Afgano, mi bichón frisé, a mí.

Antes de nada, y ahora que ha salido el tema, muchos de mis lectores me han preguntado más de una vez, por qué si mi perro es un bichón frisé, se llama Afgano. Pues por eso precisamente, para romper con la monotonía y ver la vida de otra manera, como en realidad hago, al menos lo intento, con el blog, ver las cosas de otra manera. Así si alguien me dice, como diríamos coloquialmente, el enterado de turno: Tu perro es bichón frisé. Le puedo contestar con contundencia: Mi perro es Afgano (y no miento). Como dice la canción del inefable Pablo Alborán (que he llegado a la conclusión de que puede ser el hijo de Dios, porque está en todas partes) “Me llaman loco”, pero es una manera de estar vivo y comprobar que los demás me ven, no me fuera a pasar lo que le pasaba al personaje de Bruce Willis en “El sexto sentido”.

Como decía, hoy al sacarme mi perro de paseo, y ver la cantidad de sus congéneres que hacían lo mismo con los míos, he llegado a la conclusión de que un idioma único es posible, pero no es necesario que sea ni el inglés, ni el español…

Los perros nos entienden especialmente por el tono que empleamos al hablarles. Después, ya vienen ciertas palabras que mediante la reiteración llegan a entender muy bien, como ocurre con la palabra “No” cuyo sonido viene a ser muy parecido en muchos idiomas. Pero, lo más importante, y visto lo que ocurre con muchos animales, y entre ellos el perro, los sentimientos son lo más importante; la manera de mirarles, de tocarles.

El sentimiento es un idioma universal, una mirada, una sonrisa, se traducen por sí mismo, y lo más importante: las ganas de entenderse.
Este vecino del mundo siempre ha dicho, y está totalmente convencido de ello, que si tienes dinero, puedes ir tranquilamente a dar la vuelta al mundo, que todos te van a entender. Pero, en el lado contrario, aunque seas políglota si no tienes un euro, incluso como ocurre con lo que ahora se denomina como minorías, te puedes volver invisible.

Deberíamos, iba a decir "regalar", pero el término exacto es "dar", dar amor y buenos sentimientos, para que poco a poco la cosa fuera recíproca, y no es que este vecino se esté volviendo “ñoño” con los años, sino que realmente lo creo. 

El idioma de los sentimientos es universal y lo que es más importante: mueve fronteras, si es que no las llega a quitar.


Le voy a decir a Afgano, mi bichón frisé, que mañana me dé un paseo por otro lado, y ya os contaré a que otra reflexión he llegado.

*FOTO: DE LA RED

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